Cap�tulo 8
Renuncie A La Codicia / Idolatr�a

Introducci�n

El dinero es la causa, m�s que cualquier otra cosa, de la ca�da del l�der espiritual. El dinero es necesario para vivir. Este es de gran bendici�n en la obra de Dios, sin embargo, es el m�s responsable de los males cometidos que cualquier otra cosa. �C�mo puede algo ser tan bueno y a la vez tan malo?

En este cap�tulo, quiero compartir con usted los principios b�blicos sobre c�mo manejar el dinero. Dios est� interesado sobre la manera en que usted usa el dinero que �l pone en sus manos, sea mucho o poco. Hasta cierto punto, la manera en que usted administra el dinero determinar� su �xito o fracaso en su posici�n de liderato.

A. EL DINERO Y NUESTRA RELACI�N CON DIOS
Tenemos que aprender a ser diligentes en el uso que le damos al dinero, ya que es a trav�s de �ste, que Satan�s destruye a un gran n�mero de l�deres.

El dinero tiene gran significado espiritual. Jes�s ense�� much�simo acerca del dinero y c�mo afecta las relaciones de un hombre con Dios. Posiblemente el pasaje b�blico m�s familiar en este respecto es Mateo 6:19-24: "No os hag�is tesoros en la tierra, donde la polilla y el or�n corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el or�n corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde est� vuestro tesoro, all� estar� tambi�n vuestro coraz�n…

Ninguno puede servir a dos se�ores; porque o aborrecer� al uno y amar� al otro, o estimar� al uno y menospreciar� al otro. No pod�is servir a Dios y a las riquezas".

Tres cosas sobresalen cuando leemos este pasaje b�blico:

1. El Dinero O Tesoros Terrenales Son Inciertos
La inflaci�n econ�mica puede corroer el valor del dinero y los ladrones pueden robarlo, sea el ladr�n un individuo o una agencia. La �nica inversi�n con buenos r�ditos garantizados para toda la eternidad es hacer tesoros en el cielo.

2. D�nde Est� Nuestro Amor
La manera en que gastamos nuestro dinero demuestra d�nde est� nuestro amor. Si lo empleamos mayormente en nosotros mismos, entonces, nos amamos m�s que a nadie. Si invertimos el 10% (el diezmo) o m�s de nuestro dinero en la difusi�n del evangelio, demostraremos que amamos a Dios m�s que a cualquier otra cosa.

3. No Podemos Servir A Dios Y Al Dinero
No podemos servir a Dios y al dinero al mismo tiempo. "No pod�is servir a Dios y a Mamm�n" (el dinero). (No obstante, podemos servir a Dios con Mamm�n).

�O Jes�s es su Se�or o lo es el dinero! No puede poseer ambos al mismo tiempo. La direcci�n de su vida y la forma de su ministerio, ser�n determinados por Jes�s o por su inter�s en el dinero, �o el uno o el otro!

"Porque los que quieren enriquecerse caen en tentaci�n y lazo, y en muchas codicias necias y da�osas, que hunden a los hombres en destrucci�n y perdici�n; porque ra�z de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. M�s tu oh hombre de Dios, huye de estas cosas" (1 Ti 6:9-11).

B. DINERO: TRAMPA DE SATAN�S
El dinero tiene un anzuelo escondido. Si no lo maneja con cuidado, ser� atrapado por su amor al mismo. Satan�s, quien es el pr�ncipe de la potestad del aire, usa el dinero como una de sus trampas m�s efectivas.

1. Mamm�n: Dios Pagano
En Mateo 6:24, Jes�s ense�� acerca de dos amos (se�ores) entre quienes deber� escoger servir: a Dios o a Mamm�n. Mamm�n era el nombre del dios pagano de la riqueza y prosperidad. Al usar el nombre como Jes�s lo hizo, �l estaba se�alando tambi�n que existe una potestad demon�aca que controla la mayor�a de las riquezas de este mundo.

