Cap�tulo 8
La Direcci�n De Un Servicio De Adoraci�n

A. LAS FUNCIONES M�S IMPORTANTES DE UNA IGLESIA
La adoraci�n congregacional es un elemento extremadamente importante de la Iglesia del Nuevo Testamento. El llamamiento principal que se hace a los cristianos del Nuevo Testamento es la adoraci�n a Dios. Las funciones m�s importantes de la Iglesia son, en orden de prioridad, las siguientes:

1. Adoraci�n a Dios

2. Ministrar al Cuerpo: La edificaci�n de los santos

3. Ministrar al Mundo: Evangelismo

Cada iglesia debe ser una comunidad de adoradores. En el desarrollo de la adoraci�n como cuerpo, mucho depende del que dirige el servicio.

B. CUALIDADES O CARACTER�STICAS DE LOS L�DERES DE LA ADORACI�N
1. Dirigir La Adoraci�n Es Un Ministerio Especial

No todos tienen el don para desarrollar este ministerio. A menudo el pastor no tiene esa habilidad particular. En ese caso, deber� buscar a alguno de la congregaci�n que posea tal habilidad, y estar dispuesto a que tal persona se encargue de la direcci�n de esa �rea particular.

2. El L�der Debe Ser Un Adorador
Es esencial que aquella persona que es llamada a dirigir a otros en la adoraci�n, sea h�bil e id�nea en la adoraci�n a Dios.

Es imposible dirigir a otros en algo a menos que el que dirige haya aprendido los requisitos y destrezas de la adoraci�n. Tal persona, deber� estar libre en su propio esp�ritu, y estar capacitado para alabar y adorar con espontaneidad a Dios en su vida personal.

3. Madurez Espiritual
El l�der de la adoraci�n debe ser un cristiano con madurez y experiencia en las cosas del Esp�ritu. Su desarrollo espiritual debe ser igual (y preferiblemente superior) al de la congregaci�n que trata de dirigir.

Tal madurez confiere confianza al l�der, y produce un sentido de seguridad en la congregaci�n. Deber� estar capacitado para controlar su propio esp�ritu, de manera que sus pensamientos, sentimientos y emociones personales no interfieran en el servicio.

Tiene que ser adem�s un hombre de fe, no s�lo con la destreza para discernir la direcci�n del Esp�ritu Santo, sino con fe para percibir lo que �l quiera comunicarle a los santos congregados. Deber� ser un exhortador, quien pueda motivar y animar a los creyentes.

4.Sensibilidad Espiritual
El l�der ideal habr� desarrollado un o�do sensible a fin de escuchar la voz del Esp�ritu Santo. El Esp�ritu mismo dirigir� el culto si su director se mueve seg�n Sus impulsos.

Los servicios o cultos de adoraci�n deber�n ser dirigidos bajo la unci�n del poder de Dios. No obstante, �l siempre usar� los canales humanos. Por lo tanto, el l�der debe poseer una conciencia o percepci�n espiritual profunda.

Esta misma virtud ser� transmitida tambi�n a la congregaci�n. Empezar�n a desarrollar la capacidad para percibir los impulsos del Esp�ritu, y a dejarse llevar por ellos, queda y confiadamente.

5. Humildad Genuina
Un buen l�der siempre procurar� "esconderse detr�s de la cruz".

Nada arruinar� la atm�sfera espiritual de un servicio m�s r�pidamente, que un l�der ego�sta quien se proyecta a s� mismo constantemente en el servicio.
El Esp�ritu Santo se complace en glorificar a Cristo, y est� totalmente indispuesto a tornar el enfoque de su luz hacia alg�n otro ser humano.

Ninguna carne deber� gloriarse ante la presencia de Dios. En lugar de atraer la atenci�n de la congregaci�n hacia s�, el l�der siempre deber� buscar dirigir la atenci�n de la congregaci�n hacia Cristo.

6. Preparaci�n En Oraci�n
Antes del servicio, el l�der siempre debe emplear alg�n tiempo privadamente en oraci�n. El tema de un servicio puede ser discernido previamente de esa manera.

El esp�ritu del l�der puede ser sintonizado con el Esp�ritu de Dios, y de esa manera, el servicio puede moverse directamente hacia los prop�sitos de Dios, desde el primer canto u oraci�n que se haga.

