Cap�tulo 3
Medios Y Conductos De Sanidad: Parte I

Dios tiene diversos medios para hacernos disponible Su poder sanador en el presente. �l puede obrar de cualquier manera que escoja. No cometa el error de dictarle el modo en que tiene que sanar. Deje que lo haga a Su antojo. Examinemos algunos de los conductos a trav�s de los cuales puede hacerlo.

A. SANIDAD NATURAL: LOS PODERES NATURALES DE RECUPERACI�N
Una de las razones por la cual estoy personalmente convencido de que Dios es un Dios sanador, es la ley natural de sanidad y recuperaci�n que instituy� en el sistema humano. El cuerpo posee una resistencia y poderes de recuperaci�n asombrosos. Si se le da la oportunidad, se restaurar� a s� mismo a un estado de salud normal.

Considere por un momento la sustancia que �l ha colocado en la sangre. La fibrina es una prote�na que se aloja en la corriente sangu�nea, es soluble y viaja alrededor del sistema circulatorio continuamente sin causar problema alguno.

No obstante, si una persona es herida y la sangre comienza a salir de la misma, la fibrina es la que produce el co�gulo.

Es parecida a una fibra blanca, que al hacer contacto con la atm�sfera externa, empieza a formar un tejido de malla de fibras blancas que producen un co�gulo. �ste detiene la salida de la sangre de la herida.

Si se usa un vendaje sobre la herida por alg�n tiempo, la fibrina siempre seguir� formando el co�gulo para detener la sangre. El vendaje puede ser eliminado y se notar� que la fluidez de la sangre habr� cesado por la acci�n del co�gulo.

Las c�lulas o gl�bulos blancos son tambi�n parte del maravilloso mecanismo de defensa del cuerpo. Cuando los organismos contagiosos entran en el cuerpo, el cerebro env�a inmediatamente una se�al a los gl�bulos blancos. �stos acuden r�pidamente hacia el punto en el que las bacterias han penetrado, comenzando un poderoso ataque hasta devorar a los organismos extra�os.

A medida que vencen al ej�rcito invasor, los cuerpos muertos del enemigo comienzan a amontonarse. Esto es lo que esencialmente se conoce como tumor de pus: el amontonamiento de bacterias que las c�lulas blancas han derrotado.

Eventualmente, el tumor revienta y el cuerpo lanza fuera los restos del enemigo vencido que trat� de infectar el sistema, pero infructuosamente.

Existen otras muchas maravillas dentro del cuerpo humano, las cuales, unidas constituyen el glorioso sistema que resiste las enfermedades. �stas procuran proteger al cuerpo en todo momento de las invasiones del enemigo y preservan la salud que Dios ha provisto. Recuerde que la enfermedad es anormal. La buena salud es la condici�n normal de Dios para su maravillosa creaci�n.

B. DIETA Y CUIDADO GENERAL DEL CUERPO
El cuidado inadecuado del cuerpo puede conducir a una condici�n de mala salud, en cuyo caso, no s�lo requiere sanidad f�sica, sino tambi�n alg�n cambio que proporcione el debido cuidado y atenci�n en el futuro.

No estoy sugiriendo que nosotros los gentiles debamos seguir las leyes jud�as al pie de la letra. Lo que estoy diciendo es que debemos aprender de ellos respecto a la necesidad de otorgar el debido cuidado y consideraci�n a la buena dieta e higiene personal.

Cuando una persona est� sufriendo de mala nutrici�n (la consecuencia de una dieta inadecuada), solamente hay una cura, una mejora definida en la dieta.

La persona debe asegurarse de que est� siguiendo una dieta nutritiva y equilibrada, conteniendo las prote�nas y vitaminas que el cuerpo requiere para mantener la buena salud. En algunos pa�ses esto no siempre es f�cil.

La escasez de alimentos hace dif�cil y, a veces, imposible obtener suministros indispensables de alimentos necesarios. No obstante, aun en los pa�ses donde hay alimentos en abundancia, sus habitantes no llegan a reconocer la importancia de la nutrici�n.

Algunos se quejan de que no pueden sufragar los gastos de una buena dieta, pero eventualmente tendr�n que pagar al m�dico como resultado de ello. Es mejor gastar el dinero en comida que en pagar cuentas a doctores y hospitales.

