SECCI�N B2
AUTORIDAD ESPIRITUAL
Por Leo Harris

�NDICE PARA ESTA SECCI�N

B2.1 - La Llave De La Autoridad De Cristo
B2.2 - La Llave De La Autoridad Del creyente
B2.3 - La Llave De La Autoridad De La Palabra De Dios
B2.4 - La Llave De La Autoridad Del Ministerio
B2.5 - La Llave De La Autoridad De Cristo En La Iglesia Local

Cap�tulo 1
La Llave De La Autoridad De Cristo

Acerca Del Autor. El autor de esta ense�anza fue fundador y l�der (ap�stol) oficial de una comuni�n de iglesias muy pr�speras en Australia. La sabidur�a pr�ctica que este material de entrenamiento contiene, puede hacer de usted un l�der de la Iglesia mucho m�s poderoso. L�alo cuidadosamente y en oraci�n.

Introducci�n

Una noche temprana en el a�o 1949, experiment� el primero de una serie de problemas severos en mi ministerio. Al revisar retrospectivamente los a�os, estos tiempos parecen ajustarse a un patr�n.

Estas crisis, han formado el fundamento sobre el cual mi ministerio ha evolucionado. Al buscar la soluci�n de Dios para estos problemas, ha emergido el mensaje que el Se�or me ha confiado.

Estaba en un per�odo de insatisfacci�n. Sent�a una sensaci�n de insuficiencia al afrontar los problemas del ministerio. Me retir� a mi cama, pero no hab�a sue�o para m� esa noche.

Despert� a un amigo que se hospedaba conmigo esa noche en mi casa y le ped� que se uniera a m� en oraci�n. Durante varias horas le�mos, reclamamos la Palabra de Dios y entregamos toda la situaci�n en manos del Se�or con fe.

Mientras estaba a�n en oraci�n, el Esp�ritu de Dios comenz� a moverse sobre m�. Eran las 4:20 a.m. De repente la Palabra de Dios comenz� a tronar dentro de m� coraz�n y mente: "Toda Potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto id…" (Mt 28:18,19).

Tal parec�a que las palabras ven�an directamente del Mismo Cristo resucitado y entronado. Me encontr� a m� mismo repiti�ndolas una y otra vez. Mi amigo, al parecer, estaba compartiendo las "gotas de piedad", pero estaba consciente de que el Esp�ritu de Dios estaba movi�ndose poderosamente.

Para m�, los cielos se hab�an hecho un rollo que revelaba un concepto completamente nuevo de la autoridad del Cristo resucitado y glorificado.

Contempl� la autoridad con relaci�n a Satan�s y sus obras. Lo vi en relaci�n con el regreso personal de Cristo cuando todas las naciones inclinar�n sus rodillas ante �l. Vi la autoridad de Cristo siendo demostrada en el cumplimiento del plan y prop�sito mundial de Dios.

Esas palabras, posiblemente no pueden comunicar el significado de esta experiencia en mi ministerio en letras impresas. He estado en el ministerio tiempo completo casi 10 a�os a trav�s de Australia y Nueva Zelanda. Hab�a establecido una iglesia en Adelaida y durante el a�o anterior hab�a presenciado a casi 100 personas siendo bautizadas con el Esp�ritu Santo. Con todo, la experiencia de esa noche trajo a mi coraz�n una fe vital y nueva en la autoridad de Cristo. Me fue dada una llave hacia un ministerio efectivo que hab�a bendecido a muchos en Australia y en otras tierras.
M�s tarde, esa ma�ana, tom� un ba�o, me vest� y me fui a visitar los hogares de dos l�deres de nuestras iglesias. Uno estaba desayunando antes de salir para su trabajo y el otro todav�a estaba durmiendo.

No obstante, derram� mi convicci�n y concepto que el Se�or hab�a estado ardiendo dentro de mi alma esa noche. Les cont� a estos hermanos que cre�a que ten�a la clave para un avivamiento al estilo del Nuevo Testamento.

Despu�s, durante ese d�a, tuvimos nuestro servicio regular semanal de oraci�n. Cont� mi experiencia a las personas que concurrieron. El Esp�ritu del Se�or descendi� una vez m�s. Sin ninguna advertencia, las personas presentes cayeron sobre sus rodillas en alabanza y adoraci�n.

En ese servicio, tuvimos la primera experiencia de liberaci�n de un demonio de una persona en nuestro ministerio en Adelaida.

