Cap�tulo 3
Obedecer La Voz De Dios

"Luego la fe es por el oir...la palabra [rema] de Dios" (Ro 10:17).

A. LOGOS Y RHEMA
Existen dos t�rminos griegos que traducidos quieren decir "palabra" en nuestras Biblias en espa�ol. "LOGOS" y "RHEMA". Logos a menudo se refiere al "verbo o palabra" viviente o que da vida.

[Nota del editor: Los siguientes ejemplos no exponen significados tan exactos o precisos en el uso de estas palabras griegas. Son dados como ejemplos de la idea que el autor procura explicar con relaci�n a las palabras logos y rhema.]

Jes�s dijo: "Escrito [logos] est�: No con s�lo el pan vivir� el hombre, mas con toda palabra [rema] que sale de la boca de Dios" (Mt 4:4).

De los bereanos se dijo: "Y fueron �stos m�s nobles que los que estaban en Tesal�nica, pues recibieron la palabra [rema] con toda solicitud, escudri�ando cada d�a las Escrituras [logos], si estas cosas eran as�." (Hch 17:11).

Estos vers�culos ilustran el v�nculo inseparable entre logos y rhema. Siempre operan juntos. Es vital que conozcamos las Escrituras (logos), a fin de juzgar si la palabra (rhema) que recibimos en realidad viene de parte del Se�or o de alg�n otro esp�ritu. El Esp�ritu Santo (rhema) y la Santa Biblia (logos) siempre concuerdan.

Jes�s dijo de los fariseos: "Err�is ignorando las Escrituras [logos], y el poder [rema] de Dios" (Mt 22:29). Los fariseos de la �poca de Jes�s no conoc�an el logos ni la rhema.

Muchos l�deres de la Iglesia no conocen ni las Escrituras, ni tampoco el poder de Dios. Tales dirigentes e iglesias hacen vomitar a Dios (Ap 3:15).

Hay otros l�deres en la Iglesia que conocen las Escrituras, pero desconocen el poder de Dios. Estos usualmente se marchitan.

Por el contrario, hay otros que conocen el poder de Dios, pero desconocen la Biblia. Estos usualmente explotan.

Si usted conoce ambos, las Escrituras y el poder de Dios, ello har� que usted y su iglesia crezcan.

1. Una Rhema De Dios
Una palabra rema, es usualmente una comunicaci�n de Dios dise�ada y revestida de poder para su aplicaci�n a una situaci�n espec�fica. Cuando estamos leyendo la Biblia y un cierto vers�culo nos inunda repentinamente con poder, estamos recibiendo una rhema (palabra viva) para nuestra necesidad personal.

Cuando hemos estado orando por la sabidur�a de Dios o Su respuesta para un problema sin soluci�n y de repente �l nos comunica tal soluci�n al coraz�n en t�rminos pr�cticamente claros, eso es lo que denominamos rhema.

Cuando estamos envueltos en alguna actividad relacionada con el ministerio y recibimos una impresi�n moment�nea para tomar una acci�n espec�fica, la cual resulta en una gran bendici�n, eso es rhema. [Una advertencia: No debemos asumir que todo impulso, impresi�n o sensaci�n es rhema. Ninguna palabra rhema ser� contraria a la Escritura (logos) de la Eterna Palabra de Dios.]

Si estoy enfermo, puedo abrir mi Biblia y leer: "…por la herida del cual hab�is sido sanados" (1 P 2:24). Tengo la Palabra (logos) que me dice que la voluntad de Dios es sanarme. Sin embargo, puede ser que no sea sanado cuando leo tal vers�culo.

a. Pedro Y El Hombre Cojo. El hombre cojo (Hechos 3) que pon�an a la puerta del templo por a�os, no fue sanado por Jes�s en las muchas ocasiones que hab�a entrado y salido al templo mientras estaba ministrando por los alrededores.

Pedro, lleno de vigor por la experiencia Pentecostal recibida hac�a poco, iba para el templo a orar. Cuando el cojo le pidi� una limosna, Pedro recibi� un rhema para �l. "�Mira a nosotros... Ni tengo plata ni oro; mas lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo de Nazaret lev�ntate y anda!"

Instant�neamente, el cojo salt� y sigui� a Pedro hacia el interior del templo caminando, saltando y alabando a Dios. Puede ser que el cojo tuviera conocimiento del vers�culo b�blico en �xodo 15:26: "Yo soy Jehov� [Rafa] tu Sanador". No obstante, no fue sanado hasta que Pedro escuch� la voz de Dios y le habl� la palabra que da vida (rhema).

