SECCI�N A4
ESTABLECIENDO UN H�BITO DEVOCIONAL
Por Jack Hayford

�NDICE PARA ESTA SECCI�N
A4.1 - La Renovaci�n Del H�bito Devocional
A4.2 - Acci�n De Gracias Y Alabanza (Ofrecimiento De Uno Mismo)
A4.3 - Confesi�n Y Limpieza (Ofrecimiento De Coraz�n)
A4.4 - Orden Y Obediencia (Ofrecimiento Del D�a)
A4.5 - Familia E Iglesia (Ofrecimiento De Los Que Est�n Cerca Y De Nuestros Seres Queridos)
A4.6 - El Papel De La Intercesi�n En Alcanzar Al Mundo Para Jes�s
A4.7 - Pa�ses Y Naciones Extranjeras (Ofrecimiento Del Mundo)

Cap�tulo 1
La Renovaci�n Del H�bito Devocional

Introducci�n

Recientemente, el Se�or trat� conmigo de una manera muy profunda y personal acerca de una parte muy importante de nuestro caminar diario con �l. Tres veces en una sola semana el Se�or me despert� por la noche y me habl� con referencia a una falla muy seria en mi vida. Como siempre, demostr� Su gracia para conmigo, pero al mismo tiempo, fue muy directo en Su consejo hacia m�, como un padre con su hijo.

Siempre estoy agradecido de la correcci�n y disciplina amorosa del Se�or, y siento un deseo ardiente de escuchar y poner Su palabra en acci�n. Registr� con gran diligencia todo lo que �l ha tra�do a mi mente, porque me di cuenta de que era importante no s�lo para m� como pastor, sino tambi�n para nuestra comuni�n eclesial.

Los dirigentes o l�deres espirituales tenemos una gran responsabilidad delante de Dios hacia Su pueblo, puesto que ellos ponen sus ojos en los l�deres para la direcci�n que buscan. Nuestras vidas hablan tan alto como nuestras palabras y el reba�o de Dios mirar�, escuchar� y seguir� las huellas de sus pastores.

Nosotros los pastores, no podemos conducir nuestro pueblo m�s all� de lo que hayamos caminado con Dios. M�s que esto, cuando caemos y fracasamos, es lamentable decir que otros retroceder�n e incluso ser�n lisiados y heridos en su caminar con el Se�or, esto suceder� aun cuando nuestros fracasos no sean planeados o ni siquiera conocidos.

Esta fue una experiencia real en mi propia vida, pues nunca hubiera hecho nada que debilitara la vida espiritual de mi pueblo a sabiendas. S� que otros dirigentes o l�deres cristianos tienen este mismo sentir.

Por lo tanto, deseo compartir con ustedes las lecciones que he aprendido del Se�or durante este tiempo tan especial de nueva direcci�n en mi vida. Estoy seguro de que �stas ser�n de gran bendici�n para usted as� como lo han sido para m� y para toda mi congregaci�n aqu� en La Iglesia en el Camino en Van Nuys, California.

A. ORACI�N Y LA PRIMERA IGLESIA
Me gustar�a comenzar examinando los primeros cap�tulos del Libro de los Hechos. Aqu� descubrimos como era la Iglesia de Jesucristo cuando se estaba formando. Empez� de esta manera:

1. La Oraci�n Dio Nacimiento A La Primera Iglesia
Justo antes de que Jes�s volviera al Padre despu�s de Su resurrecci�n, dej� instrucciones especiales para los disc�pulos. Ten�an que esperar (orar) en Jerusal�n hasta que fueran dotados (vestidos) de poder de lo alto como el Padre hab�a prometido (Lc 24:49).

Lucas, el escritor del Libro de los Hechos, nos cuenta en el Cap�tulo Uno lo que sucedi� a continuaci�n: "No mucho despu�s, Jes�s se elev� al cielo y una nube lo apart� de los disc�pulos para que no pudieran verlo ya" (Hch 1:9).
Los disc�pulos estaban en el Monte de los Olivos cuando sucedi� esto. Caminaron, entonces, media milla de vuelta a Jerusal�n y se reunieron en una habitaci�n en el segundo piso. Aqu� tuvieron un servicio de oraci�n que dur� varios d�as. Estaban all� unas 120 personas.

