Cap�tulo 1
Esperar En El Se�or

Introducci�n

�Es usted llamado para ser un l�der en la Iglesia, pero teme que sus defectos o imperfecciones le impidan tener �xito? �Cree usted que es demasiado d�bil como para ser un l�der fuerte? Quiz�s ya ha sido impelido hacia una posici�n de liderato y est� afrontando frustraciones o tal vez fracasos. Si es as�, cobre �nimo, Dios tiene buenas nuevas para usted.

A. DIOS USA A LOS D�BILES
"El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas". (Is 40:29).

Cuando Dios llama a una persona para fungir como l�der, no le escoge sobre las bases de cu�n inteligente, talentosa o educada pueda ser. De hecho, esas son cosas que Dios tendr� que modificar (o algunas veces destruir) antes de que pueda usarnos. La Biblia dice: "Pues est� escrito: Destruir� la sabidur�a de los sabios, y desechar� el entendimiento de los entendidos". (1 Co 1:19).

El Ap�stol Pablo dice: "Porque lo loco de Dios es m�s sabio que los hombres; y lo flaco de Dios es m�s fuerte que los hombres. Porque mirad, hermanos, vuestra vocaci�n, que no sois muchos sabios seg�n la carne, no muchos poderosos, no muchos nobles.

Antes lo necio del mundo escogi� Dios, para avergonzar a los sabios; y lo flaco del mundo escogi� Dios, para avergonzar a lo fuerte; y…lo menospreciado escogi� Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es" (1 Co 1:25-28).

Esto es lo que el Ap�stol Pablo nos est� ense�ando: Es a trav�s de nuestras debilidades, vacilaciones y fracasos, que Dios revela Su sabidur�a. �l siempre exhibe Su poder cuando estamos sumidos en nuestras debilidades. Su poder se perfecciona en nuestras debilidades.

Un amigo m�o, es el Pastor Jack Hayford, comparti� una experiencia recientemente conmigo mientras predicaba la Palabra en Jap�n. Me dijo que Dios estaba plasmando en su mente la siguiente Escritura: "De la boca de los chiquitos y de los que maman, fundaste la fortaleza, a causa de tus enemigos, Para hacer callar al enemigo, y al que se venga". (Sal 8:2).

1. Derrotando Al Enemigo
�l estaba ense�ando a los pastores pentecostales de Jap�n que Dios utiliza las alabanzas de los ni�os y de los reci�n nacidos o de los que maman para derrotar a Sus enemigos. (Lea la escritura de Mateo 21:16). Es evidente que Dios se deleita en humillar a Satan�s por medio de usar los miembros m�s d�biles de Su creaci�n (a usted y a m�: Sus ni�os, Sus reci�n nacidos a la vida espiritual) para seguir derrotando los intentos del enemigo y vengador.

Mientras Jack viajaba de regreso a su casa de Jap�n, Dios le dio una visi�n. Vio un grupo de ni�os conduciendo a un reba�o de ovejas que daban balidos. Los ni�os iban glorificando a Dios y regocij�ndose en �l.

A medida que el pastor meditaba en esa visi�n, el Se�or le habl� diciendo: "He escogido el s�mbolo de ovejas y corderos para representar a mi pueblo, siendo que ellos simbolizan la debilidad y no tienen la habilidad para dirigir o salvarse a s� mismos.

No obstante, voy a tomar un grupo de ni�os que me alaben a medida que van guiando a un reba�o de ovejas que dan balidos y los usar� para que destruyan completamente a Satan�s y le derroten en cada asalto que lance".

Creo que el Pastor Hayford est� en lo cierto. Dios usa lo d�bil para destruir a Sus enemigos. Esto significa que �l puede usarnos a usted y a m�.


