Cap�tulo 2
Dios Prueba A Los Hombres

Introducci�n

Las biograf�as de los hombres de Dios y las de aquellos que le fallaron, han sido escritas en la Biblia para nuestra instrucci�n (ense�anza) y amonestaci�n. Hay muchas cosas que podemos aprender, si meditamos en ellas con nuestros o�dos sintonizados a la voz del Esp�ritu.

Cuando leemos acerca de las personas en el Antiguo Testamento, un hecho que debemos tener en mente, es que todas ellas vivieron en un per�odo anterior a la llegada de la dispensaci�n de la gracia, la cual vino a trav�s de Jesucristo.

"Pues la ley por medio de Mois�s fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo" (Jn 1:17). En este vers�culo, la palabra "gracia" significa "capacitar o habilitar". La ley conten�a la verdad, pero no revest�a de poder a los que la abrazaban para guardar sus santos estatutos.

"La gracia y la verdad, por Jesucristo fueron dadas". Esto significa que la ley ya no ser�a escrita en tablas de piedras, sino en nuestros corazones.

"...Dar� mi ley en su mente, y la escribir� en su coraz�n; y yo ser� a ellos por Dios, y ellos me ser�n por pueblo" (Jer 31:33).

Nosotros hemos recibido el Esp�ritu Santo para tener poder para guardar la ley de Dios. "Porque la ley del Esp�ritu...me ha librado de la ley del pecado... Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era d�bil por la carne, Dios enviando a su Hijo, conden� al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros..." (Ro 8:2-4).

Por consiguiente, tenemos un poder a nuestra disposici�n que nos habilita para ser juzgados por una norma m�s elevada. No se esperaba que los santos del Antiguo Testamento vivieran por sobre las normas del Nuevo Testamento.

Mateo 19:8, 9 ilustra esto. En esta escritura, Jes�s explic� a los fariseos el porqu� Mois�s permiti� el divorcio bajo el Antiguo Pacto. �l dijo: "Por la dureza de vuestro coraz�n permiti� Mois�s que repudiaran a vuestras mujeres".

Pero bajo el Nuevo Pacto, Dios elimina nuestros corazones de piedra (�speros) y nos da corazones de carne (sensibles).

"Os dar� coraz�n nuevo, y pondr� esp�ritu nuevo dentro de vosotros; y quitar� de vuestra carne el coraz�n de piedra... y os dar� un coraz�n de carne" (Ez 36:26). As� que, el divorcio no es permitido ahora.

Dios es llamado "Jehov� de los ej�rcitos, que pruebas a los justos" (Jer 20:12). �l no tienta a ning�n hombre para que haga lo malo. "...porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni �l tienta a nadie" (Stg 1:13). No obstante, �l positivamente prueba al justo.

A. DIOS PROB� A JOB
Job era uno de los sirvientes escogidos de Dios. �l pudo se�al�rselo a Satan�s como un hombre que tem�a a Dios sobre la tierra en todos sus caminos.

"Y Jehov� dijo a Satan�s: �No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como �l en la tierra, var�n perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?" (Job 1:8).

Dios no dice nada respecto a la inteligencia de Job, ni de sus talentos o riquezas, pues esas cosas no tienen ning�n valor delante de Sus ojos. �l s�lo se�ala las caracter�sticas santas, la pureza y la justicia. Como en el caso de Jes�s, fue el car�cter de Job y no sus logros materiales o su ministerio lo que complaci� el coraz�n de Dios.


Aun Satan�s tiene dones sobrenaturales e inteligencia. �l tambi�n posee conocimiento de la Biblia. Sin embargo, lo que Dios desea encontrar es un car�cter puro. Cuando Dios nos prueba, lo que prueba es nuestro car�cter, no nuestro conocimiento b�blico.

Cuando Dios busca un hombre en quien pueda complacerse, a quien pueda referirlo a Satan�s como un hombre �ntegro, es aquel var�n que posee un car�cter firme, santo, sin tacha, uno que tema a Dios y aborrezca el mal.

Podemos tener buena reputaci�n entre los dem�s creyentes por nuestra espiritualidad. No obstante, �puede Dios, quien nos conoce a cabalidad, referirnos a Satan�s como lo hizo con Job? Un certificado como el que �l le dio a Job es mayor que cualquier honor terrenal que jam�s podamos recibir. Toda la honra f�til del cristianismo es de tan poco valor como los desperdicios o desechos.

