SECCI�N C7
LA DOCTRINA DE LA SEGURIDAD ETERNA
(Una Vez Salvo, Siempre Salvo)
Por Ralph Mahoney

�NDICE PARA ESTA SECCI�N
7.1 - �Se Puede Perder Una Persona Despu�s De Haber Sido Justificada?
7.2 - La Clase De Fe Correcta

Cap�tulo 1
�Se Puede Perder Una Persona Despu�s... De Haber Sido Justificada?

Introducci�n

Hace cuarenta a�os, estaba estudiando en una escuela de entrenamiento misionero. All� conoc� a un gran var�n de Dios. Era un pastor presbiteriano que representaba la quinta generaci�n de ministros. A pesar de que ese amigo m�o solo ten�a 18 a�os de edad, llegu� a tenerle un gran respeto como ministro del evangelio. Era un cristiano maravilloso.

Ven�a de una familia que sent�a una gran devoci�n por la Biblia. Se memorizaba seis vers�culos b�blicos diariamente.

Cuando cumpli� doce a�os de edad, se hab�a memorizado todas las ep�stolas de Pablo. A la edad de veinte a�os, se hab�a memorizado el Nuevo Testamento completo. Cuando ten�a cuarenta, grandes porciones del Antiguo Testamento tambi�n hab�an sido memorizadas por �l.

�l hac�a esto por medio de memorizarse cinco vers�culos por d�a. En un a�o, eso llega a la cantidad de 1,800 vers�culos. (El libro m�s extenso en el Nuevo Testamento es Lucas. Tiene 1,151 vers�culos. El Nuevo Testamento Completo consta de 7,597 y el Antiguo Testamento 22,485.)

Este profundo conocimiento de la Escritura, dej� una gran impresi�n sobre mi persona.

A pesar de su gran conocimiento de la Biblia, todav�a ten�a muchos desacuerdos con �l respecto a ciertos puntos doctrinales. Nos sent�bamos durante horas en discusiones amigables acerca de tales diferencias. �l cre�a en la doctrina com�nmente llamada “la seguridad eterna”. Yo no cre�a en ella ni a�n la creo como �l la ense�aba.

La nuestra era una diferencia amigable, no una interacci�n hostil ni airada. �l pod�a citar cap�tulos de la Biblia que sent�a que respaldaban lo que cre�a. Yo ten�a innumerables vers�culos que cre�a que refutaban lo que �l ense�aba.

Al examinar esta doctrina, enfoqu�mosla de esta manera amorosa. No permitamos que los que tienen puntos de vista diferentes lancen acusaciones de “herej�a” a los que creen en ella. Por el contrario, examinemos las Escrituras en la actitud tan elocuentemente descrita por el Ap�stol Santiago: “Pero la sabidur�a que es de lo alto es primeramente pura, despu�s pac�fica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos…” (Stg 3:17).

Recuerde, la persona que tiene un punto de vista diferente est� convencido de que las ense�anzas de la Biblia est�n de su lado. As� que, seamos misericordiosos y amables con los que sostienen tales puntos de vista. Seamos todos buenos “Bereanos”: “…escudri�ando las Escrituras para ver si estas cosas eran as�” (Hch 17:11).

A. DOS PUNTOS DE VISTA DIFERENTES
1. Primer Punto De Vista: Somos Salvos Por Nuestras Propias Obras O Por La Fe Y Las Obras

Hace aproximadamente cuatrocientos a�os, muchos l�deres vieron a la Iglesia en una desesperada necesidad de cambiar. Las indulgencias (un concepto de que la Iglesia pod�a vender y el feligr�s pod�a comprar favores de parte de Dios), eran vendidas por todo el continente europeo para ganar dinero con el prop�sito de edificar la Catedral de San Pedro en Roma.
El flagelarse a s� mismo (la pr�ctica de auto infligir o flagelaci�n del cuerpo por uno mismo), era practicado por millones de “cristianos”. �stos, procuraban conseguir una posici�n justa ante Dios por v�a de esa costumbre pagana.