B. LAS PERSONAS QUE DIOS ESCOGE
A menudo me asombro con las personas que Dios escoge para hacer trabajos particulares.

1. Pablo
Por ejemplo, �l envi� a Pablo a predicar el evangelio a los gentiles paganos. �l hab�a estudiado las Escrituras a los pies de Gamaliel (quien era maestro de maestros de la secta de los fariseos). Como candidato al Sanedr�n (un grupo de hombres jud�os de gran prestigio, int�rpretes de las leyes religiosas en Israel), Pablo tuvo que memorizarse y citar (sin error) los primeros cinco libros del Antiguo Testamento (conocidos con el nombre de Pentateuco). Era un jud�o de un trasfondo cultural y educativo extraordinarios.

Desde el punto de vista humano, nadie pod�a estar m�s calificado que Pablo para la evangelizaci�n de los jud�os. No obstante, �a qui�nes fue enviado Pablo, para tal obra, de parte de Dios? No fue enviado a los jud�os de gran instrucci�n, sino a los pueblos iletrados y desechados bajo la clasificaci�n de gentiles. Estos tendr�an muy poco aprecio por el inmenso c�mulo de aprendizaje adquirido por Pablo y de su perfecto dominio de la ley jud�a.

Toda la fuerza natural de Pablo, toda su educaci�n, inteligencia y talentos ten�an que ser puestos a un lado. Dios ten�a que despojarle de todo eso, y le envi� al desierto de Arabia (de la misma manera que hizo con Mois�s, su antepasado) a fin de desvestirle all� de todas esas cosas de las que pudiera jactarse (lea G�latas 1:17; Fil 3:4-8).

En aquella "…tierra desierta y despoblada, por tierra seca y de sombra de muerte, por una tierra por la cual no pas� var�n, ni all� habit� hombre?" (Jer 2:6). Pablo aprendi� que su �xito como ministro de Dios ser�a �nicamente logrado por medio de echar a un lado "las cosas que… eran ganancias… reput�ndolas como p�rdidas… para ganar a Cristo" (Fil 3:7, 8).

�l aprendi� a proclamar el evangelio no "…con palabras persuasivas de humana sabidur�a, mas con demostraci�n del Esp�ritu y de poder" (1 Co 2:4).

Para convencer a las personas de que Jes�s era su Salvador, Pablo contaba m�s con el poder de operaci�n de milagros del Esp�ritu a trav�s de su persona, que con su habilidad como orador o predicador. Nosotros debemos hacer lo mismo.

2. Pedro
Aunque Pedro fue el instrumento usado para abrir las puertas de la fe a los gentiles (Hch 10), �l permaneci� en Jerusal�n entre la mayor�a de los jud�os selectos del imperio romano como: "El Ap�stol de los jud�os" (Ga 2:8). �Qu� calific� a Pedro para esa tarea? Por supuesto que no fue su gran ejecuci�n o educaci�n acad�mica. La Biblia le describe como "...hombres sin letra e ignorantes" (Hch 4:13). Era simplemente un pescador, pero Dios le calific� para el trabajo al revestirlo con el poder del Esp�ritu Santo.

C. C�MO LA DEBILIDAD PUEDE TORNARSE EN BENDICI�N
"El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas" (Is 40:29).

Se cuenta la historia de un ciego y un paral�tico que se hicieron muy buenos e inseparables amigos. �Qu� contribuy� a tal amistad?

El paral�tico pod�a ver perfectamente, pero no pod�a caminar. El ciego ten�a unas piernas fuertes, pero no pod�a ver. El paral�tico le ofreci� su habilidad para ver al ciego a cambio de su habilidad para moverse.

El ciego cargar�a con el paral�tico sobre sus espaldas. El paral�tico instruir�a al ciego respecto al camino en que deber�a andar y le advertir�a de los impedimentos en el sendero que pudieran hacerle tropezar.

Su mutua debilidad y necesidad los uni� a fin de aprovecharse de la ventaja o potencia que cada uno disfrutaba.


1. Dependencia En Dios
De la misma manera, nuestra ceguera e impotencia espiritual nos deber� conducir hacia unas relaciones de mutua dependencia con Dios en oraci�n, a fin de que nuestra potencia pueda reemplazar nuestra debilidad (flaqueza).