"Luego la fe es por el o�r; y el oir por la palabra [rhema] de Dios" (Ro 10:17). Cuando Dios le habla a usted, recibe fe. Si responde obedientemente a lo que Dios le ha dicho, de seguro que experimentar� milagros en su vida como los que hicieron los hombres de Dios en los tiempos b�blicos.

b. Milagro En Hebei. Hace aproximadamente quince a�os, estuve en Hebei ministrando la Palabra con el Evangelista D'Sousa de Taiw�n. �l me invit� a visitar un enfermo que estaba postrado en cama. Cuando llegamos a la casa del enfermo y comenzamos a orar por �l, percib� que el Esp�ritu Santo me estaba dando un mensaje para el hombre.

Le dije al hermano D'Sousa: "�Podr�as traducir al espa�ol este mensaje del Se�or?"

- "�S� adelante!" - me contest�.

- "Dile a este hermano que el Se�or dice que a menos que se arrepienta, de seguro que morir�."

El hermano D'Sousa interpret� el mensaje al enfermo. El esp�ritu de contrici�n vino sobre �l y comenz� a llorar sin control. Estaba orando y clamando tan fuertemente que su peque�a cama donde yac�a se mov�a hacia adelante y hacia atr�s.

La palabra del Se�or (rhema) vino sobre m� nuevamente. "Toma al hombre de la mano y dile que se levante y camine en el nombre de Jes�s."

Nuevamente el Evangelista D'Sousa le interpret� mis palabras. Le tom� de la mano y comenc� a levantarle de la cama con cuidado. Se levant� lentamente y se puso de pie con alguna dificultad. Repentinamente comenz� a dar aclamaciones y a saltar por toda la rec�mara. Hab�a sido sanado milagrosamente en unos cuantos minutos.

M�s tarde me enter� que era un miembro descarriado de la iglesia, quien antes de su conversi�n hab�a sido un pandillero notorio y que hab�a matado a varios hombres.

Se hab�a apartado del Se�or y, una vez en el pecado, fue azotado de una enfermedad incurable del coraz�n y de los ri�ones. Estaba en tan mal estado de salud que los doctores hab�an dado �rdenes de que nadie lo moviera, pues ello, podr�a causar su muerte. (Me alegr� de no saber nada de eso, tal vez hubiera sentido temor de obedecer al Se�or)

Esa noche acudi� al auditorio donde la cruzada de salvaci�n y sanidad divina iba a ser conducida y dio su testimonio p�blicamente. Dado a que era muy bien conocido en la comunidad, el impacto de su testimonio fue muy efectivo. Muchas almas vinieron a Cristo para salvaci�n y sanidad divina como resultado.

B. RELACI�N, NO UNA F�RMULA
Necesitamos entender que la palabra que da vida de Dios, raras veces viene en respuesta a las f�rmulas religiosas. Jes�s san� a un ciego por medio de mezclar saliva con lodo, el cual, aplic� a los ojos del ciego. Luego le dijo que fuera al estanque de Silo� a lavarse o limpiar el lodo de sus ojos; cuando obedeci� Su orden, fue sanado (Juan 9).

Si yo tomara lodo, escupiera sobre �l y lo untara en los ojos de un ciego, lo m�s probable es que el lodo caiga dentro de sus ojos. Ahora, si Dios me dice que lo haga (como se lo dijo a Jes�s), entonces, el ciego ser�a sanado.

No es la forma o f�rmula, sino m�s bien el escuchar la voz de Dios y obedecerla. En otras ocasiones, Jes�s san� diversos ciegos utilizando otros medios (Mt 9:29; Mr 10:52).

El secreto del ministerio de Jes�s radic� en Su relaci�n �ntima con el Padre celestial. Cristo declar�: "Porque yo, lo que a �l agrada, hago siempre" (Jn 8:29). Siendo que la condici�n del coraz�n de Jes�s siempre era perfecta con Su Padre celestial, pod�a escuchar y obedecer Su voz con facilidad.

Jes�s lo dijo bien claro: "No puede el Hijo hacer nada por s� mismo, sino lo que viere hacer al Padre; porque todo lo que �l hace, esto tambi�n hace el Hijo juntamente" (Jn 5:19).

