Una esposa ama y respeta a un esposo que la ame. La sumisi�n no es un problema para las mujeres que son tratadas debidamente por sus maridos. Los hombres que aman a sus esposas, que les dan la debida atenci�n y comparten conversaciones �ntimas, de seguro que estar�n edificando sus matrimonios sobre un fundamento s�lido que los mantendr� firmes contra los asaltos de Satan�s.

"Pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una su propio marido" (1 Co 7:2). El esposo que ama a su esposa, tendr� que batallar menos contra la tentaci�n sexual, ya que tales necesidades ser�n satisfechas a plenitud con su propia compa�era.

Pablo estaba bien consciente de eso y exhort� a que los hombres y las mujeres vivieran armoniosamente en la satisfacci�n de sus relaciones conyugales. Unas relaciones sexuales inmorales (il�citas) pierden mucho de su atracci�n para el l�der cristiano, quien es satisfecho en el contexto de su propio hogar.

Por el contrario, el marido o mujer que le niega a su compa�ero sus derechos conyugales, est� invitando la ruina sobre su matrimonio. El sexo jam�s deber� ser utilizado como una forma de castigo, control o para manipular ego�stamente a su compa�ero.

E. PASOS HACIA LA VICTORIA
Todo esto tiene sentido y sabemos que es respaldado por la Biblia. No obstante, cuando los ministros experimentan prosperidad en sus ministerios y su orgullo es alimentado con los elogios que recibe, una sensaci�n de vanagloria puede comenzar a minar su matrimonio.

1. Su Primera Prioridad Deber� Ser Su Esposa
A estas alturas, deber� recordar que la joven con la que se cas�, es todav�a su primera prioridad. No importa cu�n pr�spero o importante crea que sea su ministerio, de seguro que fracasar� si se olvida de la responsabilidad otorgada por Dios hacia su esposa.

Proverbios es inflexible acerca de esta clase de situaciones: "Mas el que comete adulterio es falto de entendimiento; corrompe su alma el que tal hace. Heridas y vergüenza hallar�, y su afrenta nunca ser� borrada.

Porque los celos son el furor del hombre, y no perdonar� en el d�a de la venganza. No aceptar� ning�n rescate, ni querr� perdonar, aunque multipliques los dones" (Pr 6:32-35).

Dios perdonar� y olvidar� el pecado del l�der que cae y se arrepiente de coraz�n. Pero la gente no lo har�. Ellos lo recordar�n durante el resto de sus vidas, y muchos no perdonar�n a un hombre que les falla por la v�a del fracaso moral. Tales l�deres ser�n perseguidos d�a y noche por pensamientos tales como: "Lo que pude haber sido, si no hubiera pecado".

2. Abst�ngase De Pecados Morales
A trav�s de todo el Antiguo y Nuevo Testamentos, los hombres de Dios han sido amonestados por palabra y por ejemplo, respecto a la conveniencia de abstenerse de los pecados morales. Proverbios repite este mensaje: "El hombre que juega con el pecado sexual es un necio, y falto de sabidur�a".

a. Los hijos de El�... provocaron el juicio de Dios sobre sus vidas porque comet�an pecados sexuales con las mujeres que serv�an a la entrada del tabern�culo.

b. Sans�n... fracas� y desperdici� su vida porque cometi� fornicaci�n con Dalila.

c. Salom�n... autor de los Proverbios y quien nos amonesta respecto a terribles consecuencias del adulterio y la fornicaci�n, perdi� el favor de Dios por haber cometido inmoralidad.

d. David... var�n conforme al coraz�n de Dios, sufri� terribles consecuencias durante toda su vida porque cometi� adulterio con Betsab�.

A pesar de todos estos ejemplos b�blicos, muchos l�deres de la Iglesia caen en estos pecados porque se entregan a los placeres de la carne. Sin embargo, no tienen que ceder ante tales pecados. Hay ciertas cosas que usted puede hacer que garantizar�n su protecci�n de este pecado que destruye a los hombres de Dios que se descuidan.
Ya discutimos respecto a la necesidad de amar a su esposa. Esto establece el fundamento de nuestra fortaleza contra estos pecados atroces, pero hay otros materiales que sirven para levantar los muros.

3. Decida Mantenerse Puro
Haga la determinaci�n final de que no cometer� los pecados de fornicaci�n ni adulterio... que se esforzar� en mantenerse puro en su servicio a Dios. Los psic�logos dicen que una vez que el hombre ha hecho una decisi�n firme acerca de algo, jam�s cambiar� de parecer.

La Biblia habla acerca de esto cuando habla de un "arrepentimiento del cual no hay que arrepentirse" o de un "arrepentimiento sin pesar" (2 Co 7:10).

Una vez que hacemos una decisi�n firme de apartarnos del pecado hasta tal grado de no cambiar de parecer, entonces, hemos entrado a un "arrepentimiento del cual no hay que arrepentirse".