El D�a de Fiesta de Pentecost�s, lleg� diez d�as m�s tarde. Estaban todos orando juntos cuando, de repente, hubo un sonido desde el cielo como un viento poderoso que sacudi� toda la casa donde estaban sentados... y todos fueron llenos del Esp�ritu Santo.

Despu�s de un poderoso serm�n de parte de Pedro, unas 3 mil almas fueron salvadas. �stas se unieron gozosamente a los otros creyentes. Eran ense�ados por los Ap�stoles diariamente, y se reun�an en las casas de los unos y los otros para tener comuni�n, para comer la Santa Cena del Se�or y para tener sesiones de oraci�n (tomado de Hechos 1 y 2).

La oraci�n pari� a la Iglesia. Diez d�as de oraci�n tuvieron como resultado el derramamiento Pentecostal del Esp�ritu Santo, y milagrosamente 3,000 personas se convirtieron. Los Cristianos de Pentecost�s eran creyentes dedicados a la oraci�n diaria.

2. Oraci�n, Una Fuerza Poderosa
La vida de oraci�n diaria de la Iglesia Primitiva no solo empez� en Pentecost�s, sino que continu� como una fuerza poderosa durante los d�as ins�litos que subsiguieron: "Una tarde Pedro y Juan fueron al Templo para la oraci�n diaria de las tres" (Hch 3:1).

Ustedes conocen la historia. Trata del cojo que se sentaba a la entrada del templo, llamado la Hermosa, para pedir limosnas que fue sanado por el poder de Dios obrado en Pedro y Juan. A trav�s de ese milagro, el n�mero de creyentes ascendi� a 5 mil. Los dirigentes religiosos se enojaron grandemente al enterarse de las nuevas; por consiguiente, decidieron encarcelar a Pedro y a Juan. Les dejaron libres al d�a siguiente, pero les advirtieron que no volvieran a predicar ni a ense�ar m�s acerca de Jes�s.

�C�mo respondieron Pedro y Juan a ese trato? "Volvieron a su propio grupo y les dijeron todo lo que hab�a sucedido. Cuando oyeron su informe, todos empezaron a orar. Cuando terminaron de orar, el lugar donde estaban reunidos fue sacudido. Todos fueron llenos con el Esp�ritu Santo y empezaron a hablar valientemente la palabra de Dios" (Hch 4:23, 24, 31).

En Hechos 5:12 volvemos a leer: "Y los ap�stoles hicieron muchas obras maravillosas entre el pueblo. Se congregaban regularmente en el �rea del Templo conocida como el P�rtico de Salom�n". Esto tiene que ver con sus tiempos de oraci�n juntos.

Se cuenta otra historia interesante en Hechos 6:1-4. Los dirigentes se estaban enfrentando con un problema en su comuni�n y necesitaban una soluci�n. Su respuesta es sabia y pr�ctica, pues permit�a que los Ap�stoles dedicaran el tiempo que necesitaban para continuar en la "oraci�n y ministerio de la Palabra".

En Hechos 7:55-59 leemos acerca de Esteban, que fue el primer cristiano en morir por su fe. Cuando es derribado sobre sus rodillas por las piedras de sus enemigos, clama en oraci�n. El cielo escucha esa oraci�n, y el Se�or Jes�s es visto de pie a la diestra de Dios, dispuesto para recibir el esp�ritu de Esteban.

El tema o t�pico de la oraci�n contin�a en Hechos 8:14,15: "Cuando los ap�stoles en Jerusal�n oyeron que la gente en Samaria hab�a recibido la Palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan. Cuando llegaron all�, oraron por los nuevos creyentes para que pudieran recibir el Esp�ritu Santo".

