SECCI�N B1
VIDA CRISTIANA VICTORIOSA
Por Ralph Mahoney

B1.1 - El Diablo Est� Destruido
B1.2 - Los Demonios No Tienen Poder
B1.3 - Manteniendo La Victoria
B1.4 - �LIBRE! Para Casarse Con Otro

Cap�tulo 1
El Diablo Est� Destruido

Introducci�n

�Usted nunca caminar� en victoria hasta que sepa que su enemigo est� derrotado!

Como cristianos, no nos movemos de derrota en victoria. No nos movemos de duda en fe. Las Escrituras nos dicen, sin embargo, que hay un camino de fe que conduce a una fe mayor que es: "De fe a fe" (Ro 1:17).

De manera similar, nuestro punto de inicio hacia la victoria no es la derrota, sino la victoria: la victoria de Cristo. "Pero sean dadas gracias a Dios, que nos da la victoria a trav�s de nuestro Se�or Jesucristo" (1 Co 15:57).

En otras palabras, tenemos que empezar en victoria si es que vamos a obtener la victoria. La duda, la derrota y la desesperaci�n no son la clase de material con el que podemos edificar una vida firme y victoriosa.

Nunca podemos ser ganadores mientras nos veamos como desamparados, v�ctimas desesperanzadas del diablo. Satan�s ya no tiene poder ni autoridad para derrotar a los hijos y las hijas de la familia real de Dios. Sin embargo, tiene la capacidad para enga�ar a los hijos de Dios si no comprenden qui�nes son en Cristo Jes�s.

Cuando yo era un cristiano joven, desarroll� un temor real a todo lo que fuera sat�nico o demon�aco. No s� cu�ndo o c�mo comenz� tal temor. Cuando era peque�o, siempre estaba interesado en los misioneros y en lo que estaban haciendo. Quiz�s algunas de sus historias sobre el poder demon�aco, pudieron sembrar una semilla de temor en mi mente sin que yo me diera cuenta. M�s tarde, aprend� que muchos otros cristianos tienen el mismo problema.

Fui salvo y bautizado con el Esp�ritu Santo cuando estaba en la adolescencia. Cuando crec� en el Se�or, desarroll� un verdadero deseo de tener autoridad sobre el poder demoniaco. Le dije al Se�or que si me enfrentaba alguna vez con el demonio, deseaba poder lanzarlo fuera. Mi preocupaci�n era tan profunda que hasta so�� que ten�a un encuentro o reuni�n as�. Me ve�a a m� mismo intentando lanzar al demonio fuera, pero incapaz de hacerlo. Era un problema serio para m� en esa �poca.

Sin embargo, el Padre Celestial vio que mi deseo era ser un hijo fuerte y fiel en la familia de Dios. Se enfrent� con mi necesidad y solucion� mi problema de una forma que no esperaba. Hab�a pensado que pod�a haber utilizado �ngeles poderosos o grandes torbellinos de luz para ocuparse de mi necesidad de poder. Pero no lo hizo. Hoy en d�a tengo poder y autoridad sobre las fuerzas demon�acas, pero no me lleg� de esa manera. Dios ten�a un camino mejor, un camino que ahora deseo compartir con ustedes.

Dios eligi� ocuparse de mi necesidad de poder sobre las fuerzas demon�acas, por v�a de la revelaci�n. En una revelaci�n Dios nos muestra o "revela" una verdad de la Escritura que no hemos visto o conocido antes. Tal verdad, siempre se centraliza en Jes�s y tiene el poder de liberarnos de nuestros temores.

"Conocer�is la verdad, y la verdad os har� libres… Si el Hijo verdaderamente os libera, ser�is realmente libres" (Jn 8:32, 36).

He descubierto que una revelaci�n que me libera puede ser dada a otros. La verdad obrar� en sus vidas al igual que lo hizo en la m�a. Por lo tanto, deje que el Esp�ritu Santo abra su coraz�n a la Palabra de Dios, y la Palabra de Dios abra su coraz�n.

