Unos cuantos cap�tulos m�s tarde, vemos que los israelitas tambi�n violaron la segunda condici�n: “guardad mi pacto”.

"Y volvi� Mois�s y descendi� del monte, trayendo en su mano las dos tablas del testimonio [del pacto]... Y aconteci� que cuando �l lleg� al campamento, y vio el becerro y las danzas, ardi� la ira de Mois�s, y arroj� las tablas de sus manos, y las quebr� al pie del monte" (Ex 32:15, 19).

Mois�s solamente hizo lo que los israelitas ya hab�an hecho con su pecado y desobediencia: hab�an quebrantado el pacto, no lo hab�an guardado. As� que, Mois�s arroj� las tablas donde el pacto hab�a sido escrito y las rompi�. "...el pacto que hice con sus padres el d�a que tom� su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto..." (Jer 31:32).

3. El Sacerdocio Lev�tico
La promesa hecha a Israel en Sina� de que ser�an un “reino de sacerdotes”, no se refiere al sacerdocio lev�tico. Los levitas vinieron a ser sacerdotes como resultado del fracaso y desobediencia descrita anteriormente.

La primera condici�n: “obedeced mi voz”, fue quebrantada. ¿C�mo podr�a Dios cumplir Su promesa de hacer de ellos “un reino de sacerdotes”, cuando ellos ni siquiera estaban dispuestos a escuchar Su voz?

El prop�sito de Dios fue frustrado cuando los israelitas quebrantaron el pacto. En ese d�a, Dios decret� un juicio: "Se puso Mois�s a la puerta del campamento, y dijo: ¿Qui�n est� por Jehov�? J�ntese conmigo. Y se juntaron con �l todos los hijos de Lev�. Y �l les dijo: As� ha dicho Jehov�, el Dios de Israel: Poned cada uno su espada sobre su muslo; pasad y volved de puerta a puerta por el campamento, y matad cada uno a su hermano, y a su amigo, y a su pariente" (Ex 32:27).

Solamente hab�a una tribu que ten�a armas a la disposici�n, la tribu de Lev�, ¿Qu� hab�a pasado con las dem�s tribus? El registro demuestra que: “Aar�n los hab�a desnudado en presencia de sus enemigos”.

Al leer esto, uno pensar�a que ellos estaban corriendo por los alrededores desnudos. Pero eso no es lo que significa la palabra hebrea. Significa que estaban militarmente expuestos (desnudos) en presencia de sus enemigos.

Hab�an puesto sus armas a un lado cuando sab�an que estaban rodeados de enemigos.

Los hijos de Israel hab�an despojado a Egipto de casi todo el oro y la plata. Ten�an millones de millones de d�lares en metales preciosos seg�n el valor actual.

Aqu� estaban ellos, los herederos de la tesorer�a del mundo antiguo, y se hab�an despojado de las armas. No estaban protegiendo la herencia, y estaban desnudos militarmente hablando. ¡Qu� tonter�a!

Los levitas fueron la �nica tribu fiel. Estando armados, salieron y mataron como tres mil hombres entre los desarmados ese d�a. Dios escogi� a los sacerdotes levitas porque ellos hab�an conservado sus armaduras consigo. Ellos eran los defensores de la naci�n y la herencia. El resto hab�a comprometido la seguridad y bienestar de la naci�n.

"Y los hijos de Lev� lo hicieron conforme al dicho de Mois�s; y cayeron del pueblo en aquel d�a como tres mil hombres. Entonces Mois�s dijo: Hoy os hab�is [los Levitas] consagrado a Jehov�... para que �l d� bendici�n hoy sobre vosotros" (Ex 32:26-29). De esa manera fue que la tribu de Lev� vino a ser la tribu sacerdotal.

Sin embargo, el prop�sito de Dios para una naci�n sacerdotal fue retrasado por otros quince siglos. La mayor�a del mundo, ahora, tendr�a que esperar muchas generaciones antes de conocer acerca del Dios �nico y verdadero.

A trav�s de la historia, los Zigurats continuar�an siendo construidos alrededor del mundo. La influencia de Nimrod aumentar�a y superar�a el conocimiento del Único Dios Verdadero. El mundo tendr�a que esperar, por m�s de un milenio, por un pueblo que “obedeciera la voz de Dios” y “guardara su pacto”.

