Cap�tulo 3
Sanidad Del Alma

Introducci�n

Existen dos procesos de sanidad para el cuerpo: el natural y el sobrenatural (divino). Los doctores en medicina saben que no pueden sanar. Ellos s�lo ayudan a los poderes "naturales" de sanidad ya existentes en el cuerpo.

No obstante, Jes�s es mayor que los dem�s m�dicos. Por medio de su poder sobrenatural, los cuerpos enfermos tambi�n pueden ser sanos. El poder divino para tales sanidades, viene directamente de Dios.

A. DOS FUENTES DE SANIDAD
Los dos recursos para la sanidad tambi�n se aplican al alma. Se dice que el tiempo sana. Esta sanidad natural que ocurre con el pasar del tiempo, nos ayuda a sobreponernos a algunas de las dolencias internas que nos daban problemas durante nuestros a�os m�s j�venes.

1. Natural
Descubrimos con el tiempo que no todos son tan fuertes, inteligentes y que luzcan mejor que nosotros. La mayor�a de nosotros aprendemos a relacionarnos con los dem�s y a tener �xito en nuestros campos de trabajo. Ganamos el respeto de nuestras familias, amigos y compa�eros de trabajo.

A medida que aumentamos en a�os, nos enfrentamos con aflicciones, sinsabores y p�rdidas que nos ayudan a madurar y a entender. Aun las personas que padecen de enfermedades mentales, a menudo se recuperan por ellas mismas en cierto per�odo de tiempo. Es evidente que el alma tiene poderes de sanidad naturales como los tiene el cuerpo.

No obstante, algunas personas no superan los problemas que tuvieron en los primeros a�os de sus vidas. Llevan las cicatrices o marcas dolorosas hasta la vida adulta. Todos nosotros quiz�s tenemos algunas heridas o lesiones del pasado que afectan nuestras actitudes y acciones presentes.

Para algunos, sin embargo, las cargas emocionales son tan pesadas que apenas pueden funcionar de manera normal. Muchas de tales personas han sufrido quebrantamientos emocionales o mentales. Cuando las lesiones son demasiado profundas, los resultados pueden ser permanentes.

Los psic�logos y psiquiatras son doctores que tratan los des�rdenes mentales y emocionales. Ellos procuran, a trav�s de la medicina y el consejo, ayudar a los poderes naturales de sanidad del alma.

As� pues, como existen enfermedades f�sicas que no pueden ser curadas, igualmente hay enfermedades del alma que no pueden ser ayudadas utilizando los medios naturales.

A fin de "restaurar" un alma en tal estado, se necesitar�a un "milagro", una sanidad sobrenatural.

Conozco j�venes que han "quemado" sus cerebros lesionando sus almas con el uso de drogas. En una ocasi�n eran j�venes talentosos, saludables y con un porvenir brillante para sus vidas en el futuro. Ahora est�n quebrantados en sus esp�ritus, en sus mentes y en sus cuerpos. �Hay alguna esperanza o ser� demasiado tarde? �nicamente un milagro puede suministrar una necesidad de tal naturaleza. Loado sea Dios, pues �l es la esperanza.

Nuestro Se�or es el Dios todopoderoso, hacedor de milagros y maravillas. �l es misericordioso.

2. Sobrenatural
Examinemos estas preciosas palabras del Profeta Isa�as: "Y si dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacer� tu luz, y tu oscuridad ser� como el mediod�a" (Is 58:10).

El dolor de ser rechazado puede ser sanado �nicamente por el amor y la aceptaci�n. Dios desea alcanzar a los "afligidos" a trav�s de usted y de m�, por medio de nuestros corazones y manos.

a. David Experiment� Sanidad. David habl� por todos nosotros en su hora de dolor interno cuando clam�: "Yo dije: Jehov�, ten misericordia de m�; Sana mi alma, porque contra ti he pecado" (Sal 41:4).

David conoc�a personalmente respecto a ese amor de Dios que sana o nunca podr�a haber escrito el Salmo 23: "Jehov� es mi pastor… Confortar� [sanar�] mi alma".

