Cap�tulo 2
Libros No Incluidos En El Canon De Las Escrituras

A. LOS LIBROS AP�CRIFOS Y LA PSEUDOEPIGRAF�A
El t�rmino Ap�crifo, es usado para designar una colecci�n de antiguos libros jud�os que fueron escritos aproximadamente entre el a�o 250 a.C. y los primeros siglos del cristianismo. Los libros ap�crifos, han llegado a ser considerados escritos inspirados en la teolog�a de la Iglesia Cat�lica Romana, pero la historia protestante y jud�a no les atribuye una inspiraci�n real.

1. Por qu� Los Protestantes Los Rechazan
Aunque los protestantes estudian los libros ap�crifos por la luz que arrojan sobre la vida y pensamientos del juda�smo precristiano, ellos los rechazan como escritura inspirada por las siguientes razones:

a. No Fueron Usados Por Jes�s Ni Por La Iglesia Del Primer Siglo.
Los Libros Ap�crifos no fueron parte del Antiguo Testamento, el cual, Jes�s y la Iglesia del primer siglo utilizaron. La divisi�n de tres aspectos del antiguo Testamento: La Ley, Los Profetas y Los Escritos Po�ticos, todav�a usados en las Biblias hebreas y versiones jud�as del Antiguo Testamento, no incluyen los Libros Ap�crifos y nunca lo hicieron.

Aunque los escritos Ap�crifos fueron conocidos por Jes�s y sus disc�pulos, ellos nunca los citaron como Escritura autoritativa.

b. Nunca Fueron Citados Como Escrituras. Los escritores jud�os antiguos, quienes utilizaron la Biblia griega, tales como Filo y Josefo, se familiarizaron con los Ap�crifos, pero nunca los citaron como parte de la Biblia. El libro Ap�crifo de 2 de Esdras, menciona 24 libros que corresponden a la Biblia hebrea como es conocida hoy y setenta otros escritos que son un misterio en naturaleza (2 Esdras 14:44-48).

Es significativo que este libro Ap�crifo confirme el reconocido canon del Antiguo Testamento como es usado en las sinagogas jud�as y en las iglesias protestantes.

c. Los L�deres De La Iglesia Reconocieron Una Diferencia. Los l�deres de la Iglesia que estuvieron familiarizados con el canon hebreo, distinguen claramente entre los escritos can�nicos y ap�crifos. Los escritos de Melito de Sardis, Cirilo de Jerusal�n y San Jer�nimo, muestran un reconocimiento de la diferencia entre la Escritura inspirada y la Ap�crifa.

d. No Fue Declarada Autoritativa Hasta El Siglo 16. Los Libros Ap�crifos no fueron declarados Escrituras autoritativas, hasta la formaci�n del Concilio Cat�lico De Trento (1546 d.C.) En ese tiempo, los siguientes libros Ap�crifos fueron declarados can�nicos: Tob�as, Judit, La Sabidur�a de Salom�n, El Eclesi�stico, Profec�a de Baruc (incluyendo la carta de Jerem�as), 1 y 2 de Macabeo, las adiciones a Ester y las adiciones a Daniel (Viz. Susana El Canto de los Tres J�venes y Bel y el Drag�n).

Muchos eruditos cat�licos romanos distinguen entre los libros protocan�nicos (nuestro Antiguo Testamento) y los libros deuterocan�nicos (los Ap�crifos).

e. Contienen Numerosos Errores. La mayor�a de los eruditos creen que los libros Ap�crifos representan un nivel m�s bajo de escritura cuando se comparan con los Escritos Can�nicos. Contienen numerosos errores y anacronismos hist�ricos y geogr�ficos, carentes del aliento del esp�ritu prof�tico tan evidente en los escritos can�nicos.

2. Los Ap�crifos Son Usados Raras Veces Por Los Protestantes
La Confesi�n de Westminster (1643), escrita por l�deres protestantes, declara que "los libros com�nmente llamados Ap�crifos, no siendo de inspiraci�n divina, no son parte del Canon B�blico; por lo tanto, no tienen autoridad alguna en la Iglesia de Dios". Las Iglesias Reformadas, no han animado al uso de los escritos Ap�crifos y, como consecuencia, es rara la vez en que se usan en el protestantismo contempor�neo.

La Iglesia Anglicana (de Inglaterra) en sus 39 Art�culos, toma una posici�n mediadora, sosteniendo que "la Iglesia s� lee (los Libros Ap�crifos) como ejemplo de vida e instrucci�n de costumbres; no obstante, no los aplica para la confesi�n de doctrina alguna".

