SECCI�N C8
LOS DIEZMOS Y LAS OFRENDAS
Por Ralph Mahoney

Cap�tulo 1
Diezmando Y Ofrendando: Nuestra Mayordom�a

A. SOMOS MAYORDOMOS O ADMINISTRADORES DE LOS RECURSOS DE DIOS
Cada creyente es un administrador de todo lo que posee. "Cada uno seg�n el don que ha recibido, min�strelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios" (1 P 4:10).

"Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel" (1 Co 4:2).

Un administrador (mayordomo) es una persona que maneja, administra y cuida de una propiedad que pertenece a otro. Siendo que es Dios quien otorga toda bendici�n material, nosotros reconocemos que �l es due�o de todas las cosas. "…Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos" (1 Cr 29:14). "Toda buena d�diva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre…" (Stg 1:17).

1. Dios Nos Ordena Que Paguemos Diezmos
De todo lo que �l nos ha dado, nos pide que demos el 10% (diez por ciento): "Y el diezmo de la tierra, as� de la simiente de la tierra como del fruto de los �rboles, de JEHOV� es; es cosa dedicada a JEHOV�" (Lv 27:30). "Indefectiblemente diezmar�s todo el producto del grano que rindiere tu campo cada a�o" (Dt 14:22).

Jes�s comision� el diezmar. "…Esto [el diezmar] os era necesario hacer…" (Lc 11:42).

2. Los Prop�sitos De Dios Para El Diezmar Son Vistos En El Antiguo Testamento
a. Para El Sost�n De Los Pobres Y Los Necesitados En Israel.
Entre los israelitas, la cosecha de cada a�o sab�tico (s�ptimo) era reservada para los pobres. "Mas el s�ptimo a�o la dejar�s libre, para que coman los pobres de tu pueblo; y de lo que quedare comer�n las bestias del campo; as� har�s con tu vi�a y con tu olivar" (Ex 23:11).

"Porque no faltar�n menesterosos en medio de la tierra; por eso yo te mando, diciendo: Abrir�s tu mano a tu hermano, al pobre y al menesteroso en tu tierra" (Dt 15:11). El espigar o recoger espigas que los cosechadores dejan caer durante la cosecha, deber�a ser dejado para los pobres y extranjeros. "Y no rebuscar�s tu vi�a, ni recoger�s el fruto ca�do de tu vi�a; para el pobre y para el extranjero lo dejar�s. Yo Jehov� vuestro Dios" (Lv 19:10).

b. Para Sostener A Los Levitas. Dios requer�a un diezmo especial cada "tercer a�o" que era para los levitas, los hu�rfanos, las viudas y los extranjeros.

"Al fin de cada tres a�os sacar�s todo el diezmo de tus productos de aquel a�o… Y vendr� el levita… y el extranjero, y hu�rfano y la viuda que hubiere en tus poblaciones, y comer�n y ser�n saciados; para que JEHOV� tu Dios te bendiga en toda obra que tus manos hicieren" (Dt 14:28, 29).

"Y dir�s delante de Jehov� tu Dios: He sacado lo consagrado de mi casa, y tambi�n lo he dado al levita, al extranjero, al hu�rfano y a la viuda, conforme a todo lo que me has mandado; no he transgredido tus mandamientos, ni me he olvidado de ellos" (Dt 26:13).

3. Los Prop�sitos De Dios Para El Diezmar Son Vistos En El Nuevo Testamento
a. Para Sostener A Los Pobres Y A Los Necesitados En La Familia De Dios. "As� que, no hab�a entre ellos ning�n necesitado; porque todos los que pose�an heredades o casas, las vend�an, y tra�an el precio de lo vendido y lo pon�an a los pies de los ap�stoles; y se repart�a a cada uno seg�n su necesidad.

Entonces Jos�, a quien los ap�stoles pusieron por sobrenombre Bernab� [que traducido es: Hijo de consolaci�n], levita, natural de Chipre, como ten�a una heredad, la vendi� y trajo el precio y lo puso a los pies de los ap�stoles" (Hch 4:34-37).

"Porque Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una ofrenda para los pobres que hay entre los santos que est�n en Jerusal�n" (Ro 15:26).

b. Para Sostener A Los Maestros Y A Los Predicadores. Los l�deres y maestros en la Iglesia ten�an que ser sostenidos de los diezmos y ofrendas de los que las donaban.

"El que es ense�ado en la palabra, haga part�cipe de toda cosa buena al que lo instruye" (Ga 6:6).

"As� tambi�n orden� el Se�or a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio" (1 Co 9:14).

Cuando Pablo sali� como misionero a predicar el evangelio a los que nunca lo hab�an escuchado, fue sostenido por la iglesia de Filipo: "Y sab�is… oh filipenses, que al principio de la predicaci�n del evangelio, cuando part� de Macedonia, ninguna iglesia particip� conmigo en raz�n de dar y recibir, sino vosotros solos;

Pues aun en Tesal�nica me enviasteis una y otra vez para mis necesidades… tengo abundancia… habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios" (Fil 4:15-18). A los filipenses generosos, el Se�or hizo esta promesa: "Mi Dios, pues, suplir� todo lo que os haga falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jes�s" (Fil 4:19).

4. La Promesa Especial De Dios
Para aquellos que ofrenden, Dios ha hecho una promesa especial: "Dad y se os dar�; medida buena, apretada, remecida y rebosando dar�n en vuestro regazo; porque con la misma medida con que med�s, os volver�n a medir" (Lc 6:38).

