SECCI�N C
LO QUE LOS L�DERES NECESITAN CONOCER ACERCA...

C1 - El Canon De Las Escrituras
C2 - La Iglesia Mundial
C3 - Por qu� Hizo Dios Al Hombre
C4 - Se�ales Y Maravillas Hoy
C5 - Los Cinco Dones Del Liderazgo
C6 - La Restauraci�n De La Iglesia
C7 - La Doctrina De La Seguridad Eterna
C8 - Los Diezmos Y Las Ofrendas
C9 - Las Mujeres En El Ministerio
C10 - Las Siete Fiestas Del Se�or
C11 - Los 500 A�os Entre Los Testamentos


SECCI�N C1
EL CANON DE LAS ESCRITURAS
Por Bob Weiner, Fundador de las Iglesias Maranata Campus Gainesville, Florida, E.U.A.

Cap�tulo 1
�C�mo Viene Un Libro A Formar Parte De La Biblia?

A. CANONIZACI�N
�Qu� libros pertenecen a la Biblia? �C�mo fue decidida tal cosa?

Canonizaci�n, es el proceso mediante el cual los libros de la Biblia reciben su aprobaci�n y aceptaci�n final por los l�deres de la iglesia. �C�mo fueron aceptados los libros de la Biblia como parte del canon de las Escrituras?

�C�mo reconocer�a uno un libro inspirado si lo viera? �Cu�les son las caracter�sticas que distinguen una declaraci�n divina, de una puramente humana? Varios criterios estaban envueltos en el proceso de un reconocimiento como �ste. El pueblo de Dios ten�a que buscar ciertas marcas distintivas para la autoridad divina.

1. Los Principios Para El Descubrimiento De La Canonizaci�n
Los libros falsos y los falsos escritos no eran escasos. Su amenaza siempre presente, hac�a necesario que el pueblo de Dios revisara cuidadosamente su colecci�n sagrada.

a. Dos Categor�as De Escritos Sagrados. Dos categor�as de escritos sagrados ten�an que ser examinados:

1) Los libros aceptados por algunos creyentes, pero no por otros; y

2) Los escritos aceptados, pero cuestionados m�s tarde.

(En siglos previos, se pensaba que eran libros inspirados por Dios, pero ahora se considera que su origen es cuestionable.)

Los manuscritos de ambas categor�as, fueron examinados por los concilios de iglesias para verificar si estos debiesen ser parte de la Biblia.

b. Cinco Criterios B�sicos
1) Autoritativo. �Es el libro, autoritativo? �Clama �ste ser de Dios?

2) Prof�tico. �Es tal libro, prof�tico? �Fue escrito por un siervo de Dios?

3) Aut�ntico. �Es aut�ntico? �Dice el libro la verdad acerca de Dios, el hombre, etc.?

4) Din�mico. �Es el libro din�mico? �Posee poder para transformar vidas?

5) Aceptado. �Acaso es tal libro recibido o aceptado por las personas para quienes fue originalmente escrito? �Es reconocido como que es de Dios?

2. Los Cinco Criterios B�sicos En Detalle
a. La Autoridad De Un Libro. Cada libro en la Biblia conlleva la autoridad divina. Muy a menudo, encontramos en ellos: "As� dice Jehov� Dios". Otras veces el tono y las exhortaciones revelan su origen divino. Siempre hay articulaci�n divina. En la literatura m�s did�ctica (de ense�anza) hay articulaci�n divina acerca de lo que los creyentes deber�n hacer.

En los libros hist�ricos, las exhortaciones est�n m�s impl�citas y las articulaciones autoritativas se refieren m�s a lo que Dios ha hecho en la historia de Su pueblo. Si un libro carec�a de la autoridad de Dios, no era considerado can�nico y se rechazaba su inclusi�n en la Biblia.

Ilustremos este principio de autoridad en su relaci�n con el canon. Los libros de los profetas fueron f�cilmente reconocidos por este principio de autoridad.

