El Esp�ritu de Dios respira donde desea; no nos pide permiso; se encuentra con nosotros seg�n Sus propios t�rminos y distribuye Su carisma seg�n Su voluntad.

Por lo tanto, debemos estar siempre despiertos y listos; debemos ser flexibles a fin de que �l pueda utilizarnos en nuevas empresas.

�No podemos echar a un lado la ley del Esp�ritu de Dios! �l est� presente con sus Dones, donde sabe que est�n congregados con la multiplicidad de carismas en la Iglesia. Todos los Dones de esta Iglesia emergen de un s�lo recurso: Dios.

Lo que Pablo dice en el cap�tulo doce de su Primera Ep�stola a los Corintios, contin�a siendo cierto hoy. Esto deber� darnos fortaleza para vencer cada forma de celo clerical, sospechas mutuas, el poder para adue�arnos de la autoridad y el rehusar permitir que otros, quienes tienen sus propios Dones del Esp�ritu, sigan su propio camino.

�Eso es lo que el Esp�ritu desea de nosotros! �l no es tan estrecho de mente como lo somos nosotros a veces con nuestras instrucciones! �l puede conducirnos hacia S� mismo en diferentes maneras, y El quiere dirigir la Iglesia a trav�s de una multiplicidad de funciones, oficios y dones.

La Iglesia no est� supuesta a ser una academia militar donde todo sea uniforme, sino que est� supuesta a ser el Cuerpo de Cristo, en el cual, �l, el Esp�ritu de Cristo, ejerza poder sobre todos sus miembros. Cada uno de estos miembros demuestra que �l es realmente un miembro del Cuerpo al dejar que los dem�s miembros tambi�n lo sean.41

3. Teresa De �vila (1515-1582)
Teresa, una reformadora carmelita, m�stica y escritora, naci� en Espa�a y fue educada por las monjas Agustinianas. En su autobiograf�a, hay relatos frecuentes del �xtasis que experiment� de parte de Dios. En �ste, ella escribe:

"Lo que digo acerca de no ascender a Dios a menos que �l lo levante, es lenguaje del Esp�ritu. Aqu�l que ha tenido algunas experiencias semejantes, me podr� entender, porque no s� como describir esto de ser levantado si no se es comprendido a trav�s de una experiencia". 42

Ella se refiere a esta clase de lenguaje otra vez cuando habla acerca de la oraci�n:43

Desconozco cualquier otro t�rmino para describirlo o c�mo explicarlo. Ni tampoco el alma sabe lo que debe hacer, ya que no sabe si hablar o permanecer en silencio, o debe re�r o llorar. Esta oraci�n es una necedad gloriosa, una locura celestial donde la verdadera sabidur�a es aprendida; es para el alma la manera m�s deliciosa de disfrute. De hecho, cinco o aun seis a�os atr�s, el Se�or a menudo me daba esta oraci�n en abundancia, y no la entend�a; ni tampoco sab�a c�mo hablar de ella.

4. Los Hugonotes (Organizados formalmente en 1559)
Los Hugonotes era un apodo dado a los Calvinistas Franceses. Enrique Baird escribe en su libro: "Los Hugonotes", lo siguiente en relaci�n con algunos de los fen�menos de este grupo religioso:

Respetando las manifestaciones f�sicas hay poca discrepancia entre los relatos de amigos y enemigos. Las personas afectadas eran hombres y mujeres, los ancianos y los j�venes. Muchos eran ni�os y ni�as de nueve o diez a�os de edad.

Ellos emergieron del populacho, dijeron sus enemigos, de la gentuza ignorante y sin cultura; sin poder leer ni escribir, en su mayor�a, y hablando la jerga de la provincia diariamente, que era lo �nico que pod�an utilizar para platicar.

Tales personas ca�an hacia atr�s repentinamente y, mientras permanec�an tendidas en tierra, experimentaban contorsiones extra�as y aparentemente involuntarias; sus pechos parec�an hincharse y sus est�magos inflarse. Al salir de tal condici�n, gradualmente volv�an a ganar el poder del habla instant�neamente.