Muchos creemos que el adulterio y la fornicaci�n son pecados con los cuales no debemos jugar, pero muchas veces reservamos un rinc�n peque�o en nuestras mentes para acariciar la idea. No hemos extirpado totalmente el pensamiento de ello de nuestras mentes ni tampoco retamos a Satan�s cuando �l nos presenta la sugerencia.

Hermanos, al hacer tal cosa, est�n sembrando la semilla de su propia destrucci�n. No importa cu�n peque�os o insignificantes sean tales pensamientos, son lo suficientemente grandes como para darle cabida a Satan�s para que controle su mente.

4. Guarde Sus Pensamientos
Haga la decisi�n positiva y decisiva de no entretener malos pensamientos relacionados con la impureza moral. La Biblia dice: "Sobre toda cosa guardada, guarda tu coraz�n [mente]; porque de �l mana la vida" (Pr 4:23). No solamente debemos determinar la voluntad de ser puros, sino tambi�n poner "un guarda" a la entrada de nuestros corazones y mentes para que se encarguen de rechazar cualquier pensamiento impuro. Se ha dicho que usted no puede impedir que las aves vuelen sobre su cabeza, pero puede impedir que hagan nidos en sus cabellos.

Si el enemigo planta un pensamiento impuro en su mente, rech�celo al momento. "Tenga los lomos de su entendimiento ce�idos" (1 P 1:13). Eso significa atar los pensamientos inmorales sueltos y ejercer control sobre ellos. No permita que su mente se convierta en la vasija que usa el diablo para echar la basura.

Los siervos de Dios a menudo son asaltados por pensamientos impuros, pero deber�n rechazarlos inmediatamente si es que desean mantenerse puros.

Como un l�der que se entrega al servicio de Dios, usted no puede darse el lujo de entretener pensamientos de impureza.

Ellos pueden entrar sin ser invitados, pero es su deber lanzarlos fuera como lanzar�a a un ladr�n u homicida. Si entretenemos los pensamientos impuros e inmorales, le estamos dando a Satan�s un punto de apoyo que usar� para un d�a lograr nuestra ca�da.

"Porque del coraz�n [la mente] salen… adulterios, fornicaciones… Estas cosas son las que contaminan al hombre" (Mt 15:19, 20).

Si usted no est� dispuesto a poner en pr�ctica esta determinaci�n, y no decidir� de una vez por todas "huir de la fornicaci�n", entonces no entre al ministerio del Se�or. Haga cualquier otra cosa que desee, y renuncie completamente al ministerio.

5. Huid De La Tentaci�n
El hombre de Dios que desea protegerse, deber� "abstenerse de toda apariencia de mal" (1 Ts 5:22). No podemos correr el riesgo de envolvernos en actividades o concurrir a lugares donde es probable que se encuentren cosas malas.

Cuando Dios le cre�, deposit� en su interior una fuerza que asegurar� la continuidad de la raza humana. No puede luchar contra �sta fuera de los l�mites leg�timos que Dios ha delineado en Su Palabra. Es una terquedad ponerse a s� mismo en una posici�n en la que vaya a despertar esa fuerza din�mica a trav�s de su conducta o ambiente.

Algunos cristianos creen que, dado a su fe en Jes�s, son inmunes a la tentaci�n sexual. �Eso es una tonter�a! La Biblia nos dice: "resistid al diablo", pero tambi�n nos dice: "huid de la fornicaci�n" (Stg 4:7; 1 Co 6:18).

Tenemos poder contra toda suerte de esp�ritus malos, y los demonios est�n sujetos a todos los que se muevan en el poder din�mico del Esp�ritu Santo. No obstante, Dios expone instrucciones claras que en lo que a la tentaci�n sexual se refiere, es nuestro deber dar una vuelta completa y huir de la misma.

Jos� es un ejemplo de la manera en la cual Dios desea que tratemos con la tentaci�n sexual manifiesta. Cuando la esposa de Potifar trat� de seducir a Jos� para que cometiera adulterio con ella, la Biblia nos dice que "�l dej� su ropa en las manos de ella y huy�" (Gn 39:12). �As� es como tenemos que tratar con esa tentaci�n!

El huir de la fornicaci�n no es solamente escaparnos de la seducci�n obvia, sino que significa tambi�n protegernos en situaciones propensas a la tentaci�n sexual. Para los que estamos en el ministerio cristiano, esto significa que debemos tener mucho cuidado durante el tiempo que empleamos en el asesoramiento con el sexo opuesto.

a. Nunca Est� Solo. Conozco a un Evangelista que jam�s permanece a solas con una persona del sexo opuesto. Cada vez que tiene que salir, su esposa siempre le acompa�a o va con un miembro var�n de su equipo. Los pastores que son sabios y consagrados a la pureza, nunca permiten circunstancias que tiendan a darle a Satan�s la ocasi�n de tentarlos.

