SECCI�N F3
EL JUICIO CONTRA LOS OBREROS DESOBEDIENTES
Por Ralph Mahoney

�NDICE PARA ESTA SECCI�N
F3.1 - L�deres Infieles
F3.2 - L�deres Fieles

Cap�tulo 1
L�deres Infieles

Introducci�n

Es con tristeza y vergüenza que tengamos que reconocer que hay muchos l�deres que buscan solo su propio beneficio en el cristianismo. Esto es algo que siempre ha existido, y todav�a es uno de los problemas m�s serios en la Iglesia mundialmente.

El Ap�stol Pablo reconoci� este problema en su �poca.

"Pues a ninguno tengo del mismo �nimo, y que tan sinceramente se interese por vosotros. Porque todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jes�s" (Fil 2:20, 21).

De cientos de l�deres en la Iglesia con quienes Pablo estaba asociado, solamente hab�a uno en quien ten�a confianza para dejarle encargado el reba�o, ese era Timoteo. Era el tipo de l�der que se dar�a en servicio por las ovejas, y no para su ego personal. Los dem�s l�deres eran propensos a servir a sus propios intereses.

Hay hombres y mujeres que poseen ministerios poderosos otorgados por el Esp�ritu Santo. Lamentablemente, en lugar de buscar el rostro de Dios en humildad, comienzan a buscar aquello que servir�, salvar� y promover� "su ministerio". Ellos usan y abusan de los dones espirituales para su propio lucro y gloria.

Se convierten en personas autosuficientes y altaneras. Hay decepci�n en el orgullo. El desv�o de sus almas y el ego�smo son tan graduales que ni siquiera se dan cuenta cu�n lejos se han retirado de Dios.

A. TRES ENEMIGOS DE LAS OVEJAS
En Juan 10, Jes�s y los l�deres de la iglesia son comparados con los pastores. Las ovejas simbolizan los verdaderos seguidores (creyentes) de Jes�s. �l amonesta a Sus disc�pulos a cuidarse contra tres enemigos principales de las ovejas, que son:

• el ladr�n
• el salteador, y
• el asalariado

1. El Ladr�n (Juan 10:1, 8, 10)
El ladr�n es uno que roba ma�osa y sutilmente. Por lo regular el ladr�n viene en la noche, cuando todo est� en tinieblas y nadie lo puede ver. Se mueve astuta, ma�osa y enga�osamente en sus maneras. El ladr�n es el diablo y aquellos l�deres de la Iglesia que son como �l (v 10).

2. El Salteador (Juan 10:1, 8)
El salteador roba usando la fuerza, atacando violentamente a otros y quit�ndoles su dinero o mercanc�as. El tal, hace todo lo que puede para dominar a cualquiera, en cualquier momento y en cualquier lugar, a fin de quitarle lo que pueda. Los falsos profetas, pastores, etc., son como lobos (Mt 7:15; Hch 20:29).

3. El Asalariado (Juan 10:12, 13)
El asalariado es uno cuyo �nico motivo para trabajar con las ovejas es el dinero o ganancias. "...el jornalero espera el reposo de su trabajo" (Job 7:2). Es simplemente un trabajo para �l y nada m�s.

Es desleal en la ejecuci�n de sus deberes. El tal, correr� tan pronto como vea venir al lobo. Su actitud es una de preservaci�n propia; as� que, cuando ve al enemigo venir, se da a la fuga (Jn 10:12).

El asalariado no siente un amor genuino por las ovejas del redil de Dios (Jn 10:13).

Pablo se refiere a este problema en su segunda carta a la iglesia de Corinto: "Pues no somos como muchos, que medran falsificando la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo" (2 Co 2:17).

Pablo buscaba trabajo y laboraba con sus manos para sostenerse a s� mismo a fin de evitar la apariencia de ser un asalariado (jornalero) (Hch 18:3; 1 Co 4:12).

Lamentablemente, en la sociedad occidental ha habido la tendencia de hacer una profesi�n del ministerio adjudicado por Dios. Existen quienes s�lo ministran a multitudes grandes y con la promesa de recibir grandes sumas de dinero antes de ministrar.