Comenzaban a menudo con una voz interrumpida por sollozos y pronto derramaban un torrente de palabras, clamores de misericordia, llamados al arrepentimiento, exhortaciones a los espectadores para que cesaran de concurrir a las misas, amonestaciones a la iglesia de Roma y profec�as relativas al juicio por venir.

De la boca de los ni�os emerg�an textos de la Escritura y discursos en un franc�s muy bueno y f�cil de entender, uno que nunca usaban mientras estaban conscientes.

Cuando el trance terminaba, declaraban que no recordaban nada de lo ocurrido o de lo que hab�an dicho. En raras ocasiones recordaban impresiones vagas y generales, pero nada m�s. No hab�a apariencia de enga�o, ni indicaci�n de que al pronunciar sus predicciones con relaci�n a eventos futuros, tuvieran alguna idea de prudencia o duda tocante a la verdad de lo que hab�an predicho.

Brueys, su oponente m�s inveterado, no es menos positivo sobre este punto que los testigos que mostraban m�s simpat�a hacia ellos. "Estos pobres locos" - dijo �l - "creyeron que realmente fueron inspirados por el Esp�ritu Santo. Ellos profetizaron sin ning�n designio o motivo ulterior, sin una intenci�n mala y con tan pocas reservas que siempre marcaban con intrepidez el d�a, lugar y las personas de quienes hablaban en sus predicciones."44

a. Calvino defiende Las Lenguas.
Calvino, al referirse a las lenguas, escribi�:

"Al presente, grandes te�logos... hablan en contra de ellas con furioso celo. Puesto que es un hecho que el Esp�ritu Santo ha honrado el uso de lenguas con elogios que nunca mueren, podr�amos considerar r�pidamente la clase de esp�ritu que usa a tales reformadores, quienes nivelan tantos reproches como pueden contra el tratar de obtenerlas...

No obstante, Pablo habla a favor del uso de lenguas. �l est� lejos del desear que sean abolidas o dejadas de lado."

5. Valentino Greatlakes (1638)
David Robertson escribe en su art�culo: "Desde Epidauros Hasta Lourdes: Una Historia De Sanidad Por La Fe", acerca de un irland�s llamado Greatlakes:

�l era un protestante en la Irlanda Cat�lica, y huy� a Inglaterra en 1641 cuando comenz� la Revoluci�n en Irlanda. Sirvi� durante alg�n tiempo bajo Cromwell. En 1661, despu�s de un per�odo de depresi�n, crey� que Dios le hab�a otorgado el poder para curar la tuberculosis.

Cuando comenz� a tratar de curar el mal del rey, sus amigos y familiares estaban sorprendidos en descubrir que en realidad �l ten�a la capacidad para producir una regresi�n de la enfermedad.

Ese logro asombroso, le gui� para tratar con otras enfermedades como la epilepsia, par�lisis, sordera, �lceras y diversos des�rdenes nerviosos. Descubri� que su toque era tan efectivo en estos casos, como con la tuberculosis.

Pronto se corrieron las noticias de su Don especial y era buscado por multitudes de personas enfermas. Las masas que ven�an a �l, eran tan grandes que no las pod�a acomodar aun cuando trabajara desde las 6 de la ma�ana hasta las 6 de la noche.45

6. Los Cu�queros (1640, Hasta El Presente)
El origen de los cu�queros es trazado desde el a�o 1640 con el puritanismo ingl�s. El primer l�der fue George Fox, quien predicaba un mensaje de la Nueva Era del Esp�ritu. Ellos recibieron oposici�n tanto de parte de los puritanos como de los anglicanos.