M�s tarde, el salmista habla de la gracia de Dios expresada en las siguientes hermosas palabras:

"�l sana a los quebrantados de coraz�n; y venda sus heridas. Grande es el Se�or nuestro, y de mucho poder; y su entendimiento es infinito Jehov� exalta a los humildes, y humilla a los imp�os hasta la tierra" (Sal 147:3, 5, 6).

b. Jes�s Obr� Sanidad Entonces. Hay un pasaje especial en los evangelios, los cuales, he visto en una nueva luz. Me gustar�a compartirlos con usted, pues habla de la naturaleza del ministerio de sanidad de nuestro Se�or:

"Y recorri� Jes�s toda Galilea, ense�ando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Y se difundi� su fama por toda Siria; y le trajeron todos los que ten�an dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lun�ticos y paral�ticos; y los san�" (Mt 4:23, 24).

Es de inter�s notar que las Escrituras dicen que Jes�s san� "toda enfermedad y toda dolencia" (v 23). Esto inclu�a las enfermedades espirituales, mentales, emocionales y f�sicas. El vers�culo 24 nombra algunas de las enfermedades relacionadas con cada parte del ser total del hombre:

1) Enfermedades Espirituales: la posesi�n de demonios;

2) Enfermedades Emocionales: tormentos;

3) Enfermedades F�sicas: par�lisis.

c. Dios Sana Hoy. Jes�s iba por todas partes sanando completamente hombres y mujeres. Por donde el pecado irrump�a, esp�ritu, alma o cuerpo, Jes�s pasaba perdonando, limpiando y produciendo el poder sanador del amor de Dios.

Cuando pienso en mi buen amigo Costa Deir, recuerdo c�mo Dios le sac� de las profundidades del pecado; era un caso perdido. El alcoholismo hab�a lesionado gravemente su cerebro, h�gado, coraz�n y sistema digestivo. Satan�s le hab�a robado sus amigos y familiares. Hab�a destruido su cuerpo, y ahora iba tras su alma.

Estaba enfermo mental, espiritual y f�sicamente, y pr�ximo a la muerte eterna. Entonces, tuvo un encuentro con el M�dico de m�dicos en el mundo: El Se�or Jesucristo.

�Y qu� hizo Jes�s? Le san� completamente, hizo de �l una nueva criatura en el esp�ritu, alma y cuerpo. �Aleluya! No es de asombrarse el porqu� ahora desea contarle a todo el mundo acerca del poder sanador del amor de Cristo.

B. CINCO PASOS HACIA LA SANIDAD DEL ALMA
S�, Dios desea que nosotros tambi�n seamos sanados. �Pero cu�l es el proceso por medio del cual "la sanidad interna" puede verificarse en nuestras vidas? Creo que hay cinco pasos importantes que debemos dar en oraci�n y fe:

Los primeros tres pasos para la sanidad del alma herida pueden ser encontrados en estas palabras de esperanza y consuelo expresadas por Jes�s.

• "Venid a m� los que est�is trabajados y cargados, y yo os har� descansar"
• "Llevad mi yugo sobre vosotros, y
• Aprended de m�, que soy manso y humilde de coraz�n; y hallar�is descanso [restauraci�n] para vuestras almas" (Mt 11:28, 29).

1. Venga A Jes�s
El primer paso para la sanidad interna (o la sanidad del alma) es �ste: �Venga a Jes�s! Cristo nos invita a ir a �l.

Si vamos a cualquier otro lugar o procuramos otro recurso, seremos desilusionados. �A qui�n se torna usted en tiempo de necesidad? Jes�s dice: "Venid a m�...".

S�, Jes�s espera con Sus brazos abiertos y nos invita a ir a �l. �l le da la bienvenida al pecador perdido.

Como se dijo antes, necesitamos ser perdonados y ser librados de la pesada carga de la culpa y condenaci�n. Ah� es donde la "sanidad interna" comienza. Todos nosotros debemos ir a Jes�s y aceptarle como nuestro Salvador. Sin este primer paso, jam�s podremos recibir el segundo. Es vital que nos arrepintamos si es que deseamos ser restaurados.

2. Tomando Su Yugo
El yugo de Cristo se refiere a Su gobierno o control sobre nuestras vidas. �l no s�lo tiene que ser nuestro Salvador, sino tambi�n nuestro Se�or y Maestro.