Continu� predicando y expuse esta revelaci�n de la autoridad de Cristo resucitado. Desde ese tiempo en adelante, contemplamos la ola del avivamiento de bendiciones levantarse en nuestros servicios.

Semana tras semana, me convenc� cada vez m�s de que el Esp�ritu Santo hab�a colocado en mis manos la llave que liberar�a a los cautivos de sus opresiones y traer�a un avivamiento que exaltar�a a Cristo.

Muchas y variadas han sido nuestras experiencias en los a�os que han seguido. Muchos problemas han tenido que ser afrontados y muchas dificultades superadas. Con todo, ha permanecido en mi coraz�n y en mi ministerio esta firme convicci�n y fe s�lida. El Se�or Jesucristo tiene autoridad absoluta. Esta presentaci�n de la autoridad de Cristo, ha hecho que el poder de Satan�s y sus demonios sea expuesto a tal grado de actividad que dif�cilmente hab�amos anticipado. Pero tambi�n nos ha provisto de un arma poderosa con la cual superar al enemigo y librar a los que est�n atados.

Consideremos algunos aspectos e implicaciones de la primera llave esencial hacia un ministerio efectivo y hacia una iglesia pr�spera: la autoridad de Cristo.

A. LA AUTORIDAD DE CRISTO
1. Fue Dada Por El Padre
El t�rmino griego exousia, significa una autoridad delegada, y esa es la palabra que fue usada por Jes�s en Mateo 28:18: "Toda potestad [exousia] me es dada en el cielo y en la tierra".

Vemos esa autoridad ejercida por Jes�s en Su ministerio terrenal. "Y la gente, al verlo, se maravill� y glorific� a Dios, que hab�a dado tal potestad a los hombres" (Mt 9:8). Fue la autoridad con la cual Jes�s habl� y ministr�, lo que asombr� a las personas.

A pesar de ello, Jes�s dijo que recibi� del Padre tanto Sus palabras como Sus obras (Jn 14:10,11).

2. Circunda El Cielo Y La Tierra
Cuando Jes�s muri� sobre la cruz, fue sepultado en la tumba y resucit� al tercer d�a para luego ascender al cielo y sentarse a la diestra del Padre, �l recibi� "Toda potestad... en el cielo y en la tierra".

Pablo declara en Filipenses 2:10,11 que toda rodilla en el Cielo, en la tierra y debajo de la tierra, tiene que doblarse ante el nombre de Jes�s. Toda lengua confesar� que �l es Se�or.

�l, ha sido eternamente el Hijo por naturaleza. Pero tambi�n ha sido adjudicada sobre el Hijo la autoridad de la Trinidad. "Por cuanto agrad� al Padre que en �l habitase toda plenitud" (Col 1:19).

"Porque en �l habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad" (Col 2:9).

a. Autoridad Sobre Los �ngeles. En Hebreos 1, Cristo es exaltado sobre los �ngeles debido a ambas virtudes: la de Su naturaleza divina y la de Su glorioso oficio. Por eso la Biblia declara: "Y ad�renle todos los �ngeles de Dios".

A ninguno de los �ngeles Dios le ha dicho en ning�n momento: "Si�ntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies". No obstante, Cristo reinar� hasta que el �ltimo enemigo sea destruido y todas las cosas sean sometidas debajo de �l. Los �ngeles obedecen Sus �rdenes.

b. Autoridad Sobre Principados Y Poderes. Leemos en Hebreos 4:14 que Jes�s "...traspas� los cielos". Una traducci�n m�s literal dice que en Su ascensi�n �l pas� "a trav�s de todos los cielos".

�Cu�ntos cielos hay sobre nosotros? Algunos dicen que hay tres; otros dicen que hay siete. No obstante, a pesar de todos los cielos que haya, Cristo los traspas� a todos a fin de sentarse en el trono m�s alto de autoridad en todo el universo.

Esa es la raz�n por la cual Pablo pudo decir que Dios levant� a Cristo de los muertos "…sent�ndole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y se�or�o, y sobre todo nombre que se nombra, no s�lo en este siglo [�poca], sino tambi�n en el venidero; y someti� todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo" (Ef 1:20-23).

Aunque Satan�s es el "Dios de este siglo" y el "pr�ncipe de la potestad del aire", est� ubicado bajo los pies de Jes�s y tiene que someterse a la autoridad del Cristo exaltado. �No hizo Cristo una exhibici�n de victoria p�blica sobre los principados y potestades de las tinieblas, triunfando sobre ellos en su muerte expiatoria (Col 2:15)? �Acaso no derrot� a Sat�n y a sus ej�rcitos al derramar Su sangre y al resucitar del dominio de la muerte con las llaves de autoridad en Su mano?