As� que, la pregunta m�s importante no es: �Qu� opini�n tienen otros de m� espiritualmente? Por el contrario, la pregunta ser�a: �Podr�a Dios referirme o recomendarme ante Satan�s como un var�n de quien �l puede complacerse?

1. Cuatro Pruebas Utilizadas Por Dios
Cuando Dios le habl� a Satan�s acerca de Job, �ste le dijo que Job le serv�a porque �l le hab�a colmado de muchos beneficios y riquezas.

a. La P�rdida De Sus Posesiones. "Respondiendo Satan�s a Jehov�, dijo: �Acaso teme Job a Dios de balde? �No le has cercado alrededor a �l y a su casa y a todo lo que tiene?

Al trabajo de sus manos has dado bendici�n; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra. Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y ver�s si no blasfema contra ti en tu misma presencia" (Job 1:9-11).

Dios rechaz� tal acusaci�n y permiti� que Satan�s probara a Job para que descubriera por s� mismo que su acusaci�n no era cierta. Dios hizo eso porque conoc�a la integridad del car�cter de Job.

�Qu� respecto a nosotros? �Acaso servimos a Dios por las ganancias materiales? �Acaso tendr�a Dios que reconocer que Sat�n estaba en lo cierto, cuando el enemigo nos se�alara como sirvientes asalariados?

�S�! el mundo est� lleno de obreros o pastores cristianos que est�n en la obra de Dios por las ganancias personales o lucro, algunos son asalariados, otros porque asumen posiciones de honor o prestigio, y aun otros porque pueden viajar gratis a otros pa�ses. Cualquiera que realiza obras cristianas para recibir ganancias materiales o lucro personal, est� sirviendo a mam�n, el dios de las riquezas, y no a Dios.

El servicio que se hace para �l con los motivos correctos, siempre nos costar� algo.

Considere las palabras de David, cuando estaba a punto de ofrecer un sacrificio al Se�or. �l dijo: "...porque no ofrecer� a Jehov� mi Dios holocaustos que no me cuesten nada" (2 S 24:24).

Son muy pocos los que exhiben la actitud de David. El servicio honesto ofrecido al Se�or, usualmente resultar� en p�rdidas materiales, no en ganancias. Las ganancias o r�ditos obtenidos, ser�n de naturaleza espiritual. Aquello que resulta en ganancias materiales pertenece a Babilonia, no a la Jerusal�n celestial.

La Biblia dice concerniente a la Babilonia espiritual: "Los mercaderes de estas cosas, que se han enriquecido a costa de ella..." (Ap 18:15).

En medio de los obreros cristianos que procuran satisfacer su codicia o ego�smo, Pablo pudo se�alar a Timoteo como una excepci�n entre ellos.

Concerniente a �l, Pablo dijo: "...pues a ninguno tengo del mismo �nimo, y que tan sinceramente se interese por vosotros. Porque todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jes�s" (Fil 2:19-21).

Pablo no fue enga�ado. �l sab�a la condici�n espiritual de sus compa�eros de trabajo. Dios tampoco es enga�ado con relaci�n a nosotros.

Dios ten�a tal confianza en Job que le permiti� a Satan�s probarle.

A pesar de que Job perdi� todos sus hijos y sus vastas riquezas en un d�a, �l continu� adorando y sirviendo a Dios. �l dijo: "...Desnudo sal� del vientre de mi madre, y desnudo volver� all�. Jehov� dio, y Jehov� quit�; sea el nombre de Jehov� bendito" (Job 1:20-22).

�l sab�a que todo lo que �l ten�a, hijos, propiedades y aun la salud, eran regalos o dones gratis dados por Dios. �l ten�a todo el derecho a quit�rselos cuando quisiera. Uno no puede adorar a Dios genuinamente hasta que no est� dispuesto a desprenderse de todo, en otras palabras, renunciar al derecho de poseer nada como suyo propio.

b. La P�rdida De La Salud. Luego, Dios permiti� que Satan�s diera un paso m�s para que afligiera a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza.

Las enfermedades proceden de Satan�s. Pero aun �stas pueden ser usadas por Dios para santificar y perfeccionar a Sus siervos.