El autor del siguiente himno lo expres� hermosamente:

Su potencia se perfecciona en la debilidad.
Su poder no es para los fuertes.
�l otorga m�s gracia
A los d�biles en la carrera.
Su potencia se perfecciona en la debilidad.

Las debilidades personales que nos permiten estar conscientes de nuestra inhabilidad o falta de poder para ser un l�der, deber�n motivarnos a darle nuestros corazones a Dios en oraci�n (y algunas veces en ayunos). Si respondemos de esa manera, descubriremos que "El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas" (Is 40:29).

La actitud de dependencia en Dios atrae Su atenci�n y hace que �l sea atra�do hacia nosotros, manifestando Su poder a trav�s de canales humanos.

Nuestras imperfecciones son vistas como bendiciones disfrazadas, cuando �stas nos presionan a depender en Cristo.

No obstante, si en lugar de eso nos revolcamos en la compasi�n de nosotros mismos o en el auto-aborrecimiento, mirando hacia nuestro interior, buscando la comprensi�n de nuestros problemas; todo concluir� en un sentimiento de inferioridad.

2. Confiesa La Palabra
Lo que los psic�logos llaman "un complejo de inferioridad", es usualmente una preocupaci�n carnal por nosotros mismos (conscientes de nosotros mismos). Esto puede resultar tener una perspectiva de s� mismo que diga: "No soy bueno. Soy meramente un fracaso... Dios nunca podr� usarme". Esta clase de auto-evaluaci�n personal conduce a una depresi�n o des�nimo total.

Escuch� a Billy Graham decir: "Dios nunca puede utilizar a un sirviente desanimado". �Esto es cierto! Es vital que superemos tales actitudes por medio de lo que confesemos de nosotros mismos (Ap 12:11).

Por medio de decir acerca de s� mismos lo que la Biblia dice de nosotros, somos m�s que vencedores. La Biblia dice: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Fil 4:13).

"He aqu� os doy potestad de hollar serpientes y sobre los escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os da�ar�" (Lc 10:19).

Haremos proezas a trav�s de nuestro Dios.
Es �l quien hollar� nuestros enemigos.
Cantaremos y aclamaremos la victoria.
�Cristo es Rey! �Cristo es Rey!

No debemos confundir un complejo de inferioridad con la mansedumbre de la Escritura. La cual Dios bendice. No es la misma cosa.

3. Ac�rcate En Oraci�n.
La clase de flaqueza (debilidad) a la cual Dios responde, es aqu�lla que produce una sensaci�n de dependencia en �l. Cuando oramos: "Oh Dios, te necesito y no puedo arregl�rmelas sin ti", de seguro que �l obra para nuestro bien. Venimos a ser como el rey David cuando or�: "…mi alma tiene sed de Dios" (Sal 63:1; 84:2).

Esta sensaci�n de necesidad contribuye al desarrollo de una vida devocional y de oraci�n saludable.

As� es como debe una vida cristiana funcionar. �Cierto?

En contraste con lo anterior, una vida egoc�ntrica de seguro que nos paralizar�. Es una barrera que impedir� que el poder de Dios fluya a trav�s de nosotros. Es vital que renuncie a esa clase de carnalidad y se torne de ella. Reconozca que Dios es la fortaleza de su vida y que no necesita sentir temor (Sal 27:1). Dios se mostrar� poderoso a favor de los que le reverencian, adoran y dependen de �l.

4. Reemplaza Tus Fuerzas Por Sus Fuerzas
"Los mancebos se fatigan y se cansan, los mozos flaquean y caen; pero los que esperan a Jehov� tendr�n nuevas [renovar�n] fuerzas…" (Is 40:30, 31).

La frase clave en este vers�culo es "tendr�n nuevas", que podr�a ser traducida mejor por el t�rmino "renovar". A medida que esperamos en el Se�or, �l tomar� nuestras fuerzas y las reemplazar� con las Suyas.

No es cuesti�n de combinar nuestras fuerzas con las Suyas, sino m�s bien la completa eliminaci�n de nuestras fuerzas, a fin de que �l implante las Suyas. Dios est� diciendo: "Si eres fuerte en tu opini�n, yo no puedo usarte. Si puedes hacerlo por ti mismo, entonces no me necesitas".

