SECCI�N D11
CONF�E EN DIOS POR EL DINERO
Por Ralph Mahoney

Cap�tulo 1
El Se�or, Nuestro Proveedor

�No interprete mal este asunto! Se necesita dinero para viajar a otros pa�ses a fin de predicar el evangelio, much�simo dinero. �De d�nde viene? "�C�mo puede hacerlo, Hermano Mahoney?" - Me han hecho esta pregunta m�s que ninguna otra cuando he viajado alrededor de los Estados Unidos. Voy a darle una respuesta directa.

A. LLAMADO POR DIOS
En la primavera de 1949, poco despu�s de ser salvo, el Se�or trat� conmigo durante un per�odo de varios meses para que entregara mi vida al ministerio en el extranjero.

Yo hab�a hecho planes hac�a a�os y no fue f�cil cambiarlos.

�Pero Dios tiene una manera propia de hacer las cosas! Es como lo dice el antiguo himno: "�l no hace que vayas, se limita a hacer que quieras ir".

1. Pacto Hecho
Cuando finalmente entregu� mi vida a Su llamado, fue con esta declaraci�n y condici�n: "�Se�or!, Ir� al Polo Norte y predicar� a los esquimales; Ir� al Polo Sur y predicar� a los pingüinos, si lo deseas; pero hay una cosa que no voy a hacer, no saldr� a mendigar, ni a pedir dinero para ir. Si T� deseas que vaya, tendr�s que proveer el dinero". Con esto, sell� mi consagraci�n y mi llamado.

Poco entend�a este coraz�n inexperto la manera en que mi llamado y consagraci�n ser�an probados y refinados, hasta que pis� territorio extranjero muchos a�os despu�s.

2. Probando El Llamado
"Hasta la hora que se cumpli� su palabra, El dicho de Jehov� le prob�" (Sal 105:19). Cuando usted tiene una revelaci�n clara de la voluntad de Dios para su vida, entonces, la prueba (constataci�n, comprobaci�n) de la revelaci�n comienza. As� le sucedi� a Jos�, �as� me sucedi� a m�!

a. Rechazo. Inmediatamente despu�s de dejar la ense�anza superior, me matricul� en una escuela de entrenamiento misionero. Sintiendo que estar�a en el campo misionero antes de mi veinti�n cumplea�os, el curso de entrenamiento fue seguido con diligencia.

Al concluir el a�o, el administrador de la escuela me present� la siguiente proposici�n: "Ralph" - me dijo - "tienes que prometerme que no ense�ar�s, ni predicar�s sobre el Bautismo del Esp�ritu Santo". �Aquello me golpe� como un rayo!

Se trataba de una escuela interdenominacional. �C�mo pod�an negarse a darme el diploma sobre tales razones? Era imposible estar de acuerdo con aquello; as� que, la relaci�n con esta agencia misionera se termin�.

"Se�or, pens� que me llamaste para ser un evangelista en el extranjero". Luego, or�: "�Por qu� hay esta dificultad y rechazo?" (�No hubo respuesta!)

b. Caminando Por Fe. Empez� una nueva esfera de ministerio con una denominaci�n pentecostal. Cerca de los bosques de pinos de Luisiana en una comunidad que no ten�a un testimonio del Evangelio Completo, mi esposa y yo pusimos una carpa.

�ramos j�venes entusiastas, llenos de celo, pero muy ignorantes de los caminos de Dios; comenzamos los cultos de adoraci�n. Durante la campa�a de dos semanas, se salvaron almas, lo cual, form� el n�cleo para la organizaci�n de una iglesia. Pasamos el primer invierno lluvioso en una carpa.
Al mismo tiempo, el armaz�n destartalado de una casa serv�a como nuestro domicilio. Llov�a casi tanto dentro de la casa como fuera. No pod�amos conseguir suficientes c�ntaros y cacharros para recoger toda el agua que ca�a de las goteras, y las corrientes de agua pasaban a trav�s del techo.

Sin embargo, la lluvia serv�a para un prop�sito �til. No ten�amos que recorrer a menudo la distancia de casi un cuarto de milla por agua, que un generoso vecino nos proporcionaba para nuestro barril port�til.

Desde el principio de nuestro ministerio, mi esposa y yo empezamos a aprender el camino de la fe. Un mes durante nuestra permanencia en esta comunidad, nuestro ingreso mayor fue de $8.53. Pero generalmente consegu�amos alrededor de $10 a $12 a la semana.