Pablo era afligido por un aguij�n en la carne, que �l declara espec�ficamente que proced�a de Satan�s. No era un mensajero de Dios, sino del diablo. A pesar de eso, Dios permiti� que siguiera atorment�ndole (aunque Pablo le hab�a rogado en oraci�n que se lo quitara). Tal aguij�n ten�a el prop�sito de mantener a Pablo en sumisi�n y humildad.

Pablo dice: "Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguij�n en mi carne, un mensajero de Satan�s que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera. Respecto a lo cual tres veces he rogado al Se�or, que lo quite de m�. Y me ha dicho: B�state mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad" (2 Co 12:7-9).

c. La Esposa Acusadora. El tercer paso de Satan�s, fue afligir a Job a trav�s de su esposa.

"Entonces le dijo su mujer: �A�n retienes tu integridad? Maldice a Dios, y mu�rete" (Job 2:9). Puede ser una prueba terrible para su santificaci�n cuando su propia esposa se torna en contra suya y le acusa.

La Palabra de Dios ordena: "Maridos, amad a vuestras mujeres, y no se�is �speros con ellas... amad a vuestras mujeres, as� como Cristo am� a la iglesia, y se entreg� a s� mismo por ella." (Col 3:19; Ef 5:25).

Un esposo jam�s deber� guardar rencor o amargura contra su esposa bajo ninguna circunstancia, sino que deber� amarla en todo tiempo, aun cuando sea un instrumento usado por el enemigo en contra suya.

Si usted tiene una esposa dif�cil, en lugar de quejarse de su suerte en la vida y envidiar a otros que tengan esposas santas, usted podr� examinar sus circunstancias como un medio de ayudarle en su propia santificaci�n.

Dios le prueba usando esas mismas circunstancias para ver si usted califica para recibir Su certificado de aprobaci�n. Le prueba cuando su esposa le levanta la voz y le escarnece con el prop�sito de ver si califica para ser un representante genuino de Jes�s, Quien fue tildado de demente aun por Sus propios familiares.

El registro del evangelio dice: "Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle; porque dec�an: Est� fuera de s�" (Mr 3:21).

Jes�s soport� esos insultos con paciencia. Nosotros hemos sido llamados para seguirle y representarle.

d. Los Amigos Que Nos Acusan. El cuarto paso que Satan�s us� para acusar a Job, fue a trav�s de sus amigos predicadores (lea Job 4 al 25).

Este fue el golpe m�s duro recibido por Job, pues aquellos amigos predicadores vinieron a �l como profetas de Dios para decirle que sus enfermedades o dolencias eran el resultado de sus pecados secretos. Poco entend�an aquellos predicadores que estaban actuando inconscientemente como agentes del "Acusador de los hermanos" (Ap 12:10).

No obstante, Dios permiti� que hicieran aquello a fin de purificar a Job.

B. VENCEDORES A TRAV�S DE LA GRACIA
Dios nos promete hoy mismo que "...el pecado no se ense�orear� de vosotros; pues no est�is bajo la ley, sino bajo la gracia" (Ro 6:14). Pero Job vivi� en una �poca en la cual algunos de los recursos de la gracia no estaban a su disposici�n.

Finalmente, Job se rindi� ante el sentimiento de la compasi�n o pena de s� mismo, de la auto-justificaci�n, depresi�n y tristeza. Ocasionalmente su fe resplandec�a en medio de las tinieblas. Su experiencia fue una que ascend�a y descend�a.

Ahora que la gracia ha venido mediante Jesucristo, si somos probados similarmente, no hay necesidad de sentir ni siquiera un minuto de depresi�n o tristeza. Los mandatos del Nuevo Testamento son: "Por nada est�is afanosos... regocijaos en el Se�or siempre con acci�n de gracias" (Fil 4:6, 4).

Tales mandatos no fueron dados en el Antiguo Testamento, porque la gracia no hab�a venido todav�a. Debemos reconocer la mano de Dios en todas las cosas. La gracia est� a la disposici�n en todo momento para preservarnos constantemente victoriosos.

1. Podemos Ser Vencedores
El clamor triunfante de Pablo fue: "mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jes�s" (2 Co 2:14).

Podemos ser vencedores al presente, aun cuando perdamos nuestras propiedades y nuestros hijos y aun cuando nuestras esposas nos acusen o se burlen de nosotros. Si nuestros compa�eros de la fe no nos entienden y nos critican, o si cualquier otra cosa sucede que Dios cree propicio que nos venga a nuestras vidas, entonces, debemos "...regocijaos en el Se�or siempre" (Fil 4:4).