El diablo quiere enga�arnos con mentiras. Desea que creamos que vamos a perder nuestra "libertad" cuando rindamos nuestras vidas al Se�or. �l nunca nos dir� que su yugo de pecado viene a ser m�s pesado y m�s doloroso entre m�s tiempo lo llevemos. Llegar� el momento que caeremos rendidos bajo su peso. �nicamente la gracia de Dios puede libertarnos de su yugo.

Muchos cristianos sufren bajo el peso de un yugo que ellos mismos fabrican. Es el peso de una vida obstinada. Ellos han confesado a Cristo como Salvador. Desean ir al cielo cuando mueran. Sin embargo, no quieren someter su voluntad a nada, ni a nadie; s�lo desean hacer su propia voluntad en muchas �reas de sus vidas aqu� sobre la tierra.

Dios a veces nos deja seguir en nuestra propia voluntad a fin de ense�arnos una lecci�n. Pronto descubriremos que es una trayectoria muy dolorosa. El andar en la "carne" incluye muchas ca�das tr�gicas. Cada una deja una cicatriz sobre nuestras almas como ya hemos podido ver.

Es evidente que esa clase de dolor interno puede ser sanado �nicamente cuando nos tornemos a Jes�s y le confesemos como el Se�or de nuestras vidas. Para nuestro gozo, descubriremos que Su yugo es f�cil y liviano: como las plumas de una ave.

La sumisi�n total de nuestras vidas a Jes�s significa la sanidad total de nuestras vidas por �l. Adem�s, es la �nica manera hacia la verdadera libertad espiritual.

Cuando nuestra fe, esperanza y planes para el futuro est�n vinculados con el Se�or, nuestras fuerzas internas ser�n renovadas y restauradas. Entonces, podemos remontarnos por las nubes sin cansarnos, como si fu�semos montados sobre las alas de �guilas (Is 40:30, 31).

3. Aprendiendo De �l
Cuando Jes�s es el Se�or de nuestras vidas, venimos a ser Sus disc�pulos. Un disc�pulo es uno que vigila, escucha y aprende de su maestro. �Qu� es lo que podemos aprender de Jes�s con relaci�n a la sanidad de nuestras almas (sanidad interna)?

Podr�amos preguntarnos: �Acaso Jes�s se hall� en circunstancias (lugares) donde Su alma fue lesionada y herida? Si lo estuvo, �C�mo reaccion� ante tal dolor? �C�mo fue su alma restaurada?

a. �l Sufri�. Jes�s es el patr�n o modelo perfecto de nuestras vidas. Si podemos descubrir c�mo �l, en Su humanidad, afront� y triunf� sobre todos los problemas, de seguro que tambi�n nosotros podremos hacerlo. Torn�monos a la Palabra de Dios para nuestras respuestas. El escenario donde los agravios de Jes�s comenzaron, fue el Huerto o Jard�n de Getseman�:
"Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenz� a entristecerse y a angustiarse en gran manera…

Entonces Jes�s les dijo: Mi alma est� muy triste, hasta la muerte; quedaos aqu�, y velad conmigo" (Mt 26:37, 38).

Las horas horribles que siguieron en el Calvario fueron descritas por el Profeta Isa�as. �l dijo que el cuerpo de nuestro Se�or ser�a azotado, y que por Sus heridas o llagas nosotros ser�amos sanados. "Por sus llagas somos nosotros curados" (Is 53:5).

Creo que �l tambi�n sufri� en Su alma para que nuestras propias almas fueran sanadas.

Escuche estas palabras adicionales de la pluma del profeta: "Ver� el fruto de la aflicci�n de su alma, y quedar� satisfecho… por cuanto derram� su vida hasta la muerte…" (Is 53:11, 12).

Como fue declarado anteriormente, su terrible profec�a fue cumplida durante los eventos de la crucifixi�n de Cristo. �l no s�lo sufri� en cuerpo, sino que tambi�n su alma padeci�. Fue desamparado por Sus propios disc�pulos y rechazado de los jud�os, Su propia raza.

Ellos se burlaron de �l, le tiraron de los cabellos de Su barba hasta arrancarlos, y abofetearon Su rostro. Escupieron Su rostro, le desnudaron p�blicamente y, luego, le sentenciaron a morir de la muerte m�s vergonzosa pronunciada sobre los criminales m�s terribles de la �poca: la crucifixi�n. Los l�deres religiosos de aquel tiempo le escarnecieron en voz alta mientras �l en silencio sufr�a con dolor.