A. LIBERTAD DEL TEMOR A LO DEMONIACO
"Los hijos de una familia comparten la misma naturaleza f�sica. Por lo tanto, Jes�s – como nuestro hermano redentor – tom� sobre s� mismo nuestra naturaleza humana. Hizo esto para morir. Al morir, obtuvo acceso al reino de la muerte para destruir al que ten�a el poder sobre la muerte, es decir al diablo. Jes�s hizo esto para liberarnos del temor a la muerte por la eternidad. �ramos esclavos de ese miedo; ahora somos libres" (He 2:14, 15, simplificado).

1. El Diablo Est� Destruido
Jes�s muri� para que el diablo pudiera ser destruido. �sta es una declaraci�n firme y segura, la cual, es una verdad absoluta y total. Descansa en la plena autoridad de la Escritura. �El diablo EST� destruido!

a. "Destruir." Ahora bien, eso no significa que el diablo ya no exista. Todav�a nos rodea. La palabra griega para "destruir" es katargueo. Significa:

1) dejar sin poder

2) llevar a la nada

3) reducir a cero

4) dejar sin efecto

5) paralizar

A trav�s de Su muerte, Jes�s no solo pag� la pena por nuestros pecados. Dej� sin poder al diablo, lo redujo a cero y lo paraliz�. Por lo tanto, ya no necesitamos temer al diablo ni al juicio que sigue a la muerte (He 9:27; 10:27).

2. La Muerte Perdi� Su Aguij�n
A trav�s de Su muerte, Jes�s nos mostr� tambi�n que no debemos temer a los efectos f�sicos de la muerte. �sta, no puede destruir el alma o el esp�ritu del hombre. Aun tendremos un cuerpo glorificado como el del mismo Se�or cuando �l vuelva en el poder de la resurrecci�n. "Oh, muerte, �d�nde est� tu victoria? Oh, muerte, �d�nde est� tu aguij�n?… Pero gracias sean dadas a Dios que nos da la victoria a trav�s de nuestro Se�or Jesucristo" (1 Co 15:55,57).

3. Cristo Reina
S�, la muerte y la resurrecci�n de Jes�s nos han liberado del temor al diablo y a la muerte.

El diablo fue derrotado en la misma base de su autoridad terrenal. Su derecho a gobernar sobre la creaci�n fue arrebatado por el Cristo crucificado. El cetro o s�mbolo real de autoridad, le fue arrancado de la mano. Y despu�s de vencer al diablo, El Se�or Jes�s tom� Su lugar justo en el trono.

B. C�MO EMPEZ� TODO
Esta es una historia sublime, sin embargo, s�lo puede ser entendida volviendo al mismo inicio de la creaci�n. �nase a m� para volver a ver lo que hab�a en el coraz�n y en la mente de Dios en la aurora misma de la historia.

1. El Hombre Fue Creado Para El Dominio
"Despu�s dijo Dios: Hagamos al hombre a Nuestra imagen y seg�n Nuestra semejanza. Gobierne y tenga dominio… sobre toda la tierra…" (Gn 1:26 simplificado).

"�Qu� es el hombre para que te ocupes de �l? �Y el hijo del hombre para que cuides de �l? Le hiciste un poco inferior a los �ngeles… Le hiciste para que gobernara y tuviera dominio sobre todas las obras de tus manos…" (Sal 8:4-6 simplificado).

"Tu has puesto todo bajo sus pies" (He 2:8).

Los pasajes de la Escritura anterior nos muestran que Dios ten�a un plan para una "familia real". A esa primera familia se le dio el derecho a gobernar o de tener dominio sobre toda la creaci�n.

Ten�an autoridad sobre todo ser viviente sobre la faz de la tierra. Durante un tiempo, gobernaron sabiamente y bien. Todo estaba en paz y divino orden. El le�n y el cordero se tend�an juntos en armon�a perfecta. No hab�a cardos ni espinas. Flores fragantes y �rboles frutales deliciosos crec�an por todas partes. Era un mundo maravilloso y encantador en el cual vivir. Desgraciadamente, la divina belleza de aquellos d�as sin pecado no iba a perdurar.