3. Pseudoepigraf�a
Adem�s de los libros com�nmente llamados Ap�crifos, existe una variedad amplia de otra literatura antigua tanto jud�a como cristiana, a la cual se le aplica el nombre de Pseudoepigraf�a (Falsos o adulterados).

La literatura Ap�crifa, la Pseudoepigraf�a y sectaria, encontrada en las Cavernas Qumram y una amplia variedad de otros escritos antiguos, proveen material �til para comprender el mundo del Antiguo Testamento y de la Iglesia primitiva. Aunque no a la par con la Escritura inspirada, tales escritos merecen ser examinados.

B. LOS LIBROS COMUNMENTE LLAMADOS AP�CRIFOS
1. 1 Esdras (Vulgata, 3 Esdras)

El primer libro de Esdras, relata una serie de episodios de la historia del Antiguo Testamento, comenzando con la pascua celebrada en Jerusal�n por Jos�as (Aproximadamente en el a�o 621 a.C.) y culminando con la lectura p�blica de la Ley por Esdras (Aproximadamente en el a�o 444 a.C.).

�ste, reproduce la sustancia de Los Tres Guardianes. Tres hombres j�venes que actuaban como guardianes o guardaespaldas del Rey Dar�o, trataban de mantenerse despiertos por medio de debatir acerca de cu�l era el elemento m�s fuerte del mundo. Uno dijo que era el vino, ya que �ste ten�a un poder peculiar sobre los hombres; otro sugiri� que era el rey, quien ten�a poder ilimitado sobre sus subalternos o vasallos; y el tercero (Zorobabel), afirm� que era la mujer, quien da a luz al hombre, es el elemento m�s fuerte, pero la verdad es la que conquista sobre todas las cosas.

El rey, quien fue solicitado a decidir que escogiera al ganador, favoreci� a Zorobabel y le ofreci� cualquier remuneraci�n que pidiera. �l pidi� permiso para regresar a Jerusal�n a reconstruir el Templo.

La secci�n concluye con una descripci�n de la partida de los jud�os saliendo de Babilonia de regreso a Jerusal�n. La mayor�a de los estudiantes de teolog�a sugirieren que 1 Esdras, fue compaginado en Egipto alg�n tiempo despu�s del a�o 150 a.C.

2. 2 Esdras (Vulgata, 4 Esdras)
El cuerpo del libro en 2 Esdras (cap�tulos 3-14) se propone a describir siete revelaciones apocal�pticas otorgadas a Esdras en Babilonia. Ellas, est�n interesadas en el problema de los sufrimientos de Israel y el intento de justificar los caminos de Dios al hombre.

El autor era evidentemente un jud�o que esperaba el advenimiento del Mes�as de Israel y el per�odo de bienaventuranzas que �l traer�a. La introducci�n (cap�tulos 1 y 2) y la conclusi�n (cap�tulos 15 y 16) contienen adiciones escritas desde el punto de vista cristiano.

La parte principal del libro, probablemente fue escrita en arameo hacia fines del primer siglo d.C. Cerca de mediados del segundo siglo, una introducci�n fue agregada (en griego) y, un siglo m�s tarde, los cap�tulos finales fueron escritos. Versiones orientales y muchos de los mejores manuscritos latinos, contienen �nicamente el cuerpo del libro.

3. Tob�as
Tob�as es un libro de ficci�n religiosa, probablemente escrito en arameo durante el segundo siglo a.C. Cuenta la historia de un jud�o p�o de la tribu de Neftal� en Galilea, quien junto a su esposa Ana y su hijo Tob�as, fueron llevados a N�nive por Salmanasar (cerca del a�o 721 a.C., 2 R 18:9-12). En la tierra del exilio, ellos obedec�an la ley jud�a escrupulosamente.

Cuando Tob�as perdi� su vista, envi� su hijo a Rages en Media para recibir el pago de una deuda. Un �ngel le gui� hasta Ecbatana donde se enamor� de una hermosa viuda, cuyos siete esposos hab�an sido muertos sucesivamente el d�a de sus bodas por un esp�ritu del mal.
Tob�as se cas� con la viuda virgen y escap� de la muerte porque quem� la parte interna de un pez, el humo de �ste, hizo que el mal esp�ritu se diera a la fuga. Como una bendici�n agregada, la hiel del pez fue usada para curar la ceguera del anciano Tob�as.

