Cap�tulo 2
La Provisi�n De Dios Para La Sanidad

A. LOS NOMBRES REDENTORES DE DIOS
Comenzamos a entender algo del inter�s de Dios hacia el hombre como un todo (esp�ritu, alma y cuerpo) cuando consideramos los nombres o t�tulos redentores de Jehov� Dios. El nombre Jehov� significa: "El Existente Por S� Mismo". Se usa con referencia especial a la obra redentora de Dios. Hay siete nombres compuestos en las Escrituras que se usan con el nombre de Jehov�. Cada uno de ellos revela un aspecto particular de la redenci�n que �l ha provisto.

1. Jehov� Jireh (Gn 22:14): "Jehov� Proveer�"
De esa manera fue que Jehov� Dios se present� a S� mismo en el monte Moriah a Abraham. En obediencia a Su mandato, �l estuvo pr�ximo a ofrecer a su �nico hijo en sacrificio. S�bitamente escuch� la voz de Dios que le dijo: "No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios". �l le provey� un sacrificio en un zarzal cerca del lugar. "Y llam� Abraham el nombre de aquel lugar, Jehov� proveer�." �Cu�n maravilloso es saber que Dios se comprometi� para proveernos un Redentor!

2. Jehov� Raf� (Ex 15:26): "Yo Soy Jehov� Que Te Sana"
Poco despu�s que Dios sac� a Su pueblo de Egipto, se le revel� como su Salvador y Libertador. Ahora lo hace tambi�n como su Sanador.

El Antiguo Testamento muestra claramente que la sanidad es una parte integral de la redenci�n. Pablo nos dice que el Nuevo Pacto es un "Pacto Mejor", superior en todo. Si el Antiguo Pacto hizo provisi�n para el hombre global, cu�nto m�s lo har�a el Nuevo.

3. Jehov� -Nisi (Ex 17:15): "Jehov�, Nuestro Estandarte O Nuestro Vencedor"
Esta revelaci�n vino inmediatamente despu�s que Dios otorg� una gran victoria a Israel sobre los amalecitas. Mois�s manten�a sus manos levantadas hacia Dios, quien destruy� a todos los enemigos delante de Israel. Se obtuvo una gran victoria. Mois�s edific� un altar a Dios y llam� aquel lugar "Jehov�-Nisi", el Se�or que extendi� el estandarte de Su victoria sobre nosotros.

4. Jehov�-Shalom (Jue 6:23): "Jehov� Nuestra Paz"
Este t�tulo redentor nos revela el glorioso privilegio de conocer y poseer la paz de Dios a trav�s de la redenci�n que recibimos en Cristo. Es una plenitud de paz que literalmente significa: "La posesi�n de todas las cosas necesarias para la paz de una persona".

La Biblia dice de Cristo: "El es nuestra paz" (Ef 2:14). El t�rmino "paz" (en hebreo shalom) significa bienestar, integridad, para nuestra totalidad, nuestro total bienestar.

5. Jehov� Raah (Sal 23:1): "Jehov� Es Mi Pastor"
Este salmo de David describe la felicidad y seguridad de aqu�l que est� bajo un pastor como el Se�or. La expresi�n "Jehov� es mi pastor" enfatiza Su preocupaci�n compasiva. Puesto que somos ovejas de Su prado, es maravilloso saber que la redenci�n de Cristo nos ha provisto la protecci�n de un pastor tan amoroso y considerado.

6. Jehov�-Tsidkenu (Jer 23:6): "Jehov�, Justicia Nuestra"
Jesucristo hizo posible que nosotros vini�ramos a ser la justicia de Dios en �l. Logr� esto al hacerse pecado y llevar la sentencia y castigo de Dios en nuestro lugar. La redenci�n de Cristo no s�lo nos salv�, sino que tambi�n nos declar� justos ante el Padre. "El cual nos ha sido hecho por Dios sabidur�a, justificaci�n, santificaci�n y redenci�n" (1 Co 1:30).

7. Jehov�-Sama (Ez 48:35): "Jehov� Est� Presente"
La presencia de Dios fue restaurada en nuestras vidas por Jesucristo. Ad�n fue echado fuera de la presencia de Dios, pero Cristo el segundo Ad�n, nos llev� de regreso a la grata presencia del Padre. Como Su pueblo redimido, tenemos la bendici�n de Su presencia continuamente.

Cada uno de estos nombres redentores revelan las diversas bendiciones que el Padre tiene disponibles para nosotros a trav�s de Cristo. La sanidad no es un privilegio especial de una minor�a favorecida, sino el derecho redentor de todos los que cumplen con los requisitos del pacto. Dios fue Jehov�-raf� para Israel. �l declara al respecto: "Porque yo Jehov� no cambio" (Mal 3:6).

