Cap�tulo 2
L�mites De La Autoridad

Introducci�n

"Porque un ni�o nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamar� su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre Eterno, Pr�ncipe de paz. Lo dilatado de su IMPERIO y la PAZ no tendr�n l�mite…" (Is 9:6, 7).

Aproximadamente 2,800 a�os atr�s, Isa�as profetiz� sobre un gobernante venidero que ser�a llamado el "Pr�ncipe de Paz". El cumplimiento de esta profec�a se encuentra en Jes�s.

Al comentar sobre su dominio real, el Ap�stol Pablo nos asegur� que la Justicia, la Paz y el Gozo en el Esp�ritu Santo se�alar�an a todos los que aceptaran Su gobierno sobre sus vidas (Ro 14:17).

�C�mo podemos reconocer este gobierno de Cristo? �Qu� clase de gobierno es este?

Es m�s que evidente, que no es un gobierno humanista en el que cada hombre es libre de hacer "lo que siente que es bueno o justo" sin importar su impacto sobre los dem�s. Esto es lo que la filosof�a machista y hedonista a menudo defiende.

No es la libertad para vivir en una relaci�n pecaminosa y antinatural de tipo homosexual o lesbiano como defienden algunos de los miembros del movimiento para la liberaci�n de la mujer. Tampoco es una licencia eclesi�stica que, en el nombre de la Iglesia y de Dios, impone una autoridad autocr�tica sobre la humanidad.

El gobierno de nuestro Se�or Jesucristo es un gobierno de amor, uno que bendice, que une y motiva a los hombres a caminar unidos a Dios y los unos a los otros.

El prop�sito de este estudio es familiarizarnos con este gobierno de justicia, paz y gozo en el Esp�ritu Santo que nuestro Se�or desea que tenga lugar sobre nosotros en Su Iglesia.

A. CUATRO NIVELES DE AUTORIDAD DADOS A LOS HOMBRES
Hay cuatro niveles de autoridad reservadas para el hombre que, si las utiliza debidamente, le traer�n justicia, paz y gozo en el Esp�ritu Santo. Estas son las siguientes:

1. Autoridad Delegada
El Ap�stol Pablo nos da esta instrucci�n referente a nuestra sumisi�n a los cinco dones del ministerio: ap�stol, profeta, evangelista, pastor y maestro (Ef 4:11).

"Obedeced a vuestros pastores y sujetaos a ellos, porque ellos velan por vuestras almas…" (He 13:17).

La palabra "pastor" no significa dirigente espiritual que gobierna como dictador sin piedad; es decir, obligando a otros a acatar su voluntad; por el contrario, quiere decir "direcci�n similar a la del pastor".

En un sentido b�blico, un pastor es aquel que pone su vida por las ovejas, aqu�l que est� dedicado totalmente al servicio de ellas, a protegerlas y alimentarlas. Un pastor no es aquel que "gobierna" sino m�s bien uno que "cuida y ama". "…el buen pastor su vida da por las ovejas" (Jn 10:11).

Hebreos 13:17 podr�a ser traducido correctamente de la siguiente manera: "Seguid a aquellos que ejercen una direcci�n similar al pastoreo, y someteos a su cuidado, a su alimentaci�n y a su disciplina amorosa; porque ellos tienen que dar cuenta de vuestras almas al Jefe de los Pastores: �Jes�s!".

a. L�mites De La Autoridad Delegada. La clave para entender los l�mites de la autoridad delegada es esta:

1) La autoridad delegada nunca se extiende m�s all� de la responsabilidad de uno

2) La autoridad delegada nunca tiene otro origen sino la responsabilidad.

Por ejemplo, debido a la responsabilidad que usted tiene para con su esposa y sus hijos, ello le otorga autoridad en su hogar.

�Por qu� no tiene autoridad en el hogar de la familia que vive cerca de usted? Porque seg�n la ley, no es responsable de velar y cuidar de esa familia. La autoridad nunca se extiende m�s all� de la responsabilidad; �sta, va tan lejos como la responsabilidad, pero no m�s all�.

b. Los L�deres De La Iglesia Tienen Responsabilidad Delegada. Una de las razones por las que Dios ha establecido las congregaciones e iglesias locales es esta: proveen un contexto para el desarrollo de relaciones de trabajo pr�cticas y cotidianas, donde la gente pueda ser responsable de las necesidades de otros.