El servicio t�pico cu�quero se caracterizaba por el esperar de los congregados para que el Esp�ritu hablara a trav�s de ellos y por la "sacudida" que recib�an a medida que Dios se mov�a entre ellos. Los siguientes son algunos extractos del Diario de Fox:

En el a�o 1648, mientras estaba sentado en el hogar de un amigo en Notinghamshire (ya que para este tiempo el poder de Dios hab�a abierto los corazones de algunos para recibir la palabra de vida y la reconciliaci�n), vi que hab�a una tremenda grieta que pasaba por toda la tierra, y un gran humo iba a medida que la grieta se abr�a camino; despu�s de la grieta, ocurr�a una gran sacudida. Esta era la tierra que hab�a en los corazones de las personas, la cual ten�a que ser sacudida antes de que la simiente de Dios fuera levantada de la tumba.

Y as� suced�a: pues el poder de Dios comenz� a sacudirlos y grandes servicios de adoraci�n eran conducidos, de tal manera, que poderosas obras del Todopoderoso eran obradas entre los creyentes para el asombro tanto de las gentes como de los sacerdotes.46

7. Los Moravianos (cerca de los a�os 1700-1760)
El conde Van Zinzendorf, estableci� una ciudad de refugio cerca del Dresden, Alemania, llamada Herrnhutt. Los cristianos perseguidos ven�an de toda Europa para hacer su hogar en esta ciudad de refugio.
El siguiente, es un breve relato de una visitaci�n especial del Esp�ritu que vino a la aldea el verano de 1727. De esto, surgi� un servicio de oraci�n que se extendi� 24 horas al d�a sin cesar por m�s de 100 a�os.

a. Bautizados En Un Esp�ritu. Creyendo firmemente que era la voluntad de Dios, Zinzendorf comenz�, de esa manera, a moldear un grupo de refugiados de diferentes denominaciones en una congregaci�n unida y envuelta en el evangelismo personal. Pero a trav�s de todo el verano, las personas parec�an estar esperando y prepar�ndose para una visitaci�n de parte del Se�or.

El domingo 2 de Julio, fue un d�a de gratas bendiciones; El conde predic� en Herrnhutt. El vecindario completo estaba en llamas de gratitud hacia Dios...

El 16 de Julio or� por los j�venes. Adem�s de la noche obligatoria de vigilia, grupos peque�os de hermanos solteros conduc�an vigilias de oraci�n y meditaci�n de toda la noche. Estas demostraron ser un verdadero reposo en Dios, y Zinzendorf a menudo se un�a.

Desde el 22 de Julio hasta el 4 de Agosto, Zinzendorf fue de visita al hogar de Baron Gersdorf en Silesia. En la biblioteca encontr� el libro Ratio Disciplinae, y del Prefacio aprendi� acerca de la visi�n ecum�nica temprana de la Iglesia Ir�nica antigua.

�l redact� un resumen en alem�n del "Ratio Disciplinae" y, a su regreso, se lo entreg� a los equipos de oraci�n en Herrnhutt. Inmediatamente ellos reconocieron la similitud entre esta iglesia y lo que Dios estaba haciendo entre ellos.

Un moraviano escribi�: "Descubrimos el dedo de Dios, y nos encontramos bautizados bajo la nube de nuestros padres, con su esp�ritu."

"Porque ese esp�ritu descendi� otra vez sobre nosotros, y grandes se�ales y maravillas fueron obradas entre los hermanos en aquellos d�as, prevaleciendo una maravillosa gracia entre nosotros, y en todo el pa�s."

Ciertamente hubo una gran gracia prevaleciendo en Herrnhutt. Hubo una expectaci�n contagiosa y santa. Era evidente que los habitantes de Herrnhutt, estaban siendo conducidos inevitablemente y paso a paso hacia el Pentecost�s del 13 de Agosto. Ese d�a ser�a la misma corona del verano dorado. Una unidad cristiana gloriosa seguir�a.