No deber� haber cosas tales como "preliminares" en un culto de adoraci�n. El servicio en su totalidad, desde el principio, es dedicado a la alabanza y gloria de Dios.

Demasiados predicadores consideran todo lo previo a sus sermones como preliminares: esto es necesario, pero sin importancia.

La verdad es que lo que precede al serm�n es usualmente mucho m�s importante, ya que, el serm�n es dirigido a la gente, pero nuestra adoraci�n es dirigida a Dios.

7. Confiera Suficiente Tiempo A La Adoraci�n
La manera en que muchos "cultos de adoraci�n" son acelerados, es un insulto a la majestad de Dios. Necesitamos reconocer la importancia de la adoraci�n congregacional y darle el tiempo necesario.

El tiempo de adoraci�n, no deber� ser desperdiciado en charlas innecesarias de parte del que dirige. Su verdadero cometido, es sintonizar a la congregaci�n con el Esp�ritu de Dios tan pronto como pueda y lo m�s dulce que pueda. Las pl�ticas y comentarios innecesarios pueden distraer a la congregaci�n de tan importante prop�sito. Las personas vienen a adorar a Dios, y desean entregarse a �l en alabanzas y adoraci�n. Es lamentable cuando ellas son atrasadas e impedidas, por la misma persona que ha sido nombrada para dirigirlas en adoraci�n.

8. Sea Receptivo Al Esp�ritu Santo
Se requiere una fe real a fin de dirigir un servicio hacia la adoraci�n genuina, pues tal adoraci�n no puede ser prescrita o programada de antemano. Muchos l�deres piensan que tienen que tener un programa concreto. Quieren saber exactamente lo que va a suceder en un culto dado y cu�ndo va a tomar lugar. La adoraci�n espiritual demanda m�s flexibilidad que eso.

Una vez que el servicio comienza, procure mantenerse al corriente de la manera en que el Esp�ritu desea dirigirlo. Est� preparado para seguir su direcci�n paso a paso. Le instruir� en qu� tiempo la adoraci�n deber� de tomar lugar.

No todos los servicios ser�n iguales. Dios es un Dios de variedad. �l no tiene que hacer siempre lo mismo en cada servicio. �l tiene un prop�sito especial para cada servicio.

El l�der debe aprender a discernir cu�l es el prop�sito y seguir su ritmo en armon�a, a medida que el Esp�ritu se lo vaya mostrando paso a paso. Dios puede, incluso, cambiar el orden y direcci�n del culto a medida que va evolucionando. Una persona que sepa dirigir bien, podr� discernir hasta los cantos concretos que deben usarse para adorar, cu�ntas veces se habr�n de cantar y con qu� clase de �nfasis.

En ocasiones el servicio ser� iluminado y saturado de gozo. En otras ocasiones, el Esp�ritu puede conducirnos de una manera m�s tranquila, y aun hacia per�odos de silencio que pueden ser extremadamente intensos y significativos.

9. Est� Consciente De Todo Lo Que Est� Pasando
El l�der deber� evitar cerrar sus ojos y "perderse en la adoraci�n". Es maravillosamente posible estar completamente envuelto en la adoraci�n y, al mismo tiempo, estar conscientes de la manera en que la congregaci�n se desenvuelve.
El l�der debe de ser sensible al Esp�ritu, y al mismo tiempo, ejercer un control amable, pero definido del servicio.

C. ALGUNAS PAUTAS SIMPLES PARA DIRIGIR LA ADORACI�N
1. Comience Exactamente Donde Est� La Congregaci�n

Procure hacer contacto inmediato con la congregaci�n, precisamente en donde est�. Establezca pac�ficamente su liderato con ellos. Ay�delos a reconocer que Dios le ha ordenado que dirija ese servicio y que, si ellos cooperan y le siguen, ser�n conducidos directamente al Lugar Sant�simo, donde recibir�n una experiencia gloriosa en la adoraci�n.

2. La Direcci�n De Los Cantos No Es Necesariamente Dirigir La Adoraci�n
Hay muy buenos directores de cantos pero no tienen la habilidad para dirigir a la congregaci�n en la adoraci�n. El l�der de adoraci�n, sin embargo, tiene que tener la capacidad para dirigir los cantos, y de ah� adentrarse hacia una adoraci�n m�s intensa y ferviente.