4. Judit
La historia de Judit fue probablemente escrita en hebreo por un jud�o palestino durante los d�as que siguieron a la revuelta macabea. �sta, relata de c�mo Judit, una viuda jud�a, libert� a su pueblo del comandante asirio Holofernes, quien ten�a la ciudad de Betulia sitiada.

Arriesg�ndose personalmente, Judit se hizo camino hacia la tienda de Holofernes donde enga�� al asirio con sus encantos. Una vez que consigui� emborracharlo hasta el estupor, ella tom� la espada del comandante y le cort� la cabeza; luego, la llev� de vuelta a la ciudad de Betulia como evidencia de que Dios le hab�a dado la victoria a su pueblo sobre los asirios. Judit puede ser comparada con la Jael de tiempos b�blicos que mat� al general cananita S�sara (Jue 4:17-22).

5. Adiciones Al Libro De Ester
Durante el segundo o primer siglo a.C., un egipcio jud�o tradujo el libro can�nico de Ester al griego y, al mismo tiempo, intercal� un total de 107 vers�culos, dentro de seis lugares donde crey� que una nota religiosa deber�a ser agregada.

Esas inserciones o inclusiones p�as, mencionan el Nombre de Dios y la oraci�n, ningunas de las cuales aparecen en el libro can�nico de Ester.

Las adiciones ap�crifas, agregan diez vers�culos a Ester 10 y seis cap�tulos adicionales, desde el 11 hasta el 16. Sin embargo, en la Septuaginta griega los vers�culos suplementarios son distribuidos a trav�s del texto a fin de hacer una narraci�n continua.

6. La Sabidur�a De Salom�n
Un jud�o alejandrino, en alguna ocasi�n entre el 150 y 50 a.C., compuso un tratado �tico, el cual llam�: La Sabidur�a de Salom�n, a fin de ganar para el mismo una audiencia de lectores m�s extensa. �l procur� proteger a los jud�os, en Egipto, de caer en el escepticismo, materialismo e idolatr�a. �l quer�a ense�ar a sus lectores paganos la verdad del juda�smo y la necedad del paganismo.

El libro comienza con una exhortaci�n a los gobiernos del mundo para que busquen la sabidur�a y sigan la justicia. Su teolog�a est� basada en el Antiguo Testamento con modificaciones derivadas de las ideas filos�ficas griegas comunes en Alejandr�a.

Diferente al Antiguo y Nuevo Testamentos que honran al cuerpo, la Sabidur�a de Salom�n lo considera como algo que "sofoca u oprime el alma", una mera "contienda terrenal" que "oprime el alma meditabunda" (9:15). La preexistencia (8:19,20) e inmoralidad (3:1-5) del alma son mantenidas, aunque la doctrina hebreo-cristiana de la resurrecci�n del cuerpo est� ausente.

7. El Eclesi�stico
(O la Sabidur�a de Jes�s el Hijo de Sirac.)

Eclesi�stico, es un tratado �tico que engrandece la virtud de la sabidur�a, fue escrito en hebreo entre los a�os 200 y 175 a.C. por un estudiante p�o de Jerusal�n, Jes�s el hijo de Sirac.

El nieto del autor, un jud�o alejandrino, tradujo la obra al griego y agreg� un pr�logo (cerca del a�o 132 a.C.). �ste es el m�s extenso de los libros Ap�crifos y el �nico con un autor conocido. As� como los Proverbios can�nicos, Eclesi�stico trata con una variedad de temas pr�cticos, desde las dietas hasta las relaciones dom�sticas.

La secci�n m�s extensa y continua del libro (cap�tulos 44-50) se titula La Alabanza de Hombres Famosos, que caracteriza brevemente una serie extensa de hombres dignos tales como Enoc, No�, Abraham, Zorobabel, Nehem�as y finalmente un contempor�neo del Sumo Sacerdote Sim�n, un contempor�neo y amigo del autor.


8. Baruc
El libro de Baruc, ostensiblemente escrito por el amigo y secretario de Jerem�as (Jer 32:12; 36:4; 51:59), es una obra compuesta que no fue concluida hasta el primer siglo a.C. o m�s tarde. Aunque la �ltima revisi�n cr�tica fue escrita en griego, algunas secciones pueden ser encontradas en el hebreo original.

El libro comienza con una oraci�n de penitencia, reconociendo que las tragedias que vinieron sobre Jerusal�n son la justa retribuci�n por sus pecados (3:8).

Una segunda secci�n po�tica, explica que las desgracias de Israel se debieron a su negligencia y falta de Sabidur�a (3:9 al 4:4). Esta Sabidur�a, cuyas alabanzas son cantadas por un escritor propenso filos�ficamente, es igualada con la Ley de Dios (4:1-3).

