Cap�tulo 1
El Poder De Un Deseo Intenso

Introducci�n

Estamos pr�ximos a considerar una verdad que es posible que revolucione su vida. Descubriremos la fuente de agua viva, de la cual, fluye la verdadera fe, la oraci�n efectiva y todas las bendiciones de la victoria espiritual. Estas bendiciones son para usted individualmente y para la Iglesia colectivamente.

No creo que jam�s hayamos concebido el tremendo poder que existe en el DESEO.

Escuchamos mucho acerca de nuestras oraciones. Hemos escuchado muchos sermones sobre la fe. Sin embargo, cuando tratamos con nuestros deseos estamos poniendo las primeras cosas en primer lugar. El Deseo es el fundamento sobre el cual podemos edificar la fe que mueve monta�as y una vida poderosa en la oraci�n. A continuaci�n exponemos el secreto de todo verdadero avivamiento espiritual.

A. �QU� ES DESEO?
Muchas veces usamos este t�rmino incorrectamente. Lo utilizamos para significar un deseo pasajero, nuestras esperanzas o nuestras "privaciones" (necesidades).

Sin embargo, existe la capacidad de desear intensamente algo que muy pocos jam�s han so�ado. El deseo intenso y fuerte, es usar la palabra en su sentido m�s ver�dico e intenso.

1. Una Pasi�n Fuerte
Este deseo es una pasi�n fuerte hacia algo, un apetito santo que no se ha satisfecho y que emerge de una "visi�n", de un "concepto" que motiva nuestras vidas y moldean nuestro destino.

Son muy pocos los que jam�s han conocido el �xito genuino y son los que han tenido los fuegos de ese deseo apasionado ardiendo dentro de sus almas.

2. Combinaci�n Del Conocimiento Y La Visi�n
Hay dos escrituras interesantes que desear�a comparar. La primera se encuentra en Oseas 4:6: "Mi pueblo fue destruido porque le falt� conocimiento". El conocimiento de por s� no trae poder, pero cuando lo aplicamos, entonces puede.

La segunda escritura es Proverbios 29:18: "Sin profec�a el pueblo se desenfrena". (Aunque la versi�n que usamos emplea el t�rmino "profec�a", en otras versiones se usa la palabra "visi�n".) Visi�n significa la luz (revelaci�n) que hemos recibido acerca del prop�sito de Dios para nuestra vida y ministerio.

Estos dos vers�culos nos ense�an dos cosas:

• Que las personas sin conocimiento est�n en peligro de perderse.
• Y las personas sin visi�n est�n pereciendo. Est�n perdiendo su utilidad lentamente y con certeza.

El deseo intenso es el resultado de la combinaci�n del conocimiento y la visi�n. Es conocimiento encendido en llamas dentro de nosotros.

El conocimiento es como una maquinaria, pero la visi�n produce el deseo fuerte, el cual, mueve la maquinaria.

3. Produce Fe Real
Es cierto que la fe viene a trav�s de nuestro conocimiento de la Palabra, pero el conocimiento de por s� no es suficiente. Nuestro conocimiento de la Palabra de Dios, debe crear dentro de nosotros un deseo intenso hacia el cumplimiento de Su Palabra.

Muchas personas conocen las promesas de Dios, pero nunca act�an sobre las mismas porque carecen de ese deseo profundo e intenso.
Un deseo tal, har� que no s�lo conozcamos las promesas de Dios, sino que tambi�n MEDITEMOS constantemente en ellas, HABLEMOS de ellas, NOS REGOCIJEMOS en ellas y ACTUEMOS en ellas. Eso es fe real. Esa es la clase de fe que produce VISI�N. Es fe nacida de un deseo fuerte.

Muchos de nosotros amamos las palabras de Jes�s que aparecen registradas en Marcos 11:24:
"Por tanto, os digo que todo lo que DESEAREIS (pidiereis) ORANDO, CREED que lo RECIBIR�IS, y os vendr�". Aqu� vemos que nuestra oraci�n, nuestro creer y nuestro recibir, todos emergen de nuestros deseos.

Es maravilloso conocer el evangelio, las buenas nuevas de salvaci�n, la verdad de la sanidad divina, el Bautismo del Esp�ritu Santo y todas las gloriosas provisiones de este mensaje del evangelio.

No obstante, el conocimiento de estas cosas, no es suficiente para traernos la victoria y el avivamiento que necesitamos. El ver las almas salv�ndose, recibiendo sanidad y siendo bautizadas con el Esp�ritu, deber� formar parte de nuestro deseo intenso, nuestra constante visi�n; solamente entonces podemos ver y comprobar el poder del evangelio.

B. �CU�L ES MI DESEO M�S INTENSO?
Est� bien que cada uno de nosotros se formule esta pregunta de tiempo en tiempo. Es bueno que tengamos un deseo de suma prioridad en nuestras vidas.

Esto ser� determinado seg�n:

• Nuestras necesidades
• El llamado de Dios en nuestras vidas
• Nuestras circunstancias
• Nuestra experiencia espiritual.

