Cap�tulo 2
El Plan De Dios Arruinado: Rebeli�n

A. HOMBRE: CREADO A LA IMAGEN DE DIOS
Si, Dios hizo al hombre a Su propia imagen para que tuviera el dominio.

1. Libre Para Escoger
Era el deseo de Dios que Ad�n y Eva le amaran, honraran y obedecieran en todas las cosas.

El Padre deseaba que el hombre confiara en Su gran amor, sabidur�a y poder. Deseaba que recibiera y devolviera Su amor: de la misma manera que el Padre y el Hijo se amaban entre s�.

El amor, sin embargo, por su propia naturaleza tiene que ser dado libremente. No puede ser forzado. No se puede hacer, ni obligar a nadie a amar.

Lo mismo sucede con el honor, el respeto y la adoraci�n. La adoraci�n se relaciona con la idea de "ser digno". Amamos, honramos y respetamos lo que pensamos que es de gran valor o que "es digno".

El amor es una elecci�n. La adoraci�n es una elecci�n. Escogemos amar y adorar lo que sentimos que nos resulta personalmente de gran valor.

Dios es soberano. Tiene libertad completa para elegir y llevar a cabo Sus deseos. �l elige siempre lo que es recto, bueno y hermoso. Eligi� crear al hombre a Su propia imagen para que pudiera conocer y expresar Su amor.

Esto significaba dar al hombre una libertad de voluntad. A causa de su voluntad libre, el hombre puede elegir amar, adorar y honrar a Dios. O escoger pecar y deshonrar a Dios.

Sin embargo, cuando Dios otorg� al hombre la libertad de elegir, fue con cierto riesgo. Significaba que el hombre pod�a escoger el bien o el mal, lo bueno o lo malo. Pod�a elegir cualquiera de los dos caminos.

2. Creado Para Adorar
Todo el mundo adora a alguien. Nuestras vidas est�n centralizadas en torno a nuestros valores. Amamos, honramos y respetamos lo que sentimos que es "m�s meritorio" para nuestras vidas. No se trata de "si" vamos a adorar, sino de lo "que" vamos a adorar.

Dios cre� al hombre para que Lo adorara. Servimos y obedecemos aquello que adoramos. Eso determinar� nuestro car�cter y nuestra conducta, nuestras actitudes y nuestras acciones.

No es de extra�ar que Jes�s dijera: "Poned el reino de Dios como lo primero de vuestra vida", porque cuando lo hacemos, todo lo dem�s caer� en su debido lugar (lea Mateo 6:33).

Dios permiti� que el hombre ejerciera su libre albedr�o, en el asunto de la adoraci�n, al colocar dos �rboles especiales en el Jard�n del Ed�n. Uno era llamado el "�rbol de la vida". Oculto dentro del misterio de aquel �rbol estaba el Autor de la vida: el mismo Se�or Jesucristo.

El otro �rbol era el "�rbol de la muerte". Se le llam� el �rbol del conocimiento del bien y del mal. Al hombre se le advirti� que no comiera de aquel �rbol. No era �l quien deber�a establecer los patrones del bien y del mal, de lo bueno y de lo malo, para que su vida fuera de la sabidur�a de Dios.

"Hay un camino que parece recto a la mente del hombre, pero s�lo termina en la muerte" (Pr 14:12).

Oculto en el misterio de aquel �rbol estaba el autor de la muerte: el mismo Satan�s.

B. SATAN�S: MAL EN SU CORAZ�N
Satan�s, en la forma de una serpiente llena de gracia, aparece ahora en escena. Es sabio en los caminos del mal y hay un prop�sito maligno en su coraz�n. �De d�nde vino? �Por qu� estaba all�? �Qu� pretend�a hacer? Volv�monos a las Escrituras en busca de nuestras respuestas.
La Biblia utiliza a veces situaciones y personas terrenales para ense�arnos lecciones sobre las cosas celestiales y espirituales.