Mientras se conduc�a el servicio de la tarde en Herrnhutt el 10 de Agosto, Rote estaba tan superado por la presencia tan cercana de Dios, que se arrodill� en el polvo frente a �l. Toda la congregaci�n sigui� el patr�n del pastor y continuaron juntos hasta la media noche alabando a Dios y comprometi�ndose en un pacto entre unos y otros, con muchas l�grimas y ardientes s�plicas para morar juntos en amor y armon�a.47

8. Los Jansenistas (cerca de 1731)
"La expectaci�n de milagros y otras se�ales sobrenaturales hab�an venido a ser casi una parte integral del punto de vista mundial del jansenismo para fines del siglo XVII", escribi� Robert Kreiser en su libro: Milagros, Convulsiones y Normas Eclesi�sticas a Principios del Siglo XVIII en Par�s.

Uno de los milagros que �l registr� fue la cura de la sobrina de Pascal en Marzo de 1656. Margarita hab�a estado sufriendo durante largo tiempo de una f�stula lacrimal en la esquina de su ojo.

Ella fue sanada cuando una espina santa fue usada para tocar levemente en su ojo. El milagro fue respaldado por evidencia m�dica sustancial, el cual, caus� una profunda impresi�n en el p�blico.

9. Juan Wesley (1703-1791)
Juan Wesley fue el fundador de la Iglesia Metodista. En su Diario, escribi�:

Mi�rcoles 15 de Agosto 1750. Al reflexionar sobre un libro extra�o que hab�a le�do en este viaje: "El enga�o General de los Cristianos con Relaci�n a la Profec�a", estuve plenamente convencido de lo que una vez hab�a sospechado:

• Que los Montanistas, en el segundo y tercer siglos, eran cristianos reales y b�blicos; y
• Que la principal raz�n de por qu� los dones de milagros fueron retirados tan pronto no se debi� s�lo a que la fe y la santidad se hab�an perdido de vista, sino que los hombres ortodoxos, �ridos y formales, comenzaron a ridiculizar los dones de los que ellos carec�an, clasific�ndolos a todos como exhibiciones de locura o impostura.

a. Los Dones Son Para Hoy. Wesley escribi� una carta a Tom�s Church en Junio de 1746 en la cual declar�:

Con todo, no creo que Dios se haya abstenido de ejercer su poder soberano de la operaci�n de milagros en cualquier clase o grado y en cualquier �poca, ni lo har� hasta el fin del mundo.

No recuerdo alguna escritura en la cual hayamos sido ense�ados que los milagros deber�an ser confinados dentro de los l�mites, ya sea de la era apost�lica o de la era cipri�nica o de cualquier otro per�odo de tiempo... No he visto en el Antiguo ni Nuevo Testamentos intimaci�n alguna de esa clase.

San Pablo dice concerniente a dos de los Dones milagrosos del Esp�ritu (creo yo que esa prueba es usualmente comprendida): "Porque las profec�as cesar�n, y tambi�n las lenguas".

Pero no dice que �stas o cualquier otro milagro cesar� hasta que la esperanza y la fe dejen de ser tambi�n, hasta que todos desaparezcan en la visi�n de Dios...48

Orando por una joven con un demonio:
"La interrumpimos por medio de orar a Dios... Continuamos en oraci�n hasta despu�s de las once, cuando Dios en un momento, habl� paz al alma... Luego, se uni� en alabanza a �l, quien hab�a echado fuera al enemigo perturbador."

P�gina 130: "Visit� la casa de William Shalwood. �l y su esposa estaban enfermos en cama y con pocas esperanzas de recuperarse. Sin embargo, despu�s de orar, cre� que no morir�an, sino que vivir�an para declarar la misericordia compasiva del Se�or. La siguiente ocasi�n que le visit�, �l estaba sentado abajo y su esposa hab�a podido salir de viaje".