Aqu�llos que fijan tales condiciones de beneficio propio, a menudo son llevados al enga�o y caen en el error, llevando consigo a otros por el camino equivocado en el proceso.

Un hombre o mujer que es realmente de Dios no adoptar� tales normas de operaci�n ego�stas, sino que se dejar� guiar de la perfecta, verdadera y justa voluntad del Todopoderoso.

Los tales tendr�n la determinaci�n de Pedro, quien cuando fue tentado por Sim�n el mago para que le vendiera su don, le dijo:

"Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero" (Hch 8:20).

El don de Dios jam�s deber� estar a la disposici�n para los "asalariados", los que buscan usarlo para el lucro. El ministerio no deber� estar a la "venta". Los predicadores nunca deber�n permitirse el lujo de ser vendidos o comprados.

La direcci�n de un verdadero profeta debe venir de un sentido seguro de que est� dentro de la voluntad de Dios. Una revelaci�n de tal naturaleza puede nacer �nicamente de una entrega a la integridad, a la oraci�n, intercesi�n y a la b�squeda del rostro de Dios.

a. Ejemplos De Asalariados:
1) Un Levita.
"Qu�date en mi casa, y ser�s para m� padre y sacerdote; y yo te dar� diez siclos de plata... y vestidos... Y el levita se qued�" (Jue 17:10).

"�l les respondi�: De esta y de esta manera ha hecho conmigo Mica�a, y me ha tomado para que sea su sacerdote" (Jue 18:4).

Jueces 17 y 18 relatan la historia del miserable levita que vendi� su ministerio por diez siclos de plata y por unas vestiduras. �l viol� un principio importante del ministerio verdadero. "Por precio fuisteis comprados [la sangre de Cristo]; no os hag�is esclavos de los hombres" (1 Co 7:23).

Ese sacerdote se vendi� a s� mismo para servirle a otro hombre por dinero. Se entreg� a las viles normas espirituales de su �poca. Al hacer tal cosa, menospreci� la oportunidad de llevar a toda la tribu de Dan a un elevado lugar de pureza y adoraci�n.

El joven levita (sacerdote) quem� incienso delante de �dolos y eventualmente corrompi� a toda la tribu.

�l pudo haber tornado la situaci�n contra la idolatr�a y traerla de vuelta a la gloria de Dios. Pero escogi� recompensa material en vez de ser usado espiritualmente. �Que diferente pudo haber sido su registro! Pero fracas�, �y lo que pudo haber sido, nunca lo fue!

La idolatr�a triunf�. El juicio divino descendi�, y con el correr del tiempo, la naci�n fue llevada a la cautividad. Por medio de vender su llamamiento y ministerio, el levita abri� la puerta hacia el juicio y destrucci�n. �No cometa ese error fatal!

Dios no llama, ni unge l�deres para que se dediquen al lucro, ni a sus propias ganancias ego�stas, sino para el bien de los dem�s y para Su gloria.

Cualquier otra actitud o motivo, s�lo conducir� a nuestra ruina espiritual, y quiz�s a la de otros, como sucedi� en nuestro relato del levita.

2) Giezi. La historia de la sanidad del general sirio Naam�n, la cual recibi� al obedecer el mandato de Eliseo, contiene una consecuencia sorprendente. Despu�s de hundirse siete veces en el R�o Jord�n, siguiendo las instrucciones de Eliseo, el general fue limpiado de su lepra.

"Y volvi� al var�n de Dios, �l y toda su compa��a, y se puso delante de �l, y dijo: He aqu� ahora conozco que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel. Te ruego que recibas alg�n presente de tu siervo".

Mas �l dijo: "Vive Jehov�, en cuya presencia estoy, que no lo aceptar�. Y le instaba que aceptara alguna cosa, pero �l no quiso" (2 R 5:15, 16).

Eliseo entendi� que era malo usar el don de Dios como ganancia lucrativa. Si Eliseo hubiera aceptado dinero de parte de Naam�n, el general sirio jam�s habr�a conocido respecto al car�cter desinteresado de Dios.

Dios nos da de Sus bendiciones gratuitamente, y espera eso mismo de nosotros hacia los dem�s. El mandamiento de Jes�s fue: "...limpiad leprosos... de gracia recibisteis, dad de gracia" (Mt 10:8). Eliseo hab�a obedecido ese mandato.