1. Trabaja A Trav�s Del Hombre
El Profeta Ezequiel nos habla acerca de un cierto Rey de Tiro que era muy inicuo. El control de Satan�s sobre tal rey era tan completo, que el relato revela un sorprendente cuadro del mismo Satan�s.

"Eras muy perfecto en tu sabidur�a y belleza. Estabas en el Ed�n, el jard�n de Dios. Tu vestido estaba cubierto con piedras preciosas… todo dispuesto en finos adornos del oro m�s puro. Se te dieron el d�a que fuiste creado. Te escog� para que fueras el querub�n guardi�n y ungido. Ten�as derecho a subir a la santa monta�a de Dios. Caminabas en medio de piedras de fuego.

Eras perfecto en todo lo que hac�as desde que fuiste creado. S�, eras perfecto hasta el d�a en que se hall� el mal en ti. Tu gran riqueza te llen� de poder malo y pecaste… Tu coraz�n estaba lleno de orgullo a causa de tu belleza. Utilizaste tu sabidur�a de manera equivocada para tus propios prop�sitos arrogantes. Por lo tanto, te expuls� y te lanc� a la tierra" (Ez 28:12-19).

La misma clase de cuadro es demostrado por el Profeta Isa�as. Con palabras poderosas, revela el mal car�cter del inicuo Rey de Babilonia. De nuevo, el profeta nos muestra el cuadro perverso de Satan�s cuando obra en un hombre.

"�C�mo has ca�do del cielo, oh Lucifer, hijo de la ma�ana! Has sido cortado y echado a la tierra - aunque eras poderoso contra las naciones del mundo.

Porque te dijiste a ti mismo: ‘Me alzar� hasta el cielo y regir� a los �ngeles. Me apoderar� del trono m�s alto. Gobernar� desde la cima de la santa monta�a de Dios. Escalar� hasta los cielos m�s altos y ser� como el Alt�simo.' Pero en vez de eso, fuiste lanzado al pozo m�s bajo del infierno" (Is 14:12-15).

Cinco veces se opone Satan�s a la "voluntad de Dios" a trav�s de "su propia voluntad". (Es digno de menci�n que el Cuerpo de Cristo sufri� cinco heridas en la cruz, el poder de la rebeli�n y de la voluntad propia de Satan�s fue totalmente destruido.)

2. Creado Con Voluntad Libre
Parecer�a que Satan�s y todos los dem�s seres angelicales, fueron creados con una voluntad libre para amar, honrar, adorar y servir a Dios. Como hemos dicho, crear seres con libertad de elecci�n implica un gran riesgo. Existe el peligro de la rebeli�n. Tales seres tienen el derecho de hacer elecciones equivocadas.

Los resultados de esas elecciones equivocadas pueden ser tr�gicos. Rechazar el amor, la verdad y la bondad de Dios, es cosechar los resultados del odio, la mentira y la maldad. Rechazar una cosa significa elegir la otra. Es igual que cuando arrojamos una moneda al aire, caer� de un lado o de otro. Desgraciadamente, Satan�s hizo la elecci�n equivocada.

S�, las Escrituras en Ezequiel e Isa�as parecen mostrar que Satan�s hab�a sido creado por Dios para un prop�sito alto y noble. Era perfecto en su belleza y sabidur�a. Se le hab�a dado gran poder y autoridad.

El relato de Ezequiel nos da a entender que Satan�s era el director del coro en el cielo. �l pose�a cualidades musicales para dirigir las alabanzas a Dios.

Parece que Satan�s gobernaba las huestes celestiales.

Los querubines (plural de querub�n) en el libro de Apocalipsis est�n relacionados con la adoraci�n celestial. Es posible que Satan�s en alg�n momento no s�lo gobernara las huestes del cielo, sino que tambi�n las guiara a la hora de adorar a Dios. Su deber y responsabilidad era guardar la voluntad y palabras santas de Dios, adem�s de honrarle en todas las formas. Parece que era el "supervisor" de las huestes celestiales.