La mayor�a de las veces un culto de adoraci�n empieza con c�nticos. Los cantos de himnos apropiados que alaben a Dios y magnifiquen Su grandeza, poder y esplendor, ayudar�n a desprender las mentes de los miembros de la congregaci�n fuera de s� mismos y de sus problemas, y a concentrarlas en el Se�or. Los cantos de alabanzas y acci�n de gracias, son los m�s apropiados e id�neos.

Los cantos de toda la congregaci�n o comunidad, tambi�n son maneras excelentes de llevar a los creyentes a la unidad. Cuando sus voces se unan, tambi�n lo har�n sus mentes y esp�ritus. Una vez lograda la unidad, la congregaci�n puede ser guiada hacia esferas m�s sublimes en la adoraci�n. Comenzamos con alabanzas, y luego, nos movemos a la esfera de la adoraci�n.

3. Deje Que El Esp�ritu Santo Le Dirija
Esto puede acontecer de muchas maneras. Puede surgir el primer himno que se cante, el cual, puede fijar el tema para todo el servicio. Muchas veces el Esp�ritu Santo dirigir� de un canto hacia otro, todo siguiendo el mismo tema del culto.

Si hay personas presentes con Dones del Esp�ritu, podr�an ser usadas por el poder de Dios para indicar el curso que el servicio deba seguir. Esto puede ser comunicado a trav�s de una profec�a o alguna forma de revelaci�n.

A veces, la mente del Esp�ritu se impone sobre el servicio de una manera apacible y sin dramatismo. S�lo despu�s del servicio, cuando se mira hacia atr�s, es que nos damos cuenta de la manera tan hermosa en que el Esp�ritu de Dios dirigi� el culto. Se comprende, adem�s, la unidad y armon�a que prevalecieron en el transcurso del mismo.

4. Evite Las Intromisiones Y Corrientes Contrarias
Aqu� es donde la madurez espiritual del l�der es tan necesaria. Debe estar capacitado para discernir o captar la intromisi�n de un �nfasis nuevo, contrario al Esp�ritu de Dios. Es vital que est� espiritualmente alerta para reconocer una situaci�n de tal naturaleza.

Un servicio puede ser sutilmente llevado hacia otra direcci�n, si el l�der no tiene cuidado. Una vez que el Esp�ritu fija el curso y la direcci�n, sea sensible a cualquier intromisi�n que pueda cambiar tal �nfasis. Podr�a aparentar no ser muy nociva. Puede venir en forma de un coro agradable y bastante espiritual en su contenido b�blico. Sin embargo, puede cambiar totalmente la direcci�n en la cual Dios busca dirigir a Su pueblo. El l�der debe ser amoroso y a la vez firme en mantener la adoraci�n sobre el blanco.

Existen muchas maneras en las que puede volver a traer el culto a su curso. Podr�a decir: "Hermanos, sigamos la direcci�n que el Esp�ritu nos indica, y evitar desviarnos de ella". Podr�a comenzar otro coro que renueve el tema original del Esp�ritu. Adem�s, puede que venga una palabra adicional de profec�a, la cual, dirija la atenci�n una vez m�s hacia el tema original.

Esto requiere intrepidez de parte del l�der. Deber� ejercer discreci�n y tacto, pero no deber� comprometer el prop�sito de Dios en tal ocasi�n. A menudo esto requiere gran sabidur�a y gracia. El Esp�ritu Santo suplir� estas virtudes si ponemos toda nuestra confianza en �l.

5. Reconociendo La Transici�n Y Los Cambios
El Esp�ritu puede dirigir un servicio en cualquier direcci�n que lo crea conveniente. Con frecuencia esto significa que puede ocurrir un cambio en el �nfasis durante el curso del culto. De hecho, esto puede ocurrir varias veces. Estos per�odos de transici�n son muy importantes. El l�der debe anticiparse a la congregaci�n en cuanto a lo que el Esp�ritu desea realizar. Deber� ofrecer un liderazgo firme y claro durante esos per�odos de transici�n, a fin de que el culto no vaya a desencaminarse. Si se permite que un momento de indecisi�n evolucione, alguien puede ser tentado a introducir su propio m�todo de direcci�n, contrario al ya establecido por el Esp�ritu. El l�der siempre deber� recordar que Dios le ha nombrado y ungido para dirigir la congregaci�n, por lo tanto, es responsable de ejecutar tal labor.

