SECCI�N D3
C�MO HACER QUE SU FE CREZCA
Por Ralph Mahoney

Cap�tulo 1
�C�mo Crece La Semilla De La Mostaza?

Introducci�n

Una de las razones por las cuales el Se�or nombra maestros, es para habilitarlos para tratar con la incredulidad. Cuando Jes�s fue a Nazaret, la ciudad de su infancia y juventud, la Biblia dice: "No pudo hacer milagros all� por la incredulidad [colectiva] de ellos".

Existe lo que se conoce por el nombre de incredulidad corporativa o de toda una comunidad que impide la operaci�n de Cristo. Siguiendo este comentario, en el cap�tulo seis de Marcos leemos la declaraci�n directa: "Y recorr�a las aldeas de alrededor, ense�ando". �Por qu�? Porque la ense�anza es el ant�doto de la incredulidad.

No amamos a las personas por la incredulidad; las ense�amos por su incredulidad. As� que, necesitamos ser ense�ados sobre la fe: sobre el potencial de la fe que hay en nosotros; sobre los principios que gobiernan el crecimiento y la fe; particularmente, sobre c�mo aumentar nuestra fe.

Cuando Jes�s habla acerca de la fe, �l siempre la relaciona con nuestras interacciones con otros creyentes. Si la fe va a crecer, requerir� el envolvimiento de nuestras relaciones con otros creyentes.

En Lucas 17:3-4, Jes�s ense�� a los disc�pulos diciendo: "Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano pecare contra ti, repr�ndele; y si se arrepintiere, perd�nale. Y si siete veces al d�a pecare contra ti, y siete veces al d�a volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perd�nale".

En respuesta a esta ense�anza sobre el perd�n y relaciones humanas, los ap�stoles le rogaron al Se�or: "Aumenta nuestra fe" (v 5).

Se necesita de la fe a fin de llevarnos bien con algunos santos que son contrarios. Como lo expuso un poeta algunos a�os atr�s. "El vivir arriba con los santos a quienes amamos, �Oh, eso ser�a una gloria! El vivir abajo con los santos que conocemos, �esa es una historia diferente!"

Cuando Jes�s comienza a hablar acerca de "vivir abajo con los santos que ellos conoc�an", inmediatamente los ap�stoles reconocieron su necesidad del aumento de su fe.

A. LA FE CRECE EN ETAPAS
El pr�ximo vers�culo es probablemente el pasaje m�s mal entendido sobre la fe en las Escrituras: "Entonces el Se�or dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podr�ais decir a este sic�moro: Desarr�igate, y pl�ntate en el mar; y os obedecer�a" (Lc 17:6).

El pasaje paralelo en Marcos 11:23 no s�lo menciona �rboles, sino tambi�n monta�as: "Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Qu�tate y �chate en el mar, y no dudare en su coraz�n, sino creyere que ser� hecho lo que dice, lo que diga le ser� hecho".

No muchos de nosotros estamos reorganizando la topograf�a (moviendo monta�as); por lo tanto, hemos "espiritualizado" este concepto de la fe que mueve monta�as. Cuando no podemos hacer que una escritura obre, la "espiritualizamos", trayendo la Palabra de Dios hacia nuestra experiencia, m�s bien que llevar nuestra experiencia hacia la Palabra de Dios.

Dios desea que Su Palabra obre. �l dice en Jerem�as 1:12: "Y me dijo Jehov�: Bien has visto; porque yo apresuro mi palabra para ponerla por obra". En otras palabras: "Respaldar� mi palabra para que obre lo que yo quiero" [traducci�n parafraseada]. Necesitamos descubrir este tipo de fe que "habla" y sucedan cosas.

El punto es este: Hay una "fe que articula" y est� a la disposici�n de los hijos de Dios: "una fe que dice".
Los expositores b�blicos han interpretado a Lucas 17:6 como sigue: "Se necesita una poquita de fe para realizar cosas grandes". El problema con esta clase de doctrina es el siguiente: �No trabaja! Un "poquito" de fe nunca ha logrado cosas "grandes".