Deber� notarse que la reputaci�n y respeto hacia los evangelistas de sanidad divina en este tiempo moderno, ser�an tenidos en muy alta estima si imitaran el ejemplo de Eliseo. Desdichadamente, es evidente que muchos est�n vendiendo el don de Dios al mercado que m�s ganancias lucrativas les ofrezcan. �Cu�n tr�gico! En algunos casos, ellos parecen tener el esp�ritu de Giezi, antes que el esp�ritu de Eliseo. Pero Giezi, sirviente de Eliseo, vio lo que su amo hab�a hecho, y decidi� seguir el oro y vestiduras costosas de Naam�n para su lucro personal.

"Entonces Giezi, criado de Eliseo el var�n de Dios, dijo entre s�: He aqu� mi se�or estorb� a este sirio Naam�n, no tomando de su mano las cosas que hab�a tra�do. Vive Jehov�, que correr� yo tras �l y tomar� de �l alguna cosa.

Y sigui� Giezi a Naam�n; y cuando vio Naam�n que ven�a corriendo tras �l, se baj� del carro para recibirle...

Y �l dijo... te ruego que me des un talento de plata, y dos vestidos nuevos.

Dijo Naam�n: Te ruego que tomes dos talentos. Y le insisti�... Y �l entr�, y se puso delante de su se�or
"Y as� que lleg� a un lugar secreto, �l lo tom� de mano de ellos, y lo guard� en la casa...

Y �l entr�, y se puso delante de su se�or. Y Eliseo le dijo: �De d�nde vienes, Giezi? Y �l dijo: Tu siervo no ha ido a ninguna parte.

El entonces le dijo: �No estaba tambi�n all� mi coraz�n, cuando el hombre volvi� de su carro a recibirte?

...la lepra de Naam�n se te pegar� a ti y a tu descendencia para siempre. Y sali� de delante de �l leproso, blanco como la nieve" (2 R 5:20-27).

Giezi recibi� el oro y vestiduras de Naam�n, y tambi�n su lepra. Esos son los caminos de los que codician el dinero y las cosas del mundo a cambio de los dones de Dios.

3) Balaam. "...Balaam...am� el premio..." (2 P 2:15). El profeta Balaam vendi� su ministerio por ganar una posici�n y dinero (Nm 22:17).

Balaam fue quiz�s el profeta m�s elocuente en toda la Biblia. Sus palabras soberbias revelaron verdades muy sobresalientes acerca de Dios.

�Por qu� entonces fue �l juzgado como un falso profeta? �Por qu� entonces fue muerto a espada?

No fue porque sus profec�as eran falsas, sino porque sus motivos eran malos. Balaam procur� la gloria de los hombres y el oro. Cuando los representantes del Rey Balac vinieron a Balaam, las instrucciones de Dios fueron claras.

"Entonces dijo Dios a Balaam. No vayas con ellos, ni maldigas al pueblo, porque bendito es... Y los pr�ncipes... vinieron a Balaam, y le dijeron: As� dice Balac hijo de Zipor: Te ruego que no dejes de venir a m�;

"Porque sin duda te honrar� mucho, y har� todo lo que me digas; ven, pues, ahora..." (Nm 22:12, 16, 17).

Dios le hab�a dado instrucciones claras a Balaam para que NO fuera al Rey Balac a fungir como su profeta asalariado. Sin embargo, Balaam continu� insistiendo para que Dios le dejara ir.

Balaam quer�a desesperadamente el dinero, prestigio y el honor que el Rey Balac le ofrec�a. Se mantuvo presionando al Se�or para que le permitiera ir.

"...Balaam...mataron a espada" (Nm 31:8). El amor a las posiciones y al dinero le costaron la vida a Balaam. Sus profec�as fueron ciertas, pero sus motivos eran perversos. Muri� bajo el juicio divino.

Cuando lo que queremos es contrario a Su palabra y voluntad, el peor juicio que Dios puede enviarnos es recibir lo que obstinadamente queremos. Balaam ten�a que aprender esa lecci�n tr�gica acerca de Dios...". Y �l les dio lo que pidieron; Mas envi� mortandad sobre ellos" (Sal 106:15).