Y en Hechos 9:10,11 leemos: "En Damasco hab�a un creyente llamado Anan�as. El Se�or le mostr� en una visi�n [sue�o] lo que quer�a que viera. Dijo: ‘�Anan�as!' Y Anan�as respondi�: ‘Si Se�or, heme aqu�'. El Se�or dijo: ‘�Lev�ntate! Ve a la Calle de la Derecha hacia la casa de Judas y pregunta por un hombre de la ciudad de Tarso. Su nombre es Saulo. Lo encontrar�s orando all�'."

Ustedes recordar�n que Saulo se hab�a encontrado con Jes�s en el camino hacia Damasco. Hab�a sido derribado al suelo y cegado por el resplandor de la gloria de Dios. Sus ojos espirituales, sin embargo, fueron abiertos y obtuvo el nuevo nacimiento maravillosamente. �Fue transformado completamente!
Es similar a cuando Anan�as estaba orando y recibi� su visi�n. Al mismo tiempo, Saulo estaba tambi�n orando porque no sab�a qu� hacer. Aquellas oraciones iban a tener un efecto que trascender�a la historia y se extender�a hasta nuestros d�as.

S�, los cristianos de Pentecost�s fueron creyentes dedicados a la oraci�n. Cuando oraban, el Esp�ritu Santo se mov�a con poder. Cuando ello ocurre, se experimenta el perd�n, sanidad, milagros y direcci�n. Los cristianos del Pentecost�s de hoy tambi�n oran todo el tiempo y en todas partes, y Dios se mueve entre ellos para hacer Su voluntad.

Se podr�a decir que el Libro de los Hechos es un informe o reporte de un culto o reuni�n de oraci�n muy especial. Empez� en Pentecost�s por el Esp�ritu de Dios y no se detuvo nunca.

Para los creyentes en la Iglesia primitiva, la oraci�n era una pr�ctica diaria. Era un h�bito tan natural e importante como respirar. En realidad la oraci�n era para ellos como el aliento de su vida nueva en el Esp�ritu.

B. LA ORACI�N DEVOCIONAL COMO H�BITO DIARIO
Ahora bien, de este h�bito diario de oraci�n devocional era de lo que Dios estaba tratando conmigo. Me habl� directamente y me dijo que hab�a olvidado la disciplina (pr�ctica regular) de las devociones diarias. Hab�a permitido que otras cosas ocuparan mis tiempos diarios de tranquilidad a solas con �l.

No quiero decir con esto que no oraba en absoluto. De hecho, oro mucho. Se me ense�� a orar desde que era un muchachito. Comenzaba con la oraci�n de ni�os que muchas personas conocen: "Ahora me voy a dormir, te ruego, Se�or, que guardes mi alma".

Despu�s dec�a: "Bendice a Mam� y a Pap� y a Loann y a Jimmy y a m�. Y Se�or, ay�danos a estar preparados para cuando T� vengas. Si he hecho algo malo hoy, te pido que me perdones y que limpies mi coraz�n. Y bendice a todos nuestros amigos y personas queridas; ay�dame a no tener malos sue�os. En el nombre de Jes�s".

A veces oraba sobre algunas otras cosas m�s, pero mayormente esa era la oraci�n que oraba a medida que iba creciendo.

Incluso hoy, esa sigue siendo la estructura de mi oraci�n cuando me voy a dormir. No me considero por encima de esa sencillez infantil. No me importa decir que todav�a digo: "Se�or, me voy ahora a dormir. Gracias por Tu Palabra que dice que aquellos que est�n en paz contigo, dormir�n con seguridad. Bendice a Anna, mi esposa. Bendice a mis hijos, Becky y Scott; y a Jack y a su esposa. Bendice a Mark y a DeeDee y a Brian y a Kile, mis nietos; y a mi hija Christy". Despu�s nombro a otras personas m�s r�pidamente y me voy a dormir.

La opini�n que tengo de m� mismo es que soy una persona de oraci�n y adoraci�n. S� que usted tambi�n lo es.