2. Un Testimonio Contra Satan�s
De esa manera es que Dios le demuestra a Satan�s que tiene un remanente o reliquia sobre la tierra, quienes no s�lo se someten a todos Sus designios para con ellos, sino que tambi�n aceptar�n toda prueba con gozo, convencidos de que estas aflicciones pasajeras son dise�adas por Dios para producir en ellos un cada vez m�s excelente y eterno peso de gloria.

La Biblia dice: "porque esta leve tribulaci�n moment�nea produce en nosotros un cada vez m�s excelente y eterno peso de gloria: No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven..." (2 Co 4:17, 18).

El Nuevo Testamento nos dice que Dios desea mostrar Su sabidur�a a los gobernadores y autoridades en los lugares celestiales a trav�s de la Iglesia. Efesios 3:10 dice: "para que la multiforme sabidur�a de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales"

Efesios 6:12 nos dice que esas potestades son esp�ritus del mal ubicados en los aires.

Las cosas que nos suceden no son accidentales, sino planificadas y pesadas espec�ficamente para nosotros, de manera que nunca sobrepasen por nuestra capacidad para llevarlas, "por determinado consejo y providencia de Dios" (Hch 2:23).

Las pruebas tienen el doble objetivo de transformarnos seg�n la imagen de Cristo, y para manifestar o dejar ver a las potestades sat�nicas en los lugares celestiales que Dios todav�a tiene un pueblo sobre la tierra que le ama, obedece y le adora en fe a pesar de todas las circunstancias.


3. La Prueba De Nuestra Fe
Cualquier prueba que tengamos que pasar es una prueba de fe. Aun en los tiempos de Job, �l pudo decir: "mas �l conoce mi camino; Me probar�, y saldr� como oro" (Job 23:10).

Hoy podemos dar un paso adicional y decir (sobre las bases de Romanos 8:28) que "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien..."

�Acaso creemos en realidad, concerniente a que todo lo que nos salga al paso, que Dios lo ha planeado todo en perfecta sabidur�a y amor, y que Su poder es lo suficientemente poderoso como para librarnos de las pruebas cuando llegue el momento apropiado?

�Encontrar� Dios en usted y en m� la clase de creyentes a quienes pueda se�alar con orgullo ante Satan�s y decirle que somos sin tacha, cristianos que nunca se quejan, ni murmuran sin importar las circunstancias, sino que siempre estar�n dispuestos a ser agradecidos por todas las cosas en todo tiempo?

C. LA PRUEBA DE PEDRO Y JUDAS
Entre los doce ap�stoles que Jes�s escogi�, quiz�s el contraste m�s grande en personalidad, fue mostrado entre Pedro y Judas Iscariote. Pedro era simple, inculto y sensible. Judas Iscariote era inteligente, sagaz y ambicioso.

Dios ten�a un llamamiento para Sim�n Pedro. Pero no podr�a verificarse hasta que no fuera examinado y aprobado.

Sin embargo, Pedro no ten�a idea alguna respecto al maravilloso plan de Dios para el tiempo en el cual Jes�s lo llam�. Dios nos revela Su plan �nicamente en etapas (paso a paso).

1. La Actitud De Pedro Hacia El Dinero
Un d�a se alleg� hasta el bote de Pedro y le dijo que remara hacia aguas profundas; luego, le dijo que echara la red a la mar. Pedro lo hizo y al sacar las redes, estaban totalmente llenas de peces, la pesca m�s grande en toda su vida (Lc 5:1-11).

Si Pedro hubiera sido como algunos cristianos de negocios en este tiempo, habr�a dicho a Jes�s algo parecido a lo siguiente: "Se�or, esto es fant�stico. Seamos, T� y yo, socios en este negocio. T� te dedicas a la predicaci�n y yo te sostendr� financieramente.

"Si mi negocio de pesca va a ser como �ste, pronto ser� el negociante m�s rico en todo Israel; y mis diezmos no s�lo te sostendr�n a Ti, sino tambi�n a multitudes de otros obreros cristianos en las diferentes partes de esta tierra y del mundo".