Las personas caminaban sobre sus rodillas por millas, a fin de orar ante una estatua de la Virgen Mar�a, pensando que de esa manera pod�an recibir el perd�n y absoluci�n de sus pecados. Estaban buscando la salvaci�n a trav�s de los m�ritos de esas falacias religiosas, y todav�a otras peores.

La corrupci�n se hab�a dispersado mucho por toda la Iglesia. Los Papas subyugaron a los reyes de Europa y los amenazaron con la eterna condenaci�n si no obedec�an los decretos papales.

Los reyes “cristianos”, fueron forzados a dirigir guerras contra los rivales pol�ticos del Papa. �ste en realidad era el per�odo de la Edad Oscura, en la cual, la luz del evangelio fue casi extinguida completamente.

A medida que el predicador y te�logo Juan Calvino y el Reformador Mart�n Lutero batallaban contra estas pr�cticas antib�blicas, comenzaron a ver las verdades poderosas ense�adas por el Ap�stol Pablo en su ep�stola a los Romanos.

(NOTA: No fue por accidente que Pablo escribi� esta carta a la iglesia de Roma. El Esp�ritu Santo sab�a que en los siglos futuros la iglesia romana necesitar�a desesperadamente entender lo que Pablo ten�a que decir.)

2. Segundo Punto De Vista: Somos Salvos Por Gracia �nicamente A Trav�s De La Fe
a. Cinco Verdades Doctrinales.
La REFORMA, la cual comenz� hace como cuatro siglos, dio a luz a las iglesias protestantes. Cinco verdades grandes doctrinales fundamentales apuntalaron este movimiento:

1) La Escritura sola.

2) La Fe sola.

3) La Gracia sola.

4) La Soberan�a de Dios.

5) El Sacerdocio de cada creyente.

�stas, eran consideradas esenciales para que la iglesia pudiera romper las ataduras que la ligaban a las tinieblas espirituales y a la esclavitud religiosa tan predominante en la Iglesia de aquel tiempo. Esa discusi�n envuelve la segunda y tercera de esas cinco doctrinas fundamentales.

B. EL JUSTO VIVIR� POR LA FE
Calvino, Lutero (y cientos de otros), fueron visitados por el Se�or. Ellos recibieron el milagro descrito en Lucas 24:45. “Entonces �l les abri� el entendimiento, para que comprendieran las escrituras.”

“He aqu� que el justo por la fe vivir�” (Hab 2:4).

“Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por la fe y para fe, como est� escrito: Mas el justo por la fe vivir�” (Ro 1:17).

“Y que por la ley ninguno se justifica [esto es por medio de observar los mandamientos, las reglas religiosas, etc.] para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivir�” (Ga 3:11).

“Mas el justo vivir� por fe” (He 10:38).

Pero, �qu� significa esta declaraci�n que se repite cuatro veces?


1. La Respuesta De Pablo
El Ap�stol Pablo estableci� tres argumentos para contestar esta pregunta.

a. Cada Gentil Es Un Pecador: En Necesidad De Un Salvador. “…pues ya hemos acusado a jud�os y a gentiles, que todos est�n bajo pecado,

Como est� escrito: No hay justo, ni aun uno [gentiles];

No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios.

Todos se desviaron, a una se hicieron in�tiles; No hay quien haga lo bueno, no hay siquiera uno.

Sepulcro abierto es su garganta; Con su lengua enga�an. Veneno de �spides hay debajo de sus labios;

Su boca est� llena de maldici�n y de amargura.

Sus pies se apresuran para derramar sangre;

Quebranto y desventura hay en sus caminos; y no conocieron camino de paz.

No hay temor de Dios delante de sus ojos” (Ro 3:9-18).