3. Cegado Por El Orgullo
Debido a su belleza y posici�n, el orgullo entr� en el coraz�n de Satan�s. Pablo lo utiliza como ejemplo cuando advierte a los "supervisores" de la Iglesia Primitiva sobre el orgullo.

"Un supervisor debe ser sin mancha en todas las �reas de su vida… no debe ser un nuevo creyente, porque podr�a cegarse por el orgullo y caer bajo juicio como sucedi� con el diablo" (1 Ti 3:2,6).

El orgullo y el deseo de poder se convirtieron en la causa de su ca�da. Encontr� mas placer en su propia belleza que en la gloria de Dios. Se ensalz� a sus propios ojos, y busc� el honor y el poder que s�lo pertenecen a Dios.

Satan�s deseaba la adoraci�n del cielo y la autoridad del trono de Dios. Y estuvo dispuesto a rebelarse contra el Dios Alt�simo a fin de conseguirlas. Desgraciadamente, un gran n�mero de miembros del ej�rcito celestial se unieron a Satan�s en su rebeli�n ( lea 2 P 2:4; Judas 6).

Uno se pregunta el porqu� Satan�s y su ejercito pensaron que podr�an tener �xito en su rebeli�n contra Dios. Las Escrituras incluso dicen que estaba "lleno de sabidur�a".

Hemos visto que hay una "ceguera" en el orgullo. Cuando centramos todo en nosotros mismos, es dif�cil "ver" mas all� de nosotros mismos. El enga�o es creer que algo est� bien cuando est� mal, que es bueno cuando es malo.

Con el orgullo viene el enga�o. Satan�s estaba verdaderamente enga�ado. Era demasiado astuto como para intentar algo que se encontraba claramente condenado al fracaso. Pens� que realmente iba a ganar.

4. Duda Y Desobediencia
Nadie hab�a desobedecido antes a Dios. Su poder y autoridad nunca hab�an sido puestas a prueba. Los resultados de la rebeli�n nunca hab�an sido vistos. La muerte era desconocida. Adem�s, esta era la primera vez en que los poderes del mal y del bien entraban en conflicto los unos con los otros. La batalla de los siglos estaba a punto de comenzar.

A diferencia de Dios, Satan�s no era "omnisciente": conocedor de todo. Como ser creado, todo lo que ten�a que seguir era la palabra de Dios. Con el orgullo viene el enga�o, y con el enga�o la duda. Satan�s empez� a dudar de la Palabra de Dios, y como resultado decidi� desobedecerla.

Los eslabones de la cadena del mal se pueden ver ahora claramente: ORGULLO, ENGA�O, DUDA, DESOBEDIENCIA. El �ltimo eslab�n era desconocido e imprevisto, era el eslab�n de la "MUERTE". "…y el pecado, siendo cumplido, engendra muerte" (Stg. 1:15).

5. Dios Sab�a Todo
Una visi�n panor�mica de las Escrituras, parece mostrar que Dios eligi� realizar Su prop�sito en la creaci�n a trav�s de las criaturas de libre voluntad. Los �ngeles y posteriormente los hombres, fueron creados con libertad para elegir.

Como hemos dicho antes, esto implicaba un gran riesgo. Exist�a el peligro de hacer elecciones equivocadas y de que a �stas siguieran consecuencias malas. Dios previ� esa posibilidad pero descans� en Su conocimiento de que al final:

a. EL BIEN vencer�a al MAL

b. EL AMOR vencer�a al ODIO

c. LA LUZ vencer�a a la OSCURIDAD

d. LA VERDAD vencer�a a la MENTIRA

e. LO JUSTO vencer�a a lo INJUSTO

Adem�s, estas cualidades nobles del car�cter de Dios, se expresar�an a trav�s de los que eligieran amarlo, honrarlo y obedecerlo.

En el cielo todo esto se realizar�a a trav�s de los �ngeles que eligieran permanecer leales a su Creador.
En la tierra se realizar�a a trav�s de una familia real de hijos e hijas amados.