Si erigimos �dolos en nuestro coraz�n, Dios enviar� profetas quienes "...con suaves palabras y lisonjas enga�an los corazones de los ingenuos" (Ro 16:18). Dios har� que el enga�o o error venga sobre aquellos cuyos motivos son malos en el ministerio.

"Por esto Dios les env�a un poder enga�oso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia" (2 Ts 2:11, 12).

El Profeta Ezequiel explic� esto cuando declar�: "H�blales, por tanto, y diles: As� ha dicho Jehov� el Se�or: Cualquier hombre de la casa de Israel que hubiere puesto sus �dolos en su coraz�n, y establecido el tropiezo de su maldad delante de su rostro, y viniere al profeta, yo Jehov� responder� al que viniere conforme a la multitud de sus �dolos" (Ez 14:4).

El ir a un profeta con �dolos en su coraz�n hace que Dios le reconfirme m�s en su pecado y su desobediencia, y de seguro que terminar� como Balaam.

Yo le he dicho al Se�or: "Se�or, prefiero que me mates antes de que me enga�es. Por favor no permitas que haga mi propia voluntad, cuando es contrario a tu voluntad. Haz que siempre conozca tu voluntad y que la cumpla". Espero que esta tambi�n sea su actitud y oraci�n.

4) Judas. El Ap�stol Judas vendi� a Cristo por 30 monedas de plata, y nunca vivi� para gastarlas. Cometi� suicidio poco despu�s (Mt 27:3-10). �Cu�n peligroso es dejar que la codicia y el amor del dinero se apodere de nuestras vidas!

b. Ejemplos De Otros Que Fueron Motivados Por La Codicia:
1) Anan�as Y Safira. Safira y Anan�as mintieron al Esp�ritu Santo por dinero, y sufrieron la pena de muerte (Hch 5:1-11).

2) Sim�n El Mago. Sim�n el mago procur� comprar el poder de Dios para poder impartir el Esp�ritu a trav�s de la imposici�n de manos, y fue juzgado en conformidad (Hch 8:12-24).

3) Aquellos Que Hacen Del Ministerio Un Negocio. Las personas que compran y venden en el templo (hacen negocios con su don o ministerio) de seguro que sufrir�n el juicio severo del Omnipotente (Mt 21:12; Mr 11:15; Lc 19:45; Jn 2:15). De cierto que terminar�n con la marca, nombre y n�mero del Anticristo (Ap 13:17).

B. LAZOS QUE EVADIR
El diablo tiene tres trampas simples que usa para traer la desaprobaci�n y destrucci�n sobre los l�deres de la Iglesia:

• El amor a las posiciones (arrogancia-poder-control).
• El amor inmoral hacia las mujeres (en el adulterio-fornicaci�n).
• El amor hacia el dinero. Esta �ltima trampa es puesta para atrapar a los asalariados.

"Porque ra�z de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores" (1 Ti 6:10).

"Ning�n siervo puede servir a dos se�ores... No pod�is servir a Dios y a las riquezas" (Lc 16:13). Mam�n significa dinero, riquezas, prosperidad material. Lamentablemente, muchos l�deres de la Iglesia le est�n sirviendo a Mam�n. Aqu�llos que siguen a Jes�s (especialmente l�deres de la Iglesia) tendr�n que renunciar a la codicia y amor al dinero (Lc 14:33; 1 Ti 3:3).

"Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, �qui�n os confiar� lo verdadero?" (Lc 16:11). Las verdaderas riquezas representan los dones espirituales y las virtudes: la unci�n para predicar, ense�ar, sanar, etc. Jes�s ense�� que el uso correcto o incorrecto del dinero era una manera de identificar un ministerio genuino o falso.

Miles de l�deres de la Iglesia tienen un esp�ritu asalariado y explotan al reba�o de Dios. Ellos esquilan (despojan) a las ovejas en lugar de alimentarlas.

1. El Lazo De Ordenar Y Reclamar Por Fe
Tenemos que ser muy diligentes respecto al "ordenar y reclamar por fe" cualquier cosa que podamos desear nombrar. Hay peligro en una ense�anza que implique que podemos poseer cualquier cosa que confesemos si tenemos suficiente fe.