1. Fe Como La Semilla De Mostaza
Algunos a�os atr�s, descubr� que la traducci�n de Weymouth dice: "Si usted tuviera fe que creciera como un grano de mostaza...". Cuando le� eso, el Esp�ritu me hizo entender la ense�anza de Jes�s de una manera diferente [nueva]. Era una manera que nunca antes hab�a escuchado a alguien explicar la fe.

Jes�s no nos estaba diciendo que todo lo que necesitamos es un poquito de fe del tama�o de un grano de mostaza y, entonces, podr�amos mover �rboles y monta�as. Por el contrario, estaba ense��ndonos que la fe que crece como un grano o semilla de mostaza puede sanar a los enfermos, lanzar fuera demonios y ver las se�ales que han de seguir (Mr 16:17-20).

Tenemos un comentario divino sobre c�mo un grano de mostaza crece en Mateo 13:31, 32. Escuchemos las mismas palabras del Se�or: "Otra par�bola les refiri�, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tom� y sembr� en su campo; el cual a la verdad es la m�s peque�a de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace �rbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas".

Sabemos que la semilla o grano de mostaza es diminuto, pero Jes�s dijo que cuando nac�a y crec�a hasta llegar a ser una planta adulta, es la m�s grande de todas las hortalizas, llegando a ser un �rbol lo suficientemente c�modo como para alojar a las aves.

Cuando entendemos que no es una fe peque�a sino una creciente la que efect�a cosas grandes, entonces, viene a ser un concepto diferente de fe. Una fe peque�a har� algunas cosas; una fe grande har� cosas m�s grandes. Sin embargo, la fe ideal, de la cual Jes�s estaba ense�ando, es la fe creciente. Es de "fe en fe" (Ro 1:17) que progresamos hacia la fe perfecta y completamente madura.

2. La Fe Que Mueve Monta�as
En 1 Corintios 13:2, Pablo comenta sobre la fe que mueve monta�as: "Y si tuviese profec�a, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes…".

Pablo reconoci� que se necesitar�a una fe completa, total, global, adulta o madura para mover monta�as. Usted no mueve monta�as con una fe del tama�o de una semilla, sino m�s bien con una fe creciente y completa. Se necesita una fe en su pleno desarrollo para mover una monta�a. Pablo lo entendi� y Jes�s lo ense��.

Durante este tiempo, los otros nueve ap�stoles se quedaron esperando al pie de la monta�a, y vino a ellos un hombre cuyo hijo era lun�tico. Esos esp�ritus del mal le hac�an caer en el fuego, en el agua, etc.

Los nueve ap�stoles trataron el exorcismo, pero no tuvieron �xito. El hombre fue a Jes�s cuando descendi� de la monta�a y le dijo: "Y lo he tra�do [su hijo] a tus disc�pulos, pero no le han podido sanar" (Mt 17:16). �Qu� denuncia (acusaci�n)! �No le pudieron curar!

"Y reprendi� Jes�s al demonio, el cual sali� del muchacho, y �ste qued� sano desde aquella hora" (Mt 17:18, 19).

Los disc�pulos en efecto dijeron: "Se�or, le dimos al muchacho el tratamiento carism�tico completo: Lo sacudimos, dijimos en el Nombre de Jes�s, e hicimos todas esas cosas y el demonio no sali� de �l. �Por qu�?".

La Versi�n de la Biblia en Espa�ol revisada por Valera dice: "Por vuestra poca fe..." (Mt 17:20). Sin embargo, esa palabra en la Versi�n del Rey Jacobo en ingl�s utiliza la palabra incredulidad, que en el griego original no es la correcta, sino la que usamos anteriormente "poca fe", que es lo mismo que "fe sin desarrollar".