�Qu� m�s podr�a haberse hecho para hacer Su agon�a del alma peor? S�lo una cosa: verse abandonado por Su Padre Celestial. No podr�a haber una herida mayor para el coraz�n humano. Con todo, ten�a que sufrirla. Ese era el precio que ten�a que pagar por nuestros pecados.

El coraz�n de Su Hijo no s�lo fue quebrantado, sino que como Padre Celestial, el Suyo tambi�n lo fue. "Al que no conoci� pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fu�semos hechos justicia de Dios en �l" (2 Co 5:21).

Cu�n doloroso tuvo que haber sido aquel clamor surgido de los labios de Jes�s a medida que ascend�a desde la tierra hasta el cielo: "Dios m�o, Dios m�o, �por qu� me has desamparado?" (Mr 15:34). En realidad cuando la lanza fue incrustada en el costado de Jes�s, lo que sali� fuera de su cuerpo fue m�s que meramente agua y sangre: "por cuanto derram� su vida [alma] hasta la muerte…" (Is 53:12). S�, el Se�or Jes�s ofreci� Su alma a fin de que nosotros pudi�ramos recibir sanidad para la nuestra. Sin duda alguna �l experiment� cada lesi�n dolorosa sufrida por el alma del hombre.

b. El Perdon�. La tensi�n y contorsi�n sobre Su alma durante aquellas horribles horas, debieron haber sido terribles. �C�mo mantuvo �l Su ser interno en victoria? �Qu� era lo que proteg�a Su alma de la destrucci�n?

Creo que la respuesta puede ser encontrada en Su respuesta a Sus "atormentadores": los l�deres y soldados crueles a los pies de la cruz: "Padre, perd�nalos porque no saben lo que hacen" (Lc 23:34).

�Qu� era lo que proteg�a y restauraba Su alma? Era el perd�n. En realidad, eso es lo que tenemos que aprender de Jes�s: el c�mo perdonar, que es la clave o llave principal hacia la sanidad interna.

c. Tenemos Que Perdonar. �Recuerda usted la historia que Jes�s relat� acerca del hombre a quien su amo le hab�a perdonado una gran deuda? Con todo, �l no pudo perdonar a otra persona una deuda menor que le deb�a.

Su amo se enoj� mucho con �l cuando se enter� acerca de su esp�ritu implacable. Por consiguiente, lo mand� echar en prisi�n para que fuera "atormentado" por sus verdugos.

Jes�s aplic� la historia de una manera muy personal: "As� tambi�n mi Padre celestial har� con vosotros si no perdon�is de todo coraz�n cada uno a su hermano sus ofensas" (Mt 18:30-35).
�Qu� quiso decir Jes�s con eso? Si somos negligentes en perdonar a los dem�s, una ra�z de amargura o resentimiento puede comenzar a crecer en nuestras almas. Llegar� el tiempo en el cual resultar� en frutos muy amargos. Nuestras almas sufrir�n si retenemos "rencores o resentimientos de enojo" contra otros.

Tal dolor traer� tormentos a cada parte de nuestras vidas: una vida que viene a ser un infierno sobre la tierra. El perd�n es la llave que abre la puerta de salida de ese infierno.

El salmista estaba hablando de Jes�s cuando dijo: "Porque no dejar�s mi alma en el Seol, Ni permitir�s que tu santo vea corrupci�n" (Sal 16:10).

Nuestras almas pueden en realidad pudrirse o corromperse en el infierno implacable. El infierno no pudo retener al Se�or Jes�s, porque �l ya ten�a la llave del perd�n en Su mano cicatrizada por los clavos.

Si usted est� sufriendo de la enfermedad del alma llamada resentimiento, d� una mirada a Jes�s para que le otorgue la gracia del perd�n. Ese es un remedio r�pido y seguro que puede traer sanidad a su alma.

Pronuncie las siguientes palabras: "Padre, perd�nalos, y perd�name a m�, ahora mismo, por amor a Jes�s y en Su Nombre te lo pido. Am�n". �Puede confiar en que as� suceder�!

4. Vayamos Como Ni�os
Despu�s de perdonar a los que nos han herido e injuriado, debemos estar listos para el siguiente paso: el de la sanidad interna. Debemos ir a Jes�s como ni�os.