1. Pasar Tiempo Con Dios
Jes�s conoc�a las Escrituras. �l confundi� a los sabios en el templo, cuando ten�a doce a�os de edad, con Sus conocimientos de la Biblia. No obstante, el secreto de Su ministerio radicaba en Su sensibilidad a la Voz del Padre, haciendo lo que hab�a visto hacer al Padre y en la misma forma que �l hac�a las cosas.

Cuando Jes�s necesitaba escuchar la voz del Padre, se apartaba a lugares aislados para pasar alg�n tiempo en oraci�n (y otras veces en ayuno). Usted recuerda que el ministerio de Jes�s comenz� con cuarenta d�as de ayuno y oraci�n. En muchas ocasiones posteriores, lo encontramos pasando noches enteras en oraci�n (como en el tiempo en que estableci� a Sus Doce Ap�stoles). Lo encontramos apart�ndose de la multitud para irse a lugares desiertos a orar.

De esa vida devocional emergi� Su sensibilidad para escuchar la voz del Padre. �Ha desarrollado usted esas mismas relaciones con el Padre en tiempos de oraci�n y ayunos? Si no lo ha hecho, �por qu� no lo trata y ve lo que sucede? De seguro que se sorprender�.

C. LO REAL, NO SUSTITUTOS
Desear�a que las escuelas b�blicas y seminarios enfatizaran m�s la ense�anza de moverse en los dones del Esp�ritu Santo y c�mo escuchar la voz de Dios.

1. La Palabra Y Esp�ritu De Dios, No Conocimiento Acad�mico
Doy gracias al Padre por hombres como el Dr. John Wimber, Dr. Peter Wagner y Dr. Donald McGavran, estos valientes siervos de Dios, sobresalen en la historia de nuestra naci�n como hombres que reconocieron la importancia del Esp�ritu Santo en el trabajo del evangelismo y la vida de la Iglesia.

Ellos no fueron como sus contempor�neos que acentuaron filosof�a, literatura, historia, psicolog�a y docenas de otras materias, en vez de la Biblia. Estos hombres, le ense�aron a otros a prepararse para una guerra espiritual contra Satan�s y sus demonios.

Les ense�aron c�mo sanar a los enfermos, echar fuera demonios, predicar el Evangelio con milagros confirmando el ministerio de la Palabra. En vez de mandar a estudiantes con t�tulos de teolog�a, levantaron hombres encendidos con el Esp�ritu, que podr�an dispersar las tinieblas demon�acas que cubren nuestro mundo.

Necesitamos hombres como Felipe, quien descendi� a la ciudad de Samaria y predic� a Cristo con poder. La Biblia dice: "Y las gentes escuchaban atentamente un�nimes las cosas que dec�a Felipe, oyendo y viendo las se�ales que hac�a. Porque de muchos que ten�an esp�ritus inmundos, sal�an �stos dando grandes voces; y muchos paral�ticos y cojos eran sanados" (Hch 8:6, 7).

Nuestras instituciones de entrenamiento, deben transformar a los hombres en l�deres de fe como Esteban y Felipe; hombres que desaf�en los poderes de las tinieblas y triunfen en el proceso. Entonces veremos el cumplimiento de lo que nos dice Mateo 24:14: "Y ser� predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones [naciones del mundo]".


2. Fe, No Orgullo
Si continuamos sustituyendo el rhema de Dios por el conocimiento acad�mico, estamos destinados al fracaso. Uno de los peligros mayores de la educaci�n superior es que torna a las personas en hombres arrogantes (orgullosos), en lugar de en hombres de fe. Parafraseando a Pablo: "La ciencia hincha, mas la caridad [amor] edifica" (1 Co 8:1).

No adoremos en el altar del conocimiento secular, no pongamos nuestra fe en la sabidur�a y tecnolog�a acad�mica, lo cual, solo puede proveer un sustituto conveniente pero sin frutos del poder de Dios en nuestras vidas y ministerio. Por el contrario, procuremos ser oidores y hacedores de la Palabra de Dios. Aprendamos a escuchar Su voz.

D. EL MENSAJE, NO LAS CONSTRUCCIONES
Los l�deres o dirigentes de iglesias en las naciones occidentales, a menudo compensan la falta de poder y habilidad para escuchar la voz del Se�or, por la inversi�n de millones de d�lares en catedrales impresionantes y santuarios muy lujosos. Ellos piensan que eso atraer� al mundo y a las personas a su iglesia.