Jes�s no estaba hablando acerca de incredulidad (una fuerza negativa). Los disc�pulos no habr�an tratado de echar fuera alg�n demonio si hubieran sido incr�dulos.
La incredulidad es algo negativo que duda, mientras que el problema de los ap�stoles era el de "poca fe".

Ellos estaban tratando, pero no con la suficiente fe que se necesitaba para hacer aquel tipo de trabajo. As� que, los disc�pulos no eran incr�dulos, sino que su problema era que todav�a su fe no se hab�a desarrollado hasta la dimensi�n o esfera necesaria para bregar con aquel problema. Ten�an "fe como una semilla o grano de mostaza", pero el problema afrontado era del tama�o de un �rbol.

Jes�s continu� ense��ndoles que a pesar de que su fe estaba sin desarrollar, si le hubieran permitido crecer como un grano de mostaza, eventualmente habr�an podido decirle "a este monte: P�sate de aqu� all�, y se pasar�; y nada ser� imposible" (Mt 17:20).

En otras palabras, nada ser� imposible para usted si tiene una fe creciente o que ha llegado al pleno desarrollo, una fe que ha evolucionado, y contin�a creciendo.

Una fe creciente es un concepto de la Escritura. En los escritos de Pablo, �l nos habla en la siguiente met�fora: �l dice que somos transformados "de gloria en gloria" y "de fe en fe" (2 Co 3:18; Ro 1:17). La fe crece en una serie de pasos o temporadas.

3. Dios Otorga Fe
Pablo escribe en Romanos 12:3: "Digo, pues, por la gracia que me es dada… conforme a la medida [o semilla] de fe que Dios reparti� a cada uno".

La fe comienza con la medida del grano de fe que Dios reparte a cada uno de nosotros. El t�rmino "medida" viene del vocablo griego metron, que significa "una porci�n limitada". Esta semilla (porci�n limitada o medida), es el don de Dios para cada creyente.

No hay cristiano que pueda decir: "No tengo fe", ya que, la Escritura dice que Dios reparti� a cada uno conforme a la medida de fe o semilla. Adem�s, el respaldo de esta declaraci�n se encuentra en Efesios 2:8-9: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se glor�e". Si usted es un creyente nacido de nuevo, esa semilla, medida y don han sido conferidos a usted.

4. Dos Clases De Fe
Existen dos clases de fe. Necesitamos distinguir entre ellas.

a. El Don De Fe. Uno es el "Don de Fe" mencionado en 1 Corintios 12:9. Ese es el impartir soberano de un Don de Fe de parte de Dios a su persona.

b. Fe Desarrollada. La otra es la fe desarrollada. En este tipo de fe, si usted comienza con una fe de "5 c�ntimos" y crece hasta una de "75 c�ntimos", entonces, puede tratar con cualquier situaci�n que afronte hasta una fe de 75 c�ntimos.

Por otro lado, si su fe no ha crecido progresivamente, sino que s�lo ha experimentado un don repentino o "impartir" de fe en una ocasi�n particular, el desarrollo de su fe podr�a todav�a estar en el nivel de 5 c�ntimos.

Algunos cristianos todav�a siguen recordando el gran momento singular de fe en el cual un poderoso milagro tom� lugar mediante ellos, quiz�s unos veinte a�os atr�s; no obstante, su fe no ha crecido desde ese momento hasta el presente.

La fe soberana puede venir sobre usted en una situaci�n dada, y un gran milagro ser� ejecutado. Pero cuando la situaci�n haya pasado, para la cual usted necesitaba ese Don de Fe, la fe que le impuls� a operar tal milagro quiz�s ya no vuelva a residir en usted. La fe desarrollada es una que permanecer� con usted y obrar� para usted en cualquier situaci�n en la que se encuentre. Siempre y cuando el problema no exceda su nivel de fe en crecimiento, siempre ser� triunfador.

No obstante, as� como sucedi� con los disc�pulos, si usted se confronta con un problema mayor que su nivel de fe, puede que experimente la derrota.