Pedro podr�a viajar por todo el mundo dando su testimonio en las diferentes conferencias para hombres de negocios, y ense�ando acerca de Cristo a sus asociados, quien podr�a prosperarlos como lo har�a con �l. Ese es el razonamiento de una mente carnal.

a. Renunci� A Su Negocio. Pero Pedro no hizo tal cosa. Cuando Jes�s le llam� a dejar sus redes, dej� su negocio de pesca inmediatamente para seguir a Jes�s. Pedro pas� la prueba.

Muy poco saben los cristianos que cuando Dios prospera sus caminos para que puedan ganar m�s dinero, lo est� haciendo para probarlos. La mayor�a de los cristianos fracasan en esta parte del examen. Se conforman con ser millonarios vac�os, cuando pudieron haber llegado a ser ap�stoles.

A�os m�s tarde, Pedro, lejos de ser un hombre de negocios rico, pudo exclamar: "No tengo plata ni oro" (Hch 3:6). �l ten�a algo mejor que la plata y el oro. �l hab�a renunciado a los desechos de las riquezas terrenales a cambio de las riquezas eternas del Reino de Dios.

b. "Siendo Ricos En Dios". Las librer�as cristianas est�n saturadas de libros que pretenden ense�ar a los cristianos sobre c�mo llegar a ser pr�speros materialmente y c�mo hacer dinero, con Jes�s como socio suyo en los negocios. Los cristianos son animados en esos libros a reclamar autom�viles, casas costosas y bienes ra�ces, todo por fe en Cristo.
Un ni�o podr�a darse cuenta de la mentalidad carnal de tales escritores; con todo, muchos creyentes est�n siendo enga�ados. Los testimonios expuestos en esos libros respecto a personas que han sido prosperadas en las cosas materiales, puede que sea cierto. No obstante, �cu�ntas de �stas comprendieron que Dios les estaba probando cuando les permiti� recibir riquezas?

Cuando se hicieron ricas, Dios las estaba examinando para ver si aprend�an a donar sus riquezas para la causa y acumular tesoros en el cielo, llegar a ser "rico para con Dios" (Lc 12:21). Pero sospecho que la mayor�a fracas� en tal examen, a diferencia de Pedro.

El "YO" (ego) es el centro de cada hijo de Ad�n. Cuando nos convertimos, ese "YO o EGO" no muere, sino que procura sutilmente controlar a Dios para que satisfaga sus propios intereses ego�stas.

El yo o ego es la fuente del cristianismo carnal que se especializa en conseguir bendiciones materiales y naturales de parte de Dios. Se nos aproxima en la actualidad en forma de libros encuadernados en apariencias de "fe".

Sin embargo, tales libros sirven su prop�sito tambi�n; ellos revelan lo que realmente desean los corazones de sus lectores, lo terrenal o lo celestial. De esa manera es que el trigo es cernido o separado de la paja en el cristianismo.

"Porque es preciso que entre vosotros haya disensiones, para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados" (1 Co 11:19).

Las herej�as revelan el coraz�n y motivos de los hombres. Ellos separan lo aprobado de lo desaprobado.

2. La Actitud De Pedro Hacia La Correcci�n
Vemos la manera en que Jes�s examin� a Pedro aun de otra manera cuando le reprendi� p�blicamente, con el rega�o m�s cortante jam�s dado por �l a ning�n otro ser humano.

Cuando Jes�s le dijo a Sus disc�pulos que �l iba a ser rechazado y crucificado, Pedro, con intenso amor humano hacia el Se�or, "tom�ndolo aparte comenz� a reconvenirle, diciendo: Se�or, ten compasi�n de ti; en ninguna manera esto te acontezca" (Mt 16:22).

Jes�s se volvi� y p�blicamente le dijo a Pedro (para que todos los dem�s ap�stoles le oyeran): "�Qu�tate de delante de m�, Satan�s!; me eres tropiezo..." (Mt 16:23).

a. Pedro No Se Ofendi�. Es un insulto a nuestro ego ser reprendido p�blicamente. Pero es todav�a peor ser llamado Satan�s.

A pesar de todo, Pedro no se ofendi�.

Cuando muchos de los disc�pulos de Jes�s se ofendieron con el mensaje que predic� respecto a que el ego ten�a que morir, y dejaron de seguirle, �l le pregunt� a los doce que si ellos tambi�n quer�an irse. No obstante, Pedro respondi�: "Se�or, �a qui�n iremos? T� tienes palabras de vida eterna" (Jn 6:68).