�Qu� nos pide el Se�or que hagamos antes de que �l "renueve o cambie" nuestras fuerzas por las Suyas?

a. Reconozca Su Necesidad. El rey David escribi�: "Este pobre clam�, y oy�le Jehov�, Y libr�lo de todas sus angustias" (Sal 34:6).

Asaf reconoci� su debilidad y necesidad de Dios en las siguientes palabras llenas de emoci�n: "Mas yo era ignorante, y no entend�a: Era como una bestia acerca de ti" (Sal 73:22).

Ambos, David y Asaf, recibieron fuerzas de Dios porque estuvieron dispuestos a reconocer humildemente su necesidad y debilidad. Hay una palabra poderosa de promesa para todos los que hagan eso mismo.

"Los afligidos y menesterosos buscan las aguas, que no hay; sec�se de sed su lengua; yo Jehov� los oir�, yo el Dios de Israel no los desamparar�.

En los altos abrir� r�os, y fuentes en mitad de los llanos: tornar� el desierto en estanques de aguas, y en manaderos de aguas la tierra seca.

…Porque vean y conozcan, y adviertan y entiendan todos, que la mano de Jehov� hace esto…" (Is 41:17-20).

1) Pablo: Un Ejemplo. Pablo descubri� que si reconoc�a las �reas de necesidad y debilidad en su vida, ello traer�a como resultado la potencia de Dios sobre �l en medidas m�s portentosas.

�l escribi�: "Y porque la grandeza de las revelaciones no me levante descomedidamente, me es dado un aguij�n en mi carne, un mensajero de Satan�s que me abofetee…por lo cual tres veces he rogado al Se�or, que lo quite de m�" (2 Co 12:7,8).

Y �c�mo contest� Dios la petici�n de Pablo para que trajera alivio de aquel aguij�n que le atormentaba en su debilidad? "B�state mi gracia; porque mi potencia en la [tu] flaqueza se perfecciona [es completa]" (v 9).

Ahora puede entender el porqu� Pablo dice: "Por tanto, de buena gana me gloriar� m�s bien en mis flaquezas, porque habite en m� la potencia de Cristo. Por lo cual me gozo en las flaquezas, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias por Cristo; porque cuando soy flaco, entonces soy poderoso" (2 Co 12:9, 10).

Este es el principio a trav�s del cual opera el poder del evangelio. Cuando somos d�biles y percibimos nuestra gran necesidad de Dios, esto hace que seamos completamente dependientes de �l. Esto nos motiva a emplear mucho m�s tiempo en oraci�n. �El resultado? �Venimos a ser m�s potentes!
D. APRENDIENDO A ESPERAR EN DIOS
"Mas los que esperan a Jehov� tendr�n nuevas fuerzas; levantar�n las alas como �guilas, correr�n y no se cansar�n, caminar�n y no se fatigar�n" (Is 40:31).

1. Dos Conceptos
�Qu� quiere decir la Biblia cuando dice: "...los que esperan en Jehov�?" Hay dos conceptos envueltos en el asunto de "esperar en Jehov�". Estos son los siguientes:

a. Esperar En El Tiempo De Dios. En otras palabras, no tomar una acci�n mayor hasta que �l le muestre que es el tiempo de actuar.

b. Esperando En Ayuno Y Oraci�n. Emplear tiempo en oraci�n ante la presencia de Dios en servicios devocionales, algunas veces conjuntamente con ayuno y oraci�n.

2. Esperando En El Tiempo De Dios
�Podr�a compartir un testimonio personal con usted? El Se�or me llam� a Su servicio en 1948, a la edad de 16 a�os, en una iglesia del Norte de Hollywood, California. Nac� de nuevo y fui bautizado con el Esp�ritu Santo, pero no comprend�a la necesidad de rendir mi voluntad y planes completamente al Se�or.

La "vida m�s profunda" de la consigna cristiana no ten�a mucha apelaci�n para m�. Ya hab�a decidido lo que iba a hacer con mi vida y el ser un ministro o misionero no era parte de tal plan.