Esto describe exactamente la depravaci�n total del mundo gentil: “…sin esperanza y sin Dios en el mundo” (Ef 2:12).

b. Todo Jud�o Es Un Pecador: En Necesidad Del Salvador. “…pues ya hemos acusado a jud�os y a gentiles, que todos est�n bajo pecado;

Como est� escrito: No hay justo, ni aun uno [ning�n jud�o]” (Ro 3:9, 10).

“Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que est�n bajo la ley, [esto se refiere espec�ficamente a los jud�os, quienes estaban bajo la ley del Antiguo Testamento]; para que toda boca se cierre [deje de vanagloriarse en cualquier auto justificaci�n] y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios” (Ro 3:19).

Conclusi�n: En estos vers�culos est� completamente claro que cada persona en el mundo (sea gentil o jud�o) es un pecador y necesita un Salvador. “Por cuanto todos pecaron, y est�n destituidos de la gloria de Dios” (Ro 3:23).

c. Ning�n Gentil Ni Jud�o Puede Ser Justificado Por La Ley.
2. Explicaci�n De T�rminos

A fin de entender la tesis de Pablo, tenemos que definir las palabras que �l usa y explicar su significado.

a. Justificado. Este es un t�rmino legal usado en una corte secular de la ley criminal. Para “ser justificado” en una corte legal, significa ser declarado absuelto, inocente o no culpable.

En la Biblia significa a�n m�s. Significa ser declarado justo, gozar de una “posici�n de justo” delante de Dios. Ante los ojos de Dios, yo soy “justo”, como si nunca hubiera pecado.

Esto es ilustrado en el tiempo del �xodo, cuando Mois�s gui� a los Israelitas fuera de Egipto, quienes salieron bajo la “cubierta de la sangre del cordero” (Ex 12:13). “Y todos en Mois�s fueron bautizados en la nube y en el mar” (1 Co 10:2).

En el desierto ellos no estaban actuando como santos bautizados. Se quejaron y provocaron tanto a Dios como a Mois�s. Hubo una ocasi�n en la que Dios le dijo a Mois�s que se apartara de la congregaci�n porque los iba a destruir a todos (Dt 9:14).

Con todo, cuando el Profeta Balaam se convirti� en un adivino y fue empleado por el Rey Balac para que maldijera a Israel, escuchemos la profec�a extraordinaria que pronunci�: “No ha notado iniquidad en Jacob, ni ha visto perversidad en Israel…” (Nm 23:21).

�C�mo podr�a decirse tal cosa de los hijos de Israel? El registro b�blico est� repleto de relatos concernientes a sus pecados y frustraciones.

Balaam estaba expresando el punto de vista que Dios ten�a del pueblo que hab�a aprovechado de “la sangre del cordero”. La sangre atrajo la protecci�n divina sobre ellos y cubri� todos sus pecados. Dios les ve�a sin pecado. Estaban justificados. Ten�an una posici�n “justificada” ante Dios a pesar de que hab�an ca�do en el estado pecaminoso de rebeli�n y quejas.

“Bienaventurado aqu�l cuya transgresi�n ha sido perdonada, cubierto su pecado” (Sal 32:1). Aquello que est� cubierto no se ve. As� que, cuando esta mos justificados, nuestro pecado es perdonado y olvidado.

“…porque perdonar� la maldad de ellos, y no me acordar� m�s de su pecado” (Jer 31:34). “Cuanto est� lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones” (Sal 103:12).

�El pecado ha sido cubierto, perdonado y olvidado!

Eso es lo que “...Jehov� el Juez...” (Jue 11:27) decreta para cualquier pecador que satisfaga Sus condiciones para ser justificado. Esas condiciones ser�n explicadas m�s adelante.

b. La Ley Y Los Mandamientos. “La ley” se refiere a los primeros cinco libros de la Biblia. Estos fueron escritos por Mois�s en pergaminos y fueron identificados como “el libro de la ley”. “Y cuando acab� Mois�s de escribir las palabras de esta ley en un libro…,

“…dio �rdenes Mois�s a los levitas… Tomad este libro de la ley, y ponedlo al lado del arca del pacto de JEHOV� vuestro Dios…” (Dt 31:24-26).