Nuestro respaldo b�blico est� en el evangelio de Marcos. Algunos padres llevaban sus hijitos a Jes�s para que fueran tocados y bendecidos por �l. Los disc�pulos se molestaron por eso, pensando que tal acci�n les estaba robando su tiempo con Jes�s.

Por consiguiente, reprendieron a los padres y trataron de impedir que los ni�os fueran atendidos por Jes�s. El Se�or se disgust� mucho con la acci�n de Sus disc�pulos y les habl� las siguientes palabras.

"Dejad a los ni�os venir a m�, y no se lo impid�is; porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un ni�o, no entrar� en �l" (Mr 10:14, 15).

Hay poder sanador para la persona total en el Reino de Dios. Jes�s demostr� eso a trav�s de todo Su ministerio terrenal. Sin embargo, a fin de recibir ese poder sanador debemos ir a �l como ni�os.

a. Las Memorias Tempranas Necesitan Ser Sanadas. Muchas de las cicatrices en nuestras almas fueron de heridas sufridas en eventos sucedidos en los primeros a�os de ni�os. A �stas, fueron agregadas otras heridas que recibimos a medida que crec�amos hacia la vida adulta.

Creo que el llegar a ser un ni�o incluye regresar en el recuerdo o memorias de los primeros a�os de la existencia. Lo que somos, creemos y pensamos hoy, es el producto de todos nuestros a�os pasados.

Muchos de nosotros tenemos sombras del pasado que oscurecen nuestras vidas presentes. �stas, pueden ser trazadas de heridas dolorosas del alma recibidas hace muchos a�os atr�s. �stas han lesionado nuestras mentes y emociones de tal manera que es dif�cil entrar plenamente a nuestra vida en Cristo.

b. El Esp�ritu Santo Nos Trae Sanidad. Sin embargo, ahora tenemos un nuevo Esp�ritu en nuestro interior, el cual, puede llevar el poder sanador de Jes�s hacia aquellos lugares internos que sangran.

Con la ayuda del Esp�ritu Santo, imag�nese a s� mismo como un ni�o con Jes�s. V�ase a s� mismo andando hacia atr�s por la avenida del recuerdo con el Se�or. No tiene que estar atemorizado de afrontar nada, alg�n lugar o a alguien cuando Jes�s est� a su lado. �l no desea lesionarle, sino sanarle de los incidentes dolorosos que le ocurrieron en el pasado.

�l le mostrar� el porqu� usted se siente y act�a como lo hace cuando afronta ciertas situaciones.
A menudo tenemos sentimientos reflexivos cuando afrontamos algo que nos recuerda a una parte dolorosa o vergonzosa del pasado. Algunas veces no estamos directamente conscientes de la causa, pero la respuesta emocional est� todav�a all�. Nos sentimos de la misma manera cada vez.

El Se�or quiere alcanzar las ra�ces de todas esas aflicciones reflexivas. �l desea sanar esas memorias con Su amor y entendimiento. Algunas veces recordamos a las personas que nos causaron las heridas del alma. Podr�an ser nuestros padres u otros miembros de la familia. Maestros y otras personas en autoridad tambi�n podr�an abusar de los derechos para controlar las vidas de los dem�s.

Esto ayuda a entender que muchas veces tales personas est�n enfermas en sus propias almas. Ellas tambi�n han sido heridas en el pasado. As� que, utilizan el poder de su posici�n para edificar su propio bajo sentido de autoestima.

En tales casos, el Se�or nos asegura respecto a su amor y del lugar especial que tenemos en la familia de Dios. Luego, nos revela cu�nto desea traer Su amor y perd�n sobre cada uno.

Si somos tocados con esa clase de amor, de seguro que nuestros corazones o almas ser�n sanados. Podremos recibir Su perd�n y ser liberados de los sentimientos de amargura y pena por nosotros mismos. Adem�s, ese amor nos capacita para perdonar y exonerar a otros hacia la gracia y misericordia de Dios.

c. El Perd�n Trae Sanidad
1) La Historia De Una Joven Esposa Y Madre. Recuerdo una joven esposa y madre en una de las Conferencias de Verano de World MAP, quien era impulsada por un esp�ritu gitano para ir vagando por los lugares. A veces el esp�ritu ven�a de repente sobre ella y la hac�a que se fuera y abandonara a su esposo e hijos, conduciendo el autom�vil de la familia millas lejos de la casa.