Este pasaje nos ense�a que nosotros controlamos la cantidad de las bendiciones y provisiones de Dios para nuestras necesidades. Si damos generosamente, �l nos devolver� esa misma medida cuando le pidamos. Si tenemos fe para dar con abundancia para la obra de Dios, �l nos devolver� esa misma medida o tal vez una mayor para satisfacer nuestras necesidades con gran abundancia.

A m� me ense�aron a dar el diez por ciento de mis ingresos al Se�or desde que era un ni�o. Cuando ten�a la edad de 22 a�os, estaba plantando nuevas iglesias. Recib�amos las cantidades de dinero m�s bajas jam�s recibidas en nuestras vidas. Durante ese tiempo, el Se�or me impuls� a pagar el 20% de mi cantidad de dinero limitada al Se�or.

Un diezmo era para sostener la difusi�n del evangelio en la naci�n en la cual viv�a. El segundo diezmo, era para sostener los gastos de extender el evangelio a otras naciones: lugares donde sus habitantes todav�a no hab�an escuchado acerca de Jes�s.

Esto desat� una inundaci�n de bendiciones milagrosas de Dios sobre m� y mi familia. Descubr� que Dios hace exactamente lo que dice. Si ofrendamos, de seguro que recibiremos la misma proporci�n de lo que dimos.

5. El Diezmar Es Un Privilegio
Varios siglos antes de que la ley fuera dada en el Monte Sina�, Abraham diezm� el diez por ciento a un representante de Dios (Gn 14:18-24; He 7:1, 2). Jacob prometi� dar el diez por ciento de todo lo que Dios le diera como bendici�n (Gn 28:22). Jes�s dijo que no debemos dejar de diezmar (Mt 23:23). As� que, el diezmar y ofrendar no deber�n entenderse como una obligaci�n o ley religiosa del Antiguo Testamento; por el contrario, es un privilegio de los que escogen ejercer su fe para dar.

6. El Diezmar Expresa Fe
El diezmar y ofrendar no compra la bendici�n de Dios, pero s� la derrama sobre nuestras vidas.

"Traed todos los diezmos al alfol� y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice JEHOV� de los ej�rcitos, si no os abrir� las ventanas de los cielos, y derramar� sobre vosotros bendici�n hasta que sobreabunde" (Mal 3:10).

Aquellos que diezman est�n expresando su fe en Dios de la manera m�s pr�ctica posible. Ellos est�n diciendo: "Yo creo que el 90% sobrante de mis ingresos, despu�s de pagar mis diezmos, tienen la bendici�n de Dios. Con Su bendici�n, ese 90% puede comprar m�s de lo que podr�a con el 100% sin Su bendici�n". Se necesita fe para creer en eso.

Dios ha permitido que Su pueblo diezme de sus ingresos, de su trabajo, de su aceite, vino, harina, frutos, madera, animales y otras posesiones.

7. Dios Acepta Diferentes Tipos De Diezmos Y Ofrendas
Adem�s del 10%, los santos del Antiguo Testamento fueron animados a dar lo siguiente:

a. Los primog�nitos del hombre y de las bestias (Nm 18:6, 15);

b. Las primicias de sus cosechas (Nm 18:13; Dt 18:4);

c. Ofrendas durante las Fiestas (2 Cr 31:3; Nm 28 y 29);

d. Ofrendas durante las nuevas lunas (Neh 10:32-39);

e. Ofrenda de madera (Neh 10:34);

f. Diezmo de diezmo (Neh 10:38);

g. Ofrenda elevada (Nm 18);

h. Votos (Nm 30);

i. Ofrendas voluntarias (Lv 22:21; Esd 3:5);

j. El diezmo del tercer a�o (Dt 26:12);

k. Ofrendas para los pobres, viudas, hu�rfanos, extranjeros (Dt 15:1-11);

l. Proyectos especiales (Esd 8:24-36; Neh 7:70-72).

8. Sea Un Dador Generoso Y Alegre
La Biblia nos ense�a que debemos dar voluntaria y alegremente, de un esp�ritu de generosidad.

"Di a los hijos de Israel que tomen para m� ofrenda; de todo var�n que la diere de su voluntad, de coraz�n, tomareis mi ofrenda" (Ex 25:2). "Pero esto os digo: El que siembra escasamente, tambi�n segar� escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente tambi�n segar�. Cada uno d� como propuso en su coraz�n: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre" (2 Co 9:6, 7).

Dios no mide nuestras ofrendas por la cantidad que damos. �l nos remunera seg�n lo que nos sobra despu�s que damos. Jes�s dijo que la diminuta ofrenda que la viuda ofrend�, era mayor que las grandes sumas echadas por los ricos, pues era "todo lo que ten�a" (Lc 21:1-4).

Las donaciones generosas son prueba de nuestro amor, fe y madurez (2 Co 8:24; 9:6, 8, 13). Un creyente generoso motiva a otros a dar gracias a Dios (2 Co 9:11, 12).

Los pobres necesitan dar porque ellos necesitan las bendiciones de Dios a fin de quebrantar la maldici�n de la pobreza.

Los cristianos macedonios estaban afrontando una gran pobreza (2 Co 8:2); sin embargo, ofrendaban liberalmente. Hab�an aprendido la obediencia en la cuesti�n del ofrendar. Hab�an aprendido que el donar trae bendiciones y rompe la maldici�n de la pobreza.

Jesucristo, nuestro ejemplo supremo, se hizo pobre a fin de bendecirnos (2 Co 8:9). El rehusar ser un administrador fiel en el asunto de ofrendar y diezmar es como robar y rebelarse contra Dios (Mal 3:8-12). No obstante, el rendirse a Su prop�sito en el ofrendar es como recibir un "Cielo abierto" en bendiciones abundantes y en protecci�n contra la necesidad y el hambre.


.::2do Trimestre - .::SECCI�N C