SECCI�N E1
LAS TRES PARTES DE LA IGLESIA
(Cada Miembro Un Ministro)
UN FORMATO DE ENSE�ANZA PARA EL PASTOR
Por el Dr. Roberto Frost y Ralph Mahoney

�NDICE PARA ESTA SECCI�N
PARTE I: EL FUNDAMENTO DE LA IGLESIA
E1.1 - El Plan De Dios Revelado: Creaci�n
E1.2 - El Plan De Dios Arruinado: Rebeli�n
E1.3 - El Plan De Dios Restaurado: Redenci�n
E1.4 - Nuestra Gran Salvaci�n

PARTE II: LOS L�DERES DE LA IGLESIA
E1.5 - El Car�cter Del L�der - Fruto Espiritual
E1.6 - El Poder Del L�der Parte I: Bautismo En El Esp�ritu Santo
E1.7 - El Poder Del L�der Parte II: Dones Del Esp�ritu
E1.8 - El Llamado Del L�der: Dones Ministeriales

PARTE III: MINISTERIOS DE LOS MIEMBROS DE LA IGLESIA
E1.9 - Ministrando Al Se�or: Adoraci�n
E1.10 - Ministr�ndonos Los Unos A Los Otros: Servicio
E1.11 - Ministrando Al Mundo: Testimonio

PARTE I: EL FUNDAMENTO DE LA IGLESIA

Cap�tulo 1
El Plan De Dios Revelado: Creaci�n

Introducci�n

Hace algunos a�os un grupo de l�deres de la Iglesia decidieron apartar varios d�as para oraci�n y consulta. Se reunieron para encontrar respuesta a la siguiente pregunta: "�Cu�l es el m�nimo conocimiento y entendimiento b�blico que un trabajador cristiano necesita para tener �xito en la salvaci�n de almas (evangelismo), nuevas obras y ministerio pastoral?"

El �ndice de esta secci�n fue la respuesta para esa pregunta. Se necesitan nueve cosas. Estos son los requisitos m�nimos en conceptos b�blicos para llevar a cabo un ministerio. Se los presentamos a usted para que sean considerados en oraci�n.

A. DIOS DESEA UNA FAMILIA
Dios el Padre desea tener una familia de hijos e hijas quienes ser�n como �l y ejercitar�n dominio sobre la creaci�n.

La manera en que Dios intent� crear esta familia, fue un misterio divino (o secreto) revelado al Ap�stol Pablo por el Mismo Dios.

Pablo habla de esta maravillosa revelaci�n en su carta a la iglesia de Efeso. Esto es lo que Dios plane� para nosotros:

1. Sus Hijos
"Antes de que el mundo fuera creado, Dios eligi� hacernos Sus hijos a trav�s de Jesucristo..."

2. Unidos
"Plane� que todas las cosas en el cielo y en la tierra quedaran unidas bajo Su poder."

3. Un Cuerpo
Dios se propuso hacer esto, cuando a Cristo "le hizo Cabeza de la Iglesia: que es el Cuerpo de Cristo..."

4. Un Pueblo
"En ese Cuerpo, tanto jud�os como los no-jud�os han venido a ser un pueblo... Porque a trav�s de Cristo, todos pueden acudir libremente al Padre mediante el mismo Esp�ritu" (Ef 1:5, 10, 22, 23; 2:14-16,18). La palabra para "iglesia" en el Nuevo Testamento en griego es "ecclesia". Se refiere a todos los que han sido "llamados para salir fuera" del mundo para convertirse en miembros de la familia de nuestro Padre celestial.

El mismo Esp�ritu que "bautiza" o nos coloca en el Cuerpo de Cristo, tambi�n "engendra" o nos lleva a la familia y al reino de Dios.

B. DIOS REVELA SU PROP�SITO
1. Revelaci�n: M�s All� De La Ciencia Y De La Filosof�a

�C�mo podemos entender el prop�sito de Dios para nosotros en Su plan? El prop�sito Divino es celestial, eterno y espiritual. Como pecadores, humanos sin el Esp�ritu de Dios, no podemos conocer la mente de Dios.

Ni el m�todo cient�fico de los "sentidos", ni el m�todo filos�fico de la "raz�n" pueden llevarnos a Dios.

"…por no haber el mundo conocido en la sabidur�a de Dios a Dios… Porque lo loco de Dios es m�s sabio que los hombres… Porque la sabidur�a de este mundo es necedad para con Dios…" (1 Co 1:21, 25; 3:19).

2. Revelaci�n: Del Esp�ritu Santo
El hombre no puede conocer a Dios a trav�s de su propio intelecto. Necesitamos al Esp�ritu Santo para hacernos entender a Dios y Sus prop�sitos.

Jes�s expres� la misma verdad con estas palabras: "Te doy gracias, Padre, Se�or del cielo y de la tierra. Te alabo porque has ocultado estas cosas de los que son sabios y astutos. Pero las has revelado a los que son como ni�os peque�os. S�, esa es tu voluntad y as� haces las cosas" (Mt 11:25, 26).

Estos vers�culos lo dejan claro. No podemos encontrar a Dios por nuestros propios esfuerzos, ni conocerlo mediante nuestra raz�n solamente.

Dios escogi� revelarse al hombre por Su Esp�ritu y a trav�s de Su Hijo.

La revelaci�n de Dios viene cuando tenemos el deseo de someter nuestro esp�ritu a Su Esp�ritu con una fe sencilla y similar a la de los ni�os.