Una vez condujo m�s de mil millas antes de que fuera descubierta y puesta bajo la custodia de un hospital local. Finalmente, se hicieron arreglos para que viniera a uno de nuestros servicios de oraci�n.

El Se�or le dio a uno de nuestros l�deres del equipo una palabra de ciencia (revelaci�n, conocimiento del Esp�ritu Santo) respecto a la causa de su comportamiento. Ella hab�a experimentado una serie de incidentes en su ni�ez que hab�an lesionado seriamente su alma.

a) Ella Sufri�. Hab�a nacido en Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Antes de la edad de seis a�os, hab�a sido f�sica y emocionalmente maltratada por ambos padres. M�s tarde, ellos la abandonaron para que se sostuviera por su propia cuenta, pues ellos se estaban muriendo de hambre.

La guerra fue un per�odo de tiempo pavoroso en su vida. Vivi� durante un tiempo de continuos bombardeos, sin saber si vivir�a o morir�a. Ella buscaba los basureros para alimentarse de las sobras que otras personas descartaban, y dorm�a en cualquier lugar donde pudiera encontrar refugio. Finalmente, se uni� a un grupo de gitanos y vagaba con ellos de sitio en sito. Fue as� que el "esp�ritu" gitano se posesion� de ella.

b) Ella Perdon�. Con el transcurso del tiempo, ella vino a los Estados Unidos, donde conoci� al Se�or y se cas�. Pero todav�a era atormentada por malos sue�os e impulsada por esos deseos repentinos y extra�os de salir a vagar como una gitana sin razonar, ni notificar a nadie. Se necesit� una revelaci�n del Se�or a fin de sacar a la luz la causa que hab�a lesionado su alma tan profundamente.

Despu�s de orar, recibir consejo y de un continuo respaldo, ella pudo perdonar a los que hab�an abusado de ella. La herida en su coraz�n fue cicatrizando con el pasar del tiempo. Dios restaur� su alma y elimin� el dolor de su pasado tr�gico. Estudi� y se hizo enfermera, ministrando a los enfermos y a los sufridos. �Loado sea el Se�or!

2) Lecciones De La Vida De Jos�. Como hemos visto, el papel del perd�n es muy importante a fin de recibir sanidad interna. Un ejemplo hermoso de sanidad interna y perd�n es hallado en la historia de Jos� en el Antiguo Testamento (Lea G�nesis 37-46).

a) El Sufri�. Usted recordar� que Jos� recib�a atenciones y favores especiales de parte de su padre Jacob. Cuando apenas era un ni�o, Dios le hab�a mostrado en un sue�o que un d�a llegar�a a ser un gran gobernante. Sus hermanos se pusieron muy celosos y, finalmente, lo vendieron como esclavo a unos mercaderes que iban de viaje hacia Egipto. All� fue comprado por Potifar, oficial del gobierno de Fara�n. Su esposa se enamor� de Jos� y quer�a que �l tuviera relaciones sexuales con ella, pero fracas� en su perverso empe�o. Ella, llena de gran enojo, minti� a su marido con relaci�n a su conducta, convenciendo a Potifar para que encerrara a Jos� en la c�rcel.

Jos� comenz� con la promesa de un futuro brillante desde que era ni�o. Pero cuando lleg� a joven, termin� en una celda fr�a y oscura. Las Escrituras dicen: "Afligieron sus pies con grillos; en c�rcel fue puesta su persona [alma]" (Sal 105:18).

Fue traicionado, vendido como esclavo, acusado falsamente, olvidado en prisi�n y probado por la Palabra de Dios. En el aspecto natural, ten�a toda la raz�n para estar airado, amargado, resentido y aun para sentir l�stima de s� mismo. Pero no sinti� ninguno de esos elementos negativos y destructores del alma.

Tales situaciones nos har�n "amargos" o "dulces" (mejores). Todo depende de c�mo respondamos. La alternativa es nuestra. �C�mo respondi� Jos�?

b) El Perdon�. Todos sabemos el resto de la historia. Jos� recibi� deberes importantes que desempe�ar, aun cuando estaba en prisi�n. Despu�s de pasar trece a�os en la c�rcel, fue la �nica persona en Egipto que pudo interpretar los sue�os de Fara�n. Como resultado, �l fue colocado en una posici�n de gran autoridad y poder sobre toda la naci�n. Fue el segundo en autoridad sobre todo Egipto despu�s de Fara�n.