B. JESUCRISTO, NUESTRO SANADOR
Toda bendici�n que recibimos de Dios viene a trav�s de la victoria de Cristo en el Calvario. Esto incluye la sanidad divina. La palabra sacrificio expiatorio significa restaurar la unidad del hombre con Dios. El prop�sito es restaurar todo lo que el hombre perdi� como resultado de la Ca�da. Una de las cosas que perdi� fue la salud. As� que, la salud fue restaurada por medio del sacrificio expiatorio de Jes�s.

1. Sanidad A Trav�s Del Sacrificio Expiatorio
El pecado y la enfermedad son la doble maldici�n que recay� sobre toda la humanidad. Jes�s provey� una cura doble para una maldici�n doble. Isa�as 53 nos relata una historia muy clara al respecto.

"Ciertamente llev� �l nuestras enfermedades, y sufri� nuestros dolores" (Is 53:4). Diversos eruditos han se�alado que el t�rmino Kholee, cuyo significado es "Dolores", (en algunos idiomas) es traducido la mayor�a de las veces como "enfermedades". Se deriva de la palabra Chalah, que significa estar "d�bil, enfermo o afligido". Adem�s, la palabra o vocablo Makob, que significa "pesares", es generalmente traducido "dolores".

Con esto en mente, podemos entender el comentario de Mateo sobre Isa�as 53:4: "El mismo tom� nuestras enfermedades, y llev� nuestras dolencias" (Mt 8:17). La interpretaci�n de Mateo es m�s correcta, sosteniendo el hecho de que la sanidad f�sica se recibe a trav�s del sacrificio expiatorio de Cristo.

Hay dos verbos en Isa�as 53:4 que tienen un gran significado. El primero es "llev�" (en hebreo = nasa), que es el mismo verbo usado en Isa�as 53:12: "Habiendo �l llevado el pecado de muchos".

Puesto que el mismo verbo es usado en ambos vers�culos, entendemos que Cristo "llev�" nuestras enfermedades de la misma manera en la que llev� nuestros pecados, al sufrir en nuestro lugar. Esto es tambi�n cierto con relaci�n a nuestras enfermedades. Cristo lo sufri� por nosotros.

Debido a que llev� mis pecados en mi lugar, hoy estoy libre de ellos. Cristo llev� tanto nuestros pecados como nuestras enfermedades sobre S� mismo; por consiguiente, hay perd�n y sanidad para todos los que la reciban por fe.

El segundo verbo es "llevado" (en hebreo cabal), que puede significar ‘llevar algo como un castigo'. Es usado en Isa�as 53:11 como sigue: "Y llevar� las iniquidades de ellos". En ambos casos se usa el mismo verbo hebreo con relaci�n a nuestros pecados y enfermedades.

La conclusi�n gloriosa es que si Cristo llev� el castigo o condena por mis pecados, entonces, no tengo por qu� llevarla. Si �l llev� mis enfermedades, no tengo por qu� llevarlas sobre mi cuerpo.

2. La Sanidad Fue Comprada En El Calvario
Somos justificados al creer que el sacrificio expiatorio de Cristo en la cruz provee el remedio perfecto para el hombre en su aspecto total, esp�ritu, alma y cuerpo. Cristo compr� la perfecci�n de la humanidad a trav�s de Su muerte.

El Nuevo Testamento griego confirma la conclusi�n de que nuestra redenci�n en Cristo incluye la sanidad al igual que el perd�n.

El verbo com�n para ‘salvar' es ‘sozo', que comunica la idea de integridad o sanidad perfecta. La palabra traducida como ‘salvo' en Romanos 10:9: "...ser�s salvo" es la misma palabra que es traducida ‘sano' en Marcos 6:56. "...y todos [los enfermos] los que le tocaban [a Cristo] quedaban sanos". El t�rmino ‘sozo' es usado en ambos vers�culos.

Ning�n cristiano negar�a que Sus sufrimientos todav�a exp�an nuestros pecados. �Por qu�, entonces, imaginar que la sanidad divina no es para nuestra �poca?
Puesto que �l fue un Dios sanador en el Antiguo Testamento, a�n lo sigue siendo en nuestros d�as. Todav�a es Jehov�-Raf�, el Dios que te sana, porque no cambia. �l es un Dios consistente. Su car�cter, naturaleza y disposici�n son inmutables. Por lo tanto, Su voluntad es tambi�n inmutable.