2. El Hombre Perdi� El Dominio Por La Desobediencia Y El Enga�o
La Biblia ense�a que Satan�s hab�a sido creado originalmente como un querub�n o �ngel hermoso y ungido. Probablemente era el director del coro celestial. Ten�a grandes ambiciones de gobernar la tierra. Pero Dios concedi� este privilegio a Ad�n y Eva.

�l, por el orgullo y la rebeli�n, cay� de su posici�n de belleza celestial, autoridad y poder. Jes�s dijo que vio a Satan�s caer como un rayo del cielo (Lucas 10:18; vea tambi�n Ezequiel 28:11-17 e Isa�as 14:12-15).

Lo siguiente que hizo fue aparecer en el Jard�n del Ed�n en la forma de una hermosa serpiente. Hab�a un mal prop�sito, sin embargo, en su venida. De una manera sabia y h�bil, buscaba usurpar el derecho a gobernar, el dominio que les hab�a sido dado a Ad�n y Eva.

�l no pod�a ejercer su poder ni forzarse sobre los primeros miembros de la familia terrenal de Dios. Ad�n y Eva ten�an autoridad o gobierno sobre toda criatura viviente, incluyendo las serpientes. El �nico poder que ten�a Satan�s, era el poder de la influencia. Todo lo que pod�a hacer era buscar e influir sobre su comportamiento a trav�s de las mentiras y el enga�o.

Por lo tanto, se dirigi� hacia Eva cuando estaba sola. De una manera astuta y sutil, plant� las semillas de la duda en su coraz�n acerca del amor de Dios, la honestidad y la autoridad. Finalmente logr� que creyera que �l ten�a raz�n y que la Palabra de Dios estaba equivocada.

Como resultado, eligi� comer del �rbol de la ciencia del bien y el mal en lugar del �rbol de la vida. Despu�s, Ad�n comparti� su desobediencia al someterse a la mentira del diablo.

a. Tristes Resultados. Tres cosas muy tristes y tr�gicas sucedieron como resultado de su duda y desobediencia:

1) Perdieron La Cobertura Y Autoridad. Salieron de la cobertura y autoridad de Dios, y la imagen de �ste fue empa�ada.

2) Perdieron El Derecho A Gobernar. Por consiguiente, perdieron su derecho a gobernar sobre la perfecta creaci�n de Dios.

3) Se Colocaron Bajo Nueva Autoridad. Despu�s, se colocaron bajo la autoridad del mismo Satan�s.

Satan�s fue muy r�pido en apoderarse del cetro, que se hab�a ca�do de la mano de la primera pareja, y de la corona de su cabeza. Estos s�mbolos de autoridad, ahora le pertenec�an a Sat�n.

El diablo se hab�a apoderado de la tierra como deseaba.

La hab�a obtenido no por la fuerza, sino por enga�o. El derecho a gobernar la creaci�n de Dios, hab�a pasado del hombre a la serpiente: al diablo mismo.


3. El Plan De Dios Para La Redenci�n Y La Restauraci�n
Satan�s no solo enga�� a otros, sino que tambi�n se enga�� a s� mismo. Pens� que ten�a raz�n, cuando estaba equivocado. Cre�a que en realidad hab�a obtenido una victoria tanto sobre Dios, como sobre el hombre.

Sin embargo, hab�a un aspecto de la naturaleza de Dios sobre el que no sab�a nada. Se llama gracia.

Se basa en un amor carente de ego�smo que busca redimir lo que se ha perdido sin importar lo que pueda costar. Uno redime o compra otra vez s�lo las cosas que son de valor.

En el caso de la vida de un hombre, el precio ser�a la muerte de otro hombre. �Uno llamado el Hijo del Hombre! Estoy seguro de que Satan�s no hab�a contado con que Dios iba a ir tan lejos como para dar a Su Hijo unig�nito, Jes�s, por el hombre ca�do. Sin embargo, tal don hab�a sido dado aun desde antes de que el hombre fuera creado.