4. Cumplimiento De La Promesa

"Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envi� a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibi�semos la adopci�n de hijos" (Ga 4:4, 5).

E. ¿POR QU� VINO JESÚS?
1. Jes�s Vino Para Darle La Última Oportunidad A Israel

Desde Abraham hasta Jesucristo transcurrieron 2 mil a�os: veinte siglos, en los cuales, Israel fracas� en apoderarse de las promesas que Dios le hizo a Abraham. Todas las naciones no estaban siendo bendecidas como Dios se lo hab�a propuesto.

Israel no estaba siendo luz para los gentiles como Dios hab�a deseado. "Yo JEHOV� te he llamado en justicia... por luz de las naciones... Dice... tambi�n te di por luz de las naciones, para que seas mi salvaci�n hasta lo postrero de la tierra" (Is 42:6; 49:6).

En lugar de ser la luz de Dios para los gentiles, se dijo de Israel: "...el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros..." (Ro 2:24). "Y santificar� mi grande nombre... el cual profanasteis vosotros en medio de ellas; y sabr�n las naciones [paganas] que yo soy JEHOV�..." (Ez 36:23).

Cuando Jes�s vino, �l llor� sobre Israel y su ciudad capital. "Y cuando lleg� cerca de la ciudad, al verla, llor� sobre ella, diciendo: ¡Oh, si tambi�n t� conocieses, a lo menos en este tu d�a, lo que es para tu paz!... Porque vendr�n d�as sobre ti, cuando tus enemigos te... derribar�n a tierra, y a tus hijos dentro de ti, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitaci�n" (Lc 19:41-44).

Cuando finalmente fue rechazado por los jud�os, Jes�s dijo: Por tanto os digo, que el reino de Dios ser� quitado de vosotros, y ser� dado a gente que produzca los frutos de �l" (Mt 21:43). ¿Qui�n fue esa naci�n a quien se le entreg� el Reino? Lo averiguaremos a medida que sigamos adelante.

Israel despreci� el d�a de su oportunidad por seguir tras el pecado. Perdi� la �ltima esperanza de ser la naci�n misionera de Dios: un reino de sacerdotes. La bendici�n pasar�a ahora a manos de otra naci�n, recibiendo la oportunidad de triunfar en lo que Israel hab�a fracasado.

2. Jes�s Vino Para Dar Fin A Los Templos Y A La Construcci�n De Templos
�l vino para quebrantar el poder del sistema religioso de Nimrod, el cual, se jactaba grandemente en la construcci�n de monumentos religiosos.

"Y a unos que hablaban de que el templo estaba adornado de hermosas piedras y ofrendas votivas, dijo: En cuanto a estas cosas que veis, d�as vendr�n en que no quedar� piedra sobre piedra, que no sea destruida" (Lc 21:5, 6).

"Jes�s, respondiendo, le dijo: ¿Ves estos grandes edificios? No quedar� piedra sobre piedra, que no sea derribada" (Mr 13:2).

Hab�a una buena raz�n del porqu� Jes�s ten�a que poner fin a los templos. "Jehov� dijo as�: El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies; ¿d�nde est� la casa que me habr�is de edificar...? (Is 66:1). "...el Alt�simo no habita en templos hechos de mano..." (Hch 7:48).

"El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en �l hay, siendo Se�or del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas" (Hch 17:24).

Dios quer�a vivir en los corazones de Su pueblo. Ese era Su plan.

"¿No sab�is que sois templo de Dios, y que el Esp�ritu de Dios mora en vosotros?" (1 Co 3:16).

"...Dios mora en nosotros, y su amor es perfeccionado en nosotros" (1 Jn 4:12).

"Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitar� y andar� entre ellos, y ser� su Dios, y ellos ser�n mi pueblo" (2 Co 6:16).

Pastor, ¿es usted como el rico insensato de la par�bola de Jes�s? "Y dijo: Esto har�: derribar� mis graneros, y los edificar� mayores..." (Lc 12:18).