Durante el verano del a�o 1948, la mano de Dios cay� pesadamente sobre mi vida. Acontecieron eventos que me hicieron sentir como si hubiera sido lanzado sobre el piso en actitud de oraci�n. Muchas veces me encontr� postrado en el suelo y l�grimas corr�an a torrentes por mi rostro. Estaba clamando en oraci�n a Dios.

Haciendo reminiscencia, considero que muchas de aquellas l�grimas eran de resistencia al llamado de Dios. Quer�a las cosas a mi manera y Dios quer�a las cosas a Su manera. Este conflicto de voluntades, mi voluntad contra la de Dios, estaba creando una lucha interna que terminar�a en la muerte: la muerte de mi voluntad.

Despu�s de tres meses de conflicto espiritual intenso, rend� mi vida para hacer lo que Dios deseaba. �l quer�a que fuera por todo el mundo a predicar el evangelio.

a. �Ir� Ahora! Cuando finalmente me rend� a la voluntad de Dios, le dije: "Ir� a cualquier lugar que t� quieras que vaya. Ser� lo que quieras que sea". Con este rendimiento total de mi voluntad a la voluntad de Dios, ya estaba listo para IR, AHORA MISMO.

No hab�a tiempo que perder (esa era mi creencia). "�Vayamos ahora mismo, Dios! �Estoy listo! �Estoy listo! �El tiempo es corto! La era Nuclear est� aqu�. �El mundo va de camino hacia su fin! Estoy listo para salir a evangelizar a todo el mundo. Yo solo si es necesario."

En mi entusiasmo y optimismo juvenil (y debo agregar, ignorancia), estaba esperando ser un "ganador maravilla del mundo" en un instante.

Como puede ver, mi pensamiento hab�a sido moldeado por la teolog�a de mi iglesia. Nuestros pastores enfatizaban el pronto retorno de nuestro Se�or en las nubes. La segunda venida de Cristo era predicada constantemente desde el p�lpito. Si no era el pastor, el evangelista invitado lo hac�a. As� que, esperaba que Jes�s apareciera de un momento a otro.

Recuerdo una votaci�n que se tom� en la clase de escuela dominical de los j�venes en el verano de 1948. Se nos pregunt�: "�Cu�nto tiempo faltar� para la venida del Se�or?" Ninguno de los 50 j�venes que formaban la clase cre�a que Dios pudiera tardar la venida de Su Hijo al mundo m�s all� de 1950.

La II Guerra Mundial acababa de concluir. El conflicto coreano estaba hirviendo a fuego lento. La amenaza de un holocausto nuclear parec�a inminente. Consideraba que cualquier cosa que Dios fuera a hacer, tendr�a que ser hecha al momento. No hab�a tiempo que perder.

Con una comisi�n de evangelizar al mundo y solamente dos a�os para hacerlo, era imperativo que se comenzara inmediatamente.

�Cu�l era la respuesta de Dios para mi gran sentido de urgencia?

b. �Aprendiendo A Esperar! Ten�a que aprender que a pesar de cu�l fuera mi interpretaci�n de los eventos mundiales, cualquiera que fuera mi sentido de urgencia, Dios obra en Su propio tiempo, y no en el m�o. Cuando usted siente "comez�n" de salir a la acci�n, lo m�s dif�cil en el mundo es tener que esperar.

No estaba entrenado (preparado) para salir a predicar. Es verdad que hab�a sido "llamado" pero el llamamiento y "orden de salida" de parte de Dios son dos cosas diferentes. No sab�a esto para ese tiempo, pero Dios no estaba preocupado en lo absoluto respecto a la situaci�n mundial en 1948. Yo s� lo estaba, pero �l no. �l hab�a preparado mi entrenamiento y preparaci�n. Toda mi ansiedad e impaciencia no hizo que �l aligerara Su itinerario o programa ni un solo minuto.