2. Algunos Venden Su Alma
Cuando estuve visitando Nicaragua en el a�o 1959, uno de los creyentes de la iglesia en Bluefields me relat� una historia muy interesante. Dijo que un gran n�mero de los habitantes de Nicaragua que resid�a a lo largo de la costa oriental "vend�an sus almas al diablo".

Cuando le pregunt� lo que quer�a decir con eso, me explic� lo siguiente: Los que quer�an ser ricos, oraban al diablo y le "vend�an sus almas" a cambio de riquezas y prosperidad. La manera en que el hermano lo expuso, era que un esp�ritu demon�aco se les aparec�a a ellos a medida que oraban al diablo.

Esto traer�a como resultado las riquezas que ped�an; no obstante, cuando cumpl�an una edad media, alrededor de 45 a�os de edad, el diablo ven�a a reclamarles lo que le hab�an vendido: sus almas.

Aquellos que presenciaban la muerte de tales personas, dec�an que daban gritos solicitando m�s a�os, suplicando para que fueran librados de las llamas del infierno. Los tales, se hinchaban y mor�an horribles muertes comidos por gusanos (larvas) como Herodes. Hechos 12:23 dice de Herodes: "...y expir� comido de gusanos".

Tal es la recompensa de los que sirven al dios Mamm�n.

C. CUIDADO CON EL AMOR AL DINERO
El dinero es muy necesario; es el medio por el cual compramos las cosas que necesitamos para vivir. Muchas personas padecen hambre, enfermedades y fr�o porque no tienen suficiente dinero. De esa manera, la pobreza viene a ser una maldici�n, no una bendici�n. No obstante, otros quienes tienen m�s dinero del que realmente necesitan, son a menudo avaros, haciendo que los pobres sufran mucho m�s.

Sin embargo, el dinero de por s� no germina el mal que a menudo resulta de su uso. Es el amor al dinero lo que es la ra�z de toda clase de males. El peligro no est� en poseer dinero, sino en amarlo.

1. Lo Que Amamos, Obedecemos
Jes�s dijo que el hombre obedecer� lo que ama (Jn 14:15). Si le amamos a �l, guardaremos Sus mandamientos. Si nos amamos a nosotros mismos, obedeceremos y usaremos el dinero para la satisfacci�n de nuestras concupiscencias carnales. Lo que determina nuestras decisiones es el bienestar y bien de aquello a lo que amemos.

Romanos 6:16 dice: "Sois esclavos de aquel a quien obedec�is, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia". No s�lo obedecemos a quien amamos, sino que somos esclavos de aquel a quien obedezcamos consistentemente.

2. Dinero Controlado Por Mamm�n
Demos una mirada a todo lo que esto significa. El dinero, en la esfera de esta presente Era diab�lica, est� bajo el control de una potestad perversa a quien Jes�s llam� Mamm�n. Si amamos el dinero, obedeceremos consistentemente a lo que dicte nuestro amor por �l. Si obedecemos continuamente lo que nuestro amor hacia el dinero dice, vendremos a ser esclavos del mismo y, como resultado, seremos controlados por la maldad espiritual.

No es una coincidencia que las personas amantes del dinero caigan en toda suerte de maldad. Cuando uno ama el dinero, comienza a obedecer los dictados de la maldad espiritual de su carne. Esa es la raz�n por la cual el amor al dinero es la ra�z de todos los males.

Unos a�os atr�s un pastor en Am�rica del Norte dej� a su esposa por otra que estaba casada con uno de los feligreses de su iglesia. Un amigo m�o, quien tiene un poderoso don de profec�a en su ministerio, comenz� a llorar por este pastor ca�do. �l or�: "Se�or, �por qu� Andr�s (no es su nombre real) cay� en tal adulterio?".
El Se�or le contest�: "Andr�s amaba al dinero demasiado. El amor al dinero es como una ra�z profunda que penetra por la tuber�a del alcantarillado del pecado, atrayendo hacia su vida toda suerte de suciedades. Esto es lo que le sucedi� a Andr�s".