La repetici�n de la declaraci�n: "Y Jehov� Dios me dijo", o "La palabra de Jehov� Dios fue sobre m�", es evidencia abundante de su reclamaci�n de autoridad divina.

Algunos libros carecen de esa reclamaci�n de ser divinos y por ello fueron rechazados como can�nicos. Quiz�s, �ste fue el caso del libro de Jaser y el Libro de las Guerras del Se�or. Tambi�n hubo otros libros que fueron cuestionados y retados con relaci�n a su autoridad divina, pero finalmente fueron aceptados en el canon, tal es el caso del libro de Ester.

No fue hasta que todos vieron completamente obvio que la protecci�n y articulaciones de Dios sobre Su pueblo estaban incuestionablemente presentes en Ester, que su libro recibi� un lugar permanente en el canon jud�o. El hecho de que algunos libros can�nicos fueron puestos en tela de juicio, asegura que los creyentes los estaban discriminando. A menos que ellos fueran convencidos de la autoridad divina del libro, �ste ser�a rechazado.

b. La Autoridad Prof�tica De Un Libro. Los libros inspirados vienen �nicamente a trav�s de hombres ungidos del Esp�ritu Santo conocidos como profetas (2 P 1:20,21). La Palabra de Dios es dada a Su pueblo �nicamente a trav�s de Sus profetas. Cada autor b�blico tuvo un don o funci�n prof�tica, aun cuando no fuera un profeta por ocupaci�n (He 1:1).

Pablo argument� en G�latas que sus ense�anzas y escritos deber�an ser aceptados debido a que era un ap�stol "…no de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre…" (Ga 1:1). Su libro (ep�stola), deber�a ser aceptado porque era apost�lico: era de un portavoz o profeta nombrado por Dios.

Los libros ten�an que ser rechazados si no ven�an de profetas de Dios, as� como en las amonestaciones de Pablo de que no aceptaran un libro de alguien que reclamara falsamente ser un ap�stol (2 Ts 2:2), y como en la advertencia a los corintios acerca de los ap�stoles falsos (2 Co 11:13).

Las amonestaciones de Juan acerca de los falsos Mes�as y el probar los esp�ritus, caen en la misma categor�a (1 Jn 2:18, 19; 4:1-3). Fue debido a este principio prof�tico que la segunda ep�stola de Pedro fue disputada por algunos en la Iglesia primitiva. No fue hasta que los l�deres de anta�o fueron convencidos de que no era una falsificaci�n sino de que realmente hab�a venido de Pedro el Ap�stol como lo reclamaba este vers�culo (2 P 1:1), que recibi� un lugar permanente en el canon cristiano.

c. La Autenticidad De Un Libro. Otra marca sobresaliente de inspiraci�n, es la autenticidad. Cualquier libro con errores doctrinales (juzgado por revelaciones previas), no podr�a ser inspirado por Dios. �l no puede mentir; Su Palabra tiene que ser la verdadera y consistente. En vista de este principio, los bereanos aceptaron las ense�anzas de Pablo y escudri�aron las Escrituras para ver si lo que Pablo les hab�a ense�ado estaba realmente en armon�a con la revelaci�n de Dios en el Antiguo Testamento (Hch 17:11). La simple armon�a con la revelaci�n previa, por s� misma, no har�a que una ense�anza fuera inspirada. Pero la contradicci�n de una revelaci�n previa, indicar�a claramente que una ense�anza no fue inspirada.
La mayor�a de los libros Ap�crifos fueron rechazados debido al principio de autenticidad. A pesar de su formato autoritativo, sus anomal�as hist�ricas y herej�as teol�gicas, hicieron imposible aceptarlos como obras inspiradas por Dios. No pod�an venir de Dios y contener errores al mismo tiempo.

Algunos libros can�nicos fueron cuestionados sobre las bases de este mismo principio. �Podr�a la carta de Santiago ser inspirada, si contradec�a la ense�anza de Pablo sobre la justificaci�n por la fe y no por las obras? Hasta que esa esencia de compatibilidad no fuera vista, la ep�stola de Santiago estar�a en tela de juicio por algunos.