La tercera secci�n del libro, tambi�n po�tica, es un mensaje de consuelo y esperanza para el desconsolado Israel. El enemigo ser� destruido y los hijos de Jerusal�n regresar�n con triunfo. Baruc es un libro Ap�crifo que inhala algo del fuego de los profetas del Antiguo Testamento, aunque carece de originalidad.

9. La Carta De Jerem�as
En alg�n tiempo, alrededor del a�o 300 a.C. o despu�s, un autor desconocido escribi� un serm�n apasionado basado en Jerem�as 11:10. En �ste, mostr� la total impotencia de los dioses de madera, plata y oro.

Tal serm�n, conocido como: "La Carta de Jerem�as", fue originalmente escrita en hebreo (o arameo), a pesar de que solo existe en griego y las traducciones se derivan del griego.

Siendo que muchos manuscritos griegos y sirios, al igual que la versi�n latina, adhieren la Carta de Jerem�as al Libro de Baruc, aparece como el sexto cap�tulo de Baruc en la mayor�a de las traducciones inglesas de los Ap�crifos. La Carta no tiene relaci�n con Baruc, y algunos c�digos antiguos la colocan despu�s del Libro de Lamentaciones.

10. La Oraci�n De Azar�as Y El Canto De Los Tres J�venes
(Estas son adiciones a Daniel, incluidas entre 3:23 y 3:24).

En alg�n tiempo durante el segundo o primer siglo a.C., las tres "adiciones" al libro can�nico de Daniel, el cual existe como un libro separado de los Ap�crifos, fueron escritas por autores desconocidos.

La primera de ellas fue: La Oraci�n de Azar�as y el Canto de los Tres J�venes, que probablemente fueron escritos en hebreo por un jud�o p�o durante el per�odo en el cual su pueblo estaba sufriendo a manos de Ant�oco Ep�fanes o en el per�odo de la Revuelta Macabea que subsigui�.

Durante la prueba dolorosa del horno de fuego, Azar�as es representado alabando a Dios, confesando los pecados de su pueblo y orando por la liberaci�n nacional.

El �ngel del Se�or vino al horno de fuego y apag� la llama ardiente para que los j�venes no sufrieran da�o alguno. Despu�s, desde el horno cantaron sus alabanzas a Dios en forma de Canto, el cual es el contenido del Salmo 148 en reminiscencia, y el del Salmo 136 como forma antifonal.

11. Susana
Es incierto si el original de Susana fue escrito en hebreo o en griego. Su autor desconocido, vivi� en alg�n tiempo durante el primer o segundo siglo a.C., pero somos ignorantes a su vida. Con todo, el libro de por s� es reconocido como uno de famosas historietas cortas del mundo de la literatura.

�ste, cuenta acerca de c�mo dos ancianos inmorales amenazaron con testificar que ellos hab�an encontrado a Susana, la hermosa esposa de un jud�o babil�nico de influencia, en las manos de un amante, si ella no se somet�a a ellos. Cuando ella los rechaz�, la acusaron de adulterio con dos testigos falsos que asintieron contra ella aquella terrible falsedad; la encontraron culpable y la sentenciaron a morir.
Un joven llamado Daniel, interrumpi� los procedimientos para cuestionar a los dos testigos separadamente. �l le pregunt� a cada uno que identificara el �rbol bajo el cual hab�an visto a Susana y a su supuesto amante.

Traicionados por sus propias respuestas inconsistentes, los ancianos culpables fueron sentenciados a la muerte y Susana se salv� de una muerte segura. En la Septuaginta, la Historia de Susana precede al Libro can�nico de Daniel; en la Vulgata, �sta lo sigue.

12. Bel Y El Drag�n
Las historias de Bel y el Drag�n fueron probablemente escritas en hebreo hacia mediados del primer siglo a.C., y agregadas al Libro de Daniel por su traductor griego. En la Septuaginta, �sta sigue directamente a Daniel, mientras que en la Vulgata viene despu�s de Susana.

La historia de Bel, es una de las m�s antiguas historias de detective. Relata c�mo Ciro, el Rey Persa, le pregunt� a Daniel por qu� no ador� a Bel, el dios de Babilonia.

Ciro le dijo a Daniel cu�nta harina, aceite y ovejas, Bel consum�a cada d�a. As� que, Daniel persuadi� a Ciro a que depositara las provisiones usuales en el templo, y luego cerrar y sellar las puertas del mismo. Mientras tanto, Daniel regaba cenizas alrededor del piso del templo.