A medida que estudie la historia de la iglesia, descubrir� que entre m�s descarriada est� la iglesia, m�s dinero gastar�n sus l�deres en estructuras, lo cual, ayud� muy poco en la salvaci�n de los perdidos o en la tarea de difundir el evangelio. Lo que tal vez hicieron dichas estructuras fue cumplir un prop�sito principal: satisficieron las pasiones de los l�deres eclesi�sticos y promovieron el orgullo de los miembros afluentes.

Si observa c�mo tales iglesias operan, recibir� la impresi�n clara de que las �ltimas palabras de Jes�s para estos l�deres fueron: "Id por todo el mundo y edificad catedrales para cada criatura". La prioridad principal de la mayor�a de sus l�deres es "edificar un establo m�s grande".

1. Prioridades De Dios
Lo que realmente dijo Jes�s fue: "…Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura" (Mr 16:15). Dios ha puesto prioridad en la predicaci�n del mensaje, no en las construcciones. Dios coloca el �nfasis en el ayudar las almas. El hombre lo pone en las construcciones.

Uno no puede evitar comparar la conducta de los l�deres de la iglesia con la de nuestro Se�or. �l escogi� un establo como el lugar para Su nacimiento; vivi� como parte de una familia de un carpintero pobre en Nazaret y nos dijo que hab�a venido a predicar el evangelio a los pobres. No ten�a un lugar donde reclinar Su cabeza durante los a�os de Su ministerio. Cuando muri�, fue cubierto con un manto prestado. Su cuerpo fue puesto en una tumba prestada durante aquellas horas de gloriosa conquista sobre la muerte, el infierno y la tumba. �l se hizo pobre por amor a nosotros.

Por consiguiente, �de d�nde reciben autoridad los l�deres de la Iglesia para desperdiciar los recursos de la Iglesia en catedrales llamativas y santuarios lujosos cuando todav�a hay dos billones de personas que no han escuchado el evangelio?

No hay un registro que diga que los cristianos primitivos se dedicaran a la construcci�n de edificios eclesi�sticos hasta el tercer siglo cuando Constantino, el primer Emperador Romano "cristiano", mezcl� la iglesia con la pol�tica.

La influencia de Constantino fue espiritualmente perjudicial y desastrosa para la Iglesia. Una vez que la Iglesia vino a ser respetable y rica, su poder con Dios desapareci�. Lo que hab�a sido un organismo vivo, esparciendo vida y bendiciones por todas partes, se convirti� en una instituci�n muerta, proliferando "forma sin unci�n", desprovista de la Palabra y el poder de Dios. Pablo nos amonest�: "… Y a �stos evita" (2 Ti 3:5).

2. La Iglesia En China: Un Ejemplo
China muestra un caso de estudio interesante de lo que puede ocurrir cuando una iglesia es liberada del af�n de construir catedrales y edificios eclesi�sticos elaborados.

Desde antes de los cambios en 1950, Dios levant� obras que reconocieron la mano de Dios sobre China y su cultura.
En vez de confiar en las costumbres Occidentales, se dieron cuenta que muchos aspectos de la cultura China armonizaban con las Escrituras, tales como: la fuerza y estructura de la familia China y la importancia dada al hogar como lugar de adoraci�n.

Por ello, muchos de los creyentes Chinos se reun�an como familias, en hogares, a adorar y a orar al Dios viviente.

Podemos entender el porqu� despu�s de 1950 (cuando todos los misioneros Occidentales fueron forzados a salir de China) millones de hermanos y hermanas de todo el pa�s han encontrado satisfacci�n espiritual, no en el estilo Occidental de Catedrales, sino a trav�s de una creciente red de iglesias en hogares.

Los cristianos chinos comenzaron a compartir su fe con sus parientes y amigos. A trav�s del "evangelismo relacional" (evangelismo que se esparce de pariente a pariente), un crecimiento eclesial milagroso comenz� a tomar lugar en la Iglesia en China.

En el a�o 1952 despu�s de 120 a�os de actividad misionera occidental, hab�a un promedio de dos millones de creyentes chinos. Veinte a�os m�s tarde (1972), cuando China abri� sus puertas al occidente de nuevo, se descubri� que hab�a 20 millones de cristianos en China. Al presente (1990), fuentes confiables registran un promedio de 50 a 60 millones de cristianos en China.