Entonces, Dios trajo a sus hermanos a Egipto donde Jos� gobernaba. �Qu� hizo �l con sus perversos hermanos que le vendieron como esclavo? �Acaso se veng� de ellos con gran enojo? �Decidi� destruirlos bajo un arranque de ira por todos aquellos a�os de rencor? �No, �l los aliment� y perdon�!

�Qu� produjo en Jos� una reacci�n tan noble? No creo que la acci�n de Jos� fuera una producida deprisa o por accidente. No fue algo que sucediera por casualidad o porque fuera una "buena idea" para ese tiempo. Era una acci�n que hab�a nacido de su car�cter, y para edificar un car�cter de tal �ndole, se necesitan muchos a�os.

Cuando Jos� vio a sus hermanos, ya �l hab�a pasado unos veintitr�s a�os en Egipto. Cuando lleg� por primera vez, s�lo ten�a diecisiete a�os. Ese es suficiente tiempo para "amargarse" o "endulzarse".

d. Pero Dios Obr� Para El Bien De Todos. Yo creo que Jos� se mantuvo confiando en la Palabra de Dios y en el sue�o para su vida. Esa fue su esperanza. Ten�a un destino divino. Por consiguiente, todas las cosas obrar�an al final para el cumplimiento y bien de tal prop�sito. Esa revelaci�n le mantuvo fiel y perdonando. Usted recuerda sus palabras de sabidur�a divina a sus hermanos:

"No tem�is; �acaso estoy yo en lugar de Dios? Vosotros pensasteis mal contra m�, mas Dios lo encamin� a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo. Ahora, pues, no teng�is miedo; yo os sustentar� a vosotros y a vuestros hijos. As� los consol�, y les habl� al coraz�n" (Gn 50:19-21).

1) Jos� Confi� En Dios. Todav�a hay otra verdad acerca de la sanidad interna que podemos aprender de la vida de Jos�. Despu�s de su ascenso al poder en Egipto, recibi� por esposa a Asenat, hija de Potifera. Note que el nombre del padre de su esposa es muy similar, tanto en significado como en palabras literales al de su antiguo amo: Potifar.

a) Dios San� Sus Memorias. Cualquier herida o resentimiento que guardara Jos� en su coraz�n respecto a Potifar, podr�a haber llegado a ser un gran problema. La mera presencia de su suegro o a�n la menci�n de su nombre, podr�a traer a la memoria de Jos� los a�os de recuerdos dolorosos de su castigo injusto en prisi�n. �Cu�ntas personas hoy sufren de estas mismas clases de experiencias dolorosas del pasado!

Pero por la gracia de Dios, Jos� hab�a sido sanado de toda suerte de dolor cruel e injusto de su pasado. Esto es claramente visto en los nombres de sus dos primeros hijos, Manas�s y Efra�n (Gn 41:51, 52).

Manas�s significa "tratando de olvidar". Jos� explica la selecci�n de este nombre con las siguientes maravillosas palabras: "Porque dijo: Dios me hizo olvidar todo mi trabajo, y toda la casa de mi padre" (v 51). Dios hab�a sanado la memoria de Jos�.

Esto no significa que esas memorias estaban totalmente impedidas. S� significa que el dolor en tales memorias hab�a sido eliminado. Dios hab�a restaurado el alma de Jos�. Ahora pod�a recordar el pasado sin dolor o sufrimiento. La p�rdida de su familia y la dureza de los a�os que pas� en prisi�n hab�an sido reales. Pero su alma no hab�a sido destruida.

b) Dios Hizo Que Fuera Fruct�fero. Efra�n: el nombre de su segundo hijo significa "fruct�fero". Jos� agrega estos pensamientos de su coraz�n: "Porque dijo: Dios me hizo fructificar en la tierra de mi aflicci�n" (v 52).

Dios no s�lo hab�a removido el dolor de las memorias de Jos�, sino que tambi�n hizo otra cosa m�s: �l limpi� la vida de Jos� de todo vestigio o evento del mal y lo torn� para bien, para �l y para Dios. El eterno prop�sito de Dios estaba siendo obrado en la vida de Jos� oportunamente. Nada se perdi�, ni se desperdici�. Dios puede hacerle fruct�fero en su tierra de dolor y aflicci�n. Perm�tale que entre a su alma y le sane.