Sorprendentemente, pudimos dar un mayor porcentaje de nuestros ingresos para la obra del Se�or de lo que dimos en cualquiera de las dem�s �pocas anteriores. Est�bamos aprendiendo que "ni falt� al que hab�a recogido poco" (Ex 16:18).

Para conseguir material para el edificio de nuestra iglesia, despejamos el terreno donde �sta se iba a erigir. Los �rboles que cortamos del lote los llevamos al aserradero para usar la madera.

Un miembro de la iglesia localiz� troncos hundidos que hab�an sido abandonados por los le�adores a�os antes, cerca del r�o. En aquellos d�as, a fines del siglo, un tronco que no pod�a descender flotando r�o abajo hasta el aserradero, era considerado sin valor, y era separado del resto de la flota.

Siempre cre� que el Se�or sab�a que los necesitar�amos cincuenta a�os m�s tarde, y que los almacen� en el fondo de tal r�o para nuestro uso. Buceando en el r�o entre seis y diez pies de profundidad, los enganch� con los garfios y los saqu� a la superficie. Atados al costado de nuestra peque�a barca y flotando hasta tierra, fueron llevados hasta el aserradero donde eran cortados, pulidos y divididos. Nosotros nos qued�bamos con la parte nudosa y el aserradero la despejada. A pesar de las malas ma�as del due�o del aserradero, conseguimos edificar la iglesia.

Seguramente ahora, pens�bamos nosotros, el Se�or abrir� la puerta y nos enviar� a alg�n territorio extranjero. Otros de la misma �rea, estaban encontrando aceptaci�n con la junta directiva de la denominaci�n y obteniendo su apoyo. �Por qu� no pod�a pasarme a m�?

c. Un Prisionero De Jes�s. �Ah! el pacto que hab�a hecho con el Se�or me ataba y restring�a. Al igual que en el caso de Jos�. �Yo hab�a sido arrojado a una prisi�n de la que no hab�a escapatoria! (Sal 105:18). Otros pod�an conseguir su apoyo y salir, pero no este prisionero de Jes�s.

Las horas parec�an d�as y las largas noches sin dormir (cuando las visiones de campos de evangelizaci�n en el extranjero llenaban mi mente) se convert�an en meses. Los meses se convert�an en temporadas, y �stas, a su vez, parec�an a�os.

�A�os de puertas cerradas! �A�os de estar impedidos! A�os de frustraci�n, miedo y tormento, pues pensaba que hab�a errado la voluntad de Dios. �D�nde? �Qu�? �Por qu�?

Estas preguntas surg�an para atormentarme en mi preocupada mente, lanzando enormes sombras de duda sobre mi alma que deseaba coger la hoz y cosechar.

Le�a la historia de Jos� una y otra vez, y cada vez que lo hac�a, mis ojos se llenaban de l�grimas, dejando escapar el siguiente lamento al padre: "Se�or, �es esto lo que me est� sucediendo a m�? �Estoy siendo preparado para un d�a, hora y a�o con el prop�sito divino? O �acaso te he perdido Se�or? �He errado de la senda de la verdad, y estoy perdido, vagando errante, abandonado, en un desierto yermo y est�ril?"

d. Esperando Un Tiempo. �Preguntas! Perplejidades que repercut�an, insist�an, inquir�an escudri�ando mi alma dejando mi coraz�n inquieto, y cada hora que pasaba despierto, era ba�ada en las interminables olas del mar. Pero siempre la Palabra del Se�or sal�a a relucir record�ndome: "Hasta la hora que se cumpli� su palabra, El dicho de Jehov� le prob�" (Sal 105:19).

�Ahora lo veo claramente! �Se�or, hasta la HORA...! �Porque hay una hora! �Estoy esperando esa hora! "Pero cuando vino el cumplimiento del TIEMPO, Dios envi�…" (Ga 4:4). Con estos pensamientos, mi esp�ritu se calm� en una esperanza y fe renovadas. Pero con el paso de los a�os y temores posteriores, mi alma volvi� a intranquilizarse.

Al igual que la arena se desliza de forma pausada a trav�s del reloj del tiempo, parec�a que mi vida transcurr�a sin prop�sito, ni satisfacci�n. En el fondo hab�a un conocimiento del llamado divino, de una comisi�n divina y de un prop�sito divino que ten�an que encontrar su expresi�n a trav�s de este vasto terreno. Pero, �a qu� se deb�a este retraso aparentemente sin final?

e. Desaparece Toda Esperanza. �Entonces, sucedi�! Lo que yo tem�a en gran manera me sobrevino. Mis superiores en la denominaci�n pentecostal a la que pertenec�a me llamaron un d�a para notificarme que si yo no me retiraba "voluntariamente", �me echar�an!