�Por qu� este crecimiento dram�tico? Librados del dinero de los misioneros occidentales (que es a menudo una influencia controladora) y de sus costumbres, la iglesia china se adapt� r�pidamente a los m�todos que eran m�s compatibles con su cultura. Echados fuera de sus catedrales, la iglesia en China retom� la pr�ctica del Nuevo Testamento de adorar en los hogares. Los creyentes comenzaron a funcionar como una familia, y los resultados evangel�sticos fueron dram�ticos.

Debido a que la Iglesia en China fue aliviada de la carga econ�mica requerida por los edificios de adoraci�n lujosos y grandes, ahora pod�an invertir su dinero en ayudar a los pobres y a esparcir el evangelio. La prioridad vino a ser la difusi�n del mensaje, y no la de promover las grandes construcciones.

3. Difusi�n Del Mensaje
Ni el Antiguo ni el Nuevo Testamento tienen una palabra que respalde el asunto de edificar iglesias. No obstante, esa es una de las prioridades principales en la mayor�a de las iglesias occidentales u organizaciones misioneras.

El �nfasis en el Nuevo Testamento es sobre la difusi�n del mensaje. "Y ellos [los disc�pulos], saliendo, predicaron en todas partes, obrando con ellos el Se�or, y confirmando la palabra con las se�ales que la segu�an" (Mr 16:20).

"Porque no me avergüenzo de estas buenas nuevas [el mensaje] acerca de Cristo. Este es el m�todo saturado del poder de Dios para llevar a todos los que creen, al cielo" (Ro 1:16) (Declaraci�n parafraseada).

"Y de esta manera me esforc� a predicar el evangelio, no donde antes Cristo fuese nombrado… Mas nosotros predicamos a Cristo crucificado… Cristo potencia de Dios, y sabidur�a de Dios" (Ro 15:20; 1 Co 1:23, 24).

Los edificios de iglesias extremadamente lujosos no har�n que los pecadores crean o que los perdidos se salven. Solamente el poder de Dios puede salvar a los perdidos.

Los ritos o ceremonias muertas y religiosas no llevar�n a los hombres al Cristo vivo, quien triunf� sobre la muerte, el infierno y la tumba. No obstante, la predicaci�n del evangelio completo lo har�. Pablo escribi�: "con potencia de milagros y prodigios, en virtud del Esp�ritu de Dios… he llenado todo del evangelio de Cristo" (Ro 15:19). Y quiero agregar que el evangelio no ser� predicado a plenitud hasta que no vaya acompa�ado de una exhibici�n milagrosa del amor de Dios a trav�s de poderosas se�ales y maravillas.


4. Tumba Espiritual
A�os atr�s, entr� a una gran catedral en Australia. Ten�a una capacidad para sentar 2,500 personas, un coro de ni�os que pod�a cantar hermosos himnos medievales, un gran �rgano de ca�ones para llenar el lugar con sonidos majestuosos, ministros altamente educados quienes recitaban los sermones y oraciones. En la superficie, era un edificio muy impresionante. Solamente ten�a un problema, ten�a todo menos personas y, �sta, se localizaba en una ciudad de m�s de cinco millones de habitantes.

Asist� al servicio regular de los mi�rcoles por la noche en la gran catedral. El coro de ni�os cant�, el organista toc�, el sacerdote ley� las oraciones y el serm�n. Todo esto tom� una hora y media.

Adem�s de m�, hab�a solamente otras dos personas en la congregaci�n, dos damas muy cari�osas de pelo plateado. Los tres nos sentamos all� y pasamos todo ese tiempo de ritos de un cristianismo muerto, pretendiendo representar a un Cristo vivo. La catedral estaba situada en terrenos que ten�an un valor de millones de d�lares.

Hubiera sido mejor vender la propiedad, cerrar aquel cementerio espiritual y enterrar aquel insulto al Cristo poderoso y resucitado, cuyos ojos son como llamas de fuego, cuyos pies brillan como el lat�n bru�ido, quien tiene todo el poder del cielo y de la tierra, y quien promete vomitar todo sistema eclesial que propaga un evangelio tibio.

En esa misma iglesia, un sacerdote fue salvo y lleno del Esp�ritu Santo. Comenz� conduciendo servicios de sanidad divina y cientos empezaron a visitarle durante el servicio de oraci�n y sanidad los martes por la noche. La ley eclesial no permit�a la conducci�n de tales servicios en la catedral. Le rechazaron el permiso y tuvo que conducirlos en los pasillos de la parroquia, demasiado peque�o para acomodar los enfermos que ven�an para buscar salvaci�n y sanidad.