Como pastor, a menudo dirig�a nuestros cultos de oraci�n en la iglesia. Oro frecuentemente con mi congregaci�n en grupos peque�os. Oro con y por los miembros e individuos de mi equipo que vienen a m� en busca de ayuda espiritual. Hay ocasiones cuando Dios me mover� a sesiones especiales de oraci�n intercesora por misioneros u otros. A trav�s de todo el d�a, me vuelvo a Dios en busca de consejo cuando surgen necesidades.

Adem�s, he ense�ado sobre el tema de la oraci�n a trav�s de la televisi�n por todo el mundo. He escrito y predicado mucho sobre el tema. As� que, no soy extra�o a la oraci�n ni en entendimiento, ni en pr�ctica. Sin embargo, ten�a un problema: El tiempo de mi oraci�n devocional de la ma�ana hab�a dejado de ser un h�bito diario.

No fue algo que dej� de hacer de golpe. Otras cosas, incluso cosas buenas, parece que tomaron el lugar de mi tiempo para la oraci�n diaria. Como ejemplo, dir�a que para m� es mucho m�s f�cil leer la Biblia cada d�a que orar cada d�a. Creo que la mayor�a de las personas lo encuentran as�. Por supuesto, el estudio de la Palabra de Dios es importante, pero la direcci�n y correcci�n que yo estaba recibiendo ten�a que ver con mi vida de oraci�n. (Es interesante notar, sin embargo, que la gente que ora m�s, tambi�n lee m�s la Palabra de Dios).

El Se�or me dej� ver claro que necesitaba formar un h�bito diario de oraci�n personal una vez m�s. Fue una pr�ctica que recuerdo haber empezado en mis primeros d�as de escuela. De alguna manera, hab�a llegado a ocupar un lugar de menor importancia en mi d�a con Dios. Ahora �l me estaba diciendo que ten�a que volver a aprenderlo una vez m�s. Y lo hice. Volv� a la escuela con Jes�s. Aprend� algunas preciosas lecciones que deseo compartir con ustedes, desde mi coraz�n al suyo.

Como l�der de la Iglesia, el Se�or exigi� primero que yo compartiera mi debilidad con la gente. Les dije que probablemente muchos, tal vez la mayor�a de ellos, no ten�an tiempo diario de oraci�n. Para algunos de ellos, el origen de su falta pod�a remontarse al pastor.

Entonces les dije c�mo Dios me hab�a instruido amorosa y sabiamente para renovar mi pr�ctica diaria de oraci�n matutina. Hab�a escuchado y obedecido a Dios voluntariamente.

Dado a mi disposici�n de renovar mi propia vida de oraci�n, estaba listo para ense�arles una verdad que hab�a venido directamente del coraz�n de Dios hacia el m�o. Y ese es el prop�sito de nuestro tiempo de ense�anza en los servicios que conducimos en la iglesia.

1. �Cu�n Extensa Deber�a Ser Mi Oraci�n?
La primera pregunta que viene a la mente de la gente es: �Cu�nto tiempo deber�an pasar en la oraci�n matutina? Voy a decirle la norma ahora mismo. No ponga un l�mite espec�fico de tiempo. Se derrotar� a s� mismo desde el principio. La oraci�n se convertir� en una tarea o en un deber pesado en lugar de ser una puerta abierta hacia una relaci�n amorosa con el Dios viviente.

a. Aparte Tiempo Para Oraci�n. Necesitamos apartar un tiempo. Si vamos a pasar m�s tiempo en oraci�n, significa que pasaremos menos tiempo en hacer otras cosas. Por lo tanto, tenemos que decidir qu� cosas deber�n tener prioridad a fin de que la oraci�n pueda ocupar el primer lugar.

La mayor�a de nosotros perdemos cierta cantidad de tiempo por la noche en cosas innecesarias. Por ejemplo, me hab�a formado el h�bito de mirar el �ltimo informe de noticias mundiales y el reporte sobre el clima por televisi�n antes de irme a la cama. En realidad no necesitaba emplear todo ese tiempo en algo que no era tan importante como la oraci�n antes de irme a descansar. Todo lo que necesitaba conocer estaba en el peri�dico por la ma�ana que pod�a leer en la mitad de tiempo.