3. El Ministerio De Sanidad De Cristo
Jesucristo mismo es nuestro mejor ejemplo del ministerio de sanidad. La verdadera naturaleza y coraz�n de Dios se ven m�s claramente en Jesucristo.

Felipe solicit�: "Se�or, mu�stranos el Padre, y nos basta. Jes�s le dijo: �Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a m�, ha visto al Padre; �c�mo, pues, dices t�: Mu�stranos el Padre?�No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en m�? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en m�, �l hace las obras. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en m�; de otra manera, creedme por las mismas obras. De cierto, de cierto os digo: El que en m� cree, las obras que yo hago, �l las har� tambi�n; y aun mayores har�, porque yo voy al Padre" (Jn 14:8-12).

Este pasaje nos ense�a que Jes�s vino para mostrarnos lo que Dios es en Su naturaleza inmutable a trav�s de Su ministerio y vida. Jes�s nos muestra que est� interesado en la naturaleza total del hombre.

San� cuando se necesitaba sanidad. Aliment� a la multitud cuando estaba necesitada de alimentos. Mostr� el amor del Padre por el hombre tal y como hab�a sido creado, en esp�ritu, alma y cuerpo.

Aprendemos adem�s algo acerca de c�mo Jes�s evalu� Sus milagros. Para �l, los milagros confirmaban la verdad de Sus palabras.

Tambi�n somos animados a creer en el poder sanador de Cristo en nuestro ministerio de sanidad divina. Pues �l dijo: "El que cree en m�, las obras que yo hago, �l las har� tambi�n".

4. �Por Qu� Sanaba Cristo?
a. Para Cumplir Con Su Ministerio Prof�tico. Cuando la multitud se congreg� despu�s de la sanidad de la suegra de Pedro, Mateo nos dice: "…y san� a todos los enfermos; para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isa�as, cuando dijo: El mismo tom� nuestras enfermedades, y llev� nuestras dolencias" (Is 53:4-6 y Mt 8:16, 17).

b. Para Expresar Su Compasi�n. Numerosos pasajes mencionan la compasi�n de Cristo, la cual, le motivaba a satisfacer las necesidades de la gente. Jes�s era "movido a compasi�n por ellos, y san� a los que… estaban enfermos" (Mt 14:14; 20:34; Mr 1:40, 41; 5:19; 9:22).

c. Para Comunicar La Misericordia De Dios. Al hablar de Epafrodito, Pablo dijo: "…Dios tuvo misericordia de �l, y no solamente de �l, sino tambi�n de m� [Pablo]" (Fil 2:27).

d. Para Probar Que Verdaderamente Dios Le Hab�a Enviado. Los milagros y sanidades que acompa�aron el ministerio de Jes�s, eran las se�ales o credenciales que probaban que el Padre estaba con �l. Pedro lo llam� de la siguiente manera: "Varones israelitas, o�d estas palabras: Jes�s nazareno, var�n aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y se�ales que Dios hizo entre vosotros por medio de �l, como vosotros mismos sab�is" (Hch 2:22).

e. Para Destruir Las Obras Del Diablo. "Para esto apareci� el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo" (1 Jn 3:8).

"C�mo Dios ungi� con el Esp�ritu Santo y con poder a Jes�s de Nazaret, y c�mo �ste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con �l" (Hch 10:38).

"… para destruir por medio de la muerte al que ten�a el imperio de la muerte, esto es, al diablo" (He 2:14).

Las enfermedades son obra del diablo y Jes�s vino para destruirlas.

f. Para Manifestar Las Obras De Dios. Jes�s y sus disc�pulos se encontraron un d�a con un hombre que era ciego de nacimiento. Los disc�pulos sent�an curiosidad por conocer la causa de la ceguera de este hombre. �Fue tal la ceguera del resultado de su pecado o del de sus padres?

Sin embargo, Jes�s se interesaba en otra cosa. �l les dijo: "No es que pec� �ste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en �l. Me es necesario hacer las obras del que me envi�, entre tanto que el d�a dura" (Jn 9:1-7).

Luego, procedi� a sanar al ciego, mostrando claramente que una de las razones por la que sanaba era para manifestar las obras de Dios.

g. Para Manifestar La Gloria De Dios. Las obras poderosas de Dios fueron ejecutadas por Jes�s para que Su Padre fuera glorificado. Cuando Jes�s estaba junto a la tumba de L�zaro, le dijo a Marta: "Jes�s le dijo: �No te he dicho que si crees, ver�s la gloria de Dios?" (Jn 11:40).