Pablo hablaba a partir de su experiencia personal. Era sabio a la manera del mundo religioso. "Aunque yo tengo tambi�n de qu� confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qu� confiar en la carne, yo m�s: circuncidado al octavo d�a, del linaje de Israel, de la tribu de Benjam�n, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo" (Fil 3:4,5).

Era un hombre con aspiraciones de llegar a ser un miembro del Sanedr�n (el concilio o consejo supremo de los jud�os). Sin embargo, estuvo dispuesto a humillar su coraz�n y mente ante Dios, de la misma forma en que lo hace un ni�o, antes de poder aprender los caminos de Dios.

Pablo pronto ascendi� mas all� de los l�mites que ten�an su mente y cuerpo terrenales.

"Hace catorce a�os fui llevado a visitar el cielo. No me pregunt�is si fue mi cuerpo o mi esp�ritu el que lleg� all�, porque no lo s�; s�lo Dios puede contestar eso. Pero de cualquier forma, estuve en el para�so. Y escuch� muchas cosas tan sorprendentes, que ning�n hombre podr�a expresar con palabras…" (2 Co 12:2-4).

La revelaci�n que recibi� hab�a estado oculta en el coraz�n de Dios el Padre antes de que empezara el tiempo. Dios le revel� a Pablo Su prop�sito para las edades.

Desde ese momento en adelante, Pablo vio todo desde un punto de vista diferente, era un hombre cambiado, como lo vemos claramente en los resultados de su vida.
Por su propia experiencia, Pablo nos ense�a que necesitamos la revelaci�n dada por el Esp�ritu Santo. Es la �nica forma que podemos saber y entender la maravillosa herencia que es nuestra en Cristo.

Como lo dice las Escrituras: "Dios ha preparado cosas maravillosas para los que lo aman – cosas que van m�s all� de lo que el hombre puede ver, escuchar o incluso imaginar. Adem�s, a trav�s del Esp�ritu, ha compartido Su secreto con nosotros. Porque el Esp�ritu investiga y nos muestra las cosas ocultas del coraz�n de Dios.

Por esta raz�n, Dios nos ha dado Su Esp�ritu… para que podamos saber todo lo que ha planeado para nosotros en Su gracia" (1 Co 2:9-12).

Oremos, "que el Dios de Nuestro Se�or Jesucristo, el Padre de gloria, os d� esp�ritu de sabidur�a y de revelaci�n para su conocimiento" (Ef 1:17).

C. SOMOS PARTE DE LA FAMILIA DEL PADRE
El cuadro del amor de Dios hacia Su Hijo, es una maravilla digna de ser contemplada. A partir de esta divina relaci�n de amor, Pablo vio la manifestaci�n del plan de Dios para las �pocas. Y, maravilla de maravillas, nosotros somos parte de ese plan.

1. Muchos Hijos E Hijas
Fue el gran deseo del Padre expresar con m�s profundidad Su imagen y dominio a trav�s de una familia de muchos hijos e hijas. Cada miembro de esa familia ten�a que llegar a ser como Jes�s, tanto en su vida como en su car�cter.

Escuche con cuidado a medida que Pablo procura poner la maravilla de este misterio en palabras:

"Hace mucho tiempo – incluso antes de que �l creara el mundo – nuestro amado Padre celestial nos escogi� para que fu�ramos Suyos. Plane� hacer esto mediante aquello que Cristo hiciera por nosotros.

El Padre decidi� entonces, hacernos santos ante Sus ojos, sin una sola mancha. As� estar�amos ante �l cubiertos con Su amor.

S�, el plan inmutable de nuestro Padre siempre ha sido hacernos Sus hijos. Ese siempre ha sido el deseo y el placer de Su coraz�n" (Ef 1:4,5).

"Desde el mismo principio, nuestro amado Dios y Padre conoc�a a aquellos que escoger�an amarle. Entonces decidi� que los tales llegaran a ser semejantes a Su Hijo. Era el deseo de Dios que Su Hijo fuera el primog�nito de una familia de muchos hijos" (Ro 8:29).

2. La Primera Familia
La revelaci�n de Pablo agrega mucho significado a la historia de la creaci�n. Podemos ver en el relato del G�nesis que el deseo de Dios de tener una familia amada (que fuera como Jes�s) exist�a desde el principio: "Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza. Y que gobierne sobre todas las criaturas del aire, la tierra y el mar. De manera que Dios cre� al hombre a Su propia imagen… macho y hembra los cre�.

Despu�s, Dios los bendijo y les dijo: Sed fecundos y aumentad en n�mero. Llenad la tierra y dominadla. Ten�is que regir sobre todo ser viviente que haya en el aire, en la tierra y en el mar" (Gn 1:26-28).

La primera familia de la creaci�n de Dios estuvo formada por un hombre y una mujer, con quienes tuvo una dulce comuni�n al fresco del d�a (Gn 3:8).

Tambi�n formaban una familia real porque les hab�a dado poder y autoridad de reyes. Ten�an el derecho de reinar sobre toda la tierra. S�, la voluntad de Dios en Cristo Jes�s iba a ser hecha en la tierra a trav�s de ellos.

�Qu� placer y qu� deleite debe haber llevado esta esperanza al coraz�n del Padre, su Creador! No obstante, es lamentable ver c�mo la sombra del mal comienza a empa�ar tales relaciones.
La escena agradable y amorosa que describimos, no dur� mucho. En el interior de aquella sombra oscura yace una astuta y hermosa serpiente. Y dentro de esa serpiente se mueve el esp�ritu del mal del mismo Satan�s.


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