Cuando tenga que ofrecer sesiones de asesoramiento con el sexo opuesto, siempre p�dale a una tercera persona que est� presente, y que nunca sea una situaci�n privada. Mantenga la puerta abierta. Haga imposible que el pecado pueda tomar lugar, y de seguro que no podr�.

Pablo dice: "…no hag�is caso de la carne en sus deseos" (Ro 13:14). Esto significa que no debe hacer nada ni estar en ning�n lugar que vaya a suscitar su naturaleza carnal d�ndole la oportunidad de tomar control sobre su conducta.

Como dije antes, Dios ha colocado dentro de nosotros la capacidad biol�gica de reproducirnos. Tambi�n ha creado unas relaciones exclusivas en las cuales ese impulso sexual puede ser satisfecho legalmente. Es una torpeza que nos pongamos a nosotros mismos en posiciones que tiendan a avivar los fuegos de la naturaleza carnal, de tal manera que no puedan ser apagadas. Si juega con tal fuego, de seguro que se quemar�... y muy gravemente.

6. Sea Responsable
Debemos comprender que todo hombre y mujer sufre las mismas tentaciones que los ministros sufren. De otra manera, el fracaso en esta �rea no ser�a tan com�n o de proporciones tan magnas.

Como ministro, muchas veces se encontrar� desanimado por su trabajo. Si no es diligente, creer� que nadie padece de las mismas luchas que usted sufre. Esa es una mentira del diablo. Sea prudente y prot�jase. Permita que Dios le dirija hacia un hermano (o hermana si es mujer) en quien pueda confiar, y p�ngase de acuerdo para ayudarse mutuamente en esta batalla.

La Biblia dice que dos son mejores que uno. Jes�s confirm� esto cuando envi� los ap�stoles a predicar de dos en dos. El tener a alguien que le pueda ayudar cuando es sorprendido en un momento de debilidad, es una tremenda protecci�n especialmente en un �rea como �sta, en la que todos tenemos momentos de debilidad.

F. RESUMEN
El fracaso ocasionado por el pecado sexual destruir� su ministerio, dejando una cicatriz permanente en su alma. Aunque muchos caen por motivo de este pecado, usted no tiene que ser necesariamente uno de ellos. Repasemos los pasos que puede tomar para protegerse contra este dardo fiero del maligno.

1. Ame A Su Esposa
La ra�z de la mayor�a de los fracasos sexuales viene como resultado de la inseguridad en su matrimonio. Preserve su vida hogare�a y aprenda a amar a su esposa as� como Cristo am� a Su Iglesia. No olvide que usted prometi� que la amar�a por el resto de su vida, para bien o para mal. �Ella no lo olvidar�!

2. Guarde Sus Pensamientos
Determine en su mente ahora mismo que nunca har� concesiones con la inmoralidad. No permita que los pensamientos de inmoralidad penetren a su mente. Si logran infiltrarse, �chelos fuera inmediatamente.

3. No Le D� Oportunidad A Satan�s
Mant�ngase lejos de situaciones que puedan tentarle. Cu�dese de los ardides de Satan�s.

No le permita aprovecharse de usted durante las sesiones de asesoramientos maritales o en ocasiones en que tenga que tratar extensamente con el sexo opuesto. No tenga temor de esos tiempos, sino afr�ntelos sabiamente.

4. Busque Ayuda En Dificultades
Permita que un amigo �ntimo, alguien en quien pueda confiar y respetar, sea su confidente a quien pueda revelar sus intimidades a fin de que pueda contar con su ayuda cuando tenga dificultades en esta �rea de su vida. Si est� afrontando tentaciones, vaya a esa persona para que le ayude a orar. Es una torpeza afrontar tal situaci�n solo, cuando puede contar con el apoyo de un amigo de confianza.

Jesucristo no es quien nos tienta. �l siempre est� dispuesto a ayudarnos cuando clamamos a �l. �l desea que seamos puros y que superemos toda suerte de maldad.

G. CONCLUSI�N
Ore esta oraci�n ahora mismo y prometa que mantendr� manos limpias y un coraz�n puro en su servicio para el Rey:

Amado Se�or Jes�s, s� que me has llamado al ministerio y deseas que viva en santidad [pureza]. Te alabo y te doy gracias porque T� nunca comprometiste Tus principios morales cuando fuiste tentado en todas las cosas, a�n de esta manera, T� no pecaste.

Cuando me pediste que me abstuviera de la satisfacci�n de los deseos de la carne y pecados sexuales, no fue con la intenci�n de restarle felicidad o gozo a mi vida, sino m�s bien porque deseas que conozca los secretos de la vida abundante que tienes reservados para los limpios de coraz�n.

Por consiguiente, recibo Tu fortaleza y justicia para andar en pureza y rehusar las concesiones morales. No tendr� nada que ver con la impureza sexual. Huir� de cualquier forma del pecado moral. Con Tu poder y fortaleza, escojo andar en Tu camino y mantenerme libre de las cicatrices que dejan las heridas producidas por los pecados de la fornicaci�n. �AM�N!


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