�Cu�l era mi crimen? Yo hab�a cooperado con el hermano T.L. Osborn y le hab�a ayudado econ�micamente en una campa�a en nuestra ciudad, y �l no pertenec�a a mi denominaci�n. Eso estaba contra las reglas.

El d�a que yo "voluntariamente" escrib� mi carta de retiro a los oficiales de la organizaci�n, me puse delante del Se�or y le dije:"�Se�or! Toda la esperanza que ten�a de conseguir una misi�n en el extranjero ha desaparecido". Sin ninguna denominaci�n, ninguna junta misionera, ninguna comunidad o amigos que pudieran enviarme, en verdad sent� que aquel era el fin. En esta prueba, que fue la m�s oscura y dif�cil de mis doce a�os de espera, jam�s experiment� una mayor desesperaci�n.

Poco sab�a que esto era s�lo el comienzo. Jes�s me hab�a llevado a Su lado y revelado Su nombre OMEGA (el fin).

3. Manteniendo El Pacto
Pero pronto iba a retirar el oscuro velo y mostrarse como el ALFA (principio), pues al final de toda senda humana, Dios iba a empezar a mostrarme el camino m�s alto de todos: el divino. Iba a mostrarme que �l es el guardador del pacto, El Shaddai, (el Dios Todopoderoso) �Aleluya!

a. Provisi�n. Antes de que pasaran seis meses, un hombre de negocios condujo cien millas un d�a para verme. Poco despu�s intercambiamos saludos y me dijo claramente: "Ralph, he o�do que est� planeando salir para el campo misionero en el extranjero".

Con incredulidad, le dije: "�yo?... Eh... oh... quiero decir, �s�!" - "Bien, creo que va a necesitar alg�n dinero, �verdad?" - "... Uh... �creo que si!" Mi coraz�n empez� a moverse, pararse, palpitar y a saltar, todo al mismo tiempo. "Se�or, �quieres decir que despu�s de todo este tiempo, siempre s� voy a ir al campo misionero?"

As� fue como comenz� todo, desde ese d�a, el dinero designado espec�ficamente para mi ministerio en ultramar, empez� a llegar.

b. En El Campo Misionero. Con toda honestidad, no pod�a ni siquiera comprar un boleto de ida y vuelta en un autob�s para cruzar la ciudad cuando esto se inici�; sin embargo, no pas� un a�o cuando ya estaba en Nicaragua, Am�rica Central, predicando por las noches a multitudes de m�s de dos mil personas. Vimos a cientos responder al llamamiento para pasar al altar, y sucedieron poderosos milagros de sanidad que apenas pod�a creer.

Antes de volver a casa, los misioneros de la misma denominaci�n que hab�an solicitado mi renuncia, me rogaron que fuera el orador de la noche en su servicio nacional anual de campamentos en Nicaragua. Acept� lleno de felicidad.

c. Dios Lo Encamin� A Bien. Volv� a recordar las palabras de Jos� una vez m�s: "…vosotros pensasteis mal contra m�, mas Dios lo encamin� a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo…" (Gn 50:20).

No pod�a guardar rencor en mi coraz�n contra los hermanos que me hab�an rechazado. Solamente sent�a amor, pues sab�a que estaban cumpliendo misericordiosamente la voluntad de Dios para mi vida, aunque ninguno de nosotros lo entend�a en ese tiempo.

Tanteando como el ciego, fui guiado de acuerdo a Su promesa: "…y guiar� a los ciegos por camino que no sab�an, les har� andar por sendas que no hab�an conocido; delante de ellos cambiar� las tinieblas en luz, y lo escabroso en llanura. Estas cosas les har�, y no los desamparar�" (Is 42:16). �Gloria a Dios! �Yo s� que es verdad!

J. Hudson Taylor, el fundador de la China Inland Mission, lo expres� de esta manera: "La obra de Dios, hecha en el tiempo de Dios, a la manera de Dios, NUNCA carecer� de Su provisi�n". �As� lo creo! �Y usted?

d. Dios Es Fiel. Aunque mis pies han pisado el territorio de todos los pa�ses de Am�rica Latina, excepto uno; aunque han ido como Sus hermosos pies (Is 52:7) para atravesar el Oriente, la mayor�a de los Estados Unidos, Canad�, �frica y las islas del mar; jam�s han subido a un p�lpito, ni descendido para pedir o tomar una ofrenda para el ministerio personal en ultramar, ni para mi propio sost�n. Y lo maravilloso, en relaci�n con la mayor�a de los queridos hermanos que trabajamos ahora en World MAP, es que tampoco ellos lo han hecho.