En Lucas 13:10-17, leemos la historia de una mujer que hab�a estado sometida a un esp�ritu de enfermedad durante dieciocho a�os y c�mo Jes�s la libr� del mismo.

El vers�culo 13 nos dice: "Y puso las manos sobre ella; y ella se enderez� luego, y glorificaba a Dios" Note que fue despu�s de ser sanada glorific� a Dios.

5. Algunos De Los M�todos Que Jes�s Emple� Para Sanar
Jes�s no emple� un s�lo m�todo para sanar a los enfermos. �l les ministr� de diversas maneras. Consideremos brevemente unas cuantas de �stas.

a. Hablando La Palabra De Autoridad. El oficial romano que se acerc� a Jes�s (Mt 8:5-13) en beneficio de su sirviente, reconoci� que �l hablaba con autoridad. Como oficial del ej�rcito, estaba acostumbrado a dar y a recibir �rdenes.

Sab�a que una orden ten�a que ser ejecutada al momento. Estaba tan impresionado con la autoridad de Cristo, que se le acerc� implor�ndole: "…solamente di la palabra, y mi criado sanar�" (v 8). M�s tarde descubri� que su siervo hab�a sido sanado a la misma hora que Jes�s habl� la palabra.

Nosotros tambi�n tenemos autoridad en el nombre de Jes�s, pues �l mismo declar�: "Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Qu�tate y �chate en el mar, y no dudare en su coraz�n, sino creyere que ser� hecho lo que dice, lo que diga le ser� hecho" (Mr 11:23).

b. Imponiendo Las Manos Sobre Los Enfermos. Jes�s sol�a imponer las manos sobre los enfermos para administrarles sanidad. La gente ten�a gran fe en la imposici�n de manos debido a su trasfondo cultural.

Jairo le suplic� a Jes�s que fuera y colocara Sus manos sobre su hija, quien yac�a al borde de la muerte (Mr 5:21-23).

Cuando Jes�s regres� a Nazaret, la ciudad en que viv�a, Marcos 6:5 registra lo siguiente: "…salvo que san� a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos". En Lucas 4:40 leemos que muchos ven�an a Jes�s padeciendo toda suerte de dolencias. Entonces "poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba".

c. El Reprend�a Las Enfermedades. Jes�s se dirig�a a veces verbalmente a las enfermedades para reprenderlas y ordenarles que salieran fuera. Lucas registra dos incidentes interesantes en el cap�tulo cuatro de su evangelio.

El primero, se relaciona con un hombre en la sinagoga que ten�a un esp�ritu inmundo. Jes�s lo reprendi� dici�ndole: "C�llate y sal de �l". El esp�ritu inmundo le obedeci� inmediatamente, y sali� del hombre (Lucas 4).

Jes�s y algunos de sus disc�pulos salieron de la sinagoga hacia la casa de Pedro, donde encontraron a su suegra enferma con fiebre. Lucas relata que El "reprendi�" la fiebre, la cual, le dej� al momento, se levant� del lecho y les serv�a (Lc 4:38-39).

Lo interesante del caso es que la palabra "reprendi�" es la misma en ambos incidentes. Jes�s trat� a la fiebre como hab�a tratado al esp�ritu. Reprendi� a ambos verbalmente, orden�ndoles que salieran, y as� lo hicieron.

d. El Tocaba Las Personas. "Jes�s extendi� la mano y le toc�, diciendo: Quiero; s� limpio. Y al instante su lepra desapareci�" (Mt 8:3).

"Entonces les toc� los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho" (Mt 9:29).
Cuando Pedro hiri� al sirviente del Sumo Sacerdote, cort�ndole la oreja, leemos lo siguiente: "Y tocando su oreja, le san�" (Lc 22:51).

Hay m�s incidentes en los cuales Jes�s toc� personas y las san�.

e. Las Personas Tocaban A Cristo.
"Cuando le conocieron los hombres de aquel lugar, enviaron noticia por toda aquella tierra alrededor, y trajeron a �l todos los enfermos; y le rogaban que les dejase tocar solamente el borde de su manto; y todos los que lo tocaron, quedaron sanos" (Mt 14:35, 36).

"Pero una mujer que desde hac�a doce a�os padec�a de flujo de sangre, y hab�a sufrido mucho de muchos m�dicos, y gastado todo lo que ten�a, y nada hab�a aprovechado, antes le iba peor, cuando oy� hablar de Jes�s, vino por detr�s entre la multitud, y toc� su manto. Porque dec�a: Si tocare tan solamente su manto, ser� salva. Y en seguida la fuente de su sangre se sec�; y sinti� en el cuerpo que estaba sana de aquel azote" (Mr 5:25-29).


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