Ese mismo Cristo est� hoy sentado sobre el trono universal con toda potestad a Su disposici�n.

c. Autoridad Sobre La Iglesia. En Colosenses 1, Pablo establece la preeminencia de Cristo sobre toda la creaci�n. Esto incluye lo visto y no visto en el cielo y en la tierra. �l tiene autoridad sobre tronos, dominios, principados y poderes. Luego, Pablo declara con gran certeza: "El es cabeza del cuerpo, la iglesia".

Un cuadro similar nos es presentado en la Escritura citada con anterioridad (Efesios 1), pero con una diferencia muy significativa.

En Efesios se nos dice que Cristo fue hecho "la cabeza sobre todas las cosas para la iglesia, que es su cuerpo". As� que, podemos ver que Cristo no s�lo es la "cabeza autorizada de la iglesia", sino que tambi�n es cabeza sobre todas las cosas para beneficio de la iglesia.

La Iglesia, no s�lo est� obligada a someterse a la autoridad de Cristo, sino que tambi�n tiene el privilegio de compartir los resultados del dominio de Cristo sobre todas las cosas en el Cielo y en la tierra. �No deber� la Iglesia reflejar esa suprema autoridad de Cristo sobre la tierra?

�Qu� tragedia presenciar una Iglesia derrotada, inefectiva y sin poder ante los asaltos de Satan�s!

La verdadera Iglesia es realmente el Cuerpo visible del Cristo entronado quien retiene la autoridad y dominio universal.

�Acaso no debemos aceptar el reto de ser embajadores fieles, y verdaderos representantes del Rey de reyes?

d. Autoridad Para Salvar Y Para Juzgar. Jes�s declar� que el Hijo del Hombre ten�a autoridad sobre la tierra para perdonar pecados. Pedro proclam�: "Y en ning�n otro hay salvaci�n; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos" (Hch 4:12). Sin embargo, ese mismo Cristo tiene autoridad tambi�n para juzgar a todos los hombres.

Los creyentes estar�n un d�a ante �l en el Tribunal de Cristo. Los incr�dulos le ver�n cuando �l tome asiento en el Gran trono blanco durante el juicio final.

"Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo juicio dio al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre" (Jn 5:22, 23).
Nuevamente en el vers�culo 27, el Padre "…le dio autoridad [al Hijo] de hacer juicio". Escuche a Pablo predicar en Atenas: "Por cuanto [Dios] ha establecido un d�a en el cual juzgar� al mundo con justicia, por aquel var�n a quien design� [a Jes�s], dando fe a todos con haberle levantado de los muertos" (Hch 17:31).

B. TENEMOS QUE CREER EN LA AUTORIDAD DE CRISTO
Los cinco puntos delineados en los p�rrafos anteriores, son solamente vislumbres, unas cuantas facetas de este brillante diamante de la verdad. Como doctrina, todos los cristianos aceptan la autoridad de Cristo. Intelectualmente, todos los creyentes dan su aprobaci�n a ello. Sin embargo, la clave no est� en nuestro conocimiento de la autoridad de Cristo, sino en la revelaci�n, en la convicci�n interna y en el ardor apasionado de la fe de ella.

�sta, deber� iluminar nuestros corazones y esp�ritus, al igual que nuestras mentes. Deber� abrazarnos con una dedicaci�n celosa hacia su verdad y una aplicaci�n de coraz�n en nuestras vidas y servicio al Se�or.

1. �sta Puede Traer Victoria
Nuestra Fe en la autoridad de Cristo, debe ser un incentivo hacia una vida victoriosa. Deber� inspirarnos hacia el servicio victorioso. Deber� hacer que todas las promesas de Dios sean efectivas en nuestras vidas. Deber� retar a la Iglesia hacia un avivamiento victorioso.

No es de asombrarse del porqu� el Ap�stol Juan "cay� como muerto a sus pies" en la isla de Patmos. �l vio al Se�or resucitado y escuch� Sus palabras triunfantes:

"No temas; yo soy el primero y el �ltimo; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aqu� que vivo por los siglos de los siglos, am�n. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades" (Ap 1:17, 18).

Ojal� que la autoridad de Cristo venga a ser la llave, en manos de su pueblo, que haga huir al enemigo y que desate el glorioso poder de Dios.


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