Cuando un pastor tiene responsabilidad sobre el reba�o, se le da autoridad para alimentar, visitar, defender, proteger, cuidar y disciplinar amorosamente a las ovejas de Dios.

Los l�deres espirituales fungen como representantes de Dios. Como "…embajadores en nombre de Cristo… os rogamos en nombre de Cristo…" (2 Co 5:20). Pablo dice: "En lugar de estar Cristo aqu�, yo estoy aqu� represent�ndolo; soy Su agente".

Est�n para actuar con una responsabilidad delegada en una situaci�n dada, de la misma manera que Cristo lo har�a si estuviera f�sicamente presente. Ellos son agentes que representan la preocupaci�n de Cristo por su Iglesia, al igual que el desarrollo espiritual y moral de la misma.

Quiz�s esto sea mejor explicado en un ejemplo de las responsabilidades contenidas en la ley de agentes.

Hace algunos a�os, un ministro se vio envuelto en un serio accidente de tr�fico en el que varias personas fueron heridas de gravedad. No s�lo fue �l enjuiciado, sino tambi�n la denominaci�n a la que pertenec�a.

El Tribunal decret� que la denominaci�n ten�a que pagar porque seg�n el punto de vista del Tribunal, el ministro estaba actuando como un "agente" o representante de esa organizaci�n. As� que, tanto �l como la instituci�n eran responsables ante la corte.

Dios opera de esta manera: nombra a algunos para trabajar en Su lugar, en Su nombre, como Sus agentes en el contexto de una autoridad de tipo pastoral que brota de la responsabilidad asumida. Esto es lo que se llama autoridad delegada: la autoridad para representar a otro, y actuar como �l lo har�a si estuviera presente. Esta autoridad llega s�lo hasta donde llega la responsabilidad y no m�s all�.

2. Autoridad De Estipulaci�n
Esta es la autoridad de contratos o acuerdos legales donde dos partidas o grupos acuerdan llevar a cabo acciones espec�ficas que, si son cumplidas, est�n basadas en beneficios mutuos, y en penalidades si son violadas. Estaremos ampliando m�s sobre esta autoridad m�s adelante.

3. Autoridad De Costumbre o Tradici�n
Donde hay una pr�ctica establecida que es aceptada por todos porque ha demostrado con el paso de los a�os ser para el bien com�n, all� se desarrolla la autoridad de costumbre o tradici�n. Las buenas tradiciones son aceptadas por la mayor�a porque han probado a trav�s de los a�os ser para el bien com�n.

En el Nuevo Testamento, Pablo apela a la autoridad de costumbre cuando declar�: "Si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre…" (1 Co 11:16).

Un conflicto interesante entre la autoridad de estipulaci�n y la autoridad de costumbre, se deja ver en el tipo de relaciones entre Jacob y su t�o Lab�n (Gn 29:9-30).

Hab�an hecho un acuerdo especificando que si Jacob trabajaba siete a�os, Raquel, la hija m�s joven de Lab�n, se convertir�a en su esposa.

Sin embargo, cuando lleg� el momento de cumplir el contrato, Lab�n coloc� la autoridad de su costumbre por encima de su acuerdo con Jacob al darle su hija primog�nita, Lea, en lugar de Raquel.
Cuando Jacob despert� de su noche de bodas y encontr� a Lea a su lado, podemos imaginarnos su ira a medida que le exig�a a Lab�n que le dijera el porqu� le hab�a enga�ado y violado el acuerdo que hab�an hecho.

Lab�n contest� explic�ndole que la costumbre de casar a la mayor antes que a la menor no pod�a ser violada. Si Jacob todav�a deseaba a Raquel, tendr�a que trabajar otros siete a�os m�s. A la fuerza, Jacob se someti� a la autoridad de la costumbre y de la tradici�n, que en este caso, se sobrepuso a la "autoridad de estipulaci�n" de su acuerdo original.

4. Autoridad Funcional
a. Surge Por Habilidad. Por autoridad funcional, queremos dar a entender aquella que emerge de la habilidad o capacidad de uno. Todos nosotros tenemos habilidades como resultado de:

1) Nacimiento: habilidad natural;

2) Entrenamiento: Lo que desarrollamos a trav�s de nuestra educaci�n;

3) Gracia: Lo que procede de la capacitaci�n divina de Dios.

4) Experiencia: Lo que procede de lo conocido como la "escuela de los golpes duros".