Sea semejante a Jes�s y a los primeros ap�stoles, quienes enfatizaron firmemente EL MENSAJE, NO la MEZCLA (para fabricar edificios). El MENSAJE produce corazones preparados para proveerle un lugar de morada a Dios. La mezcla (Catedrales: Zigurats) infl� los egos de los que las edificaban.

3. Jes�s Vino Para Bendecir A TODAS Las Naciones
Jes�s vino para revivir la promesa y prop�sito antiguo de Dios, de que todas las naciones ser�an benditas si conoc�an a Dios.

Cuando �l se levant� de los muertos, dijo: "Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra", y "Por tanto, ID... y he aqu� yo estoy con vosotros todos los d�as, hasta el fin del mundo" (Mt 28:18-20).

¿Cu�l fue el significado de esto? Jes�s estaba renovando la comisi�n antigua que Dios le hab�a dado a No� y a sus hijos. Estaba reviviendo el llamado misionero que le hizo a Abraham y a su simiente. “Por tanto, Id”.

Bien, la Iglesia fue... pero �nicamente tan lejos como a Jerusal�n. Desde el tiempo de No� hasta el presente, es evidente que el problema principal del Se�or ha sido encontrar personas con una visi�n mundial. La mayor�a de nosotros los creyentes Pentecostales tenemos la actitud: “Yo, mi esposa, mis dos hijos: nosotros cuatro, no m�s, Hechos 2:4".

Antes de que la Iglesia primitiva pudiera implementar o poner en ejecuci�n la comisi�n de Jes�s de: "...id por todo el mundo, predicad este evangelio a toda criatura" (Mr 16:15), el Se�or tuvo que permitir la persecuci�n. Se necesit� de tal persecuci�n a fin de sacar a los disc�pulos de sus hogares c�modos y salir a obedecer el mandato. A pesar de eso, no fueron los predicadores (ap�stoles) quienes obedecieron.

"En aquel d�a hubo una gran persecuci�n contra la iglesia que estaba en Jerusal�n; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los ap�stoles" (Hch 8:1).

Fue un movimiento de “laicos” lo que quebrant� el privilegio exclusivo de la predicaci�n del evangelio que reca�a sobre los ap�stoles. "Pero los que fueron esparcidos [no los ap�stoles, sino los laicos] iban por todas partes anunciando el evangelio" (Hch 8:4).

4. Jes�s Vino Para Hacernos Una Naci�n De Sacerdotes
Los Ap�stoles jud�os no fueron m�s atentos a la comisi�n de Jes�s que nosotros hoy en d�a. Ellos se sentaron en Jerusal�n a disfrutar del avivamiento y bendiciones.

Hasta el cap�tulo ocho de Hechos, momento en que comienza la persecuci�n, no estaban haciendo nada con relaci�n al prop�sito mundial de Dios de llevar el evangelio por todo el mundo. Finalmente, los laicos respondieron cuando la persecuci�n los dispers�.

Pedro dijo: "Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, naci�n santa, pueblo adquirido por Dios..." (1 P 2:9). Exactamente lo que Dios le hab�a prometido a los hijos de Israel en �xodo 19, eso mismo llegamos a ser nosotros.

Dios no ha puesto condiciones, sino que simplemente ha dicho: “VOSOTROS SOIS real sacerdocio [reyes sacerdotes], naci�n santa”.

Todo esto no condicionado como sucedi� bajo el antiguo pacto, sino que fue incondicional.

"He aqu� vienen d�as, dice Jehov�, en los cuales har� nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Jud�. No como el pacto que hice con sus padres el d�a que tom� su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto... despu�s de aquellos d�as, dice Jehov�: Dar� mi ley en su mente, y la escribir� en su coraz�n..." (Jer 31:31-33).

Ahora, lo que en realidad Dios est� diciendo es: “Yo har�”: “Trat� de recibir la cooperaci�n voluntaria de mi naci�n israelita, pero ellos se rehusaron. Ahora voy a exigirles que lo hagan a pesar de las consecuencias”.

No hay t�rminos tales como el de “cl�rigo” o “laico” en la Biblia. Jes�s declara que somos “reyes y sacerdotes”: "Y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a �l sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Am�n" (Ap 1:6). "Y nos ha hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra" (Ap 5:10).