No rija el servicio con mano fuerte, ni trate de imponer su voluntad sobre la audiencia (congregaci�n). Mantenga una actitud firme, pero amable, sobre la direcci�n y progreso de la adoraci�n.

6. Mantenga El Prop�sito En Mente
Nunca pierda de vista el objetivo y meta de la adoraci�n, que es principalmente alabar y glorificar a Dios; segundo, edificar y bendecir a la congregaci�n. Nunca deje que la congregaci�n degenere en algo menor que los objetivos trazados.

7. "Haz Que Seamos Una Sinfon�a"
Uno de los muchos coros agradables que el Esp�ritu ha introducido en nuestra �poca dice: "Se�or, haz que seamos una sinfon�a de adoraci�n para ti". La palagra griega synphoneo, la cual, traducimos al espa�ol como "sinforn�a", significa "estar de acuerdo mutuo".

Jes�s dijo: "Si dos de vosotros estuvieren de acuerdo [synphoneo] sobre la tierra... pidieres... y os ser� hecho".

Este vocablo, synphoneo, significa "producir una sinfon�a de sonidos". Un servicio de adoraci�n debe ser como una sinfon�a. Todos los detalles deber�n corresponder armoniosamente. Todas las voces deben armonizar, al igual que los instrumentos y todas las partes del servicio.

Este es uno de los prop�sitos b�sicos que Dios procura alcanzar a trav�s de nuestra adoraci�n como cuerpo: que armonicemos o correspondamos todos unidos en una armon�a gloriosa. Al hacer tal cosa, �l introduce y anima la unidad en sus niveles m�s intensos en nuestro ser.

Un famoso sacerdote dijo: "La familia que ora unida, permanece unida". Y nosotros podr�amos repetir: "La congregaci�n que aprende a adorar unida, permanecer� unida".

8. Anime A La Participaci�n
Es una realidad que la mayor�a de las congregaciones de hoy son meras espectadoras m�s bien que participadoras. A menudo vemos a los ministros realizando todo y la congregaci�n s�lo escuchando y prestando atenci�n.

El Nuevo Testamento anima la participaci�n de cada miembro. No obstante, es necesario exponer ense�anzas s�lidas sobre este tema primero. El pueblo de Dios debe ser instruido respecto a que �l quiere escuchar todas las voces unidas en adoraci�n.

Es vital ense�arle a la Iglesia c�mo participar y, luego, darle la oportunidad para que participen. Anime verbalmente a su congregaci�n a envolverse en este aspecto. Estimule a la congregaci�n a levantar sus voces en alabanzas. Procure hallar oportunidades para que ellos expresen sus loores (alabanzas).

9. Cerci�rese De Que Todo Sea Hecho Decentemente Y En Orden
Muchas iglesias usan la escritura de 1 Corintios 14:40 como una excusa para no permitir que la congregaci�n participe. Los pastores est�n tan preocupados de mantener la "decencia y el orden", que no permiten que la congregaci�n haga algo.

No obstante, esto es contrario a lo que dice la Biblia, la cual no dice "No permite que se haga nada por amor a la decencia y al orden". Por el contrario, dice: "Pero h�gase TODO decentemente y con orden" (1 Co 14:40). Permita la participaci�n; deje que se articulen profec�as, revelaciones, cantos de salmos, himnos y coros espirituales.
Sin embargo, deje que todo sea hecho de tal manera que no reine la confusi�n, ya que, Dios no es autor de tal cosa (1 Co 14:33).

10. Procure Sobresalir
Nuestra meta, a medida que aprendemos a alabar y adorar a Dios, deber� ser el tratar de sobresalir en estas cosas. Debemos apuntar nuestra mira hacia el progreso en �reas tan vitales.

Tal excelencia no tiene nada que ver con la excelencia humana. No tiene relaci�n alguna con el desarrollo del talento y destreza del hombre. Para ello, no se ha de emplear la clase profesional, con su correcci�n y precisi�n.

Sin embargo, s� se utilizar� la dedicaci�n total de las vidas espirituales. Esto incluir� la intensificaci�n de la sensibilidad espiritual, el crecimiento de la conciencia espiritual y de la habilidad para hacer una decisi�n espiritual ante los impulsos del Esp�ritu de Dios. El objetivo �ptimo de nuestra adoraci�n, es magnificar y glorificar a Dios. Entre m�s efectivamente lo hagamos, m�s aceptable ser� nuestra alabanza y adoraci�n.


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