P�gina 146: "Cuando me march� de Smeton, mi caballo estaba tan lastimado... que apenas pod�a colocar su pata sobre la tierra. Fueron siete millas las que cabalgu� en ese estado, estaba realmente cansado y mi cabeza me dol�a m�s de lo que me hab�a dolido en meses. Entonces pens�: '�acaso no tiene Dios poder para sanar tanto a los hombres como a las bestias por cualquier medio o sin ning�n medio?' Inmediatamente desapareci� de m� el cansancio y el dolor de cabeza, al igual que la cojera de mi caballo en un instante. Tampoco nos detuvimos ese d�a ni el siguiente de nuestra jornada". 49

10. Los Bautistas (cerca de 1740)
Los primeros Bautistas Americanos recibieron, de Inglaterra, la tradici�n de colocar las manos despu�s del bautismo en agua "para recepci�n adicional del Esp�ritu Santo de la promesa, o como una adici�n a la gracia del Esp�ritu...", pues "todo el evangelio era confirmado en tiempos primitivos con se�ales, maravillas, diversos milagros y Dones del Esp�ritu Santo en general".

El historiador bautista Edward Hiscox, se�ala los primeros registros de la asociaci�n de Filadelfia, en los que hay indicaciones de que los diversos Dones del Esp�ritu estuvieron en operaci�n en las iglesias de esa �rea para el a�o 1743.

II Evangelistas Bien Conocidos (cerca de los a�os 1820-1920)
Los ejemplos del hablar en lenguas durante el siglo diecinueve pueden ser trazados hasta un avivamiento que se desat� en Puerto Glasgow, Escocia, dirigido por James y George Mc Donald, hombres de car�cter �ntegro.

En el a�o 1830, el Dr. Thompson, un miembro laico de la Iglesia Cuadrangular Presbiteriana de Regent, Londres, llev� las noticias de tal avivamiento a su pastor, Edward Irving. La gente de la iglesia de Irving busc� y recibi� la experiencia Pentecostal del bautismo en el Esp�ritu, hablaron en lenguas y profetizaron en los servicios p�blicos.

El avivamiento se extendi� hasta Suiza, Irlanda y Armenia. La congregaci�n de Londres se dividi� muy pronto por una controversia y se vio obligada a formar una nueva denominaci�n: la Iglesia Cat�lica Apost�lica. Muy pronto emergieron "ap�stoles y profetas" nombrados por s� mismos que usurparon la autoridad de Irving e interrumpieron su predicaci�n y comuni�n.

a. Carlos Finey. Finey declar�: "Recib� un poderoso bautismo del Esp�ritu Santo. Ninguna palabra puede expresar el amor maravilloso que fue derramado fuera de mi coraz�n. Llor� a toda voz con gozo y amor, deber�a decir que literalmente ech� fuera las efusiones que no se pueden articular de mi coraz�n".

b. Carlos H. Spurgeon. Del libro: "La Vida de Carlos Spurgeon", por Russell H. Conwell.50

P�gina 77: Los d�as de la profec�a no han pasado, ni tampoco el per�odo de los milagros est� cerrado.

P�gina 102: �l ense�� una clase de Escuela Dominical, la cual, creci� en grandes proporciones hasta sobrepasar al resto de la escuela. Pero la redujo al urgir a los estudiantes a salir fuera a hacer la obra de evangelistas, a distribuir tratados, a interesarse en los pobres y a orar por los enfermos.

P�gina 173: Cuando se le pregunt� que si cre�a que todas las personas pod�an ser sanadas por el uso de la oraci�n sincera de parte de personas que creyeran en Cristo y cuyas vidas fueran justas, anunci�: "...ning�n hombre en Inglaterra o Am�rica en este siglo 19, ha sanado tantos enfermos como Spurgeon, aunque no era un m�dico".

Miles de casos recibieron sanidad en respuesta a la oraci�n, entre ellos, par�lisis parcial, reumatismo, aflicci�n mental y fiebre contagiosa. �l se consider� a s� mismo como el agente mismo del poder Divino, y habl� de s� mismo en dos ocasiones como indigno de poseer el Don de Sanidad.

c. Dwight L. Moody. Del libro: "La Vida de Dwight L. Moody", por su hijo.51

Un hambre y sed intensas de poder espiritual fueron despertadas en �l por dos mujeres que asist�an a sus servicios y se sentaban al frente.