Todos, por lo general, tenemos algo que podemos eliminar por la noche para dedicarnos a la oraci�n antes de irnos a la cama. Tambi�n podemos irnos a descansar media hora antes por la noche y levantarnos m�s temprano para el devocional por la ma�ana. Ese puede ser exactamente el tiempo que necesitamos para comenzar nuestra pr�ctica de devociones diarias.

2. La Oraci�n: Comuni�n Con Jes�s
El comenzar un h�bito requiere cierto grado de fuerza de voluntad. Una vez que se ha formado el patr�n, se convierte en una parte natural de nuestra vida.

Sabemos y sentimos que algo se est� perdiendo cuando se abandona. Realmente echamos de menos estar con el Se�or de esa manera personal y especial. Es cierto que se convierte en un tiempo de estrecho compa�erismo que es dulce y satisfactorio.

Por supuesto que sabemos que perder un tiempo de devoci�n diaria con el Se�or, no significa que el resto del d�a se hunda en el fracaso. Nuestra confianza b�sica est� en Aqu�l al que oramos, no en nuestras oraciones. Dios es fiel para ayudarnos en cualquier tiempo que nos volvamos a �l.

Es verdad, sin embargo, que algunas cosas pueden ser evitadas y otras vencidas con m�s facilidad cuando nos hemos preparado plenamente a trav�s de nuestras oraciones matutinas.

Tambi�n debemos saber que, aunque nuestros tiempos de oraci�n personal son de bendici�n para nosotros, son adem�s del agrado del Se�or. En realidad �l desea estar con nosotros y cuidarnos.

�Qu� privilegio m�s grande poder saludar al Se�or al inicio de cada nuevo d�a, y conocer que �l desea ser parte de cada detalle de nuestras vidas! Honremos diariamente Su presencia con nuestras oraciones.

C. UN PROGRAMA DE SEIS PARTES PARA NUESTRA ORACI�N DIARIA
Seis �reas importantes que considero deben ser parte de nuestro devocional matutino. Estas son la base del siguiente esquema de oraci�n.

I. ACCI�N DE GRACIAS Y ALABANZA: OFRECIMIENTO DE UNO MISMO
A. El prop�sito diario es la alabanza
B. Presente su cuerpo
C. Cante un canto nuevo
D. Adore en el Esp�ritu

II. CONFESI�N Y LIMPIEZA: OFRECIMIENTO DE SU CORAZ�N
A. Inicie una b�squeda
B. No se enga�e
C. Coloque una guardia
D. Mantenga la meta a la vista

III. ORDEN Y OBEDIENCIA: OFRECIMIENTO DE SU D�A
A. Entregue su d�a a Dios
B. Muestre una necesidad como de ni�o
C. Pida una direcci�n espec�fica
D. Obedezca las instrucciones

IV. FAMILIA E IGLESIA: OFRECIMIENTO DE LOS QUE NOS RODEAN Y DE LOS SERES AMADOS
A. Ore por su familia cercana diariamente
B. Exti�ndase a su familia m�s lejana
C. Recuerde a la familia del Padre Celestial
D. Incluya a los "solteros"

V. EL PAPEL DE LA INTERCESI�N EN ALCANZAR AL MUNDO PARA JES�S
A. Una Iglesia modelo para la oraci�n y las misiones
B. Problemas de oraci�n: actitudes, motivos y m�todos equivocados
C. La intercesi�n definida
D. Tres fuerzas que est�n en operaci�n en la guerra espiritual
E. Tres conceptos importantes en intercesi�n

VI. PAISES Y NACIONES EXTRANJERAS: OFRECIMIENTO DE TODO EL MUNDO
A. Intercesi�n por las naciones
B. Intercesi�n por nuestros misioneros
C. Guerra espiritual por la evangelizaci�n
D. Intercesi�n por los dirigentes nacionales y la paz


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