�C�mo opera la autoridad funcional? Supongamos que ha llegado usted a un accidente de tr�fico en el que un hombre yace mortalmente herido, con su auto destrozado al borde de la autopista. En la escena hay un doctor, un polic�a y un mec�nico.

�Qui�n tiene la autoridad para dictar qu� tratamiento haya que dar al hombre moribundo? �Por supuesto que el doctor! Por su entrenamiento y habilidad, �l tiene la capacidad y, consecuentemente, la autoridad para saber lo que es mejor en esa situaci�n. El mec�nico con sus herramientas no ser�a de ninguna ayuda, ni el polic�a con su placa.

Cuando el tr�fico tuviera que ser desviado del lugar del accidente, �qui�n tendr�a la autoridad? �El polic�a! �Por qu�? Est� entrenado y autorizado para hacerlo.

Sin embargo, en el asunto de reparar o arreglar el auto, �a qui�n se lo encomendar�amos? Al mec�nico. �Por qu�? Por su habilidad, su autoridad funcional.

Sus habilidades respectivas les califican para tener autoridad a la hora de realizar funciones para las que han sido entrenados.

En la mayor�a de las naciones del mundo, el polic�a habr�a sido juzgado por mal uso de autoridad si hubiera intentado controlar al doctor y dictar el tratamiento para el moribundo. Su placa de autoridad le da solamente una autoridad limitada.

b. Reconocido En Las Escrituras. Jes�s reconoci� la autoridad funcional cuando dijo: "…los sanos no tienen necesidad de m�dico sino los enfermos" (Mt 9:12).

Tocante al hogar, Pablo nos dice que los esposos y las esposas tienen que someterse mutuamente el uno al otro en el temor del Se�or (Ef 5:21). En el �rea de su capacidad, la esposa se somete al esposo y , el esposo se somete a la esposa. Ambos, reconocen la autoridad funcional del otro.

La sumisi�n, basada en el amor, lleva a un respeto mutuo por la capacidad que cada esposo puede traer al matrimonio y al hogar.

Estos siete niveles de autoridad, administrados con propiedad dentro de los l�mites b�blicos, son todos parte de lo "...dilatado de Su imperio y de su paz...".

B. LOS PROBLEMAS CON LA AUTORIDAD HUMANA
�D�nde empiezan los problemas? En el mundo en que vivimos, incluso en la Iglesia y en el hogar, tenemos problemas con la autoridad. �Qu� sucede para que se originen esas condiciones ca�ticas?
�Por qu� a menudo tenemos un dif�cil armisticio entre los miembros de la familia, en lugar de una paz permanente en algunos hogares e iglesias? Puede que sea un fracaso tratar de entender la autoridad y su papel.

1. Problema 1: Hombres Que Ejercen Autoridad Que Pertenece Solamente A Dios
Es seguro que los problemas van a venir si tomamos la autoridad delegada, de estipulaci�n, de tradici�n o funcional, y la elevamos al nivel de la autoridad soberana o veraz o de la autoridad de la conciencia.

Si los hombres elevan su autoridad limitada al nivel de una autoridad total e incuestionable, haci�ndose as� iguales o mayores que Dios y Su Palabra, es seguro que vendr�n problemas.

Es f�cil para los l�deres de la iglesia "jugar a ser Dios" haciendo lo que parece bien a nuestros ojos y reclamando la autoridad para hacerlo. Esta actitud es peligrosa en cualquier tiempo, pero doblemente cuando infecta al pueblo de Dios y al liderato de la Iglesia.

La Biblia expone claramente que Dios no permitir� que Su autoridad soberana sea usurpada.

Jes�s dijo: "…si vosotros permanecierais en mi palabra, ser�is verdaderamente mis disc�pulos…" (Jn 8:31). Tenemos que someternos a Dios y a Su Palabra. Nunca debemos tomar a un dirigente religioso, pol�tico o militar, y adscribirle autoridad soberana y veraz.

Jes�s claramente establece que somos Sus disc�pulos (solamente) si continuamos en Su Palabra. La Biblia es la autoridad final en materia de fe y pr�ctica. Jes�s dej� esto claro cuando dijo: "…la escritura no puede ser quebrantada [desobedecida]" (Jn 10:35).

2. Problema 2: La Autoridad Religiosa Y La Escritura En Conflicto
Este punto se halla dram�ticamente ilustrado en la confrontaci�n entre el sumo sacerdote Anan�as y el Ap�stol Pablo.