“Y les dijo… que era necesario que se cumpliese todo lo que est� escrito de m� en la ley de Mois�s, en los profetas y en los salmos” (Lc 24:44).

“La ley” conten�a los “diez mandamientos”. Los “mandamientos” fueron originalmente escritos sobre dos tablas de piedra por el dedo de Dios. Mois�s los transcribi� de las tablas de piedra a “los libros de la ley”.

“Y… escribi� en tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos” (Ex 34:28).

“Y dio a Mois�s… dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de Dios” (Ex 31:18).

“En el arca ninguna cosa hab�a sino las dos tablas de piedra que all� hab�a puesto Mois�s en Horeb…” (1 R 8:9).

Los diez mandamientos definen nuestros deberes hacia Dios y la humanidad. Son las pautas morales hacia el comportamiento humano.

La ley aplicaba estos mandamientos de maneras pr�cticas para asegurar la tranquilidad dom�stica y justicia entre los israelitas. La ley fue para la naci�n de Israel. Los diez mandamientos fueron principios espirituales y morales universales para toda la humanidad.

“La ley” y “los mandamientos”, necesitan ser distinguidos cuando se lee el Nuevo Testamento. Pablo se refiere a ellos como t�rminos distintos (no sin�nimos). “De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno” (Ro 7:12). En la mayor�a de los casos, estos t�rminos no significan lo mismo.

NOTA: Durante los trece siglos que pasaron desde Mois�s hasta Cristo, los jud�os desarrollaron una colecci�n de comentarios e interpretaciones del Pentateuco (la ley). Ellos se refieren a estas escrituras como “la tradici�n oral”. En el tiempo de Jes�s, los fariseos impusieron pesadas tradiciones orales sobre el pueblo como si �stas fueran las mismas Escrituras. (Refi�rase a la secci�n Entre El Antiguo y el Nuevo Testamento para m�s comentarios sobre esto.)

Jes�s rechaz� la autoridad de la tradici�n cuando contradec�a los mandamientos o la declaraci�n evidente e intento de “la ley”.

Jes�s le dijo a los jud�os: “Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferr�is a la tradici�n de los hombres: los lavamientos de los jarros y de los vasos de beber…

Les dec�a tambi�n: Bien invalid�is el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradici�n… invalidando la palabra de Dios con vuestra tradici�n que hab�is transmitido” (Mr 7:8, 9, 13).

3. Problemas En Entender La Respuesta De Pablo
El Ap�stol Pedro amonest� respecto a los problemas en comprender lo que Pablo escribi�: “…como tambi�n vuestro amado hermano Pablo, seg�n la sabidur�a que le ha sido dada, os ha escrito… algunas cosas dif�ciles de entender…” (2 P 3:15, 16).

El prop�sito de las ep�stolas de Pablo a los Romanos, G�latas y Hebreos, fue contestar preguntas dif�ciles formuladas por Job 4 mil a�os atr�s:

“…�Y c�mo se justificar� el hombre con Dios?” (Job 9:2).

Ahora vamos a explicar la respuesta de Pablo. A fin de entender las ep�stolas de Pablo, usted necesitar� hacer referencia retrospectiva a estas definiciones.

a. �C�mo Puede Un Hombre Pecador Ser Justificado? Los jud�os veneraban a Abraham como el gran Patriarca de su naci�n. Fue su fe obediente a la voz de Dios, lo que hizo que el hijo de la promesa, Isaac, naciera. A Isaac le naci� Jacob (cuyo nombre fue cambiado por el de Israel, Gn 32:28). A �ste le nacieron doce hijos, quienes vinieron a ser las doce tribus de Israel.

Pablo formula la pregunta: �C�mo fue justificado Abraham?