Estas palabras fueron pronunciadas por Pedro poco despu�s de haber recibido la reprensi�n fuerte de los labios de Jes�s. Esto es lo que hace que las palabras de Pedro sean a�n m�s maravillosas. �l consideraba que cualquier palabra de reprensi�n que viniera de los labios de Jes�s, eran palabras de vida eterna.

Nuestra habilidad para aceptar una reprensi�n de parte de un hermano mayor, es una prueba de nuestra humildad. Pedro pas� la prueba de manera sobresaliente.


3. La Actitud De Judas Hacia El Dinero
Judas Iscariote, uno de los doce disc�pulos escogidos por Jes�s, ten�a tan buena oportunidad como los dem�s para calificar para el certificado de "Aprobado por Dios".

No obstante, as� como los dem�s, �l tambi�n ten�a que ser probado.
El evangelio registra que "Judas Iscariote... lleg� a ser el traidor" (Lc 6:16). Esto implica que �l era tan sincero como los otros once disc�pulos cuando Jes�s le escogi�. Pero cuando lleg� el momento de la prueba, se descarri� terriblemente por v�a de la ambici�n propia.

La Biblia nos amonesta: "Porque donde hay celos y contenci�n, all� hay perturbaci�n y toda obra perversa" (Stg 3:16).

La vida de Judas es una advertencia para todos nosotros, pues es posible para cada uno de nosotros llegar a ser como �l, si no tenemos cuidado.

�l era el tesorero del equipo de Jes�s es posible que tuviera suficientes oportunidades para demostrar su fidelidad en el �rea del dinero. De haber permanecido fiel, �l hubiera podido ser uno de los autores de las ep�stolas del Nuevo Testamento. Su nombre ciertamente habr�a sido puesto como una de las piedras del fundamento en la muralla de la Nueva Jerusal�n.

La Biblia dice que "Y el muro de la ciudad ten�a doce cimientos, y sobre ellos los doce nombres de los doce ap�stoles del Cordero" (Ap 21:14).

Pero Judas Iscariote, fracas� en la prueba.

a. Judas Fue Ladr�n. Uno de los usos de la bolsa donde se colocaba el dinero era para ayudar a los pobres y necesitados (como podemos ver en Juan 13:29): "Porque algunos pensaban, puesto que Judas ten�a la bolsa, que Jes�s le dec�a: Compra lo que necesitamos para la fiesta; o que diese algo a los pobres".

Judas declar� tener inter�s en esa actividad, pero �l rob� el dinero que era donado para los pobres.

Est� escrito que "Judas Iscariote... dijo esto, no porque se cuidara de (que tuviera inter�s en) los pobres, sino porque era ladr�n, y teniendo la bolsa, sustra�a de lo que se echaba en ella" (Jn 12:4-6).

Podr�amos formular la siguiente pregunta: "�Por qu� ser�a que Jes�s no descubri� a Judas ante todos los dem�s disc�pulos?" Para poder contestar esa pegunta, tendr�amos que formular otra m�s: "�Por qu� no descubre Jes�s a todos los que est�n haciendo dinero para s� mismos en nombre del cristianismo hoy d�a?" Hay miles de personas que le sirven a Dios por el dinero en nuestros d�as, y quienes no son 100% honestos con el dinero que es donado para la obra de Dios.

Si Judas hubiera sabido lo que se iba a perder al escoger el dinero, tal vez habr�a actuado muy diferente. Y si los obreros cristianos de hoy supieran lo que se est�n perdiendo al escoger el dinero, cu�n diferentemente actuar�an con relaci�n al dinero.

b. El Lo Quer�a Todo. El problema de Judas era que le encantaba recibir, pero no dar. Jes�s hab�a ense�ado a Sus disc�pulos respecto a la bienaventuranza de dar. "...recordar las palabras del Se�or Jes�s, que dijo: Mas bienaventurado es dar que recibir" (Hch 20:35).

Pedro entendi� eso, pero Judas no. �l crey� que la felicidad ven�a a trav�s de recibir m�s y m�s.

Todo cristiano cae dentro de una de esas dos categor�as: Los que son como Pedro, quien dej� de lado todo lo que ten�a y donaba alegremente para Dios y para los dem�s en necesidad; y aqu�llos que como Judas, aman el recibir y acumular para s� mismos.