Aqu� est� el relato: "…Entonces Pablo mirando fijamente al concilio, dijo: varones hermanos, yo con toda buena conciencia he vivido delante de Dios hasta el d�a de hoy. El sumo sacerdote Anan�as orden� entonces a los que estaban junto a �l, que le golpeasen en la boca.

Entonces Pablo le dijo: �Dios te golpear� a ti, pared blanqueada [o tumba blanqueada] �Est�s tu sentado para juzgarme conforme a la ley, y quebrantando la ley me mandas golpear?" (Hch 23:1-3).

-Punto Uno-
Pablo apel� a la autoridad de la Escritura en esta situaci�n al hacer saber a Anan�as que, �stas, ten�an m�s autoridad que la que �l ten�a como juez.

"Los que estaban presentes dijeron: �Al sumo sacerdote de Dios injurias? Pablo [se disculp� y] dijo: no sab�a, hermanos, que era el sumo sacerdote; pues est� escrito: no maldecir�s a un pr�ncipe de tu pueblo" (Hch 23:4, 5).

-Punto Dos-
Por su defensa ante el sumo sacerdote (basada en la amonestaci�n de la Escritura), Pablo dej� bien claro que �l tambi�n (como ap�stol) estaba sujeto a la Escritura.

Examinemos cuidadosamente este evento. Pablo estaba testificando. El sumo sacerdote Anan�as se encoleriz� y orden� que golpearan a Pablo en la boca: un gesto de censura.

Pablo, no sabiendo que Anan�as era el sumo sacerdote, reaccion� llam�ndole "sepulcro blanqueado", y apel� a las Escrituras como justificaci�n. Golpear a Pablo era contrario a lo que la Biblia dec�a referente a la conducta de los jueces. En esto Pablo ten�a raz�n, porque las Escrituras tienen m�s autoridad que cualquier oficial religioso, pol�tico y militar.

Sin embargo, cuando le dijeron que el que hablaba era el sumo sacerdote, inmediatamente se disculp�.

�Por qu�? Por lo que dice la Biblia: ("...est� escrito...") le ordenaba que "...no hablara mal de un pr�ncipe del pueblo...", y �l estaba sometido a la Escritura.

A pesar de que el sumo sacerdote estaba en un alto nivel de autoridad en el tribunal, ni su autoridad ni la del Ap�stol Pablo, igualaban la autoridad de la Palabra de Dios.

Por sus acciones en este relato, Pablo ilustra claramente la autoridad de la Escritura como una m�s alta que la del sumo sacerdote o la del ap�stol.

Dios no da a ning�n hombre una autoridad mayor que la de las Escrituras o igual a la Suya Propia. Ni Dios da a ninguno el derecho de limitar la conciencia de otro o a pedirle a alguien que le obedezca sin cuestionarle.

Todas y cada una de las autoridades deben ser examinadas a la luz de los principios de Dios, tal y como se bosquejan en Su Palabra.

3. Problema 3: Elevaci�n De La Costumbre / Tradici�n Sobre La Autoridad De La Biblia
Es un serio error practicar costumbres o tradiciones religiosas que son contrarias a la Palabra de Dios.

En el Evangelio de Mateo, leemos lo siguiente: "�Por qu� tambi�n vosotros quebrant�is el mandamiento de Dios por vuestra tradici�n?" (Mt 15:1-3).

Jes�s acus� a los dirigentes religiosos acerca del d�a que le dedicaban a �l, es decir, de haber colocado sus tradiciones a un nivel m�s alto que las Escrituras. Como resultado, Jes�s los llam� hip�critas.

El Evangelio de Marcos registra las palabras de Jes�s como sigue: "…ense�ando como doctrinas mandamientos de hombres. Porque dejando el mandamiento de Dios, ten�is la tradici�n de los hombres…

…Bien invalid�is el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradici�n. Porque Mois�s dijo: Honra [ayuda financiera] a tu padre y a tu madre… y vosotros dec�s: Basta si dijere un hombre al padre o a la madre: Es Corb�n (quiere decir don m�o a Dios) todo aquello con que pudiera valerte; y no le dej�is hacer m�s por su padre o por su madre. Invalidando la palabra de Dios con vuestra tradici�n…" (Mr 7:7-13).

