Cap�tulo 4
Predicadores Y Pueblos En Avivamiento Del Nuevo Testamento

Introducci�n

El siguiente es un pasaje del "Libro Modelo" para la Iglesia:

"Y por la mano de los ap�stoles se hac�an muchas se�ales y prodigios en el pueblo; y estaban todos un�nimes en el p�rtico de Salom�n.

De los dem�s, ninguno se atrev�a a juntarse con ellos; mas el pueblo los alababa grandemente. Y los que cre�an en el Se�or aumentaban m�s, gran n�mero as� de hombres como de mujeres;

Tanto que sacaban a los enfermos a las calles, y los pon�an en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos" (Hch 5:12-15).

Cuando vamos al final del libro de los Hechos, no hay un "Am�n" (que lo concluya). Esto se debe a que la escritura de este Libro todav�a no se ha concluido.

Hechos provee el registro inspirado de las actividades de la Iglesia cristiana primitiva. Dios ten�a la intenci�n de que estas actividades de la Iglesia cristiana primitiva, continuaran en todas las partes del mundo actual. Reportes (informes, datos, hechos) de los ministerios y avivamientos sobrenaturales, seg�n el patr�n del Nuevo Testamento, contin�an siendo escritos o registrados.

Examinemos m�s detenidamente el relato que hemos citado arriba, y veremos si nuestros ministerios e iglesias de la �poca moderna, siguen este mismo patr�n inspirado.

A. PREDICADORES EN AVIVAMIENTO DEL NUEVO TESTAMENTO
Una cosa es obvia: si tenemos predicadores del Nuevo Testamento y un ministerio del Nuevo Testamento, entonces, debemos tener resultados al estilo del Nuevo Testamento. Note los siguientes puntos con relaci�n a los predicadores en este avivamiento particular:

1. Las Manos De Los Ap�stoles
Leamos: "Y por las manos de los ap�stoles se hac�an muchas se�ales y prodigios en el pueblo".

Este es un pensamiento emocionante. La Biblia tiene mucho que decir acerca de las manos humanas como medios de contacto con los dem�s.

Las manos de los siervos del Se�or en un avivamiento del Nuevo Testamento, juegan un papel importante en ministrar a las necesidades de las personas.

En el Antiguo Testamento, leemos a menudo acerca del "brazo de Jehov�", y se cree que esta es una referencia al Se�or Jesucristo. Por ejemplo, en Isa�as podemos leer: "...�sobre qui�n se ha manifestado el brazo de Jehov�?" (Is 53:1). El profeta continu� describiendo los eventos asociados con la venida del Mes�as.

Jesucristo, en Su ministerio terrenal, era "el brazo de Jehov�", extendido para alcanzar a la humanidad con el plan de la salvaci�n, sanidad y liberaci�n.

Al presente, Cristo est� glorificado a la diestra del Padre. No obstante, �l contin�a siendo "el brazo de Jehov�", extendi�ndose con amor y misericordia para salvar y sanar a trav�s de las personas que ha llamado al ministerio.

As� que, cuando los Ap�stoles extend�an sus manos para obrar liberaci�n entre los oprimidos, ellos operaban como "el brazo del Se�or". Ellos eran una extensi�n de Su ministerio. Fue en el Nombre de Jes�s que ellos continuaron Su ministerio sobrenatural sobre la tierra.

Los predicadores en un avivamiento del Nuevo Testamento, tienen manos y brazos dedicados a la liberaci�n de los oprimidos del diablo.

2. Muchos Milagros De Misericordia
Nuestra Escritura nos dice, que por las manos de los ap�stoles "...se hac�an muchas se�ales y prodigios en el pueblo". Esto es maravilloso de contemplar. El juicio sobrenatural hab�a ca�do sobre Anan�as y Safira, quienes le hab�an mentido al Esp�ritu Santo. Aqu� estaba la primera demostraci�n dr�stica de disciplina de la Iglesia primitiva. El resultado fue: "...vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas".

Y ahora, inmediatamente despu�s de este juicio milagroso, leemos de muchas se�ales y milagros que obraron liberaci�n en el pueblo. Qu� revelaci�n m�s sorprendente de la naturaleza y prop�sito de Dios en esta dispensaci�n: un juicio milagroso seguido de muchos milagros de misericordia.

3. Se�ales Y Milagros
Nuestro reporte de este avivamiento del Nuevo Testamento, nos dice que muchas se�ales y maravillas (milagros), fueron obradas entre el pueblo.

�Cu�l es la diferencia entre "se�ales" y "milagros"? Una se�al es un acto sobrenatural del poder de Dios, dise�ado para comunicar un mensaje al pueblo. Tiene un significado y es para lograr un prop�sito.

Por el contrario, un milagro es (como la misma palabra lo denota) dise�ado para hacer que el pueblo se maraville o para llamar su atenci�n.

Los predicadores del Nuevo Testamento, deben de mostrar se�ales y milagros en sus ministerios en el Nombre de Jesucristo.

La Gran Comisi�n, como la encontramos en Marcos 16:15-18, declara lo siguiente: "...y estas se�ales seguir�n a los que creen...". Tales se�ales incluyen echar fuera demonios, hablar en nuevas lenguas, y poner las manos sobre los enfermos para su sanidad.

4. La Sombra De Pedro
Tan numerosas eran estas se�ales y milagros en el ministerio de los ap�stoles, que los habitantes de Jerusal�n colocaban sus enfermos en camas y lechos en las calles, con la esperanza de que cuando Pedro pasara por ah�, su sombra se posara sobre ellos y recibieran sanidad.

Ellos lo cre�an de esa manera; si las manos de Pedro no los pod�an tocar, entonces su misma sombra pod�a ser el medio de su sanidad. Esto demuestra cu�nto hab�a incitado su fe las se�ales y milagros.