Algunos toman un vers�culo aislado y lo establecen como la base de su ense�anza o doctrina. Por ejemplo: Algunos dicen que Jes�s nos ense�� que podemos tener cualquier cosa que queramos. "Si algo pidieres en mi nombre, yo lo dar�" (Jn 14:14).

�Cree usted que si le pide a Dios por una prostituta que satisfaga sus deseos sexuales �l lo har�? �Cree usted que puede pedirle a Dios que mate a alguien que usted aborrezca y que �l lo har�? Obviamente vamos a tener que tomar las palabras de Jes�s en el contexto de: "...todo el consejo de Dios" (Hch 20:27). Tenemos que "procurar con diligencia presentarnos a Dios aprobados... que usa bien la palabra de verdad" (2 Ti 2:15).

En la ilustraci�n anterior, mostramos como las palabras de Jes�s pueden ser tergiversadas para justificar la oraci�n carnal. El siguiente vers�culo dice: "Si me am�is, guardad mis mandamientos" (Jn 14:15).

Si le amamos, nunca pediremos por algo contrario a Su voluntad y a Sus mandamientos. A esto es lo que llamamos un "MODIFICADOR". Tomamos el vers�culo que deseamos interpretar y buscamos otros m�s en la Biblia sobre el mismo tema.

a. Necesitamos Todo El Consejo De Dios. Cuando colocamos todos los vers�culos juntos, tenemos "...todo el consejo de Dios" sobre el tema. Por ejemplo, Santiago habla acerca de dos problemas tocantes a la oraci�n:
• "...no ten�is lo que dese�is, porque no ped�s". Algunos olvidan orar y pedir a Dios por sus necesidades, y no reciben nada.
• "Ped�s, y no recib�s, porque ped�s mal, para gastar en vuestros deleites" (Stg 4:2, 3). Otros oran con los motivos err�neos, para satisfacer sus concupiscencias carnales, y por eso no reciben.

Adem�s Juan nos ense�a: "...esta es la confianza que tenemos en �l, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, �l nos oye.

Y si sabemos que �l nos oye... sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho" (1 Jn 5:14, 15).

Nuestro entendimiento de Juan 14:14 es modificado por Santiago y las ep�stolas de Juan. Comprendemos que debemos pedir con los motivos correctos y por cosas que sean conforme a la voluntad de Dios para nuestras vidas. Con esos "MODIFICADORES" en mente: "Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo har�" (Jn 14:14). Ese es "...todo el consejo de Dios".

He visto muchos l�deres de la Iglesia orar de la manera err�nea, pues s�lo desean agradar a las personas en lugar de a Dios.

Es mucho m�s sabio esperar en la palabra de Dios y voluntad revelada por el Esp�ritu, antes de orar equivocadamente o de hablar una palabra prof�tica.

Uno de los peligros m�s grandes para las personas que han sido dotadas por el Esp�ritu Santo con palabras y milagros prof�ticos, son los individuos mismos a quienes ministran.

b. Evite La Prostituci�n De Los Dones Espirituales. Hay un gran n�mero de personas en este mundo que desean "controlar" los Dones del Esp�ritu Santo. No son felices a menos que vean una exhibici�n dram�tica del poder que obra milagros.

Somos recordados respecto al Rey Herodes, quien deseaba que Jes�s compareciera ante �l y ejecutara milagros grandes (Lc 23:5-16): Lo que �l quer�a era poder controlar la ejecuci�n de milagros para satisfacer su curiosidad.

Aquel mismo Herodes hab�a ejercido control sobre Salom� y ordenado que ejecutara un baile obsceno delante de �l y sus hu�spedes para satisfacer sus deseos carnales (Mr 6:19-29). Salom� "prostituy�" o vendi� su hermosura por un precio, la cabeza de Juan el Bautista. Ella estuvo dispuesta a ejecutar un acto como le fue ordenado.

�Jes�s no le obedeci�! No permiti� que Herodes le controlara.