Si en alguna ocasi�n esos Judas fueran a ofrendar algo, lo har�an miserablemente, s�lo para mitigar sus conciencias, y a�n as�, lo har�an con renuencia. Sin embargo, no muestran objeci�n alguna cuando llega el momento de recibir.

Dios nos prueba en el asunto de recibir y donar para ver si deseamos vivir conforme a los principios del mundo o conforme a los de Su Reino.

Si esperamos ser aprobados de Dios, vamos a tener que crucificar totalmente "el amor ego�sta hacia el recibir donaciones". Vamos a tener que limpiarnos de los h�bitos antiguos y aprender a formar nuevos. As� como �ramos expertos en recibir donaciones en el pasado, podemos llegar a ser expertos en donar para otros.

Ahora, no podemos esperar ser expertos en alguna cosa de la noche a la ma�ana. La pr�ctica constante es la que puede perfeccionarnos en algo. Tendremos que comenzar a dar y luego continuar haci�ndolo hasta que nuestro car�cter haya sido genuinamente transformado, de tal manera que Dios pueda testificar al final, concerniente a nosotros, que somos m�s prestos a ofrendar que para recibir ofrendas de otros.

El verdadero disc�pulo de Jes�s, es aqu�l que ha aprendido a c�mo ser rico para con Dios y c�mo dar para los dem�s que est�n en necesidad. En su propio tiempo de necesidad, descubrir� que Dios le devuelve en la misma medida que dio para otros.

Jes�s le dijo a Sus disc�pulos:

"Dad, y se os dar�, medida buena, apretada, remecida y rebosando dar�n en vuestro regazo; porque con la misma medida con que med�s, os volver�n a medir" (Lc 6:38).

Jes�s ense�� que si somos infieles con el dinero, jam�s podremos esperar recibir riquezas espirituales de Dios.

�l dijo: "Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, �qui�n os confiar� lo verdadero?" (Lc 16:11).

El Se�or puso a Judas Iscariote a prueba con la bolsa del dinero, pero fracas�. Su p�rdida fue eterna. Hoy, usted y yo estamos bajo prueba con la bolsa de dinero.

4. La Actitud De Judas Ante La Correcci�n
Vimos que Pedro fue probado por Jes�s y su reacci�n ante la correcci�n p�blica. Judas fue probado en esta �rea tambi�n. Pero diferente a Pedro, fracas�.

Cuando una mujer derram� un frasco de perfume sobre los pies de Jes�s, para demostrarle su gratitud por lo que �l hab�a hecho por ella, Judas expres� su opini�n de que era un desperdicio de dinero.

Sin embargo, Jes�s defendi� la mujer diciendo:

"D�jala; para el d�a de mi sepultura ha guardado esto. Porque a los pobres siempre los tendr�is con vosotros, mas a m� no siempre me tendr�is" (Jn 12:7, 8).

a. �l Se Ofendi�. Apenas podr�amos decir que Jes�s reprendiera a Judas en este incidente. De hecho, comparado con la manera en que reprendi� a Pedro, esto no fue nada.

Sin embargo, Judas Iscariote se ofendi�.

En un pasaje paralelo del Evangelio de Mateo, leemos lo que Judas hizo inmediatamente despu�s de este evento:

"ENTONCES uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales de los sacerdotes, y les dijo: �Qu� me quer�is dar, y yo os lo entregar�? (Mt 26:14, 15).

La palabra "entonces", es muy significativa aqu�. La provocaci�n inmediata que impuls� a Judas a ir a los sacerdotes y ofrecerse para traicionar a Jes�s, fue la reprensi�n que le diera Jes�s al respecto.

Pedro pas� la prueba con triunfo, pero Judas fracas� miserablemente.

Usted y yo estamos siendo probados al presente por aquellos a quienes Dios ha puesto en autoridad sobre nosotros.

Los hijos son probados cuando son corregidos por sus padres. Las esposas son probadas cuando son corregidas por sus maridos. Los empleados son probados cuando son corregidos por sus patrones. Y en la Iglesia, somos probados cuando somos corregidos por nuestros ancianos.

Nuestra reacci�n ante la correcci�n es una de las pruebas m�s claras de nuestra humildad. Si somos ofendidos, estamos en la misma condici�n de Judas Iscariote.