B. LA FE CRECE POR OBEDIENCIA
Ahora debemos descubrir c�mo la fe puede crecer en la vida del creyente. Vamos o crecemos de "fe en fe" y de "gloria en gloria".

Un precepto b�blico que recordar, es el siguiente: Usted conocer� la gloria de Dios en su vida �nicamente en proporci�n al desarrollo de la fe en su vida. La fe desarrollada producir� un aumento de la gloria de Dios, la cual, reposar� sobre su vida y ministerio.

1. El Potencial En Una Semilla
El principio de una fe creciente puede ser ilustrado con la historia de la tumba del Rey Tutankamen.

El Rey Tutankamen fue un fara�n egipcio famoso que fue enterrado cerca del a�o 1357 a.C. en una tumba de una pir�mide extremadamente elaborada. Su tumba fue descubierta completamente intacta en 1922 por un arque�logo ingl�s. En su interior, entre sus tesoros, se encontr� miel, trigo y semillas.

Curioso por ver lo que hab�a sucedido despu�s de 3,279 a�os, el arque�logo hizo que el trigo fuera sembrado en terreno f�rtil en las inmediaciones del R�o Nilo. All� recibir�a la humedad y los nutrientes necesarios del suelo.

Dentro del per�odo normal de madurez emergi� una cosecha de trigo, una cosecha de una semilla de m�s de tres mil a�os de edad.

Aunque los granos permanecieron en estado latente por m�s de 3000 a�os, en su simiente hab�a el potencial para producir y reproducir una notable cosecha. Todo lo que necesitaba era el ambiente apropiado en el cual crecer.

2. Tres Ingredientes Esenciales Para El Crecimiento
La ley natural del crecimiento nos ense�a cosas espirituales. Un grano de trigo en el ambiente err�neo, jam�s crecer�.

Sin embargo, si se coloca en las condiciones apropiadas, no s�lo crecer�, sino que cada vez que su semilla vuelva a ser sembrada en cada cosecha sucesiva, reproducir� eventualmente miles de fanegas de trigo.

Ese mismo tremendo potencial est� encerrado en la semilla de la fe que Dios ha entregado a cada hombre. Lo que hagamos con ella determinar� si crece o permanece como una semilla.

A fin de crecer, la semilla tiene que recibir nutrientes (suelo f�rtil), agua y luz solar. Estos son los tres elementos esenciales para el crecimiento natural y espiritual.

Metaf�ricamente, la semilla de la fe, a fin de que crezca, tiene que ser nutrida en el terreno de la Palabra de Dios [no de la letra, sino del Esp�ritu de revelaci�n (Ef 1:17) sobre la Palabra] regada con el agua de la obediencia a la Palabra, y ba�ada por la claridad solar del amor de Dios que es derramado sobre nuestros corazones por el Esp�ritu Santo (Ro 5:5; Ga 5:6).

a. El Terreno: Escuchar La Palabra De Dios. Cuando hablamos de la Palabra de Dios como el terreno en el cual la semilla de la fe crece, no nos referimos �nicamente a la Santa Biblia. Romanos 10:17 dice: "La fe viene por el o�r... la palabra" [griego=rema] "de Dios".

En los libros prof�ticos del Antiguo Testamento encontramos la expresi�n frecuente: "La palabra de Jehov� Dios vino sobre...", el Profeta Jerem�as, o sobre Ezequiel el sacerdote, o sobre Oseas, etc. Esto significa que la voz o palabra de Dios fue comunicada desde el Cielo a un hombre sobre la tierra, as� como lo implica Romanos 10:17.

En Ezequiel 33:7, Dios dice: "A ti, pues, hijo de hombre, te he puesto por atalaya a la casa de Israel, y oir�s la palabra de mi boca, y los amonestar�s de mi parte". Dios no le dio un vers�culo b�blico a Ezequiel; por el contrario, �l le imparti� una revelaci�n, una "palabra" que �l deber�a declarar al pueblo.