Este es el principio visto en casi todo el Nuevo Testamento: Las manos (o la sombra), vinieron a ser el medio de contacto, por medio del cual, la fe de las gentes era liberada, a fin de que fueran tocadas por el Se�or.

Usted recuerda el incidente de una mujer que hizo grandes esfuerzos, hasta lograr tocar el borde del vestido de Jes�s, (Mt 9:20).

Tambi�n se utilizaron los "pa�uelos o sudarios" tomados de las vestiduras de Pablo y que eran puestos sobre los enfermos o sobre los pose�dos de los esp�ritus de demonios (Hch 19:12) y eran sanados y liberados.

De esa manera, los habitantes de Jerusal�n hac�an de la sombra de Pedro, el medio de contacto con su ministerio para la sanidad.

5. Un Ministerio De Liberaci�n
Nuestra historia describe como: "...de las ciudades vecinas muchos ven�an a Jerusal�n, trayendo enfermos y atormentados de esp�ritus inmundos; y todos eran sanados" (Hch 5:16).

Un ministerio de liberaci�n que siga el patr�n o modelo del ministerio del Nuevo Testamento, tiene un poder magn�tico. �ste, atrae a las personas cuyos corazones est�n abiertos y listos para recibir a Jes�s como su Se�or aun de lugares distantes.

Este mundo est� lleno de personas afligidas mental y f�sicamente. A pesar de toda la oposici�n y persecuci�n que padecieron los l�deres de la Iglesia primitiva, el pueblo com�n procuraba su ministerio para la salvaci�n, liberaci�n y sanidad de sus aflicciones.

Observamos que ellos reconoc�an la diferencia entre la enfermedad f�sica y la aflicci�n del poder demoniaco.

El ministerio de la Iglesia primitiva llev� sanidad a los enfermos y liberaci�n a los que estaban atados y atormentados. Ojal� que Dios levante en estos d�as una manifestaci�n a�n m�s poderosa de un ministerio, seg�n el modelo o patr�n encontrado en los registros del Nuevo Testamento.

B. PERSONAS EN UN AVIVAMIENTO AL ESTILO DEL NUEVO TESTAMENTO
En todo avivamiento poderoso, existen condiciones a ser cumplidas, tanto por los predicadores como por las personas: la audiencia. Prestemos atenci�n a la condici�n de las personas en el avivamiento descrito para nosotros en esta Escritura.

1. En Unanimidad
Hechos 5:12 nos dice que "estaban todos un�nimes en el p�rtico de Salom�n". Este es un t�rmino que leemos frecuentemente en el Libro de los Hechos. En el Aposento Alto, antes de Pentecost�s, todos "perseveraban un�nimes en oraci�n y ruego" (Hch 1:14). El d�a de Pentecost�s, los disc�pulos "estaban todos un�nimes juntos" (Hch 2:1). Inmediatamente despu�s de Pentecost�s, leemos que "perseveraban un�nimes cada d�a en el templo" (Hch 2:46). En un derramamiento del Esp�ritu Santo m�s tarde, se nos dice que "la multitud de los que hab�an cre�do era de un coraz�n y un alma" (Hch 4:32).

Y ahora, en medio de este avivamiento, encontramos a las personas nuevamente congregadas "...un�nimes en el p�rtico de Salom�n" (Hch 5:12): De seguro que aqu� hemos descubierto secretos infalibles para el avivamiento de la iglesia de la ciudad: Un ministerio sobrenatural y una iglesia unida.

2. Temor Y Favor
Leemos las siguientes palabras ins�litas: "De los dem�s, ninguno se atrev�a a juntarse con ellos; mas el pueblo los alababa grandemente" (Hch 5:13)

As� que, encontramos que en medio de un avivamiento al estilo del Nuevo Testamento, se pueden ver los siguientes elementos: (a) temor y reverencia, (b) gran favor sobre el pueblo de Dios.

Leemos con relaci�n a esta reacci�n doble en Hechos 2:43, 47: "...y sobrevino temor a toda persona..." mientras que al mismo tiempo ten�an "el favor con todo el pueblo".

No hay necesidad de la avenencia cuando el poder de Dios entra en acci�n. Las reacciones p�blicas encontrar�n sus propios niveles cuando el Esp�ritu del Se�or es manifestado en medio del pueblo de Dios.

3. Agregados Al Se�or
Aqu� est� el resultado emocionante de este avivamiento al estilo del Nuevo Testamento: "Y los que cre�an en el Se�or aumentaban m�s, gran n�mero as� de hombres como de mujeres" (Hch 5:14)

Este es el resultado de un ministerio sobrenatural sostenido por un pueblo unido. Esta debe ser la constante experiencia de cada iglesia que disfruta de un avivamiento al estilo del Nuevo Testamento.

Note la expresi�n significativa: "...los que cre�an en el Se�or aumentaban m�s" esto es salvaci�n en su experiencia real.

No es suficiente ser agregado a la Iglesia. No es suficiente que el nombre de alguien sea agregado al registro de membres�a. Estas cosas son buenas de por s�, pero la experiencia vital necesitada por todos los hombres y mujeres, es que sean "agregados al Se�or", unidos a Cristo por medio de la fe en �l.

Amigo m�o, perm�tame asegurarle que en estos d�as finales, Dios est� levantando predicadores y personas que se est�n ajustando al patr�n del Nuevo Testamento. Su testimonio ha sido confirmado con se�ales y milagros.
Para todos los que creen, ellos est�n ofreciendo el glorioso privilegio, la necesidad vital de ser agregados al Se�or a trav�s de la fe en Su poder salvador.


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