Al concluir los servicios, le dec�an: "Hemos estado orando por usted". Moody contestaba: "�Por qu� no oran por los pecadores?" Las mujeres respondieron: "Porque usted necesita el poder del Esp�ritu".

Al relatar el incidente a�os m�s tarde, el Sr. Moody dec�a: "�Yo necesitaba poder?" �Pensaba que ten�a poder! Ten�a la congregaci�n m�s grande de Chicago, y la gente continuaba convirti�ndose. Pero aquellas dos mujeres santas segu�an orando por m�, y su ardiente di�logo acerca de la unci�n especial para el servicio, me hizo pensar.

"Les ped� que vinieran a conversar conmigo, y ellas derramaron sus corazones en oraci�n para que recibiera la saturaci�n completa del Esp�ritu Santo. Entonces, sent� una gran hambre en el interior de mi alma. No sab�a lo que era".

"Comenc� a llorar como nunca antes lo hab�a hecho. Sent� la sensaci�n de que en realidad no quer�a vivir si no recib�a ese poder para el servicio."

Mientras el Sr. Moody estaba en esa condici�n, la ciudad de Chicago fue dejada en cenizas por un horrible incendio que casi la destruy� en su totalidad. El edificio de su iglesia fue quemado. Luego, el fuego cruz� el r�o y los Moody tuvieron que huir en la oscuridad de la noche mientras el fuego arrasaba con su hogar tambi�n. Tan pronto como su esposa y familia estuvieron a salvo con amigos, el Sr. Moody se dedic� a la obra de aliviar a los necesitados. Fuimos al Este para levantar dinero para quienes quedaron sin hogar y tambi�n para una nueva iglesia.

Durante ese tiempo, el hambre por m�s poder espiritual todav�a consum�a al Sr. Moody. "Mi coraz�n no estaba en la tarea de suplicar por dinero", dijo �l. "No pod�a apelar, me la pasaba llorando todo el tiempo para que Dios me llenara plenamente con Su Esp�ritu".

1) Bautizados En El Esp�ritu. "Una vez en la ciudad de Nueva York - �Oh, qu� d�a! - no puedo describirlo. Raras veces puedo referirme a tal d�a; era una experiencia casi demasiado sagrada para nombrarla. Pablo tuvo una experiencia de la cual nunca habl� por catorce d�as. S�lo puedo decir que Dios se me revel� A S� Mismo, y tuve una experiencia tal de Su amor que le tuve que pedir que permaneciera con Su mano extendida.

Sal� a predicar otra vez. Los sermones no fueron diferentes; no present� ninguna verdad nueva; sin embargo, cientos se convirtieron. No aceptar�a volver a la posici�n que ten�a antes de recibir esa bendita experiencia - aun cuando me dieran el mundo entero - ser�a como polvo diminuto que cae de una balanza."

EN PRUEBAS Y TRIUNFOS DE LA FE, 1875,52 El Dr. Richard Boyd, un amigo de Moody, escribi�:

"Cuando llegu� a los salones de la YMCA, encontr� el culto en llamas. Los j�venes hablaban en lenguas y profetizaban. �Qu� cosa quiero decir? �nicamente que Moody hab�a estado en ese servicio predic�ndoles esa tarde."


De MOODY Y SU OBRA.53

En un servicio en Los �ngeles, el Dr. Torrey relat� c�mo en uno de los grandes servicios del Sr. Moody en Londres, se levant� a leer las Escrituras, comenz� a hablar involuntariamente palabras que ni �l ni su congregaci�n entend�a.

12. La Calle Azusa (1906)
En 1905, Charles Parham movi� su escuela de Topeka, Kansas, para Houston, Texas. All�, William J. Seymour, un evangelista negro, se uni� a la escuela. Se abraz� a la ense�anza del "hablar en lenguas", pero no experiment� esto en Houston.