Otros cuestionaban la de Judas, porque citaba libros ap�crifos que no eran aut�nticos (vs 9, 14). Un d�a se entendi� que las citas de Judas no confer�an mayor autoridad que la que Pablo dio a las citas de libros de poetas no cristianos (lea tambi�n Hechos 17:18 y a Tito 1:12), entonces, no hab�a raz�n alguna para rechazar la ep�stola de Judas.

d. La Naturaleza Din�mica De Un Libro. La cuarta prueba para la canonizaci�n, no era tan evidente como algunas de las otras. �sta, era la habilidad (din�mica) para transformar la vida del lector.

"Porque la palabra de Dios es viva y eficaz" (He 4:12). Como resultado, puede ser usada "...para ense�ar, para redargüir, para corregir, para instruir en toda justicia" (2 Ti 3:16).

El Ap�stol Pablo revel� que la habilidad que los escritos inspirados tienen para transformar la vida, estaba envuelta en aceptar toda la Escritura, lo cual, es comprobado por 2 Timoteo 3:16,17. Pablo le escribi� a Timoteo: "...las Sagradas Escrituras... te pueden hacer sabio para la salvaci�n" (v 15). Pedro habla acerca del poder de edificar y evangelizar que reside en la Palabra (1 P 1:23; 2:2).

Otros mensajes y libros fueron rechazados porque sosten�an una esperanza falsa (1 R 22:6-8), o porque sonaban una falsa alarma (2 Ts 2:2). As� que, no conduc�an a la edificaci�n del creyente en la verdad de Cristo. Jes�s dijo: "Y conocer�is la verdad, y la verdad os har� libres" (Jn 8:32). La ense�anza falsa nunca libera; �nicamente la verdad tiene poder libertador.

Algunos libros b�blicos, tales como Cantar de los Cantares y Eclesiast�s, fueron cuestionados porque algunos consideraron que carec�an de ese poder din�mico y edificador.

Una vez fueron convencidos de que Cantar de los Cantares no era un libro sensual, sino profundamente espiritual, y que Eclesiast�s no era esc�ptico y pesimista, sino m�s bien positivo y edificante (v�ase cap�tulo 12:9,10), entonces, toda duda fue disipada en relaci�n con su canonizaci�n.

e. La Aceptaci�n De Un Libro. La marca de f�brica distintiva de un escrito autoritativo es su reconocimiento por el pueblo de Dios, para quien fue inicialmente escrito.

La Palabra de Dios, expuesta a trav�s de Su profeta y con Su verdad, tiene que ser reconocida por Su pueblo. Generaciones de creyentes subsiguientes investigaron para verificar este hecho. Si el libro era recibido y usado como la Palabra de Dios por aquellos para quienes fue escrito originalmente, entonces, su canonizaci�n era establecida.

Debido a los medios de comunicaci�n y transportaci�n en los tiempos antiguos, a los l�deres de anta�o de la Iglesia a veces les tomaba mucho tiempo y esfuerzo determinar tal reconocimiento. Por esa raz�n, el reconocimiento final y completo de los 66 libros del canon de parte de toda la Iglesia, fue una tarea que tom� muchos, pero muchos siglos.

Los libros de Mois�s fueron aceptados inmediatamente por el pueblo de Dios. Fueron coleccionados, citados, preservados y aun impuestos sobre las generaciones futuras.

Las ep�stolas de Pablo fueron recibidas inmediatamente por las iglesias a las cuales hab�an sido escritas (1 Ts 2:13) y, a�n, por otros ap�stoles (2 P 3:16).