La Biblia dice de Jes�s: "…el cual fue muerto desde el principio del mundo" (Ap 13:8). Esto significa que Dios, en su sabidur�a, vio que el hombre pecar�a y necesitar�a un salvador. Jes�s fue escogido para este prop�sito antes de la creaci�n del hombre.

"Dios pag� un precio para salvaros de la forma vac�a de vida que os dieron vuestros padres. Sin embargo, no fuisteis redimidos con algo que perezca como la plata o el oro. Fuisteis comprados con la sangre preciosa de Cristo – un cordero puro y perfecto.

Cristo fue escogido antes de que el mundo fuera hecho. Pero fue revelado y mostrado al mundo en estos �ltimos d�as para vosotros" (1 P 1:18-20 smf).

Cuando el hombre cay�, Dios no cambi� de opini�n sobre Su plan para una familia de realeza y amada. Todav�a ten�a el prop�sito de llenar toda la tierra con hijos e hijas cuyas vidas reflejaran la belleza de su Dios.

A trav�s de su amor y obediencia, la gloria del reino de Dios cubrir�a toda la tierra como las aguas que cubren el mar. S�, el cetro volver�a a la mano del hombre.

a. La Simiente De La Mujer. Tan pronto como el hombre pec� y cay� de su lugar de autoridad real, el plan de redenci�n de Dios fue puesto en movimiento. Era de inter�s que este plan fuera revelado primero al mismo Satan�s. Por el relato, parecer�a que Ad�n y Eva tambi�n estaban all�. La palabra del Se�or, sin embargo, fue dirigida directamente a la serpiente:

"Y el Se�or Dios dijo a la serpiente: Porque has hecho esto, ser�s maldita sobre todos los animales… Desde ahora en adelante la mujer y t� ser�is enemigas. Esto ser� igual entre tu simiente [descendencia] y su Simiente [Jes�s]. T� le magullar�s el tal�n, mas �sta te aplastar� la cabeza" (Gn 3:14, 15 smf).

La "Simiente de la mujer", se refiere a la l�nea familiar de la cual vendr�a Jes�s en Su humanidad. Se dice que la serpiente le golpear�a en el tal�n, pero la herida no ser�a fatal: de manera definitiva. Esto es una referencia a la muerte y resurrecci�n de Jes�s. La muerte, no pudo mantener a su v�ctima en la tumba.

Sin embargo, la Simiente (Jes�s) aplastar�a la cabeza de la serpiente. Esto, hace referencia a una herida fatal de la que no se recuperar�a. La derrota y muerte de la serpiente ser�a definitiva.

La frase "destrozar� tu cabeza" tiene un significado adicional de gran importancia para nuestro tema de la autoridad. El t�rmino "cabeza" incluye el pensamiento de direcci�n o autoridad gubernamental (cobertura). Pablo utiliza as� el t�rmino al establecer las l�neas de la autoridad y la responsabilidad espirituales:

"Ahora bien, quiero que sep�is que la cabeza [cobertura gubernamental] de la mujer es el hombre. La cabeza del hombre es Cristo y la cabeza de Cristo es Dios" (1 Co 11:3 simplificado).

Nuestra historia del Jard�n del Ed�n se hace ahora m�s dram�tica. Dios mismo est� dici�ndole al diablo que un d�a la Simiente de la mujer arrancar� el cetro de su mano. A trav�s de la cruz de Cristo, el hombre ser�a redimido, Satan�s ser�a derrotado y se restaurar�a el dominio o gobierno a la familia de Dios.

b. Redentor Real. El Hijo de Dios - como el hijo del hombre - recuperar�a, para el hombre redimido, la autoridad para volver a gobernar, la cual, hab�a perdido a trav�s del pecado.

El reino de los cielos un d�a gobernar� la tierra a trav�s de la familia de hijos e hijas reales de Dios. Jes�s, nuestro real Hermano Redentor, es el "primog�nito" de esa familia gloriosa. A trav�s de �l tenemos una victoria que permanecer� para siempre.