En 1906, Seymour fue invitado a hablar en una peque�a Iglesia de los Nazarenos en Los �ngeles. El d�a 1 de Abril de 1906, Seymour habl� en lenguas. El peque�o grupo pronto creci� tanto que la peque�a casa donde se congregaban en Bonnie Brae no era suficiente para acomodarlos y se mudaron a un viejo establo (de caballos) en la calle Azusa 312.

Seymour era la figura central del avivamiento de la calle Azusa. El avivamiento continu� durante tres a�os y medio en la Calle Azusa. Los servicios eran conducidos tres veces al d�a: por la ma�ana, por la tarde y por la noche.

La atenci�n central era el hablar en lenguas, pero la sanidad de los enfermos no se quedaba muy atr�s. Seymour era el pastor de la congregaci�n, la cual, estaba compuesta de negros y blancos hasta su muerte en 1929. Los peregrinos hacia Azusa eran comunes de todas partes del mundo.54

Aqu� tenemos testimonios de Ireneo, San Agust�n, Lutero, Wesley, Finey, Spurgeon, Moody y muchos otros. Todos �stos comprueban que la teor�a de la cesaci�n de dones est� equivocada.

Lea la Secci�n E4 sobre C�MO GANAR ALMAS, para que vea c�mo usted puede tener se�ales y maravilla en su ministerio.

NOTAS FINALES


(1) Coxe 6:190
(2) Coxe 1:243
(3) D Barrett, 700 plans, App B
(4) D Barrett, 700 plans, App B
(5) Historia Eclesi�stica de Eusebio, P�gs. 186, 187.
(6) D Barrett, 700 plans, App B
(7) Coxe 3:107
(8) D Barrett, 700 plans, App B
(9) Coxe 5:641
(10) Coxe 15:254-255
(11) Coxe 15:262-263
(12) D Barret, 700 plans, App B
(13) Deferrari 44:150
(14) Las Lenguas, La Dinamita de Dios, Leonard Darbee, P�g.22
(15) Deferrari 24:431-432
(16) Deferrari 24:433
(17) Deferrari 24:433-437
(18) Deferrari 24:437-438
(19) Deferrari 24:438-439
(20) Deferrari 24:439
(21) Deferrari 24:439
(22) Deferrari 24:440-441
(23) Deferrari 24:441
(24) Deferrari 24:441-442
(25) Deferrari 24:444
(26) Deferrari 24:445
(27) D Barrett, 700 plans, App B
(28) Douglas 1974, P�g.433
(29) D Barret, 700 plans, App B
(30) Dudden, Vol. 1, 1905, 334
(31) Historia Cristiana, 118; P�g.11
(32) Hermann n.d.; 59-60
(33) Douglas 1974, 1026
(34) Gordon 1802, 65
(35) NCE 14:681
(36) NCE 1002
(37) Baring-Gould 1897, 3:99-100
(38) Tappert n.d.; 18:52
(39) Oswald n.d.; 25:444-451
(40) Souer's Historia de la Iglesia Cristiana de Souer Vol.3, P�g.406
(41) Rahner 1962, 254-255
(42) AB 12:5
(43) AB 16:1-2
(44) 2:186-187
(45) Frazier 1973, 187
(46) Fox 1901, 23
(47) Extractos del Pionero Ecum�nico del Zinzendor, P�gs.55-59, por A.J.Lewis, SCM, Imprenta, Londres, 1963
(48) Telford n.d.; 2:261
(49) Registro de la Bibliograf�a de Juan Wesley, Marzo 17, 1746, P�gs.81, 82
(50) Edgewood Publishing Co. 1892
(51) Flemming Revel Co. 1900: P�gs.146,147,149
(52) P�g.402

(53) By W.H. Daniels, 1896, American Publishing Co. Hanford, Conn.
(54) Frank Bartleman In Azusa Street, P�g.136


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