Det�ngase ahora mismo y preg�ntese a s� mismo:

"�Cu�l es mi deseo m�s intenso y fuerte?"

Luego, formule la misma pregunta colectivamente, como una asamblea, como una iglesia, como una compa��a de creyentes en el Se�or.

C. HAY PODER EN LA UNIDAD DE DESEO
Uno de los secretos mayores del �xito sobrenatural de la iglesia primitiva, fue su unidad. Se dijo de ellos: "...perseverando un�nimes". Ten�an unidad en su prop�sito, en su oraci�n y en su ministerio.

El Nuevo Testamento nos ense�a que existe un poder ilimitado y vasto en una visi�n unida: perseverando un�nimes en nuestros deseos y creencias.

D. �REAS DONDE LA UNIDAD DE DESEO ES NECESARIA
He aqu� algunas cosas en las cuales debemos encontrar una unidad de deseo:

1. En La Salvaci�n De Hombres Y Mujeres
Esto debe estar al tope de nuestras prioridades.

El Libro de los Hechos registra la constante conversi�n de las almas. Esto incluye tanto las conversiones en masa como las conversiones d�a por d�a de hombres y mujeres al Se�or.

Existe un gran peligro de que las personas se dejen llevar por la idea de los resultados en masa, de los grandes n�meros de almas convirti�ndose al Se�or de una vez.

Esto es maravilloso y de seguro que tiene su lugar en el programa de la Iglesia de hoy, como tambi�n lo tuvo en los tiempos b�blicos. Sin embargo, nada puede reemplazar la importancia y valor de ganar las almas de manera sistem�tica, d�a por d�a, semana por semana.

En Hechos 2:41 se nos dice que 3 mil almas fueron salvas el D�a de Pentecost�s. En Hechos 4:4 leemos respecto a que 5 mil hombres fueron ganados para Cristo de una sola vez. Estos son datos maravillosos sobre el evangelismo de las masas.

Sin embargo, en Hechos 2:47, encontramos el patr�n normal del evangelismo de la iglesia de la ciudad: "Y el Se�or a�ad�a cada d�a a la iglesia los que hab�an de ser salvos".

Muy a menudo las iglesias dependen del ministerio de un evangelista especial, de una gran campa�a con mucha publicidad a fin de traer almas a nuestros medios. Esto es magn�fico, y ciertamente deber�a haber tiempos para tales eventos (si las circunstancias lo permiten).

Sin embargo, nada puede reemplazar la maravillosa efectividad del salvar almas constante y sistem�ticamente. Esto puede ser producido �nicamente a medida que cada iglesia hogar es penetrada de una visi�n vital nacida de un deseo intenso de ganar a los perdidos.

Si Dios no hubiera incluido el ganar las almas en Su plan para la Iglesia, �sta habr�a perecido en su infancia. Gracias a Dios que no pereci�, y de cierto que no perecer� mientras los creyentes y las iglesias en las ciudades deseen, crean, oren y trabajen en la obra de ganar a los perdidos que puedan ser agregados a la Iglesia cada d�a.

2. Sanidad De Los Enfermos
Existen dos razones por las cuales debemos desear esto con todo nuestro coraz�n:

• Porque somos movidos con misericordia compasiva por los sufrimientos y
• Porque deseamos que las se�ales confirmen el evangelio que predicamos.

3. Derramamiento Del Esp�ritu Santo
Ojal� que nunca tengamos que comprometer el mensaje y experiencia del Esp�ritu Santo. Esta es todav�a la dispensaci�n del Esp�ritu Santo. Necesitamos el Bautismo en el Esp�ritu Santo. Necesitamos los Dones del Esp�ritu Santo. Necesitamos mostrar el Fruto del Esp�ritu Santo. Necesitamos Su poder en nuestras vidas y en nuestro ministerio.

De seguro que aqu� hay algo por lo cual debemos sentir hambre y sed, desear intensamente. Ojal� que un avivamiento genuino del Esp�ritu Santo pueda ocupar un lugar prominente siempre en nuestra visi�n.

4. Una Iglesia Del Nuevo Testamento En Acci�n
Una visi�n del avivamiento del Nuevo Testamento, incluye cada bendici�n y provisi�n que Dios ha preparado para nosotros. Ojal� que no s�lo creamos en el Nuevo Testamento, sino tambi�n desear con todos nuestros corazones trabajar, adorar y testificar en conformidad con el patr�n del Nuevo Testamento.

Amigos, estoy persuadido de esto: si estas cosas saturan nuestra visi�n, si este concepto para cada creyente y cada iglesia llenara nuestros corazones y mentes, y si nos dedic�ramos a estas cosas a las cuales nos aferramos, entonces, veremos un avivamiento de proporciones ilimitadas, antes de que esta Era concluya y Cristo regrese por segunda vez.

Recuerde, el conocimiento no es suficiente. Es vital tener conocimientos, pero sobre todo, debemos tener una visi�n y un coraz�n encendido en el fuego del deseo santo.


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