1. Nutrici�n
Para una buena salud, el cuerpo humano necesita nutrirse de los cuatro principales grupos alimenticios:

a. Prote�nas. Carne, pescado o aves. (Puede sustituirlos con lentejas, frijol o nuez.) De cuatro a seis onzas de uno de �stos diariamente.

b. Vegetales. Zanahoria, apio, ch�charo, elote, br�coli, papa, chayote, calabacita (y muchas otras verduras). M�nimo tres o cuatro diarias.

c. Fruta. Naranjas, uvas, manzanas, tomates, mangos, pl�tanos, pi�as (y muchas otras frutas). M�nimo una o dos diarias.

d. Granos. Trigo, arroz, cebada, ma�z, etc. (preferible arroz integral, el arroz blanco y harina blanca no tienen el mismo nivel nutritivo); y productos hechos de granos como el pan, pastas, etc., dos porciones o m�s diarias.

2. H�bitos E Higiene
Por el contrario, hay personas que perjudican su salud al comer en exceso o al comer demasiados alimentos poco nutritivos, tales como grasas y almidones.

�stos, forman tejidos grasientos en lugar de energ�a. Tales personas son obesas (gordas) y su salud sufre como resultado. Se ha dicho que muchas personas hoy est�n "cavando sus tumbas con los dientes"; sus h�bitos alimenticios les ocasionan una salud precaria e incluso una muerte prematura.

Se necesita disciplina en tales asuntos. Nuestros cuerpos no nos pertenecen, pues han sido comprados con un precio. Ahora pertenecen a Dios y, como templos Suyos, es nuestro deber cuidarlos a fin de que �l sea glorificado en nosotros (1 Co 6:20).

De igual manera, debemos estar conscientes de la necesidad de la higiene personal. Es esencial ba�ar el cuerpo diariamente y lavar los utensilios que usamos para comer. La suciedad engendra g�rmenes, y �stos a su vez, engendran enfermedades. Aunque el dicho: "La limpieza es lo m�s pr�ximo a la santidad", es algo exagerado, hay alguna verdad envuelta en �ste.

Un buen ba�o diario, es una buena regla a seguir. "Y te lav� con agua…" (Ez 16:9). "Llegu�monos con coraz�n sincero, en plena certidumbre de fe,… lavados los cuerpos con agua pura" (He 10:22).

C. EL CUIDADO Y ATENCI�N M�DICA
En casos donde la salud del cuerpo se haya deteriorado por medio de la atenci�n deficiente a las leyes naturales de la salud, es frecuentemente necesario buscar el consejo o atenci�n m�dica. Ning�n doctor puede sanar; s�lo Dios puede hacerlo. La ciencia m�dica puede cooperar con las leyes de Dios a fin de ayudar al paciente a recuperarse.

Un famoso m�dico franc�s dijo una vez: "Yo atiendo, mas Dios sana". Esta es una declaraci�n ver�dica. Puesto que Dios est� contra todo lo relacionado con enfermedades o aflicciones, los doctores cooperan con �l para el cumplimiento de Sus prop�sitos. Los hospitales son "hogares de misericordia", que ayudan a combatir la gran plaga que vino al mundo desde la ca�da del hombre en el pecado.

D. SANIDAD PSICOL�GICA Y EMOCIONAL
1. Pensamientos Y Actitudes Correctas
Uno de los descubrimientos recientes de la ciencia moderna ha sido el diagn�stico y tratamiento de las enfermedades "psicosom�ticas". Con esto queremos decir enfermedades f�sicas que comienzan en la mente del paciente. �stas no son enfermedades imaginarias. En realidad, la persona est� f�sicamente enferma. Existen s�ntomas de una dolencia f�sica real. No obstante, �sta ha sido producida originalmente por la mente del paciente.

Salom�n toc� este principio cuando dijo: "Porque cual es su pensamiento en su coraz�n, tal es �l" (Pr 23:7). Cualquier cosa que el hombre permita que su mente crea, eso mismo suceder�.

Si una persona teme a las enfermedades, y siempre piensa que va a caer enfermo, esos mismos pensamientos pueden producir esa enfermedad que teme.

Job estuvo muy consciente de este principio. Parece que �l alimentaba pensamientos negativos de que alg�n d�a perder�a todo lo que ten�a, a pesar de ser rico y disfrutar de buena salud.

Tal vez �l pensaba para s�: "Esto es demasiado bueno para que dure. Las cosas me est�n saliendo muy bien; esto no me va a durar para toda la vida". Cualquiera que fueran sus pensamientos espec�ficos, eran obviamente negativos y pesimistas.

Cuando le sobrevino la tragedia y cay� enfermo de gravedad, dese� no haber nacido nunca. �l declar�:

"Porque el temor que me espantaba me ha venido, Y me ha acontecido lo que yo tem�a" (Job 3:25).

Job entendi� que los temores que permiti� que controlaran su mente, eran la causa de todos sus padecimientos.