Este tema del gobierno justo restaurado a trav�s de la Simiente real de Dios, puede ser rastreado a lo largo de toda la Escritura. Escuchen la carta de Pablo a la iglesia de los G�latas:

"Cuando hubo llegado el tiempo justo, Dios env�o a su Hijo para que naciera de una mujer y viviera bajo la ley. Lo hizo para redimir a aquellos que tambi�n estaban bajo la ley. De esta manera, fuimos comprados y devueltos a la familia de Dios como sus propios hijos.

Por esta raz�n, envi� el Esp�ritu de su Hijo a nuestros corazones. Desde nuestro coraz�n al Suyo, el Esp�ritu clama: ‘Padre, amado Padre'. Ya no somos esclavos, sino hijos amados de Dios. Como hijos suyos, todo lo que le pertenece, nos pertenece tambi�n a nosotros" (Ga 4:4-7).

De manera bastante clara, Pablo est� uniendo el nacimiento del Se�or Jes�s a la Simiente prometida en G�nesis 3:15. Jesucristo vino a esta tierra nacido de mujer. Vino con el prop�sito de redimir a la humanidad y restaurarla a un lugar de autoridad en la familia real de Dios. Hizo lo que Dios el Padre le dijo al diablo que har�a cuando viniera el tiempo justo. Este tiempo vino, y a trav�s de la cruz de Cristo, Satan�s fue derrotado y destronado.

La autoridad que hab�a arrebatado astutamente de la primera familia, fue devuelta a los hijos e hijas redimidas de Dios.

4. Satan�s Trata De Impedir El Plan
Examine la luz que esta verdad nos trae sobre las tentaciones de Jes�s a principios de Su ministerio terrenal. El diablo busca primero desafiar la fuente de Su autoridad divina al cuestionar Su filiaci�n divina. "Si eres Hijo de Dios…" (Mt 4:3).

a. Satan�s Tienta A Jes�s. No obstante, es la �ltima tentaci�n a la que se enfrenta con la cuesti�n de la autoridad y el dominio. Dejemos que el registro b�blico hable por s� mismo:

"Entonces el diablo le llev� a la cima de una monta�a muy alta. All� le mostr� todos los reinos del mundo y su gloria. Y le dijo: Todas estas cosas te dar� si postrado me adorares.

Pero Jes�s le dijo: Vete, Satan�s. Porque escrito est�, al Se�or tu Dios adorar�s y a �l s�lo servir�s. Entonces el diablo le dej� y los �ngeles vinieron y le sirvieron" (Mt 4:8-11).

Es interesante notar que la autoridad del reino estaba relacionada con la adoraci�n. De hecho, aquello que adoramos se convierte en nuestra autoridad. Lo que en realidad el diablo estaba diciendo era esto: "Si te colocas bajo mi autoridad, te dar� el dominio sobre todos los reinos de la tierra". Jes�s pudo ver a trav�s del enga�o y rehus� aceptar.

1) La Tentaci�n Fue Real. Hay otro punto importante aqu� que contin�a el tema principal de nuestro art�culo. �Fue la oferta de Satan�s real? �Ten�a �l en verdad esa clase de autoridad para darla? Si no hubiera sido as�, su oferta a Jes�s no hubiera sido una tentaci�n real.

Si yo les ofrezco a ustedes diez millones de d�lares si se inclinan y me adoran, la mayor�a de ustedes se reir�an. �Por qu�? Porque ustedes saben que yo no tengo tanto dinero. No ser�a una tentaci�n real.

No fue eso lo que sucedi� con Jes�s. Sus tentaciones fueron reales. Necesit� una fuerza real para resistir. La luchas de Jes�s con estas tentaciones fueron tan agotadoras que los �ngeles tuvieron que venir y ayudarle a recuperarse.