De la misma manera, la palabra de Dios puede ser comunicada a su persona subjetivamente (en su esp�ritu, mente y pensamientos), de tal manera, que �sta le haga conocer que �l le ha hablado espec�ficamente.

�l puede hacer tal cosa a trav�s de las Escrituras por medio de hacer que alg�n vers�culo arda en su coraz�n o llegue a ser algo vital en su interior, lleno de significado, consuelo o direcci�n. O podr�a hacerlo, como aparece registrado en las escrituras, por comunicaci�n directa, por visi�n, por sue�o o por visitaci�n angelical.

Dios puede hablarle por medio de una voz audible o por medio de una tierna voz o simplemente por medio de impartirle una seguridad interna. En cualquiera de estas formas Dios le puede comunicar y le comunicar� Su Palabra.

Hemos establecido tres cosas:

• Dios ha dado una medida o semilla de fe a cada uno de nosotros.
• La fe viene (es aumentada) por el o�r la Palabra de Dios.
• Dios nos puede comunicar Su Palabra.

�C�mo podemos escuchar esa palabra y hacer que la semilla crezca en el terreno de la Palabra de Dios?

b. Reg�ndola Con Agua: Obedeciendo La Palabra De Dios. Primero que nada, tenemos que entender lo que significa o�r. Pablo dice en Romanos 10:17: "As� que la fe es por el o�r, y el o�r, por la palabra de Dios".

Pablo nos est� hablando acerca del acto pasivo de escuchar un serm�n predicado de la Biblia. �l no est� sugiriendo que vayamos a la iglesia cinco veces a la semana a fin de que la fe crezca. Lo que Pablo est� diciendo es que la fe viene por el o�r lo que Dios le dice.

Escuchar, en este caso, no significa audio percepci�n (escuchar los sonidos y palabras) �nicamente. El concepto va mas all�, significando "escuchar y actuar sobre lo que ha sido o�do".

La fe viene, crece y es demostrada y expresada por medio del escuchar y luego poner lo que se escucha en acci�n. En el griego, esto significa literalmente: "La fe viene por el o�r y el obedecer la palabra de Dios [actuar sobre]" (Stg 1:22).

Cuando Dios habla, siempre hay un mandato imperativo en lo que dice; usted o act�a sobre tal orden, o la desobedece.

Por ejemplo, un padre puede decirle a uno de sus hijos: "Hijo, hay un saco de basura en la cocina. Haz el favor de tomarlo y echarlo al basurero".

El ni�o contin�a jugando con sus juguetes en lugar de obedecer. Cinco minutos mas tarde, sale corriendo para el patio a jugar, pero se olvid� de tomar el saco de basura que estaba en la cocina.

Escuch� �l la orden de su padre? �l tuvo percepci�n del sonido o voz (sus o�dos captaron el sonido de las palabras) de lo que se dijo. Pero en el sentido b�blico, no escuch�, pues no "actu� sobre" lo que oy� o no "obedeci�" lo que se le orden�.

1) La Desobediencia Impide El Crecimiento. A menudo actuamos de igual manera cuando Dios nos habla. Continuamos haciendo lo que nos manten�a ocupados y hacemos caso omiso de lo que Dios nos dijo. Luego, nos preguntamos el porqu� no recibimos crecimiento en la fe. La fe no ha sido liberada y no puede crecer hasta que no se ponga en acci�n.

Cada vez que escucha y act�a, toma otro paso de fe. En el momento en que desobedezca la palabra de Dios para su vida, su crecimiento en fe se detendr� en ese nivel. Dios siempre le traer� de regreso nuevamente a tal nivel antes de que le lleve adelante en su desarrollo de la fe.

En otras palabras, Dios siempre le pedir� que retorne al lugar donde dej� su primer amor, a que lo recoja y comience a caminar desde ese punto hacia adelante. En efecto, �l le dice: "El que recibe mi Palabra y la guarda [el que act�a sobre ella], esa es la persona que me ama". Por lo tanto, su fe no puede crecer mas all� de su obediencia �Esa es una ley inmutable de la fe!