No lo entend�a para entonces, pero estaba esforz�ndome en entrar a la batalla y pelear con mis propias fuerzas. Dios sab�a que me esperaba la destrucci�n si hubiera salido sin preparaci�n. Por consiguiente, hizo que esperara hasta que recibiera el entrenamiento y la experiencia adecuada. A trav�s de esos a�os de esperar en Dios, aprend� que nunca debo "…traspasar la palabra de Jehov� mi Dios, para hacer cosa chica ni grande" (Nm 22:18).

c. Dios Controla El Tiempo. La Biblia dice: "…venido el cumplimiento del tiempo, Dios envi� a su Hijo…" (Ga 4:4). Dios controla los tiempos y las estaciones. �l ya ten�a en Su programa el tiempo en el cual enviar�a a Jes�s al mundo. �l tiene un tiempo para todas las cosas. Espere en el tiempo de Dios. No se adelante ni se atrase, sino espere en Dios. �l le revelar� su tiempo.

Los tiempos y estaciones est�n bajo el control del poder de Dios (Hch 1:7). Por lo tanto, aprendamos a esperar pacientemente en �l. �l nos revelar� los tiempos y estaciones cuando necesitemos conocerlas.

3. Esperando En Oraci�n Y Ayuno
"No sean avergonzados… los que te esperan… No sean confusos por m� los que te buscan..." (Sal 69:6).

Si es que esperamos "renovar" nuestras limitadas fuerzas (como un intercambio) por el ilimitado poder de Dios, vamos a tener que establecer un h�bito devocional consistente y diario. El disciplinarnos a nosotros mismos para sacar tiempos de oraci�n y ayuno regularmente, es una de las cosas m�s dif�ciles de hacer para la mayor�a de los l�deres en la Iglesia.

Las presiones de las actividades e itinerarios diarios, nos roban estos tiempos devocionales tan esenciales con el Se�or.

a. �C�mo Ayudan Los Tiempos Devocionales Diarios? Trate este experimento. Llene un c�ntaro con agua hasta arriba. Ll�nelo de tal forma que una gota de agua m�s haga que se derrame. Luego comience a dejar caer al fondo del mismo piedras del tama�o de su mano. �Qu� sucede? Con cada piedra que cae dentro del c�ntaro, una cantidad igual se derrama fuera del mismo.

Esa es la forma en que renovamos nuestras fuerzas con las de Dios. Estamos saturados del agua de nuestras propias fuerzas. A medida que empleamos tiempo en oraci�n, Dios comienza a dejar caer las piedras de Su potencia y poder. Estas piedras de gracia, desplazan el agua de las actitudes negativas y la incredulidad; las piedras de la dependencia en Dios, desplazan las aguas estancadas de actitudes como: "puedo hacerlo sin Dios". Sus capacidades divinas saturar�n nuestras vidas, y nuestra falta de poder es reemplazada por Sus fuerzas.

�C�mo puedo hacer que la fortaleza de Dios llene mi vida? Este es un proceso compuesto: natural-sobrenatural. Si usted emplea tiempo en oraci�n diariamente, ser� un proceso en continuo crecimiento. Un ni�o no crece ni llega a ser fuerte como un adulto por medio de pensar que lo es o tratando de esforzarse en crecer por s� mismo. Este, es un proceso natural que ocurre como resultado de una dieta y ejercicio apropiados.

De igual manera, si un l�der de la Iglesia emplea tiempo leyendo la Biblia y orando diariamente, tal nutrici�n espiritual motivar� el aumento del poder de Dios en su vida. La renovaci�n o intercambio de sus fuerzas por las de Dios, tomar� lugar gradual y consistentemente.

b. �C�mo Debo Conducir Mi Tiempo Devocional? El siguiente bosquejo fue adaptado de una serie de mensajes de la Revista HECHOS sobre el tema: "Renovando El H�bito Devocional". �ste ha sido de gran utilidad para m� en mis tiempos devocionales.

1) Confesar Su Pecado. P�dale al Se�or que le traiga a la memoria cualquier pecado sin confesar. Reconozca o admita tales pecados ante Dios y p�dale que le perdone y limpie de ellos (1 Jn 1:9,10).