El "Primog�nito" de esa familia, ser�a el Se�or Jes�s mismo.

6. Expulsados Del Cielo
Es posible que Satan�s estuviera celoso del amor, el honor y la adoraci�n que era dada a Dios por el ej�rcito celestial. La rebeli�n de Satan�s fue un intento para apoderarse del lugar de Dios y recibir la adoraci�n que le pertenec�a a �l.

�Recuerda c�mo el diablo le ofreci� a Jes�s los reinos de este mundo en un intento por conseguir que Jes�s le adorara en el desierto? (vea Lucas 4:5-8). Este incidente nos muestra que el diablo deseaba la adoraci�n que solo le pertenece a Dios.

Al oponerse a Dios, Satan�s traz� las l�neas de batalla para el conflicto secular entre el bien y el mal.

Como sabemos por las Escrituras ya citadas, Satan�s no logr� obtener la victoria en el cielo. �l y su ej�rcito de �ngeles fueron expulsados. Lo que perdieron en el cielo, sin embargo, m�s tarde intentaron ganarlo en la tierra en el jard�n del Ed�n.

7. Eva Es Enga�ada
Dios cre� al primer hombre y a la primera mujer, y les dijo que dominaran la tierra, y la llenaran con una familia de hijos amorosos que Le fueran leales.

Por lo tanto, a esta tierra y a esta familia viene ahora Satan�s. La batalla que empez� en el cielo, ahora contin�a en la nueva creaci�n de Dios. Satan�s intenta arrebatar la herencia espiritual a la primera familia terrenal, tent�ndola para que cometa el mismo pecado que produjo su ca�da de las alturas celestiales: El orgullo y la rebeli�n.

Viene a ellos en la forma de una serpiente sabia y hermosa. No puede vencerlos porque han recibido autoridad sobre todas las criaturas de la tierra.

S�lo tiene una manera de alcanzarlos con su mal prop�sito: El enga�o. Podemos ver por qu� Jes�s se refiri� a Satan�s de la siguiente manera: "…el diablo… homicida ha sido desde el principio, y no permaneci� en el la verdad, porque no hay verdad en �l… porque es mentiroso" (Jn 8:44).

El Ap�stol Pablo se refiere a este enga�o en su segunda carta a la iglesia de Corinto. Escuche sus palabras de advertencia:

"Temo por vosotros. Temo que vuestras mentes sean apartadas de vuestro amor y lealtad puros hacia Cristo. Esto es lo que le sucedi� a Eva cuando fue enga�ada por el diablo: la serpiente astuta y seductora" (2 Co 11:3).

Si, Satan�s utiliz� el "�rbol del conocimiento" (la mente del hombre) como su forma de alcanzar sus vidas. Recuerde que Dios les hab�a dicho que no comieran de ese �nico �rbol. Escuchemos otra vez Sus palabras de advertencia:

"Pod�is comer libremente de cualquiera de los �rboles del jard�n. Sin embargo, no deb�is comer del �rbol del conocimiento del bien y del mal. El d�a que com�is de �l, morir�is con seguridad" (Gn 2:16,17).

a. La Cadena Mala De Satan�s. Satan�s empieza ahora a formar su cadena de maldad: Orgullo, Enga�o, Duda, Desobediencia, Muerte. Estudiemos cada eslab�n de la cadena tal como se encuentra en el mismo registro:

La Cadena Del Mal de Satan�s

"La serpiente era la m�s astuta de todos los animales del campo que Jehov� Dios hab�a creado. Le dijo a la mujer: �Conque Dios os dijo que no deb�is comer de ning�n �rbol del jard�n?

Y la mujer dijo a la serpiente: ‘Dios dijo que pod�amos comer de cualquiera de los �rboles del jard�n excepto del �rbol [del conocimiento del bien y del mal] que est� en medio del jard�n. Se nos dijo que no lo toc�ramos o morir�amos con seguridad.'