5. Darle Prioridad A Nuestros Recursos
�L�deres de la iglesia, cr�anme! Lo que tenemos en la Iglesia occidental es un capricho imp�o de nuestras catedrales (ya sean hechas de cristal o cualquier otro material). Cuando edificamos santuarios elaborados a expensas de la difusi�n del evangelio, de seguro que son una ofensa a un Dios que nos comision� hace unos dos mil a�os a: "…Id por todo el mundo: predicad el evangelio a toda criatura". Hasta que no nos pongamos en l�nea con tal prioridad, todo lo dem�s que hagamos es "… madera, heno, hojarasca" (1 Co 3:12).

�Dos billones de almas todav�a esperan el evangelio! Dios dice: "… su sangre demandar� de tu mano" (Ez 3:20).

Despu�s de predicar el evangelio a plenitud a trav�s de todo el Imperio Romano, Pablo pudo testificar: "… soy limpio de la sangre de todos" (Hch 20:26). �Qu� respecto a nosotros? �Creo que no podemos decir lo mismo que Pablo! Es vital que volvamos al principio y comencemos a darle, con nuestros recursos, prioridad para hacer lo que Dios ha dicho en la Biblia y lo que nos sigue diciendo que hagamos por Su Esp�ritu.

No estoy contra la construcci�n de edificios eclesiales para los usos necesarios. Estoy en contra de invertir grandes sumas de dinero en proyectos que s�lo satisfacen el ego y que podr�an ser utilizadas para ayudar a los pobres y a la difusi�n del evangelio.

E. CONCLUSION
Los africanos cuentan una historia acerca de un rat�n que se asoci� con un elefante solitario. El rat�n siempre montaba sobre la espalda del elefante, un poco cerca de su oreja derecha. All� se sentaba para platicar felizmente con su amigo el elefante, haci�ndole compa��a mientras caminaban.

Un d�a llegaron cerca de un puente que pasaba por encima de un r�o. El puente parec�a lo suficientemente fuerte, y el elefante comenz� a cruzarlo; y cruzaron al otro lado del r�o. Cuando estuvieron seguros al otro lado, el rat�n le dijo al elefante: "�Carambolas, sacudimos todo el puente! �Verdad que s�?".

Usted y yo somos como el rat�n. Nos hemos asociado con un Dios todopoderoso. Como el rat�n, por nosotros mismos, no podr�amos hacer absolutamente nada. Pero trabajando en asociaci�n con Dios, aprendiendo y escuchando Su voz, de seguro que podemos herir de muerte a la serpiente antigua: Satan�s, y poner en libertad a los prisioneros en el pecado, en las enfermedades y en la pobreza (Ro 16:20).

Recuerde:
1. El Conocimiento Acad�mico
Aunque el conocimiento acad�mico es de utilidad en algunos c�rculos de acci�n, no puede producir el poder salvador y sanador de Dios, ni tampoco la clase de l�deres que la Iglesia de hoy necesita. Recuerde que la mayor�a de los disc�pulos de Jes�s, fueron descritos como: "…hombres sin letra e ignorantes … y les conoc�an que hab�an estado con Jes�s" (Hch 4:13). As� que, debemos tomar mucho tiempo en oraci�n y en ayuno para estar con Jes�s, y despu�s ver� la diferencia en su vida.

2. La Palabra De Dios (rhema) Y Su Plan Son Singulares...
Para cada situaci�n, persona y organizaci�n; Los patrones, m�todos, f�rmulas y tradiciones, a menos que no sean ungidos con el Esp�ritu Santo, pueden ser grandes impedimentos en nuestro esfuerzo de escuchar la voz de Dios.

3. El Plan De Dios Para Su Vida, Es M�s Grande Que El Suyo
Espere en Dios en oraci�n hasta que tenga un entendimiento claro de lo que es el plan de Dios.

Oremos
Se�or Jes�s, deseo escuchar Tu voz. Permite que la fe venga sobre m� ahora por medio del escuchar Tu voz. Entrego en Tus manos mi vida, iglesia y ministerio. Gu�ame con Tu Palabra (rhema) y Tu verdad (logos). �AMEN!

�Escuche atentamente en estos momentos! �Qu� le est� diciendo? Acab� de orar pidi�ndole que le hable. Det�ngase a o�r durante uno o dos minutos.

Mar�a, la madre de Jes�s, dijo algo que debemos prestar cuidadosa atenci�n. "…Haced todo lo que os dijere" (Jn 2:5).


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