El Ap�stol Pablo amonest�: "Porque los que quieren enriquecerse, caen en tentaci�n y lazo, y en muchas codicias locas y da�osas, que hunden a los hombres en perdici�n y muerte.

Porque el amor del dinero es la ra�z de todos los males: el cual codiciando algunos, se descaminaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores" (1 Ti 6:9, 10).

3. No Podemos Amar A Dios Y Al Dinero
No es de sorprenderse que el verdadero poder espiritual y las riquezas son casi siempre incompatibles. Jes�s dijo: "�Cu�n dif�cilmente entrar�n en el reino de Dios los que tienen riquezas!" (Mr 10:23).

"Y pregunt�le un pr�ncipe, diciendo: Maestro bueno, �qu� har� para poseer la vida eterna! Y Jes�s le dijo: �Por qu� me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino s�lo Dios.

Los mandamientos sabes: No matar�s; No adulterar�s; No hurtar�s; No dir�s falso testimonio; Honra a tu padre y a tu madre. Y �l dijo: Todas estas cosas he guardado desde mi juventud. Y Jes�s, o�do esto, le dijo: Aun te falta una cosa: Vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendr�s tesoro en el cielo; y ven, s�gueme" (Lc 18:18-22).

Cuando el joven escuch� aquello, se puso muy triste, pues era rico. Es posible que �l luchara mucho en la vida para hacerse rico. Llegar a ser rico hab�a sido la obsesi�n de su vida.

Y ahora Jes�s le ped�a que a fin de entrar al reino de los cielos y poder heredar la vida eterna, ten�a que deshacerse de todas sus posesiones. "Tienes que vender todas tus posesiones, darlas a los pobres y permitir que yo controle tu vida." El joven rico se entristeci� mucho porque amaba su dinero m�s que a Jes�s. �l pretendi� que pod�a amar a Jes�s y a su dinero. Descubri� que no pod�a amar a ambos a la misma vez.

4. La Codicia Es Idolatr�a
" Amortiguad, pues, vuestros miembros que est�n sobre la tierra: fornicaci�n, inmundicia, malicia, mala concupiscencia, y avaricia, que es idolatr�a" (Col 3:5).

Usualmente pensamos que idolatr�a es arrodillarse ante los �dolos e im�genes. Pero es mucho m�s que eso. Mois�s dijo de los israelitas id�latras: "Sacrificaron a los demonios, y no a Dios; a dioses que no hab�an conocido, a nuevos dioses venidos de cerca" (Dt 32:17).

Cuando una persona se arrodilla frente a una estatua o �dolo y lo adora, es como adorar al demonio que mora detr�s de la imagen. Esa es la raz�n por la cual la idolatr�a es un pecado tan serio, el cual, Dios castiga tan severamente.

Cuando Pablo dice que la codicia es idolatr�a, est� diciendo la misma cosa. La codicia o avaricia es lo mismo que amor hacia el dinero. Cuando amamos el dinero, estamos adorando al demonio que est� detr�s de �l.

El nombre Mamm�n, es a menudo usado como sin�nimo de dinero o riquezas. El amor consistente por el dinero lleva a una persona directamente a la obediencia de los dictados de esa autoridad poderosa, demon�aca y espiritual.

El l�der cristiano que se deja dominar por el amor hacia el dinero, est� en gran peligro espiritual. El tener dinero no es un pecado, sino m�s bien la manera en que lo usamos y la importancia que le damos en nuestra relaci�n con Dios.

5. El Dinero Puede Ser Una Bendici�n
Dios bendice a Su pueblo con dinero, y a veces le suple de abundantes riquezas para que cumplan con Su prop�sito en este mundo.