Si descubrimos que somos ofendidos cuando somos corregidos, necesitamos clamar a Dios por ayuda a fin de que nuestro ego muera, y evitar as� la p�rdida de nuestra recompensa eterna.

Poco entendemos, muchos de nosotros, que Dios est� vigilando nuestras reacciones ante la disciplina o correcci�n que recibimos.

Usted no puede ser aprobado por Dios si es renuente ante la correcci�n disciplinaria, o si se ofende cuando es corregido (reprendido)

D. LA COMPA��A DE LOS APROBADOS DE DIOS
En Apocalipsis 14:1-5, leemos respecto a una peque�a compa��a de disc�pulos que siguieron al Se�or fielmente en sus vidas terrenales. Ellos est�n al lado de Jes�s en el d�a final, y son llamados vencedores, pues Dios pudo concluir Su prop�sito a plenitud en sus vidas.

Como podemos ver en el Libro de Apocalipsis, aqu�llos cuyos pecados fueron perdonados, forman una multitud vasta, la cual, ning�n hombre puede contar.

"Despu�s de esto mir�, y he aqu� una gran multitud, la cual nadie pod�a contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: La salvaci�n pertenece a nuestro Dios que est� sentado en el trono, y al Cordero" (Ap 7:9, 10).

Pero la compa��a o multitud de disc�pulos mencionada en Apocalipsis 14 es una mucho m�s peque�a, y que puede ser enumerada, 144,000, a pesar de si el n�mero es literal o simb�lico (como lo es la mayor�a del Libro de Apocalipsis), es inmaterial. El punto es que es un n�mero muy peque�o cuando es comparado con la gran multitud.

1. Fieles Y Verdaderos
Este es el remanente que fue fiel y verdadero a Dios sobre la tierra. Ellos fueron probados y obtuvieron el certificado de aprobaci�n de Dios. Dios Mismo certifica respecto a que "...no se contaminaron con mujeres... son los que siguen al cordero por dondequiera que va... y en sus bocas no fue hallada mentira... son sin mancha..." (Ap 14:4, 5).

Estos son los primeros frutos de Dios. Ellos componen la Esposa de Cristo. El d�a de las bodas del Cordero ser� evidente para todos que vali� la pena ser hallado fiel y verdadero ante Dios en todas las cosas, tanto grandes como peque�as.

En ese d�a, el clamor en el cielo ser�: "Goc�monos y alegr�monos y d�mosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado" (Ap 19:7).

2. Obedeciendo Sus Mandamientos
Aqu�llos que buscaron sus propias ganancias y honores sobre la tierra, comprender�n a plenitud, aquel d�a cu�n grande en realidad es su p�rdida. Las personas que amaron a sus padres, esposas o hijos, hermanos y hermanas o sus propias vidas y cosas materiales m�s que al Se�or, descubrir�n su p�rdida eterna en ese d�a.

Luego, ser� evidente que las personas m�s sabias sobre la tierra, fueron aqu�llas que obedecieron los mandamientos de Jes�s totalmente, y quienes buscaron de todo coraz�n andar as� como �l anduvo.

Los honores vac�os del cristianismo, entonces ser�n vistos claramente como desechos. El dinero y las cosas materiales, fueron �nicamente los medios mediante los cuales Dios nos prob� para ver si calific�bamos para formar parte de la Esposa de Cristo.

�Ojal�, que nuestros ojos puedan ser abiertos ahora mismo para ver algo de las realidades que veremos claramente en ese d�a! �El honor m�s grande que alg�n ser humano puede lograr, es un lugar entre los vencedores en ese d�a, como alguien que ha sido examinado y aprobado por Dios Mismo!

"Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como p�rdidas por la excelencia del conocimiento de Cristo Jes�s, mi Se�or, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo,

Y ser hallado en �l, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe en Cristo, la justicia que es de Dios por la fe:

A fin de conocerle, y el poder de su resurrecci�n, y la participaci�n de sus padecimientos, llegando a ser semejante a �l en su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrecci�n de entre los muertos.

No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui tambi�n asido por Cristo Jes�s.

Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atr�s, y extendi�ndome a lo que est� delante,

Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jes�s.

As� que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sent�s, esto tambi�n os lo revelar� Dios" (Fil 3:8-15).

"El que tiene o�dos para o�r, oiga" (Lc 14:35).


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