Cuando llegaba la ma�ana, los alimentos hab�an desaparecido, y el piso estaba cubierto de las huellas de los sacerdotes, sus esposas e hijos, quienes hab�an utilizado una puerta secreta debajo de la mesa, para entrar de noche al interior del templo y consumir las provisiones.

El rey, convencido de la treta de los sacerdotes de Bel, orden� que los mataran y que destruyeran su templo.

El Drag�n, es realmente una serpiente que el rey adoraba hasta que Daniel la mat� aliment�ndola con bolsas de resina de pino, grasa y pelo.

Los babilonios, furiosos por la destrucci�n de su dios, demandaron que Daniel fuera sentenciado a muerte. Con renuencia o de mala gana el rey consinti� y Daniel fue puesto en el foso de los leones (lea Dan 6:1-28).

Los leones no molestaron a Daniel, quien fue milagrosamente alimentado por el Profeta Habacuc, quien fue levantado por un �ngel de Judea y llevado al foso de los leones en Babilonia.

El s�ptimo d�a, el rey vino y sac� a Daniel del foso de los leones, y lanz� a sus enemigos dentro del mismo foso, quienes fueron devorados inmediatamente. Las historias de Bel y el Drag�n, tuvieron la intenci�n de ridiculizar la idolatr�a y desacreditar al sacerdocio pagano.

13. La Oraci�n De Manas�s
�sta fue probablemente escrita alg�n tiempo durante los �ltimos dos siglos a.C., por un jud�o palestino. Los estudiosos no est�n seguros si fue compuesta en hebreo, arameo o griego. La Oraci�n se le atribuye a Manas�s, el rey de Jud�, quien seg�n 2 Cr�nicas 33, fue llevado a Babilonia prisionero; all� se arrepinti� de la idolatr�a que hab�a caracterizado los a�os de su reinado.

Se hace menci�n de una oraci�n ofrecida por Manas�s (2 Cr 33:19), y un jud�o devoto parece haber intentado escribir tal oraci�n mientras Manas�s la pronunciaba.

La oraci�n es t�pica de las antiguas formas lit�rgicas jud�as. Da apertura con una atribuci�n de alabanza al Se�or, Cuya Majestad es vista en la Creaci�n (1-4) y en Su misericordia hacia los pecadores (5-8). Esto es seguido por la confesi�n y s�plica personal (9-10) por el perd�n (11-13). La oraci�n concluye con una petici�n por gracia (14) y una doxolog�a (15).

14. 1 Macabeos
1 Macabeos, es un valioso registro hist�rico de los 40 a�os comenzando con la ascensi�n de Ant�oco Ep�fanes al trono asirio (175 a.C.), y culminando con la muerte de Sim�n el Macabeo (135 d.C.) Fue probablemente escrito por un jud�o palestino en hebreo alrededor del a�o 100 a.C.
El libro nos confiere el mejor relato de la resistencia jud�a ante el enemigo Ant�oco y las guerras macabeas que al final produjeron la independencia al estado jud�o. Matat�as fue el sacerdote que desafi� a Ant�oco y encendi� las chispas de la revoluci�n.

�sta relata los despojos de tres de los hijos de Matat�as: Judas (13:1 al 9:22); Jonat�n (9:23 al 12:53) y Sim�n (13:1 al 16:24).

El festival anual jud�o de Hanuka, celebrado en la misma temporada de la Navidad, conmemora la reedificaci�n del templo como un resultado de la valent�a de los Macabeos. El festival es mencionado en el Nuevo Testamento como "la fiesta de la dedicaci�n" (Jn 10:22).

15. 2 Macabeos
2 Macabeos, est� en el paralelo principal a los primeros siete cap�tulos de 1 Macabeos, abarcando el per�odo del 175 hasta el 160 a.C. �ste, profesa ser un compendio de cinco vol�menes hist�ricos escritos por Jas�n de Cirene (2:19-23), cuya identidad es cuesti�n de conjeturas.

El autor de 2 de Macabeos, fue evidentemente un jud�o alejandrino quien escribi� en griego. �l puede que haya escrito tan temprano como en el a�o 120 a.C. o tan tarde como para principios del primer siglo a.C.

2 Macabeos es menos hist�rico y m�s ret�rico que 1 de Macabeos. Fue escrito desde el punto de vista de los fariseos, y acent�a lo milagroso y maravilloso, en contraste con lo m�s prosaico y objetivo de 1 de Macabeos.


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