Cuando los hijos de Israel salieron de Egipto, ellos cargaron con la mayor�a de la plata y el oro de la naci�n como regalos de parte de los egipcios. Despu�s de diez plagas, los egipcios estaban tan ansiosos de verlos marcharse que les regalaron "vasos de plata, y vasos de oro, y vestidos" (Ex 12:35). "Y sac�los con plata y oro…" (Sal 105:37).

a. Mois�s. Cuando Mois�s edific� el Tabern�culo en el desierto, ten�a un valor de millones de d�lares. Fue edificado con las ofrendas voluntarias de los hombres y mujeres de Israel, quienes donaron parte de sus riquezas con tal prop�sito.

Este es un ejemplo perfecto de como Dios desea financiar Sus proyectos. �l bendice a Su pueblo con dinero para que ellos lo utilicen en prop�sitos divinos.

Dios ha levantado a menudo hombres muy ricos con un fin. Job era muy rico era due�o de "siete mil ovejas, y tres mil camellos, y quinientas asnas, y much�simos criados: y era aquel var�n m�s grande que todos los orientales" (Job 1:3).

b. Abraham fue conocido en todo el mundo antiguo por sus riquezas. Ten�a a�n su ej�rcito privado.

c. David Y Salom�n. Nadie antes de David y su hijo Salom�n tuvo tantas riquezas como ellos. Las riquezas personales de Salom�n llegaban a millones de d�lares. Dios les dio grandes opulencias porque ellos las utilizaban para el reino. Sus riquezas les serv�an, y no ellos a las riquezas. Las usaban para los prop�sitos de Dios, y no meramente para satisfacer sus fines ego�stas. No obstante, el coraz�n de Salom�n se descarri� m�s tarde en su vida debido a sus muchas esposas.

6. Preguntas Importantes
�Cu�l es su relaci�n con el dinero? �Acaso le posee su dinero a usted, o usted a su dinero? �Determina usted o el Se�or c�mo utilizar� el dinero? �Acaso la suma de dinero que tiene, determina su felicidad, su estilo de vida? �C�mo usa su dinero?

�Es usted una persona generosa para con Dios �nicamente cuando tiene un sobrante? Si usted no tiene mucho dinero, �piensa siempre en �l y sue�a con tener m�s? �Acaso su deseo por el dinero le controla? Aunque estas preguntas nos ponen inc�modos, tambi�n crean conciencia respecto a c�mo nos relacionamos con nuestro dinero.

Esto es especialmente cierto en aquellos que dirigen el reba�o de Dios. �Sab�a usted que la avaricia o el amor por el dinero causa la ca�da de muchos ministros en el evangelio? El amor al dinero es uno de los tres pecados que muchas veces ocasiona la ca�da de un ministro, (siendo los otros dos las mujeres y la fama o prestigio).

7. Posesi�n. Puede Ser Peligroso
El poseer dinero puede despertar �reas de pecado y debilidades, las cuales, no hemos controlado en nuestras vidas.

a. Despertad De Pecado Y Debilidad. Pablo dice de la perfecta Ley de Dios: "…Pero yo no conoc� el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciar�s. Mas el pecado, tomando ocasi�n por el mandamiento, produjo en m� toda codicia…" (Ro 7:7-8).

"Mas el pecado, tomando ocasi�n, obr� en m� por el mandamiento toda concupiscencia: porque sin la ley el pecado est� muerto" (Ro 7:8).

El principio es exactamente el mismo entre el dinero y la ley. Pablo descubri� que el justo y buen mandamiento del Se�or, cre� conciencia en �l del pecado que resid�a en su persona. El dinero no es malo de por s�. Pero cuando tenemos dinero, el potencial de que �ste despierte la avaricia, ego�smo y codicia es muy fuerte.

A medida que Dios empieza a bendecir a un pastor, �l ministrar� en el poder y gracia de Dios. Esta bendici�n usualmente resulta en un aumento creciente de finanzas en la iglesia.



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