El temor causa tormento seg�n 1 Juan 4:18. �ste es un agente destructor de la salud, tanto mental como f�sica. �sta es una de las razones por la cual Jes�s amonest� lo siguiente: "No temas, cree solamente" (Lc 8:50).

Hemos sido creados para la fe y no para el temor. La fe nos fortalece y edifica, mientras que el temor desmoraliza y destruye.

2. Las Emociones Incontrolables
Las emociones negativas que no son controladas, tambi�n son nocivas a la salud.

Muchos cristianos se dejan controlar por sus emociones en lugar de ellos controlarlas. Dependen demasiado del "c�mo se sienten". Si se sienten un poco deprimidos, permiten que la depresi�n les gobierne.

Cada desilusi�n, por peque�a que sea, les conduce m�s y m�s hacia el desaliento. Una disciplina emocional de tal �ndole, lo que hace es que socava su salud seriamente y puede causar una enfermedad grave. Los cristianos jam�s fueron destinados para ser gobernados por las emociones. Por el contrario, fueron creados para controlar las emociones, fantas�as y sensaciones, por medio de la fe en la Palabra de Dios.

Nuestras emociones son inestables, mientras que la palabra de Dios es firme. Si nos alimentamos regularmente de la Palabra, �sta estabilizar� nuestras emociones. El creyente que se satura del conocimiento de las Escrituras, deja de ser movido de un lado para otro. Se convierte en algo tan s�lido como la misma Palabra. �sta agrega cualidades de consistencia, prop�sito y fortaleza a la mente y el coraz�n.

Ciertas autoridades m�dicas han manifestado que m�s del 30% de todas las enfermedades f�sicas han tenido su origen inicial en la mente o en las emociones. Actitudes mentales tales como la preocupaci�n, el temor, la ansiedad, la inseguridad, la introspecci�n morbosa, tensiones nerviosas, celos, frustraciones, enojos y el pesimismo, son fuerzas poderosas y destructivas. Si se les da rienda suelta, har�n pedazos las fibras de la salud del creyente.
�stas son las causas principales de la mayor�a de los padecimientos f�sicos. La tensi�n alta, enfermedades del coraz�n, asma, �lceras y dolores de cabeza cr�nicos, no son sino unas cuantas de las muchas enfermedades t�picas de aquellos que son controlados por actitudes mentales y emocionales err�neas.

Cuando una enfermedad es inducida psicosom�ticamente, la persona no solo necesita que su enfermedad f�sica sea sanada, sino tambi�n la sanidad interna de sus procesos emocionales y mentales. Es f�cil para Dios sanar los s�ntomas f�sicos, pero si la actitud mental no es alterada radicalmente, la persona volver� a caer enferma pronto con la misma o una aflicci�n similar.

Por ejemplo, es asunto f�cil para Dios sanar una �lcera estomacal, pero lo m�s dif�cil es lograr la sanidad de la actitud mental que caus� la misma. Si la persona interesada insiste en llevar la pesada carga de las tensiones, preocupaciones y ansiedades, tales actitudes le causar�n otra �lcera en poco tiempo.

David concede una f�rmula efectiva para la sanidad de estos problemas cr�nicos.

3. C�mo Recibir Sanidad Emocional
a. Echa Tu Carga Sobre Jehov�. �l nos anima a hacer lo siguiente: "Echa sobre Jehov� tu carga, y �l te sustentar�" (Sal 55:22).

Esto acarrea la acci�n de echar toda ansiedad, preocupaci�n, temor u otras actitudes negativas sobre el Se�or.

Antes de poder hacer esto, debemos rendirnos completamente a �l. Cuando una vida est� totalmente sometida a Dios, se convierte en Su propiedad personal. �l es responsable del mantenimiento de tal propiedad.

Solamente cuando estamos dispuestos a deshacernos de tales cargas, ech�ndolas sobre el Se�or, entonces, �l podr� sostenernos. Si insistimos en llevarlas, ni aun Dios puede mantenernos en buena salud.

Hace algunos a�os yo cargaba una carga muy pesada. Un hermano en el Se�or me dijo: "...que es poderoso para guardar mi dep�sito... " (2 Ti 1:12).

"Conf�a tu carga en el Se�or. Deja que �l se preocupe. �l se encargar� de cuidarla." Bueno, fue exactamente lo que hice. Dije: "Se�or, te entrego este problema. Yo no puedo hacer nada. Por favor t� arr�glalo a tu manera."

Me libr� de la preocupaci�n y del problema. El Se�or produjo un milagroso resultado siete a�os despu�s.

b. Medite En La Palabra De Dios. David describe adem�s la bendici�n del hombre que medita en la Palabra de Dios de d�a y de noche. "Ser� como �rbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperar�" (Sal 1:3).