5. Entregue Su Alma A Dios
Dios no s�lo desea sanar nuestras heridas del pasado, sino tambi�n darnos una esperanza radiante para el futuro. Podemos confiar en �l para que nos proteja de las heridas internas que lesionar�an nuestras almas en los a�os por venir.

La gracia oportuna de Su perd�n puede apagar r�pidamente los fuegos del enojo, resentimiento, celos, temor y pena de s� mismo, antes de que puedan herirnos y herir a otros. Nuestra alma puede estar en paz, y podemos gozarnos en Su gran amor por nosotros. En esto podemos descubrir un verdadero sentido de valor propio. As� como Jos�, nosotros tambi�n tenemos un destino eterno en Cristo Jes�s.

Quiz�s, amado lector, su coraz�n habr� sido movido grandemente por la esperanza de sanidad en lo m�s profundo de su alma. Acepte esta obra como una operaci�n compasiva del Esp�ritu Santo prepar�ndole para la liberaci�n que tanto desea.

a. Jes�s Revelar�. Quiz�s usted haya tratado antes, por su cuenta, de inquirir en las cosas del pasado. Pero siendo que el resultado fue que ello le condujo hacia una depresi�n peor, lo dej� a un lado. Esta vez, trate por medio de ir a Jes�s, y deje que �l haga las investigaciones de su alma. �l es sabio y amante y muy compasivo. �l puede traer a su mente las partes, lugares y personas de su pasado que necesitan Su toque de sanidad. Nuevamente, decimos que Jes�s quiere restaurar su alma y sanarle completamente. No tenga temor.

b. Jes�s Sanar�. Un miembro de nuestro equipo ministerial, el Dr. Robert Frost (quien dej� esta vida para andar con Jes�s en 1992), relataba esta historia:

"Hablo estas palabras de mi experiencia personal. Una vez trat� de destapar las heridas de mi pasado con mis propias fuerzas y sabidur�a. Ello s�lo hizo las cosas peores.

Finalmente fui al Se�or y le dije con simplicidad: ‘Voy a confiar en Tu Esp�ritu Santo para que me revele lo que necesite saber'. H�galo a Su manera y a Su tiempo.

Tres d�as despu�s, el Se�or me present� algo en la mente que hab�a olvidado hac�a mucho tiempo. Me vi como un ni�ito en medio de una situaci�n muy triste. Hab�a sido rechazado y puesto de lado de manera muy detestable.

Me vi a m� mismo debajo de una escalera oscura en la escuela, con l�grimas corriendo por mis mejillas. Estaba buscando a Dios para que me ayudara, pues hab�a sido herido y lesionado en lo m�s profundo de mi alma.

En un acto de fe, llev� al Se�or Jes�s exactamente hasta ese lugar de mi pasado. Le ped� que me sanara de esos recuerdos dolorosos. Me imagin� a Jes�s dirigirse amorosamente hacia ese ni�ito. Le vi colocar Sus brazos a m� alrededor como Su hermanito m�s peque�o y sanar mi dolor. Me sent� seguro y a salvo en Sus fuertes brazos y, sobre todo, amado.

Esa sanidad interna me ha llenado de un gran amor por aqu�llos que posean heridas graves en sus almas. Esa es la raz�n por la cual puedo decir con gran emoci�n, y con gran fe: Venga a Jes�s como si fuera un ni�ito. Tome Su yugo de amor sobre usted, y aprenda de �l. Perm�tale traer perd�n y sanidad a su coraz�n en estos precisos momentos".

C. CONCLUSI�N
Esta oraci�n b�blica puede ser de ayuda para usted:

"Exam�name, oh Dios, y conoce mi coraz�n [mi alma]; Pru�bame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en m� camino de perversidad, Y gu�ame en el camino eterno" (Sal 139:23, 24).

Si el Se�or le muestra "cualquier dolor mental, sufrimiento o padecimiento", rev�leselo a �l en oraci�n. Jes�s es el �nico que puede sanar su alma. �l prometi�: "Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de m�, que soy manso y humilde de coraz�n; y hallar�is descanso [restauraci�n] para vuestras almas" (Mt 11:29).


.::2do Trimestre - .::SECCI�N D