La Escrituras ordenan: "…honra [sost�n econ�micamente] a tu padre y a tu madre…" (Ex 20:12). La tradici�n de los jud�os dec�a: "Si das el dinero que pertenece a tus padres al templo, est�s disculpado del mandato de la Escritura concerniente al cuidado paternal".

Por sus tradiciones, estaban privando a sus padres de ayuda financiera al donar su dinero al templo.

"Pues en vano me honran, ense�ando como doctrinas, mandamientos [costumbres / tradiciones] de hombres" (Mt 15:1-9).

Todav�a hacemos eso mismo actualmente cuando elevamos las pr�cticas y tradiciones de nuestra iglesia por encima de la Palabra de Dios. Es f�cil olvidar que esa costumbre y tradici�n tiene valor, solamente, si est� subordinada a las Escrituras. Las costumbres y las tradiciones (no importan los siglos que tengan), si no son b�blicas, si son contrarias a las Escrituras, tienen que ser detenidas.

a. Nada Debe Ser A�adido A La Muerte De Cristo En La Cruz. Yo film� hace algunos a�os las celebraciones de un Viernes Santo en un pa�s donde los flagelantes se cortan las espaldas con cristal agudo hasta que les sale la sangre, colocan coronas de espinas en sus cabezas y caminan por millas a trav�s del c�lido sol tropical, azot�ndose con l�tigos.

Las ceremonias conclu�an en un enorme campo al aire libre donde varios, con clavos que atravesaban las palmas de sus manos, eran levantados sobre cruces.

Uno de ellos pareci� caer en un caso t�pico de posesi�n o dominio demon�aco cuando se le descendi� y lo llevaron a una casa cercana. (Puede haber sido una conmoci�n extrema, no podr�a asegurarlo). Estaba gritando y sollozando fuera de todo control.
Todo esto se hac�a con las bendiciones de la direcci�n de su iglesia, en completa oposici�n a las Escrituras.

A los que en el Nuevo Testamento pon�an su confianza en cortarse, Pablo les escribi� esta advertencia: "Si os circuncid�is [cort�is vuestra carne], de nada os aprovechar� Cristo. De Cristo os desligasteis… de la gracia hab�is ca�do" (Ga 5:2, 4).

Caemos de la gracia al intentar obtener m�ritos o bendiciones a trav�s de nuestras propias obras de justicia. Esto deshonra a Cristo y Su sacrificio en la cruz. Efectuar tal cosa implica que la obra de Cristo en la cruz no fue suficiente y que tenemos que a�adir nuestras buenas obras a Su obra para ser salvos y bendecidos. Esto no honra a la cruz, la deshonra.

Aunque estas cosas tienen una apariencia religiosa externa (y a�n espiritual), claramente interfieren con la obra del Esp�ritu Santo que nos perfecciona.

No dudo de la sinceridad de aquellos que conservan reliquias, encienden velas, oran a los santos y siguen muchas otras tradiciones para las que no hay ninguna autoridad ni bendici�n b�blica. Son sinceros, igual que los que se flagelan en las celebraciones de Semana Santa.

Pero a tales personas, el Ap�stol Pablo les dirige esta seria advertencia: "Ojal� se mutilasen los que os perturban…" (Ga 5:12).

Pablo estaba muy preocupado porque las tradiciones de los jud�os estaban siendo impuestas a los creyentes gentiles de Galacia. Su ep�stola a los creyentes de Galacia deber�a ser aprendida de memoria, y sus solemnes advertencias obedecidas por todo siervo sincero de Dios.

Yo apelo a los hombres y a las mujeres de Dios en todas partes para que renuncien a las pr�cticas que no son b�blicas.

Som�tase a la autoridad de Dios y de Su Palabra (la Biblia). No deje que la autoridad religiosa, o cualquier otra, le esclavicen con tradiciones y pr�cticas sin bases b�blicas.

Una vez el Esp�ritu Santo trat� con algunos de ustedes, lo cual, les fortaleci� en la fe del Se�or. Pero ahora, bajo la presi�n de los dirigentes religiosos, est�n volviendo las espaldas a lo que el Esp�ritu Santo les dijo. �No lo hagan! Mant�nganse firmes en Su Palabra y les aseguro que �l los aprobar� y bendecir�.

"Digo pues, andad en el Esp�ritu" (Ga 5:16). El os dir� por d�nde ir y qu� cosas hacer, entonces, ya no har�n las cosas equivocadas.


.::1er Trimestre - .::SECCI�N A