2) Alabar A Dios. Luego, tome tiempo para dar gracias y alabar a Dios por lo que es y por lo que ha hecho (Sal 100).

3) Entr�guese Cada D�a En Manos De Dios. D�gale cu�nto necesita Su direcci�n y control. P�dale que le dirija y obedezca cada una de las instrucciones que sienta que �l le est� dando en oraci�n.

4) Ore Por Su Familia, Iglesia Y Creyentes. Ore por los miembros y l�deres de su iglesia. Ore por los creyentes en otras partes del mundo. Ore por los hu�rfanos y viudas (los que no tienen familia).

5) Ore Por Los L�deres Misioneros Y La Evangelizaci�n. Ore por sus l�deres espirituales. Ore por las tribus y grupos �tnicos en la comunidad de su mundo quienes todav�a necesitan el evangelio. Ore por los misioneros y por la evangelizaci�n de las dem�s naciones.

6) Ore En Otras Lenguas, deje que la unci�n del Esp�ritu Santo descienda sobre usted y ore en otras lenguas y ore por la interpretaci�n de sus oraciones en tales lenguas (1 Co 14:13, 14).

7) Escriba Lo Que El Se�or Le D� Y H�galo. Tome una actitud de obediencia en respuesta a cualquier cosa que Dios le otorgue en oraci�n.

c. �C�mo Nos Ayudan Las Tribulaciones? Pedro nos amonest�: "… no os maravill�is cuando sois examinados por fuego, lo cual se hace para vuestra prueba, como si alguna cosa peregrina os aconteciese" (1 P 4:12).

Un ministro anciano amigo m�o, me dijo hace unos a�os: "Hermano Ralph, cuando usted se esfuerza en seguir a Dios, el mundo se le opone. Cuando usted trata de adentrarse m�s en Dios, su naturaleza carnal le har� resistencia. Cuando trata de elevarse m�s con Dios, las potestades y poderes demon�acos que habitan en los aires le declarar�n la guerra".

De ninguna otra manera confrontamos m�s resistencia que cuando decidimos establecer un tiempo devocional diario para esperar en Dios. Cuando hace la seria decisi�n de buscar el rostro de Dios, tiene que estar dispuesto a afrontar oposiciones y pruebas.

Es de gran consuelo saber que a pesar de las pruebas y tribulaciones, "…todas las cosas les ayudan a bien a los que a Dios aman, a saber, a los que conforme al prop�sito son llamados" (Ro 8:28).

A medida que esperamos en Dios, �l enciende el fuego de las aflicciones, las pruebas y tentaciones, a fin de pasar nuestras vidas por el fuego purificador. Cuando lleguemos al "punto de ebullici�n", dos cosas suceden como resultado:

1) La escoria (impurezas) del pecado y del yo es purificada.

2) El poder de Dios comienza a obrar en nosotros y a trav�s de nosotros con consecuencias emocionantes y sobrenaturales.

Cuando coloca una olla de cocina llena de agua sobre el fuego, el agua hervir� eventualmente. Usted no podr� acelerarla para que hierva, ni prevenir que hierva por medio de observar el agua, ni tampoco podr� lograrlo si la menea o la ignora. A pesar de lo que haga, el agua hervir� a su debido tiempo cuando alcance la temperatura apropiada. La ebullici�n o hervor, es el resultado de la aplicaci�n del calor del agua sobre s� misma.

De la misma manera, cuando pasamos por el fuego de las aflicciones o tribulaciones, suceden cosas en nuestro interior sin ning�n esfuerzo de nuestra parte. �stas, son producto del calor de Dios cuando es aplicado al agua de la naturaleza humana. Es entonces cuando experimentamos cambios internos. Nuestros motivos son purificados. Nuestro deseo de pecar es calcinado. "… el que ha padecido en la carne, ces� de pecado" (1 P 4:1).

S�, esto es cierto: "… pero los que esperan a Jehov� [por Su tiempo ya designado en oraci�n y ayuno], tendr�n nuevas fuerzas…" (Is 40:30, 31).


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