Si tenemos algo de qu� jactarnos, �es en el Se�or! �Toda la gloria sea dada a Su fidelidad! Hemos comprobado que: "…el justo por su fe vivir�" (Hab 2:4). "�D�nde, pues, est� la jactancia? Queda excluida. �Por cu�l ley? �Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe… la fe del Hijo de Dios" (Ro 3:27; Ga 2:20).

D�a por d�a, con plena confianza en Aqu�l que nos llam�, le hacemos conocer nuestras peticiones y �l suple generosamente las necesidades.

B. UN LLAMADO NUEVO
Para no dejar ninguna mala impresi�n, perm�tame comentarles algo que puede ayudarles. Escrib� todo lo que acaba de leer, hace 25 a�os. Despu�s, el Se�or me llam� a asumir otras responsabilidades aparte de mi propio ministerio evangel�stico.

Me llam� a ministrar a l�deres de la iglesia de diferentes denominaciones en los pa�ses de Asia, �frica y Am�rica Latina. Que he sido fiel en cumplir desde 1969.

1. Un Nuevo Convenio
Para 1992, hab�amos entrenado m�s de 75,000 l�deres de la iglesia en nuestros Seminarios de Renovaci�n Espiritual, que duraban una semana, distribuido material de entrenamiento a m�s de 500,000 l�deres y supliendo regularmente material de entrenamiento por correo a 80,000 l�deres.

Esto requiere millones de d�lares.

Cuando empec� este ministerio entrenando a l�deres, quer�a operar bajo el mismo principio que mi ministerio personal de misionero, evangelista ambulante.

El Se�or no me permiti� hacer eso, �l me dijo: "Te voy a exigir que permitas a otros miembros del Cuerpo de Cristo apoyar lo que quiero que hagas. Hice un pacto de provisi�n contigo para tu ministerio personal, pero con este nuevo llamado al cuerpo de Cristo, debe ser diferente."

Entonces, el Se�or me mostr� su camino, "Di a los hijos de Israel que tomen para m� ofrenda; de todo var�n que la diere de su voluntad, de coraz�n, tomar�is mi ofrenda" (Ex 25:2).

2. Tres Principios
Cuando el Se�or ten�a una gran obra para Mois�s, �l le pidi� que observara tres principios:

a. Comparte La Visi�n. "Di a los hijos de Israel..." Mois�s tuvo que compartir la visi�n que Dios le dio con la gente. �l tuvo que informarles lo que Dios quer�a hacer.

b. La Ofrenda Es Para Dios. "Di a los hijos de Israel que tomen para m� [el Se�or] ofrenda..." Que esto quede bien claro, la ofrenda no era para Mois�s. La ofrenda era para el Se�or, para Su trabajo y Su prop�sito. Es incorrecto de m�, pedir que traigan una ofrenda, si la ofrenda es para m�.

Pero si Dios nos comunica sobre una obra que quiere que se lleve a cabo, como l�deres, lo correcto es comunicar lo mismo a la gente. Es correcto darles la oportunidad de apoyar financieramente lo que Dios quiere llevar a cabo.

c. Dar De Tu Propia Voluntad. "...de todo var�n que la diere de su voluntad, de coraz�n, tomar�is mi ofrenda."

No deber�a haber coerci�n, ni a gente que "en orden de recibir, debes dar". Debe ser una ofrenda de su propia voluntad. Dios quiere dinero solamente de aquellos que dieran "de su voluntad, de coraz�n".

"Cada uno d� como propuso en su coraz�n... porque Dios ama el dador alegre" (2 Co 9:7).

Vamos a practicar estas ense�anzas en nuestras vidas. Nunca pidas dinero para cosas personales; pero siempre da oportunidad a la gente de participar, de apoyar lo que Dios quiere que se lleve a cabo.

Cuando la gente vea sus principios justos, hermanos escogidos responder�n a Su llamado. Dar�n sus ofrendas para los diferentes ministerios y obras que tengan el sello del dedo de Dios.

He descubierto que �l es EL SHADDAI. Entr�gate a �l amigo; ��l es todo lo que usted necesita!


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