Recuerde, usted va de gloria en gloria y de fe en fe. As� que, necesita comenzar donde est� con lo que tiene, en el presente.

2) Comience Donde Est�. Usted no echa fuera una legi�n de demonios hasta que primero no lance fuera uno. En otras palabras, usted no se extiende hacia afuera para hacer algo m�s all� de su nivel de fe, tratando de ir de una fe simple hasta una completamente madura, de un salto. Eso no trabaja de esa manera.

La fe crece por medio de una serie de pasos progresivos. El Ap�stol Pablo tuvo que esperar 14 a�os, hasta que su fe creciera y, luego, salir en esa dimensi�n m�s elevada de fe y cumplir el llamamiento de Dios (Ga 2:1). El desarrollo de su fe ten�a que ser del mismo tama�o o igual a los problemas y retos que afrontar�a en su ministerio misionero.

A medida que su fe crece, su habilidad para confiar en Dios crece. A�os atr�s, mi esposa y yo comenzamos a vivir por fe, confiando en Dios para que nos supliera 8 d�lares semanales para nuestras necesidades. Nuestra fe ha crecido con los a�os en pasos progresivos; hoy, en nuestra dedicaci�n o consigna misionera a la instituci�n de World MAP confiamos en Dios para que supla millones de d�lares para el sostenimiento de un ministerio mundial. Comenzamos donde est�bamos con lo que ten�amos (menos de diez d�lares), y confiamos en Dios. Luego, nuestra fe comenz� a crecer, a medida que actuamos sobre Su palabra hacia nosotros.

3) No Imite A Otros. Una palabra de advertencia aqu� es la siguiente: "Nunca trate de actuar sobre la Palabra de Dios, para imitar a otra persona". Usted no puede imitar la fe de otra persona. Algunos han tratado de imitar grandes ministerios de sanidades con resultados desesperados y tr�gicos a veces. Otros creyentes han tratado de seguir los pasos de fe de otros, y han tropezado y ca�do a tierra.

No obstante, cuando la Palabra de Dios viene a su vida y usted act�a sobre ella, cosas suceden.

Hace unos cuantos a�os estuve visitando M�xico con un hermano paname�o llamado Noel de Sousa.

Un d�a me llev� a visitar el hogar de un hermano que se hab�a descarriado para que orara por �l. A medida que oraba por este var�n la Palabra de Dios vino sobre m�: "Si no se arrepiente, se muere".

�Qu� mensaje para ser entregado a un hombre que estaba enfermo en cama! Pero esa fue la Palabra de Dios: "arrepi�ntase o morir�", eso mismo fue lo que le dije al enfermo.

No sab�a que su esposa hab�a estado orando por �l durante a�os para que se arrepintiera y volviera al Se�or. No obstante, cuando la palabra de Dios vino sobre �l, se derriti� bajo el poder de convicci�n y comenz� a llorar como un ni�o arrepentido e implorando al Se�or que entrara a su coraz�n, y as� lo hizo.

Lo siguiente que pas� fue que la Palabra de Dios vino sobre m� diciendo: "Dile que se levante y ande en el Nombre de Jes�s". El hermano Sousa tradujo la palabra de autoridad al espa�ol. Mientras extend�a mi mano para levantarle, �l sali� de su cama, levant� sus manos al cielo y danz� alrededor del cuarto, regocij�ndose y alabando al Se�or.

M�s tarde, me enter� que la condici�n de este var�n era tan grave que el doctor hab�a dicho que si solamente se volteaba sobre su camastro, morir�a. Si yo hubiera sabido tal cosa, quiz�s habr�a vacilado un poco en obedecer la orden del Se�or en levantarle de la cama. Pero la Palabra del Se�or vino, yo fui obediente y el enfermo se levant� de la cama completamente sano. Si yo hubiera extendido mis manos y


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