F. ¿QU� QUEBRANTAR� LA BARRERA BABILÓNICA?
Lo que quebrant� la barrera babil�nica fue el descenso de Dios Mismo del cielo, para confundir las lenguas de los que edificaban la torre de Babel.

"Por esto fue llamado el nombre de ella Babel, porque all� confundi� JEHOV� el lenguaje de toda la tierra, y desde all� los esparci� sobre la faz de toda la tierra" (Gn 11:6-9).

Eso fue lo que el D�a de Pentecost�s intent� lograr... esparcir a todos los que hablaron en nuevas lenguas por toda la tierra, para que predicaran el mensaje de Cristo. Fue para romper la barrera babil�nica.

No fue con la intenci�n de formar peque�os clubes de “bend�ceme” a m�, en lugar de salir a edificar y bendecir a otros. Fue para llenarnos de poder a fin de que sali�ramos por todo el mundo y ser m�rtires de Jesucristo (Hch 1:8). Fue el acto de confundir las lenguas lo que rompi� la barrera babil�nica.

1. Enfocando Sobre La Evangelizaci�n Mundial
Dios ten�a el prop�sito de que Pentecost�s fuera eso para Su Iglesia (Hch 2:4). El derramamiento del Esp�ritu Santo, deber� hacer que nosotros seamos internacionales y mundiales en nuestro pensamiento y mentalidad. Pentecost�s debe hacernos comprender que hay personas de otras naciones y lenguas que est�n esperando el evangelio.

Cada vez que usted habla en lenguas, deber� recordar el programa mundial de Dios para toda la gente de “...todo linaje y lengua y pueblo y naci�n”.

El Libro de Apocalipsis nos lleva al cielo y nos muestra el resultado de la �poca de la Iglesia. Reunidos alrededor del trono encontramos a una multitud que no se puede contar.

"Y cantaban un nuevo c�ntico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque t� fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y naci�n. Y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra" (Ap 5:9, 10).

S�, es la voluntad de Dios que esas gentes “de todo linaje y lengua y pueblo y naci�n” est�n en el cielo, es mejor que ore para que �l le ayude a realizar su parte en la difusi�n del evangelio a alguna de esas naciones, linajes o pueblos mencionados arriba.

Un enorme segmento de la poblaci�n del mundo todav�a espera el evangelio. Dos billones de los cinco billones de habitantes del mundo, todav�a esperan que la Iglesia obedezca el mandato de Cristo de IR y predicar: cooperar con el deseo de Dios de justificar a los paganos a trav�s de la fe en Jesucristo.

Hasta hace unos 200 a�os, la Iglesia estuvo totalmente atrapada bajo esa opresi�n babil�nica. La Edad del Oscurantismo hab�a tra�do la inmersi�n total del prop�sito divino bajo el sistema religioso de Nimrod. Fue llamado “cristianismo”, pero en realidad era uno “nimr�dico”. Fue un sistema pol�tico con l�deres religiosos encargados de dirigir el espect�culo.

2. Deje De Construir “Templos”
¿Qu� hizo la Iglesia en aquella �poca del Oscurantismo? �sta, hizo caso omiso del mandato de evangelizar al mundo y comenz� a edificar catedrales con hermosos y altos campanarios “...cuyas c�spides llegaban al cielo”. ¿De qu� esp�ritu cree usted que sali� eso?¿Acaso sali� fuera de la Gran Comisi�n? ¿Acaso sali� fuera del coraz�n amoroso de Jes�s “quien vino a buscar y a salvar lo que se hab�a perdido”? (Lc 19:10).

¡No! Sali� de la religi�n de Nimrod, la cual, esparci� sus tent�culos sobre la Iglesia y la maldijo. Produjo la disoluta venta de indulgencias para financiar la construcci�n de catedrales con campanarios cuyas c�spides llegaban hasta el cielo, no para la gloria de Dios (como pretend�an), sino m�s bien para la vanidad carnal del hombre.