‘Con seguridad no morir�is,' dijo la serpiente a la mujer. Dios sabe que cuando com�is de �l, vuestros ojos ser�n abiertos. Entonces ser�is como Dios conociendo la diferencia entre el bien y el mal.'

Entonces la mujer vio que el fruto del �rbol era bueno para comer, y resultaba placentero a la vista. Era algo deseable porque le hac�a a uno sabio. De modo que tom� uno de los frutos y se lo comi�. Tambi�n le dio a su esposo, quien lo comi� as� como ella" (Gn 3:1-6).

Satan�s les dijo que el fruto del �rbol del conocimiento del bien y del mal no era algo que debiera temerse, sino que en verdad hab�a que desearlo. En lugar de morir como Dios hab�a dicho, realmente empezar�an a vivir. De hecho, llegar�an a ser como Dios, y pod�an decidir lo que era bueno y malo, correcto o equivocado, por s� mismos. No necesitaban que Dios dirigiera sus vidas. Podr�an conocerse a s� mismos, ser ellos mismos y llegar a ser lo mejor; y todo por s� mismos. Luego, el reino, el poder y la gloria ser�an suyos solamente. Si Dios realmente los hubiera amado, se los habr�a dicho.

Es f�cil ver c�mo Satan�s primero sembr� las semillas del orgullo y del deseo ego�sta. Despu�s, los enga�� haci�ndoles dudar de Dios. Les llev� a dudar de Su Palabra, de Su Amor y de Su Poder y Autoridad. Su duda les llev� a la desobediencia, y �sta, los condujo a la muerte.

C. HOMBRE: DESOBEDECI� Y PERDI� TODO
Al intentar hallar su vida separado de Dios, el hombre perdi� todo. Desgraciadamente, la mentira funcion� tanto en la tierra como en el cielo. Al creer las mentiras de Satan�s, la mujer desobedeci� y cay� bajo el juicio que Dios hab�a prometido. Aunque Ad�n no fue enga�ado, �l tambi�n escogi� pecar, y por ello, se someti� al gobierno de Satan�s.

Sin la imagen de Dios (justicia, acci�n correcta) el dominio fue perdido "…Vara de equidad la vara de tu reino" (He 1:8).

Satan�s se apresur� a tomar el cetro, el cayado real del reino, en su propia mano. La autoridad que hab�a sido dada al hombre, ahora fue tomada por Satan�s. El hombre se encontr� bajo la autoridad del reino de la oscuridad y la muerte.

Tal parec�a como si hubiera comenzado una tragedia sin fin. El hombre perdi� muchas cosas importantes como resultado de su pecado y desobediencia:

1. Perdi� su relaci�n como hijo amado.

2. Perdi� su cobertura divina y la autoridad dada por Dios.

3. Perdi� la belleza de la imagen de Dios en su vida.

4. Perdi� su destino en el prop�sito divino de Dios.

5. Perdi� su propia vida: esp�ritu, alma y cuerpo.

Al parecer, el plan divino de Dios hab�a sido arruinado antes de empezar siquiera. �C�mo debe haberse regocijado Satan�s en esta derrota del santo prop�sito de Dios! Satan�s crey� que la batalla perdida en el cielo hab�a sido ganada en la tierra.

Ahora era el pr�ncipe de este mundo. Mientras gobernara la tierra, la gloria y el poder del Hijo de Dios, nunca reinar�an en los corazones de los hombres.

Sin embargo, hab�a un aspecto del car�cter de Dios del que Satan�s no sab�a nada en absoluto. Era Su Gracia. Satan�s no conoc�a la fuerza del amor de Dios, lo lejos que ser�a capaz de llegar para que el hombre pudiera ser salvado y restaurado.

Estamos estudiando cuidadosamente el gran plan de salvaci�n de Dios, ya que en �l, est� la esperanza de la restauraci�n del hombre, la recuperaci�n de sus p�rdidas.


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