Cuarenta a�os atr�s, los Estados Unidos estuvieron en medio de un gran movimiento espiritual donde ocurr�an grandes milagros de sanidad divina. Muchos evangelistas sal�an por toda la naci�n dando avivamientos y cruzadas de sanidad divina en tiendas de campa�a. Muchos de ellos eran ministros genuinos y sinceros.

No obstante, siendo aun joven, observ� con preocupaci�n que algunos parec�an estar dispuestos a "prostituir" sus dones espirituales para recibir ganancias materiales y por orgullo, por fama y fortuna. Estuvieron dispuestos a ejecutar actos por un precio.

Otros hasta se atrev�an a declarar que el poder de sanidad divina vendr�a sobre las personas quienes dieran dinero para sostener al evangelista. Tr�gicamente, para este tiempo en el cual escribo, est� sucediendo eso mismo. Los evangelistas de la televisi�n est�n usando sus dones para conseguir dinero para s� mismos y para su propia gloria.

Clamo a Dios por una respuesta a la siguiente pregunta: �Por qu� exist�a tal carencia de pureza y sinceridad de parte de, tanto las personas como de los ministros? Dios me dio el siguiente pasaje de la Escritura:

"Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de ti se�al.

�l respondi� y les dijo: La generaci�n mala y ad�ltera (infiel) demanda se�al; pero se�al no les ser� dada" (Mt 12:38, 39).

En otras palabras, hab�a l�deres infieles que estuvieron dispuestos a "prostituir" o vender su ministerio a fin de satisfacer los deseos carnales de las gentes que les segu�an. Hab�a personas tambi�n que deseaban ver o recibir un milagro, y estaban dispuestas a pagar por tal privilegio.

Jes�s rechaz� tanto a los compradores como a los vendedores. La misma arrogancia carnal que hizo que Herodes pagara por la danza obscena de Salom�, fue la misma ra�z de carnalidad de la cual vino el deseo de ver un milagro.

Herodes (as� como muchos hoy) solamente quer�a satisfacer la curiosidad carnal. Jes�s no tuvo parte alguna con tal motivaci�n pecaminosa. �Ojal� que los l�deres se guarden de satisfacer esa arrogancia carnal del momento!

Dios desea volverse a mover con Su poder mediante los Dones de Su Esp�ritu. �l quiere un testimonio en el cual tanto la obra como el obrero, rindan honor a Su santo Nombre.

2. El Lazo De La Arrogancia Religiosa Y La Posici�n
Dios desea levantar profetas santos y dedicados a la oraci�n en estos tiempos del fin. No obstante, con el ministerio prof�tico se corre el riesgo de caer en la arrogancia prof�tica y en la codicia de posiciones. Quisiera compartir con usted algunas percepciones espirituales que Dios me ha dado a trav�s de los a�os concernientes a este problema.

Hace alg�n tiempo, fui invitado a hablar en una iglesia. Fui presentado como un "gran profeta de Dios".

Creo plenamente en los cinco ministerios b�blicos residentes en el Cuerpo de Cristo: ap�stoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros (Ef 4:11).

No obstante, cuando las personas me preguntan qu� soy yo; les contesto que realmente no s�. Simplemente me veo a mi mismo como "una voz que clama en el desierto" (Jn 1:23). No es necesario para mi llevar un t�tulo a fin de ejecutar la voluntad de Dios d�a por d�a, semana tras semana y mes tras mes; simplemente trato de hacerla.

Admito que siento preocupaci�n de los honores de la unci�n propia del autonombramiento y de los t�tulos que los l�deres de la Iglesia se dan arrogantemente a s� mismos. De la misma manera, siento temor por las personas que algunas veces conf�an en floridos elogios a aqu�llos que son llamados de Dios al ministerio.

Estoy preocupado debido al peligro del orgullo (arrogancia) que puede acompa�ar un alto llamamiento de Dios, y la prominencia resultante de la posici�n o postura en la sociedad.

No estoy diciendo que no mostremos respeto a los l�deres de la Iglesia. Por supuesto que no quiero dar a entender que jam�s debamos honrar a los que ocupan posiciones de responsabilidad en el liderazgo. Lo que quiero decir es que debemos ejercer cuidado de no exaltar o engrandecer a alguien, hasta un lugar donde pueda ser destruido por la arrogancia, debido a la adjudicaci�n de elogios y homenajes innecesarios.

a. Procure Una Descripci�n De Trabajo, No Un T�tulo. Es interesante notar en el Nuevo Testamento que los t�rminos ap�stol, profeta, evangelista, pastor y maestro (Ef 4:11), nunca fueron usados como t�tulos. Fueron meramente usados para describir una funci�n en el Cuerpo de Cristo.