2) Satan�s Ten�a Autoridad. S�, en ese momento del tiempo Satan�s ten�a dominio y autoridad sobre el reino de esta tierra. Era la autoridad que le hab�a arrebatado a Ad�n cuando �ste desobedeci� a Dios en el Jard�n del Ed�n. Cuando Ad�n y Eva se sometieron a las mentiras del diablo, se colocaron bajo la autoridad de �ste y renunciaron a la suya.

b. Satan�s Trata De Destruir a Jes�s. �l trat� de destruir a Jes�s desde Su nacimiento. Puso en el coraz�n del Rey Herodes la idea de que matara a todos los ni�os de menos de dos a�os de edad. S�lo un hombre pose�do por el demonio podr�a hacer una cosa as�.

�Qu� persegu�a Satan�s? A Jes�s: la Simiente de la mujer. Satan�s sab�a que cuando Jes�s llegara a ser adulto, se producir�a una batalla terrible por el poder y la autoridad que �l hab�a pose�do desde la ca�da del hombre.

Cuando la utilizaci�n de la fuerza fracas�, el diablo intent� vencer a Jes�s de la misma manera en que lo hab�a hecho con Ad�n y Eva. Busc� la manera de apartarle de la voluntad y la palabra de Su Padre. Esperaba que Jes�s actuara seg�n su propio inter�s ego�sta.

S�, Satan�s sab�a que Jesucristo era la "Simiente de la mujer" que hab�a venido para arrebatarle su dominio: derecho a gobernar. La oferta que le hizo Satan�s de autoridad mundial, era un esfuerzo para evitar aquella p�rdida, colocando a Jes�s debajo de su mismo control en primer lugar.

c. Satan�s No Entendi� El Prop�sito De La Cruz. Aunque Satan�s sab�a que su reino y su poder estaban amenazados por Jes�s, es posible que no supiera c�mo suceder�a. Pablo nos dice que el plan de la salvaci�n del hombre a trav�s de la cruz, no fue comprendido por los gobernantes ni por los pr�ncipes. "Ninguno de los gobernantes o pr�ncipes de este mundo lo comprendieron. Si lo hubieran comprendido no hubieran matado al Se�or de Gloria en la cruz" (1 Co 2:8).

La Biblia llama al diablo "…el dios de este mundo…" (2 Co 4:4), muchos eruditos de la Biblia creen que 1 Corintios 2:8 se refiere al diablo y sus pr�ncipes gobernantes.

Los gobernantes terrenales est�n subordinados (sirven bajo) a los pr�ncipes demon�acos. �stos, y los poderes que hay detr�s de los gobernantes terrenales, no estaban conscientes del poder y el prop�sito de la cruz.

Jes�s estaba plenamente consciente de que El ten�a que sufrir primero antes de entrar en Su gloria (Lc 24:26). Iba a ser "el cordero sacrificado desde antes de la fundaci�n del mundo" (Ap 13:8). El Calvario y la Cruz ten�an que anteceder al reino y a la corona. La oferta diab�lica de dominio mundial hubiera sido una tentaci�n para que Jes�s gobernara el mundo sin el dolor y el sufrimiento de la cruz.

C. EL PODER REDENTOR Y RESTAURADOR DE LA CRUZ
La cruz tiene poder para redimir al hombre y para restaurarle al lugar de autoridad dispuesto por Dios. Esta es una verdad maravillosa que se extiende a lo largo de toda la Santa Escritura.

Nosotros ya hemos visto que el plan de Dios para un cordero expiatorio (como una ofrenda por el pecado) estaba en Su prop�sito desde antes que el mundo empezara.

1. Enmarcado (Tipificado) En La Pascua
La Pascua desempe�� un papel importante en la liberaci�n de los hijos de Israel de la esclavitud de Egipto. Hab�an sufrido como esclavos durante cuatrocientos a�os. Dios iba a usar a Mois�s para liberarlos de la autoridad y dominio de los Egipcios.

Hay que destacar que el fara�n egipcio utilizaba una corona que consist�a en la imagen de una serpiente cobra mortal, venenosa y dispuesta a producir la muerte con su mordedura. Esto simboliza el poder por el que eran gobernados el fara�n y el pueblo que hab�a en su reino (Satan�s).


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