La meditaci�n de la Palabra de Dios tiene un valor terap�utico. Salom�n, el hijo de David, dijo adem�s que �sta "es medicina a todo tu cuerpo" (Pr 4:20-22).

c. Traer Tus Pensamientos A La Cautividad. Todo pensamiento puede ser llevado cautivo a Cristo. Algunas veces hay pensamientos perturbadores que nunca nos dejan tranquilos. Son como fortalezas sat�nicas en nuestra mente (2 Co 10:3-5).

No hay raz�n para permanecer controlados por �stos. At�quelos con la espada del Esp�ritu, que es la Palabra de Dios. Memorice pasajes b�blicos que son la soluci�n que Dios da y batalle contra el temor. "Porque no nos ha dado Dios esp�ritu de cobard�a, sino de poder, de amor y de dominio propio" (2 Ti 1:7).

No lo recite una sola vez, insista. Deje que Dios le haga poderoso y victorioso. Confi�selo en voz alta, fortalezca su coraz�n en el vers�culo. Las fortalezas sat�nicas se derrumbar�n a tierra.

d. Afirme Su Mente En Dios. "Mucha paz tienen los que aman tu ley, Y no hay para ellos tropiezo" (Sal 119:165). La paz que viene sobre un creyente por su amor constante hacia la Palabra de Dios es una sanadora. Isa�as 26:3 nos dice: "T� guardar�s en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado".

Dios quiere que Su pueblo est� completamente libre de todo problema mental o emocional, adem�s de toda enfermedad que provenga como resultado de retener actitudes err�neas.

4. Libertando El Esp�ritu Humano
Cuando se produce el nuevo nacimiento, la vida eterna es restaurada al esp�ritu humano. Esta vida no es una fuerza impersonal. Es el Esp�ritu Santo quien viene a morar en el interior del creyente (1 Co 6:17). Es la vida que recibimos de parte de Dios.

Lamentablemente, muchos creyentes no son ense�ados sobre las cosas del Esp�ritu, o tr�gicamente se les ha ense�ado mal. Muchos han sido ense�ados que la �poca de los milagros ya pas�. Se ha ense�ado que los dones del Esp�ritu eran exclusivamente para la Era Apost�lica. Muchos desconocen el poder que existe en la Palabra de Dios.

Debido a tal ignorancia, su esp�ritu es como un hombre inocente en prisi�n. No hay nada equ�voco en el esp�ritu de tal hombre, pero la ignorancia y el error han cegado y paralizado su crecimiento espiritual.

A medida que la mente es renovada por la Palabra de Dios (Ef 4:22-24; Col 3:10,16), la revelaci�n liberta el esp�ritu humano, dando paso al crecimiento espiritual.

Jes�s dijo: "Si vosotros permaneciereis en mi palabra, ser�is verdaderamente mis disc�pulos; y conocer�is la verdad, y la verdad os har� libres… As� que, si el Hijo os libertare, ser�is verdaderamente libres" (Jn 8:31,32,36). "Pero cuando venga el Esp�ritu de verdad, �l os guiar� a toda la verdad…" (Jn 16:13). "Porque el Se�or es el Esp�ritu; y donde est� el Esp�ritu del Se�or, all� hay libertad" (2 Co 3:17).

El Esp�ritu Santo usa creyentes que se rinden a Sus impulsos para obrar liberaci�n espiritual y llevar paz a las almas. Cuando esta liberaci�n toma lugar, nos movemos hacia la esfera de la verdadera salud espiritual. Esta es la base del bienestar total del hombre.

Las ense�anzas correctas ayudan a las personas a evitar caer en muchas de las trampas y emboscadas que producen las enfermedades y los sinsabores. El objetivo principal de la ense�anza de la Palabra, es fortalecer la influencia del esp�ritu renacido en Dios. En otras palabras, desarrollar los sentidos espirituales o la sensibilidad de los santos.

Son muchos los creyentes en Cristo que no pueden distinguir entre su juicio natural y el consejo de Dios en sus corazones. Esto es semejante a la mala nutrici�n espiritual. Si son edificados con la Palabra, aprender�n a identificar la voz de Dios, pues reconocer�n que �sta armoniza con su conocimiento de la misma. Esto es lo que produce liberaci�n espiritual y la salud subsiguiente en el hombre en todos sus aspectos.

Dios est� interesado en la salud y bienestar total del hombre. La salud f�sica es una forma vital de producir esta salud. La ense�anza inspirada de Dios es otra forma vital de producir salud divina.


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