En el mundo de los empleos, nosotros llamamos a esto "descripci�n de un trabajo", el mec�nico, el carpintero, los plomeros, etc. Todos ellos tienen diferentes funciones que desempe�ar, y trabajos que pueden hacer. No presentamos a alguien como "el gran y honorable plomero Jos�", sino simplemente por su nombre.
El evangelista m�s famoso en la Iglesia mundial es Billy Graham. Quiz�s usted habr� notado que cada vez que alguien del equipo evangel�stico de Billy Graham le presenta, lo hace simplemente usando "el Sr. Graham".

Otros pueden llamarle "Dr. Graham", y agregar muchas palabras de honor y estima. Billy Graham ignora esas palabras de adulaci�n porque no las necesita. �l prefiere servir al Se�or con humildad.

Su deseo es ser simplemente lo que Dios quiere que sea, y hacer lo que �l desee que haga. �l est� satisfecho con el llamado de Dios para su vida. Nada m�s es necesario. Esas son las caracter�sticas de un siervo verdadero y humilde del Se�or. Mi oraci�n es que nosotros tambi�n las poseamos.

No necesitamos una "posici�n o t�tulo" formal y oficial en el Cuerpo de Cristo para servir al Se�or. Juan el Bautista no las necesit�. �l ni siquiera sab�a como responder a algunas de las preguntas de aqu�llos que vinieron a preguntarle respecto a su identidad. El Ap�stol Juan registr� esta conversaci�n interesante:

"Este es el testimonio de Juan, cuando los jud�os enviaron de Jerusal�n sacerdotes y levitas para que le preguntasen: �T�, qui�n eres? Confes�, y no neg�, sino confes�: Yo no soy el Cristo (Mes�as).

Y le preguntaron: �Qu� pues?�Eres tu El�as? Dijo: No soy. �Eres tu el profeta? Y respondi�: No.

Le dijeron: �Pues qui�n eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron.�Qu� dices de ti mismo?" (Jn 1:19-22).

"Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehov�; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios" (Is 40:3).

Mois�s hab�a profetizado y predicho 1,500 a�os antes, que Jehov� Dios levantar�a otro "profeta como �l" (Dt 18:18).

El Profeta Malaqu�as hab�a dicho "He aqu�, yo os env�o el profeta El�as, antes que venga el d�a de Jehov�, grande y terrible" (Mal 4:5). As� que, el pueblo de Israel estaba esperando por la llegada de ese gran profeta semejante a Mois�s y a El�as.

Cuando le preguntaron a Juan respecto a si era el profeta (como Mois�s o El�as), �l dijo que era simplemente "la voz del que clama en el desierto".

Despu�s de la muerte de Juan, Jes�s nos dice que Juan el Bautista llev� el manto de la unci�n de El�as (Mt 17:11-13). Es evidente que Jes�s conoc�a qui�n era Juan, pero Juan no sab�a esos datos acerca de su misma persona.

Para su cr�dito, Juan hizo lo que Dios le dijo que hiciera. Y Dios realmente hablaba con �l. �l pudo decir confiadamente: "Dios me dijo..."

Juan no necesitaba un t�tulo o reconocimiento respecto a qui�n era para ejecutar la voluntad de Dios.. S�lo necesitaba escuchar y obedecer la voz de Dios.

Juan no se preocupaba acerca de su t�tulo o posici�n entre los hombres. Simplemente hizo la voluntad de Dios. �l dio su vida siendo a�n un joven, probablemente ten�a 30 o 31 a�os de edad.

No es de asombrarse del porqu� las Escrituras dicen que �l ser�a llamado "profeta del Alt�simo... para preparar sus caminos... con el esp�ritu y el poder de El�as" (Lc 1:17,76).

�Por lo tanto, TENGAMOS CUIDADO CON LAS TRAMPAS!


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