Otros escritos fueron inmediatamente rechazados por el pueblo de Dios por la falta de autoridad divina (2 Ts 2:2). Los falsos profetas (Mt 7:21-23) y los esp�ritus de mentira ten�an que ser probados y rechazados (1 Jn 4:1-3), como era indicado por muchos ejemplos dentro de la misma Biblia (Jer 5:2; 14:14).
Este principio de aceptaci�n, dirigi� a algunos a cuestionar durante un tiempo ciertos libros b�blicos, tales como las ep�stolas de 2 y 3 de Juan. Su naturaleza privada y de limitada circulaci�n siendo lo que eran, era de esperarse que habr�a renuencia o indisposici�n para aceptarlas hasta que se estableciera que las cartas fueron recibidas por los creyentes del primer siglo como venidas de parte del Ap�stol Juan.

Es casi innecesario agregar que al inicio no todos otorgaban reconocimiento al mensaje de un profeta. Dios defend�a a Sus profetas de quienes los rechazaban (ej. 1 Reyes 22:1-38), y de quienes los retaban; �l designaba qui�n era Su pueblo. Cuando la autoridad de Mois�s fue retada por Cor� y otros, la tierra se abri� y se los trag� vivos (N�meros 16).

El papel del pueblo de Dios era decisivo en el reconocimiento de la Palabra de Dios, la cual, determinaba la autoridad de los libros del canon. No obstante, Su pueblo ten�a el deber de descubrir qu� libros eran autoritativos y cu�les no lo eran. Para ayudarlos en este descubrimiento, ten�an que poner en pr�ctica las cinco pruebas de canonizaci�n delineadas anteriormente.

3. El Procedimiento Para El Descubrimiento De La Canonizaci�n
No debemos imaginarnos un comit� de l�deres de la Iglesia con una inmensa hilera de libros y estos cinco principios de evaluaci�n ante ellos, cuando hablamos del proceso de canonizaci�n. El proceso era mucho m�s natural y din�mico. Algunos principios est�n impl�citos �nicamente en el proceso.

Aunque todas las cinco caracter�sticas est�n presentes en cada escrito inspirado, no todas las normas de reconocimiento son aparentes en la decisi�n sobre cada libro can�nico. No siempre era inmediatamente obvio para el antiguo pueblo de Dios que algunos libros hist�ricos fueran "din�micos" o "autoritativos". M�s obvio para ellos, era el hecho de que ciertos libros eran "prof�ticos" y "aceptados".

Uno puede ver con facilidad que la declaraci�n "as� dice Jehov� Dios", jug� un papel muy significativo en el descubrimiento de los libros can�nicos que revelan el plan de redenci�n completo de Dios.

Sin embargo, lo opuesto algunas veces es verdad; por ejemplo, el poder y la autoridad de un libro, son m�s aparentes que su autor original (ej. Hebreos).

De cualquier modo, las cinco caracter�sticas estaban envueltas en el descubrimiento de cada libro can�nico, aunque algunas eran utilizadas impl�citamente.

El simple hecho de que un libro fuera recibido en alg�n lugar por algunos creyentes, no quer�a decir que esto probaba su inspiraci�n. La recepci�n inicial de parte del pueblo de Dios, quien estaba en la mejor posici�n de probar la autoridad prof�tica de un libro, era crucial.

Se tom� alg�n tiempo para que las generaciones subsiguientes estuvieran totalmente informadas respecto a las circunstancias originales de un libro. As� que, la aceptaci�n de �stas era importante, aunque m�s bien era un soporte para las canonizaciones anteriores.

El principio esencial, sobrepasa a todos los dem�s. En la base de todo el proceso de reconocimiento, yace un principio fundamental: la naturaleza prof�tica del libro.

Si un libro era escrito por un profeta acreditado de Dios, reclamando exponer una articulaci�n autoritativa de �l, entonces, no hab�a necesidad de formular las dem�s preguntas.

El decir que la falta de autenticidad descalificar�a un libro prof�tico, es hipot�tico. Ning�n libro dado por Dios, puede ser falso. Si un libro que reclama ser prof�tico parece tener falsedad indiscutible, entonces, las credenciales prof�ticas deben ser examinadas nuevamente. Dios no puede mentir. De esa manera, los otros cuatro principios sirven como un examen del car�cter prof�tico de los libros del canon.


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