No estoy en contra de que la Iglesia tenga facilidades para la ejecuci�n de su trabajo, pero s� estoy en contra de la construcci�n de edificios que no son esenciales, que son como la torre de Babel: para satisfacer el ego del hombre, lo cual, es una maldici�n pecaminosa sobre la Iglesia. Dios nunca orden� o comision� tal obra. No hay una palabra de autoridad que sostenga tal cosa desde G�nesis hasta Apocalipsis.

Con todo, ¿en qu� enfocamos nuestros recursos, tiempo y esfuerzos, la mayor�a de los l�deres occidentales de la Iglesia? Es mi entender que la preponderancia de los l�deres es id�ntica a la de Nimrod; “Hag�monos, Edifiqu�monos, por si fu�remos esparcidos sobre la faz de toda la tierra, y terminaramos yendo por todo el mundo con el evangelio”. (Tome eso como sarcasmo.)

Elevamos nuestros campanarios hacia las alturas, y competimos los unos con los otros por los m�s ostentosos edificios que puedan ser erigidos. Es el antiguo sistema de Nimrod levantando su fea cabeza: “Por si fu�remos esparcidos sobre la faz de toda la tierra y cumpli�ramos el prop�sito divino”. ¿No ser�a eso una tragedia si sucediera? (Esa pregunta es sarcasmo divino.)

Es un problema antiguo. No se desvanecer� con Ralph Mahoney predicando acerca del mismo una vez. Pero si usted es un l�der valiente y lleno de fe, se podr�a levantar y quebrantar esa barrera babil�nica. Puede comenzar a orar contra �sta, y atar esas potestades y poderes demoniacos antiguos que tienen una atadura mortal sobre las finanzas de la Iglesia y rehusan dejarla libre para la gran cosecha del mundo.

3. Volviendo A Dar Prioridad Al Uso De Las Finanzas
En los E.U.A., nosotros damos 3 centavos de cada $100 en nuestras iglesias (no 3 centavos de cada d�lar; pero 3 centavos de cada cien d�lares) para la obra misionera o evangelismo. Este es un comentario triste, de una Iglesia mundial que est� bajo la atadura de Babel.

El cuarenta por ciento del mundo todav�a no ha escuchado el evangelio. Nunca lo han escuchado y ni siquiera est�n dentro del alcance del evangelio en el presente. ¡Qu� crimen!

Han pasado casi dos mil a�os desde que Jes�s les dijo a Sus seguidores lo que �l quer�a espec�ficamente que hicieran. Han pasado cuatro mil a�os desde que Dios le dijo a Abraham respecto a Su deseo de un pueblo que fuera de bendici�n a todas las naciones; han pasado cinco mil a�os desde que Dios habl�, concerniente a Su plan mundial, a No� y a sus hijos, y el mundo sin evangelizar todav�a sigue esperando.

"Velad debidamente y no pequ�is; porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra lo digo" (1 Co 15:34).

Si fue una vergüenza treinta a�os despu�s de Pentecost�s, cuando Pablo escribi� esto; es una doble vergüenza hoy en d�a que algunos todav�a no tengan conocimiento de Dios.

Nosotros, los l�deres de la Iglesia en las naciones occidentales, tenemos decisiones que hacer sobre cu�ndo, d�nde y c�mo nos levantaremos para romper la barrera babil�nica. Tenemos que hacer de esto nuestra prioridad n�mero uno: la de predicar el evangelio, difundir este mensaje y dejar de esparcir demasiada “mezcla” (para construir edificios o establos m�s grandes para acomodar a las ovejas). Las ovejas fueron creadas para pastar en los campos, no para estar encerradas en los establos. “El campo es el mundo” (Mt 13:38).

Lo repito por tercera vez, el �nfasis de la Biblia es el mensaje. El �nfasis del cristianismo occidental es la mezcla. ¡Medite acerca de esto!

G. CONCLUSIÓN
Uno de los obst�culos principales hacia el evangelismo mundial, es el concepto de Catedrales. �stas, capturan la mayor�a de los recursos financieros que podr�an ser utilizados para llevar el evangelio al mundo. “Se�or, ay�danos a arrepentirnos de este terrible pecado contra los que no han sido evangelizados. AM�N.”



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