1) No Por Obras (sus propias obras de justicia), Sino Porque Crey� A Dios. “�Qu� pues, diremos que hall� Abraham, nuestro padre seg�n la carne? Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de que gloriarse… �qu� dice la escritura [Antiguo Testamento: Gn 15:6]? Abraham crey� a Dios, y le fue contado por justicia” (Ro 4:1-3).

Pablo hace esto bien claro cuando dice: “Nos salv�, no por obras de justicia que nosotros hubi�ramos hecho, sino por su misericordia…” (Tit 3:5).

As� que, no somos justificados por lo que hacemos, sino por lo que Cristo hizo en la cruz. As� como el cordero de Pascua en Egipto, �l dio Su sangre para suministrar la cobertura por nuestros pecados.

“…estando ya justificados en su sangre, por �l seremos salvos de la ira” (Ro 5:9).

2) No Por Circuncisi�n. Abraham no fue justificado por la circuncisi�n, aunque fue circuncidado.

“…Porque decimos que a Abraham le fue contada la fe por justicia. �C�mo, pues, le fue contada? �Estando en la circuncisi�n, o en la incircuncisi�n? No en la circuncisi�n, sino en la incircuncisi�n.

Y recibi� la circuncisi�n como se�al, como sello de la justicia de la fe que tuvo estando aun incircunciso; para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, a fin de que tambi�n a ellos la fe les sea contada por justicia” (Ro 4:9-11).

La circuncisi�n (como el bautismo en agua para el creyente) no fue la raz�n para que Abraham fuera justificado, fue como la se�al externa (evidencia) de su fe, por medio de la cual �l hab�a sido justificado (antes de que fuera circuncidado).

3) No Por Guardar “La Ley”. Abraham no fue justificado por guardar “la ley”. Fue imposible para Abraham ser justificado por medio de guardar la ley y los mandamientos porque �stos no fueron dados hasta 430 a�os despu�s de Abraham.

“…la ley que vino cuatrocientos treinta a�os despu�s, no lo abroga, para invalidar la promesa…” (Ga 3:17).

“Ya que por las obras de la ley ning�n ser humano ser� justificado delante de �l…” (Ro 3:20).

“Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley” (Ro 3:28).

“Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia de todo a todo aquel que cree” (Ro 10:4).

“Sabiendo [los jud�os] que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo… por cuanto por las obras de la ley nadie ser� justificado” (Ga 2:16).

“Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivir�” (Ga 3:11).

4) Por La Fe Solamente. Pablo lo hace bien claro: no podemos recibirla de ambas maneras; o creemos en la Escritura concerniente a la justificaci�n por la fe o estamos en incredulidad, perdidos y sin esperanza.

“Mas Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanz�. �Por qu�? Porque iban tras ella no por fe…” (Ro 9:31, 32).

Pablo explica el prop�sito de la ley. No fue para hacer a los hombres santos; fue para ense�arlos cu�n profanos eran: “…porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado” (Ro 3:20). “…Pero yo no conoc� el pecado sino por la ley…” (Ro 7:7).

La ley har�a que la humanidad supiera que necesitaba a alguien que los salvara, y de esa manera creer�an en Cristo como su Salvador.

“Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice… para que… todo el mundo quede bajo el juicio de Dios” (Ro 3:19). “De manera que la ley ha sido nuestro ayo [la encargada], para llevarnos a Cristo, a fin de que fu�semos justificados por la fe” (Ga 3:24).

El tratar de encontrar la posici�n correcta delante de Dios por la ley, es como “caer de la gracia”.

“De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justific�is; de la gracia hab�is ca�do” (Ga 5:4). Por consiguiente, recojamos todas nuestras obras buenas y coloquemos las mismas en un lugar, as� como todos nuestros pecados en otro, y huyamos de ambos hacia la cruz de Cristo, donde se ofrece el perd�n al penitente. Por fe solamente en Su sangre (Ro 3:25) es que podemos ser justificados.


.::2do Trimestre - .::SECCI�N C